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Blog del Sº de Cirugía Oral y Maxilofacial & Unidad de Odontología y Periodoncia Hospitalaria. Complejo Hospitalario Ruber Juan Bravo

  • ¿ Qué hace un periodoncista en un hospital? (Primera parte)

    Miguel Carasol Campillo y Antonio Lorente Pérez-Sierra

    La boca forma parte del cuerpo humano. Y no es una estructura accesoria. Todos los días respiramos, masticamos, hablamos, queremos, deseamos, animamos a nuestro equipo de futbol, expresamos cualquiera de nuestros sentimientos y emociones, nos comunicamos, y muchas cosas más con esa cavidad tan curiosa.

    Su funcionamiento diario es un prodigio; hay una cantidad muy variada de tejidos y estructuras involucradas. Pero, además, tiene la particularidad de que actúan unos protagonistas únicos que en condiciones normales no existen en el resto del cuerpo humano: los dientes.

    Los dientes son muy especiales, aunque solo sea porque están constituidos por el tejido más duro que poseemos. Sin embargo, ¿qué permite que los dientes erupcionen, que sean sustituidos cuando son temporales o "de leche" por otros definitivos, dando por cierto mucho trabajo al Ratoncito Pérez, o que ejerzan su maravillosa función durante muchos años, tantos que, bien cuidados, los encuentran mucho tiempo después en Atapuerca, por poner un ejemplo geográfico cercano? La respuesta se llama periodonto.

    Esa palabra, que significa "alrededor del diente", incluye a la encía, el tejido blando y generalmente rosa que tú ves, y que de alguna manera cubre las raíces de los dientes que están insertadas en el hueso de los maxilares. Hay otro tejido que conocerás menos: se llama ligamento periodontal. Está situado entre la raíz del diente y el hueso, y es un tejido blando microscópico que permite pequeños movimientos del diente durante la masticación. Si no existiera, seríamos como los rumiantes y masticaríamos de forma horizontal, ya que tienen los dientes "soldados" al hueso. Además, el periodonto sirve para muchas más cosas, entre otras para crear una zona de nutrición y de defensa tremendamente sensible alrededor de los dientes; si has mordido una piedra en un plato de lentejas sabrás bien lo que digo: si no existiera el periodonto, no pararías de morder, y adiós diente.

    Los pulmones pueden ocupar un área de 50-70 metros cuadrados (aproximadamente la mitad de una pista de tenis). La encía cubre a los dientes en un área de 75 centímetros cuadrados, más o menos la superficie de una tarjeta de visita. Y sin embargo… ¡los problemas que puede llegar a provocar!

    Niño cepillándose los dientes

    Siendo deseable que esté sano, el periodonto puede enfermar de muchas maneras. Excluyendo por ahora los tumores y otros tipos de patología, lo más frecuente es que se infecte por la acción de unas bacterias que forman lo que habrás oído como placa dental, placa bacteriana, biofilm, etc. Hay muchas bacterias beneficiosas en nuestro organismo. De hecho, un proyecto que se conoce como microbioma humano establece que una persona de setenta kilos de peso puede albergar entre setecientos gramos y dos kilos de bacterias. La boca es una de las residencias más notables para las bacterias en el cuerpo humano, y la placa dental es particularmente importante, ya que permite mantener en un estado de salud a los dientes y a su unión con la encía. De hecho, cuando no se elimina diariamente con los medios que tenemos a nuestro alcance (cepillo dental, pasta dentífrica, seda dental, cepillos interproximales, colutorios, etc.), esta placa se va complicando, ya que las bacterias beneficiosas se van sustituyendo por otras más agresivas. La caries es un ejemplo muy claro: es una infección por bacterias que producen ácidos que desmineralizan el esmalte de los dientes.

    ¿Y qué sucede con la encía? Al principio todo va bien, protege al diente, está adherida al mismo excepto por un pequeño surco donde se realizan labores microscópicas de defensa fundamentales (es donde notarás que entra un poco la cerda del cepillo dental cuando se usa bien). Su color es rosa y, por encima de todas las cosas, no sangra. No hay mayor "falsa creencia" que haga más daño a la encía de los pacientes; la piel sana no sangra; el ojo sano no sangra. De la misma manera, la encía sana nunca sangra; la frase "me sangra de vez en cuando, pero es normal" es un grave error de educación sanitaria pública. ¿Qué pasa realmente? que con el cepillado irregular o ausente, las bacterias protectoras se van sustituyendo por otras más agresivas. En unas tres semanas la encía se inflama y se desarrolla la gingivitis. Como en cualquier proceso inflamatorio, la encía cambia de forma, color, tamaño, y sangra: lo puede hacer al cepillarnos los dientes, masticar, cuando el dentista nos sonda el tejido, o de forma espontánea. En cualquier caso, el daño está hecho, pero es reversible, y esto es esencial. Si se realizan medidas de higiene adecuadas y el dentista realiza tratamientos muy sencillos, conocidos como limpieza de boca, mantenimiento periodontal, etc, las bacterias patógenas vuelven a ser sustituidas por las "habituales", restableciéndose el equilibrio deseado.

    Sin embargo, no siempre es así. Si persisten las condiciones patológicas, la encía se inflama más, comienza a separarse de la raíz del diente (porque se va destruyendo el ligamento periodontal del que te hablábamos), y se forma una bolsa debajo de la encía. ¡Qué más quieren las bacterias agresivas que vivir con poco oxígeno y muchos restos de células muertas! Al final, la infección empieza a destruir el hueso de los maxilares donde están incluidas las raíces de los dientes. Es algo similar a lo que sucede si te dedicas a quitar con el dedo la tierra que rodea una planta. Con el tiempo, va quedando más raíz fuera que dentro del hueso, y el diente se mueve y corre el riesgo de perderse. Los cimientos se están destruyendo y la enfermedad es mucho más grave y compleja: se ha establecido la periodontitis.

    Tranquilo, no todo está perdido; la periodontitis tiene muchos grados y está condicionada por factores de riesgo, que ya te comentaremos, lo que hace que sea un proceso que hay que individualizar, pero que tiene tratamiento generalmente sencillo en la mayoría de los casos.

    Para terminar por hoy, ¿te parece que esto es un problema para el ser humano? Júzgalo por ti mismo. El mayor estudio realizado en el mundo sobre enfermedades crónicas del ser humano establece que la patología bucodental afecta a ¡tres mil novecientos millones de personas! ¿Sabes cuál es la enfermedad crónica más frecuente del ser humano? La caries dental no tratada, que afecta a dos mil cuatrocientos millones de personas. ¿Y la sexta? La periodontitis avanzada (no incluye los casos moderados, que son mayoría), que afecta a setecientos millones de personas.

    En España, sólo hay un cinco por ciento de adultos sanos a nivel periodontal. La periodontitis afecta a más de la tercera parte de los adultos mayores de 35 años. Más de la mitad de los mayores de 55 años tienen periodontitis, siendo la mayor causa de pérdidas dentarias en el adulto. Realmente, esto constituye un problema importante de salud pública.

    El próximo día te contaremos cosas recientes que sabemos de la periodontitis, ya que no solo destruye tejidos en la boca, sino que puede afectar a otros organismos del ser humano, influyendo en patologías como la diabetes mellitus, la isquemia cardiovascular o los partos de niños prematuros o con bajo peso al nacer. Por eso empieza a tener sentido que un periodoncista trabaje en un hospital. Gracias.

  • ¿Qué hace un periodoncista en un hospital? (y tercera parte)

    En blogs anteriores vimos cómo la periodontitis era capaz de influir negativamente en el proceso de la arteriosclerosis, y por ello es considerada actualmente un factor más de riesgo cardiovascular para la isquemia del miocardio, los ictus o la patología vascular periférica.

    Periodontitis y diabetes mellitus

    Pero si hay una enfermedad sistémica que tiene una relación más directa con la periodontitis es la diabetes mellitus, sobre todo del tipo 2. Además, el hecho realmente notable de esta relación es su bilateralidad, es decir, la periodontitis complica el proceso de la diabetes y la diabetes afecta negativamente a la periodontitis. Hace muchos años se comenzó a estudiar una población de indios de una tribu Pima en los Estados Unidos, que se caracteriza por desarrollar diabetes tipo 2 en más de la mitad de la población. Aquí se empezó a observar que los pacientes diabéticos padecían con mayor frecuencia periodontitis, unas tres veces más. Además, la periodontitis era más grave y avanzaba más rápido en los diabéticos. A partir de entonces, y después de gran cantidad de estudios realizados, actualmente se considera la diabetes como un factor de riesgo importante para la periodontitis. Es muy importante resaltar que todo lo anterior es mucho más notable en los diabéticos con un mal control de su enfermedad.

    ¿Y qué sucede al contrario? Hoy también se sabe que la periodontitis es una de las complicaciones de la diabetes. Por un lado, la diabetes (y probablemente la prediabetes) es más frecuente en pacientes con periodontitis. Además, el control de la glucemia es más difícil en diabéticos con periodontitis que sin ella, y las complicaciones de la diabetes son más frecuentes en pacientes con periodontitis: por ejemplo, los diabéticos con periodontitis avanzada tienen 3 veces más riesgo de mortalidad cardiorenal que los que no padecen la enfermedad periodontal.

    Por tanto, los pacientes diabéticos deben saber que el estado de salud de su boca es muy importante para el control de su enfermedad. De hecho, hoy se sabe que el tratamiento de la periodontitis moderada mediante una técnica sencilla que se conoce como raspado y alisado radicular, disminuye un 0,4% la hemoglobina glicosilada (HbA1c) en los pacientes con diabetes tipo 2. Esta cifra parece muy pequeña, pero para disminuirla sería preciso añadir un segundo fármaco antidiabético oral, lo que se puede evitar con el tratamiento periodontal.

    ¿Qué más cosas sobre la boca debe conocer un diabético? Aunque menos frecuentes que la periodontitis, hay mayor predisposición a infecciones como la candidiasis, agrandamiento de las glándulas salivares, boca seca (xerostomía), alteraciones del gusto, peor cicatrización de los tejidos, etc.

    Por todo lo anterior, un periodoncista tiene mucho trabajo en las consultas hospitalarias, y no solo en las de endocrinología, ya que la diabetes tiene una gran cantidad de complicaciones sistémicas.

    Como siempre, la prevención es esencial en la medicina, y veremos en próximos blogs cómo actuar de forma sencilla en el campo periodontal para mitigar todo lo que hemos comentado previamente. Aunque todavía nos quedan enfermedades importantes del cuerpo humano relacionadas con la periodontitis. Gracias.

  • ¿Qué hace un periodoncista en un hospital? (Segunda parte)

    Miguel Carasol Campillo y Antonio Lorente Pérez-sierra

    En el episodio anterior vimos que la patología de la encía es muy frecuente y que puede conducir a la pérdida de dientes en los casos más graves de periodontitis, cosa relativamente frecuente por desgracia.

    Periodontitis

    Además, hay algo muy importante que caracteriza a la periodontitis: y es que en el fondo es una herida que permite la comunicación del exterior con el resto del cuerpo humano, como cualquier herida en determinadas circunstancias. Y no es una herida pequeña; ya comentamos que, en condiciones de salud, el periodonto rodea a los dientes ocupando una superficie similar al tamaño de una tarjeta de visita. Cuando un paciente tiene periodontitis, la herida en el interior de su encía ocupa una superficie de unos veinte centímetros cuadrados. No es ninguna broma; imagínate que tienes una herida de 4x5 centímetros en el dorso de la mano, y que todo el día está "bañada" en bacterias, comida, bebida, y cualquier sustancia que habitualmente pasa por la boca. Todavía peor, aquí no vale lavarse las manos y darse una pomada con antiséptico. Recuerda que la herida está en la profundidad de la encía, donde generalmente el cepillo de dientes no llega y es preciso realizar un tratamiento de limpieza profesional profunda por parte del dentista y/o higienista dental. Es verdad que tenemos unos mecanismos de defensa muy potentes que disminuyen mucho el riesgo de que esa infección nos complique la salud. Pero también es cierto que esta situación permite el paso de bacterias y sus productos a la sangre. Eso en medicina se conoce como bacteriemia y, aunque te parezca mentira, todos los días pasan bacterias a la sangre desde la encía en personas sanas, incluso con actividades tan cotidianas como masticar o cepillarse los dientes. Imagínate lo que sucede cuando padeces periodontitis y tienes la famosa herida abierta: es un auténtico desfile bacteriano.

    Endocarditis bacteriana

    ¿Y adónde pueden ir estas bacterias y los productos tóxicos que generan? Paseando por el hospital (los médicos tenemos estos vicios), al pasar por el Servicio de Cardiología empiezas a comprender in situ el concepto que se denomina "medicina periodontal". Desde hace muchos años se sabe que algunas bacterias patógenas de la boca pueden colonizar estructuras cardiovasculares muy importantes, como las válvulas del corazón dañadas o sustituidas por prótesis artificiales. Esta colonización puede generar una enfermedad conocida como endocarditis bacteriana, que puede llegar a ser mortal en determinados casos. Por eso es importante su prevención, con un cuidado meticuloso de la cavidad oral y la administración de antibióticos antes de realizar procedimientos en la boca que puedan permitir el paso de gran cantidad de patógenos a la sangre, como puede ser la cirugía periodontal.

    Pero, además de ese concepto clásico, hoy se sabe que la inflamación crónica interviene en la formación de las placas de ateroma de las arterias, lo cual genera el proceso de arteriosclerosis, causa a su vez de infartos de miocardio, ictus, patología vascular periférica, etc, con la enorme mortalidad y discapacidad que generan estos cuadros en nuestra sociedad. También sabemos que ese estado inflamatorio crónico está favorecido por factores de riesgo tan claros como el tabaco, la vida sedentaria, la dieta inadecuada, la hipertensión, etc. Pues bien, recientemente se ha demostrado que la inflamación crónica que produce el paso a la sangre de bacterias y toxinas desde el periodonto enfermo, puede contribuir también al proceso de arteriosclerosis, por lo que la periodontitis se considera un factor de riesgo más para las enfermedades cardiovasculares comentadas. Por supuesto que no es la causa de las mismas, pero si incluimos el cuidado de la boca en lo que se conocen como la creación de hábitos de vida saludable, es muy posible que con todo ello disminuyamos el riesgo de padecer un infarto, ictus, etc, o mitigar las probabilidades de que se produzca de nuevo alguno de estos eventos tan graves. Por eso los cardiólogos cada día dan más importancia a aconsejar a sus pacientes que mantengan sus bocas en un estado de salud razonable. Y por la misma razón, los dentistas estamos obligados a prevenir y curar las enfermedades periodontales, y además a detectar esos factores de riesgo en nuestras consultas. Esto es fácil porque muchos de ellos son comunes a la periodontitis y arteriosclerosis (tabaco, obesidad, diabetes, etc). Además, hay que tener en cuenta un hecho muy importante: por una consulta dental pasan pacientes a revisión bucal que están sanos a nivel sistémico (o creen estarlo), por lo que es un sitio de prevención primaria privilegiado, para remitir al cardiólogo u otro especialista a pacientes con determinadas condiciones que puedan poner en riesgo sus vidas en el futuro.

    El próximo día seguiremos paseando por el hospital, para ver cómo podemos mejorar la salud de los pacientes de otros servicios mediante el control de su patología periodontal. Gracias.


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Sobre este blog

Las enfermedades de la cara y al cuello son extraordinariamente importantes por afectar a zonas del cuerpo críticas en el día a día de todo ser humano. Comer, masticar, respirar sin dificultad, dormir y descansar, e incluso sonreír son actividades que damos por supuestas pero que pueden verse afectadas gravemente tras traumatismos, tumores, infecciones o por enfermedades congénitas. El cirujano maxilofacial es el especialista central en estas enfermedades. Tanto el punto de vista médico, como el quirúrgico, como la repercusión social y personal de la patología de la cabeza y cuello son importantes para atender y cuidar apropiadamente a nuestros pacientes. Sin olvidar, claro está, a los odontoestomatólogos, periodoncistas, ortodoncistas y odontopediatras con los que trabajamos en estas tareas. En este blog describimos situaciones clínicas, informamos sobre tratamientos, y reflexionamos sobre lo que significa ser médico y cirujano maxilofacial en estos tiempos de cambio y avance continuo. Todo el equipo del Servicio de Cirugía Maxilofacial estaremos encantados de atenderte.

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