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Blog del Hospital Ruber Internacional

  • Diagnóstico temprano y preciso para prevenir las posibles complicaciones de la arteritis temporal

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    La arteritis de células gigantes, también conocida como arteritis de la temporal o enfermedad de Horton, es una enfermedad inflamatoria que afecta a las arterias de la cabeza y del cuello. Aunque es un trastorno poco conocido, sin un tratamiento adecuado sus efectos pueden provocar ceguera, entre otros.

    Los síntomas más frecuentes que produce este padecimiento son: dolor de cabeza y/o mandibular, mayor sensibilidad del cuero cabelludo, fiebre, fatiga, pérdida de peso y pérdida de visión o visión doble.

    Esta afección se caracteriza por la inflamación de la capa que recubre dichas arterias, lo que conduce a la hinchazón y la estrechez de los vasos sanguíneos. Aunque las causas de la inflamación de estas arterias no se conocen completamente, se cree que está involucrado un proceso autoinmune en el que el sistema inmunológico ataca de manera anormal las paredes de las arterias. Además, la posibilidad de desarrollar esta patología puede estar relacionada con factores genéticos y ambientales.

    Existen algunos factores de riesgo que aumentan la probabilidad de desarrollar arteritis de células gigantes. Esta enfermedad rara vez afecta a personas menores de 50 años, presentándose en la mayoría de los casos entre los 70 y 80 años, por lo que el riesgo de desarrollar esta patología aumenta con la edad.

    Asimismo, el sexo también puede ser determinante, teniendo las mujeres el doble de probabilidades de generar arteritis de células gigantes.

    Otros factores que pueden suponer un mayor riesgo de contraer esta enfermedad son los antecedentes familiares, la raza y la situación geográfica, siendo más común entre las poblaciones blancas del norte de Europa. De igual manera, las personas que tienen polimialgia reumática tienen un mayor riesgo de desarrollar arteritis temporal.

    Las complicaciones potenciales de esta enfermedad son graves y pueden afectar a varios sistemas del cuerpo. La ceguera, los accidentes cerebrovasculares son complicaciones especialmente temibles de la arteritis de células gigantes.

    Un diagnóstico tardío puede tener repercusiones graves para la salud, como parálisis, dificultades en el habla, entre otros problemas neurológicos. También puede afectar a nivel de la aorta produciendo dilatación anormal de dicha arteria (aneurismas).

    Es por ello de vital importancia realizar un diagnóstico temprano y preciso para prevenir las posibles complicaciones de esta enfermedad. La arteritis de células gigantes o arteritis de la temporal es una patología de abordaje multidisciplinar en la que están implicados los servicios de neurología, medicina interna, reumatología, anatomía patológica y cirugía vascular, entre otros.

    En la unidad de Angiología y Cirugía Vascular, que cuenta con un equipo de médicos especializados, se realizan las pruebas diagnósticas para confirmar la presencia de arteritis de la temporal de manera precisa. En primer lugar, en la consulta se hace un estudio mediante un Eco-Doppler arterial, prueba no invasiva que utiliza ultrasonidos para visualizar el flujo sanguíneo, la estructura de las arterias temporales e identificando el patrón inflamatorio característico obteniendo información muy valiosa para la sospecha diagnóstica. Sin embargo, el diagnóstico definitivo se realiza mediante una biopsia de la arteria temporal, técnica mínimamente invasiva que consiste en realizar una pequeña incisión y extraer un segmento arterial obteniendo muestras para estudio anatomopatológico confirmando la presencia de células gigantes. El diagnóstico oportuno permite iniciar el tratamiento adecuado y reducir el riesgo de complicaciones a largo plazo.

    Dada la gravedad de estas complicaciones, es fundamental el diagnóstico temprano y el tratamiento adecuado de esta enfermedad para prevenir o minimizar los riesgos. Si se presentan síntomas relacionados, como dolor de cabeza persistente, es importante buscar atención médica para una evaluación y tratamiento adecuados. El seguimiento y la vigilancia médica regular son esenciales para controlar cualquier complicación potencial a largo plazo.

  • ¿Qué es el Síndrome de May-Thurner?

    May-ThurnerMay-Thurner

    El Síndrome de May-Thurner se define como la compresión de la vena ilíaca izquierda entre la arteria ilíaca derecha y la columna lumbo-sacra. Su afección está asociada a personas delgadas, especialmente a mujeres, aunque no se conoce con precisión su origen.

    Este síndrome puede desencadenar una obstrucción parcial o completa del flujo sanguíneo, dificultando el drenaje de la pierna izquierda y produciendo hinchazón (edema) y varices en dicha extremidad, así como dolor y pesadez fundamentalmente al final del día o tras largos periodos de pie. Otro de los síntomas más comunes de esta compresión es el dolor lumbar de predominio izquierdo. En los casos más graves, puede generar una trombosis venosa profunda que puede ser una complicación seria, ya que existe el riesgo de que el coágulo se desprenda y se traslade a los pulmones, causando una embolia pulmonar. Así mismo, en mujeres con embarazos previos, este síndrome compresivo puede desarrollar varices pélvicas derivativas con pesadez y dolor de bajo vientre.

    Su diagnóstico, en primer lugar, se realiza en la consulta mediante un Eco-Doppler abdominal, estudio no invasivo e inocuo que nos permite valorar la anatomía y el flujo de las venas en tiempo real. Así mismo, se emplean otros métodos diagnósticos complementarios como son la Angio-RMN y el Angio-TAC, exámenes mínimamente invasivos que nos ofrecen reconstrucciones en 3D y son muy útiles para detectar obstrucciones o estrechamientos y otras anomalías en la estructura de las venas. En algunas ocasiones, resulta de gran utilidad realizar una flebografía ascendente, estudio efectuado a través de una vena del dorso del pie que nos permite la obtención de imágenes radiológicas que nos muestran de forma precisa la anatomía de las venas y la localización de la compresión. Sin embargo, el "gold standard" para el estudio y tratamiento del Síndrome de May-Thurner es la flebografía pélvica, método mínimamente invasivo que nos permite realizar el tratamiento en el mismo acto. Se efectúa a través de una vena del brazo, introduciendo un catéter que navega hasta la pelvis para obtener imágenes selectivas en 3D y, al mismo tiempo, medir el gradiente de presión entre la vena ilíaca izquierda y la vena cava inferior. Recientemente, se han desarrollado otros métodos diagnósticos como el Intravascular Ultrasound (IVUS), que nos proporciona valiosa información sobre el tamaño y la localización de la lesión. La elección de la técnica diagnóstica dependerá de la situación clínica y de la información que se requiera para alcanzar un diagnóstico preciso. Es importante destacar que son métodos no invasivos o mínimamente invasivos lo que los hace seguros y efectivos para evaluar este tipo de patología.

    El tratamiento del Síndrome de May-Thurner implica la descompresión de la vena ilíaca izquierda mediante el implante de un stent en la zona estrecha de la vena que asegure su apertura, restaurando así un flujo sanguíneo adecuado y favoreciendo el drenaje de la pierna izquierda. En algunos casos, es necesario ocluir previamente las varices pélvicas secundarias a la compresión mediante embolización.

  • ¿Existen las varices en la pelvis?

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    Las varices están comúnmente asociadas a las piernas, aunque también pueden desarrollarse en otros territorios del cuerpo como la pelvis o la región genital. La insuficiencia venosa pélvica también conocida como Síndrome de Congestión Pélvica consiste en la formación de varices en la pelvis que, a su vez, pueden desarrollar varices en la región genital y en las piernas.

    La principal causa del Síndrome de Congestión Pélvica son los embarazos debido a los cambios anatómicos y hormonales que producen la dilatación de las venas de la pelvis generando varices pélvicas y/o en las piernas. Sin embargo, también es muy común el desarrollo de varices vulvares, que habitualmente desaparecen tras el parto. Las varices en la pelvis también son propensas a desarrollar episodios de trombosis e incluso con riesgo de producir un tromboembolismo pulmonar que es una condición grave que supone un riesgo vital. Otra de las causas de las varices pélvicas son las compresiones venosas, como el Síndrome de Nutcracker (compresión de la vena renal izquierda) y el Síndrome de May-Thurner (compresión de la vena ilíaca izquierda), que dificultan el retorno venoso favoreciendo el desarrollo de un Síndrome de Congestión Pélvica secundario.

    Su principal síntoma es el dolor pélvico crónico de más 6 meses de evolución, aunque también pueden desarrollarse otros signos y síntomas como son el dolor durante o después de las relaciones sexuales, alteraciones en la micción, menstruaciones excesivamente dolorosas, dolor o pesadez en las piernas, varices en la región genital o en las piernas, presencia de sangre en la orina y dolor lumbar.

    El Síndrome de Congestión Pélvica es una enfermedad infradiagnosticada. Al tratarse de una enfermedad compleja, las pacientes suelen acudir a múltiples servicios, como urología, ginecología y psiquiatría, entre otros. Ante la presencia de dolor pélvico crónico se debe sospechar de varices pélvicas como posible causa, siendo importante derivar a una unidad de patología vascular para estudio y tratamiento. En algunos casos, los pacientes acuden tras un hallazgo encontrado en una prueba de imagen como Angio-TAC o Angio-RMN.

    El diagnóstico de esta patología se realiza en consulta mediante la exploración física y la realización de un Eco-Doppler abdominal y transvaginal, estudios inocuos que nos aportan una valiosa información de las venas afectadas. Sin embargo, la confirmación diagnóstica se realiza mediante flebografía pélvica, prueba que nos permite realizar el tratamiento en el mismo acto.

    El tratamiento del Síndrome de Congestión Pélvica consiste en la embolización, es decir, en la oclusión de todas las venas patológicas. Mediante una punción por la vena del brazo, se navega hasta la pelvis para estudiar las venas del abdomen y de la pelvis, a su vez permite tratar aquellas que estén insuficientes. Si el Síndrome de Congestión Pélvica es secundario a una compresión venosa, como en el caso del Síndrome de May-Thurner y Nutcracker, el tratamiento consiste en el implante de un stent en la vena ilíaca o vena renal izquierda para favorecer la circulación de retorno. Tras el tratamiento, se debe acudir a revisiones periódicas médicas y ecográficas para evaluar la evolución de los signos y síntomas de esta patología.

  • ¿Quién debe acudir a una consulta vascular?

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    En la sociedad actual, donde los estilos de vida poco saludables se han vuelto más comunes, es de suma importancia prestar atención a nuestra salud vascular. Las enfermedades de las arterias, como la arteriosclerosis y la enfermedad arterial periférica, pueden tener graves consecuencias para nuestra calidad de vida e incluso ponerla en peligro. Por eso es crucial identificar a las personas que deben acudir a una consulta vascular para recibir la atención y el tratamiento adecuado en el momento oportuno.

    Las personas fumadoras y diabéticas tienen un mayor riesgo de padecer enfermedades de las arterias. Fumar daña los vasos sanguíneos, lo que aumenta la probabilidad de desarrollar obstrucciones arteriales. La diabetes también puede dañar los vasos sanguíneos y aumentar el riesgo de desarrollar enfermedades como la enfermedad coronaria, los accidentes cerebrovasculares, enfermedad arterial periférica y el pie diabético.

    Estas condiciones, además de los antecedentes familiares, la edad, la hipertensión arterial, el sedentarismo, la obesidad y el colesterol aumentan el riesgo de padecer aneurismas, estenosis de las arterias carótidas o enfermedad arterial en las piernas. Por ello, se deben realizar revisiones periódicas en una consulta vascular para establecer un control y seguimiento de estos factores con el fin de evitar una complicación mayor (rotura de aneurisma, gangrena e incluso ictus).

    En pacientes embarazadas se recomienda valorar la presencia de varices pélvicas y en las piernas, con el objetivo de conseguir un embarazo y parto de menor riesgo. Tras dar a luz, se deben estudiar y tratar las venas insuficientes, tanto de la pelvis como de las piernas.

    Es importante tener en consideración los factores de riesgo de padecer una trombosis venosa. Los antecedentes familiares, la edad, el reposo prolongado, las enfermedades del corazón, el uso de anticonceptivos, el embarazo y el parto, el cáncer, el tabaquismo y la obesidad, entre otros, son factores que favorecen la formación de trombos y deben ser identificados y controlados para evitar complicaciones como el tromboembolismo pulmonar (TEP) o el síndrome postrombótico.

    La patología arterial más frecuente es la arterioesclerosis, una enfermedad crónica que va estrechando las arterias hasta llegar a la oclusión y puede generarse en diferentes localizaciones, como es el caso de las estenosis de las carótidas, el pie diabético o la enfermedad arterial de las piernas.

    Otra enfermedad común de las arterias son los aneurismas, que son dilataciones patológicas de dichos vasos siendo más frecuentes en la aorta abdominal y que, en caso de rotura, puede desencadenar una situación crítica para el paciente.

    Respecto a la enfermedad venosa, la insuficiencia venosa (varices) es una patología crónica y progresiva que debe ser tratada de manera oportuna con el fin de evitar posibles complicaciones como las úlceras venosas y flebitis.

    Por su parte, la insuficiencia venosa pélvica o Síndrome de Congestión Pélvica se asocia a dolor pélvico crónico y puede generar varices en los genitales y en las piernas. Además, los síndromes compresivos como el Síndrome de Nutcracker (compresión de la vena renal izquierda) y el Síndrome de May-Thurner (compresión de la vena ilíaca izquierda) pueden generar también varices pélvicas, en cuyo caso deben ser tratadas en un primer momento.

    A través de este espacio de opinión iremos explicando todas aquellas enfermedades circulatorias y los tratamientos adecuados para evitar complicaciones graves y mejorar la calidad de vida. No esperemos a que surjan problemas, someterse a una evaluación para identificar posibles complicaciones y adoptar medidas preventivas para mantener nuestra circulación sana y nuestro cuerpo en óptimas condiciones es lo más recomendable.


  • La insuficiencia venosa crónica afecta al 37% de los hombres y al 64% de las mujeres


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    La insuficiencia venosa, es decir, las varices, es una enfermedad crónica y progresiva de las venas que puede aparecer en las piernas, genitales o en la pelvis. Es una de las patologías más frecuentes en la población que afecta al 37% de los hombres y al 64% de las mujeres aumentando su incidencia con los embarazos y la edad. Como explica el doctor Pablo Gallo, cirujano vascular especializado en el estudio y el tratamiento de la patología arterial y venosa y jefe del Servicio de Angiología y Cirugía Vascular del Hospital Ruber Internacional, las venas se dilatan volviéndose incapaces de realizar con eficacia el retorno venoso.

    Para el diagnóstico, el Eco-Doppler venoso es una prueba inocua y de gran utilidad. "El tratamiento debe individualizarse, y en fases iniciales consiste en un manejo conservador, es decir, medidas higiénico-dietéticas, medias de compresión y venotónicos", indica el experto. Pero si las venas safenas se encuentran afectadas, - afirma el doctor Gallo -, es ideal el tratamiento endovascular, que es un procedimiento mínimamente invasivo, sin realizar heridas y con una incorporación inmediata a la vida laboral. "Las varices si no se tratan oportunamente pueden complicarse y producir tromboflebitis, sangrado de variz o las temidas úlceras venosas", advierte el doctor Pablo Gallo. Las varices en las piernas también pueden estar originadas por la insuficiencia venosa pélvica, que, según el jefe de Angiología y Cirugía Vascular del Hospital Ruber Internacional, es una patología infradiagnosticada que produce dolor pélvico crónico y fugas o reflujos que generan varices en genitales y/o en las piernas. "La principal causa de esta insuficiencia son los embarazos, que favorecen la dilatación de las venas de la pelvis", asevera Pablo Gallo.

    Este especialista destaca que también existen casos mixtos en los que las varices pélvicas son secundarias a un síndrome venoso compresivo, bien de la vena renal izquierda (Síndrome de Nutcracker) o de la vena ilíaca izquierda (Síndrome de May-Thurner). El Eco-Doppler abdominal y transvaginal son pruebas de imagen que apoyan el diagnostico. "Sin embargo, la exploración radiológica del sistema venoso con la iliocavografía o flebografía pélvica, que se realiza con un acceso por una vena de la flexura del codo, nos permite realizar el tratamiento en el mismo acto", subraya el doctor. Tal y como lo describe Pablo Gallo, el procedimiento terapéutico consiste en la oclusión de las varices pélvicas mediante la embolización.

    El mismo procedimiento se realiza para el tratamiento del varicocele testicular,es decir, varices en el escroto. "El varicocele se asocia a infertilidad y puede producir sensación de pesadez y/o dolor en los testículos", matiza. El cirujano vascular del Ruber Internacional agrega que también es importante mencionar la trombosis venosa profunda, que es la obstrucción de una vena por un coágulo, que afecta más a las piernas, pero también a las venas de la pelvis. "Si el coágulo se desprende y migra a los pulmones produce tromboembolismo pulmonar, que es una complicación que pone en riesgo la vida del paciente. Por ello es importante un diagnóstico y tratamiento precoz", sostiene el experto. Según el doctor Pablo Gallo, con más de 20 años de experiencia en el diagnóstico y tratamiento de la patología venosa pélvica, los factores de riesgo que favorecen la formación de los trombos son la edad, los periodos prolongados en reposo, los embarazos, los anticonceptivos, las enfermedades del corazón, la obesidad y las trombofilias, entre otros".

    El diagnóstico se realiza mediante la exploración clínica y ecográfica. Enfermedades arteriales Otra de las áreas de la patología vascular, es el diagnóstico y tratamiento de enfermedades arteriales. "Éstas pueden presentar dilataciones como los aneurismas en la aorta abdominal y a otros niveles como los aneurismas de las arterias poplíteas o en arterias viscerales; las arterias también pueden presentar estrecheces producidas por la arterioesclerosis como en los casos de estenosis de las arterias carótidas, de las arterias de las piernas y de las localizadas en abdomen y pelvis", puntualiza el doctor. El Servicio de Angiología y Cirugía Vascular del Hospital Ruber Internacional, trata además otras patologías como el pie diabético, úlceras vasculares agudas y crónicas, la trombosis venosa profunda aguda, el síndrome postrombótico o malformaciones venosas, entre otras.

    El responsable del servicio insiste en la importancia de la prevención y en los factores de riesgo como la hipertensión arterial, diabetes, colesterol elevado, tabaquismo, obesidad o antecedentes familiares con enfermedad circulatoria. "En estos casos, es necesario acudir a una valoración vascular, pues un diagnóstico y tratamiento precoz son claves para prevenir serias complicaciones", concluye el doctor Pablo Gallo.

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Sobre este blog

La Unidad de Patología Vascular del Hospital Ruber Internacional dispone de un servicio de atención integrada para el diagnóstico y tratamiento de enfermedades circulatorias venosas (varices tanto en las piernas como en la pelvis, trombosis…) y arteriales (aneurismas, aterosclerosis, obstrucción de las arterias, embolias…).

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