Quirónsalud
Blog de Dermatología de Quirónsalud en Tenerife
El impétigo es una enfermedad caracterizada por la aparición de ampollas en la piel. Existen dos tipos: uno no ampolloso también llamado contagioso, que no cursa con ampollas sino con erosiones de la piel y costras amarillentas con aspecto de miel, y otro que cursa con pequeñas vesículas y ampollas.
Estas ampollas, debido a la presencia de la bacteria causante, se pueden tornar secas y amarillentas con el paso de los días y son altamente infectantes para el niño que las padece como para otros niños, por lo que suelen existir más lesiones en contigüidad y otros familiares-amigos afectados. El diagnóstico suele ser clínico, mediante la exploración física y la anamnesis del dermatólogo, pediatra o médico de familia. En casos dudosos, el diagnóstico definitivo lo ofrece el cultivo microbiológico del exudado de las lesiones.
Existen otras muchas enfermedades dermatológicas que pueden plantear un difícil diagnóstico diferencial: infección por virus herpes simple, penfiogoide ampollosos, que es una enfermedad autoinmune, infección por ciertos tipos de hongos llamados dermatofitos, reacción alérgica a picadura, infección por parásitos como la escabies, etc. Es la historia clínica y la exploración física por el personal cualificado la que permitirá el diagnóstico diferencial entre todas ellas.
Al ser una infección cutánea superficial puede producir picor, ardor e, incluso, dolor si se encuentra en área peribucal. En ocasiones se pueden palpar adenopatías en las zonas adyacentes. Es frecuente la extensión a otras zonas en relación con el rascado en forma de pequeñas vesículas o ampollas redondeadas que se secan dejando costras amarillentas.
Esta infección se produce por las bacterias Streptococcus pyogenes y Staphylococcus aureus. El subtipo de impétigo ampolloso está causado mayoritariamente por S. Aureus, ya que es un subtipo de fago específico (II) el que tiene la capacidad para producir las ampollas en la piel debido a la producción de una toxina que rompe las uniones entre las células. El S. Pyogenes produce el otro subtipo de impétigo (el contagioso), que no cursa con ampollas, ni vesículas sino con pequeñas heridas-erosiones en la piel y la formación de una costra amarillenta con aspecto de miel (melicérica) que se puede extender a otras localizaciones tras el rascado o autoinoculación. El subtipo de impétigo producido por el S. Pyogenes puede complicarse con problemas renales como la glomerulonefritis debido a reacciones inmunes del organismo tras la infección por esta bacteria.
El impétigo contagioso se presenta como pequeñas heridas o erosiones superficiales tras pequeñas heridas o traumatismos con la formación de un exudado amarillento que se seca dejando abundantes costras con aspecto de miel. Normalmente se pueden observar varias lesiones en el mismo individuo fruto de la autoinoculación. El subtipo ampolloso se presenta como varias vesículas o ampollas con líquido amarillento o purulento normalmente en los miembros o tronco de los niños que se rompen fácilmente y dejan de la misma forma costras amarillentas.
Más frecuentes en verano
Este tipo de infecciones son más frecuentes en verano, debido a las condiciones de humedad y temperatura y la principal vía de contagio es el contacto directo con una lesión. El contacto piel con piel permite la diseminación de la infección de forma muy eficaz, encontrándose normalmente varios individuos afectos en la misma familia.
Como cualquier otra infección, los pacientes con dermatitis atópica o con enfermedades que supongan alteraciones del sistema inmune: diabetes, tratamientos inmunosupresores, inmunodeficiencias, quimioterapia, etc., están más predispuestos a presentar esta infección. Los pacientes con dermatitis atópica, al no representar suficiente protección a nivel de la barrera cutánea, unido con la exposición a mayor humedad y cloro en piscinas, que suele empeorar el estado de la piel, son mucho más proclives a presentar este tipo de infecciones que los pacientes no atópicos. Además, proporcionalmente, los pacientes atópicos tienen un mayor número de colonias de S. Aureus habitando en la superficie de su piel y mucosas de forma natural, por lo que el riesgo de infección por este patógeno es mayor.
Dependiendo de la extensión del cuadro se decidirá si la antibioterapia es tan sólo tópica, con cremas o de forma sistémica mediante jarabes o comprimidos, pero el tratamiento del impétigo será siempre un antibiótico junto con otras medidas para el tratamiento coadyuvante y sintomático (cremas emolientes, antihistamínicos para el picor, antiinflamatorios si existe mucha inflamación, etc)
Cuidados
Es fundamental realizar el tratamiento recetado por su especialista para acabar con la infección y con ello impedir que la batería siga progresando en la superficie cutánea y evitar así consecuencias más severas. Además, es importante, sobre todo en el caso de los pacientes atópicos, realizar una hidratación correcta diaria para mejorar la función barrera cutánea y evitar con ello futuras infecciones, así como aplicar medidas correctas de fotoprotección para evitar que pueden quedar zonas con "manchas" pigmentadas en las zonas con infección.
Dra. Marina Rodríguez
La sudamina o miliaria es una inflamación de un subtipo de las glándulas sudoríparas que se llaman ecrinas y que afectan fundamentalmente a los bebés debido a su inmadurez para regular la temperatura y el sudor. En condiciones de aumento de la temperatura y la humedad, puede presentarse con mayor frecuencia, por ejemplo en climas tropicales.
Puede afectar a la piel de forma superficial, llamándose miliaria cristalina, y aparece como multitud de gotas de rocío encapsuladas sobre la piel del bebé. Si sigue afectando en profundidad se llama miliaria rubra, más rojiza en su presentación y cursa con más picor y molestias o miliaria profunda, y afecta a las zonas más profundas de la dermis, causando una mayor inflamación y dolor-picor.
Es un cuadro inflamatorio no infeccioso, por lo que no se puede contagiar. En ocasiones, las lesiones de sudamina se pueden sobreinfectar por bacterias como el S. Aureus, con lo que el cuadro sí que puede volverse contagioso, pero no en su origen.
Los bebés y niños son los más predispuestos a esta patología debido a la inmadurez en sus sistemas de regulación del sudor. Las glándulas ecrinas no regulan bien su funcionamiento, produciendo una hiperproducción de sudor a nivel cutáneo y obstruyéndose en algunos casos, lo que conlleva la aparición de la miliaria.
Se diferencian de las erupciones y dermatitis atópica en que las sudaminas son un tipo de erupción pruriginosa debido a la obstrucción de las glándulas sudoríparas ecrinas, mientras que la dermatitis atópica es un tipo de eczema debido a una alteración de la función barrera cutánea mediada por alteraciones en numerosos genes implicados en las proteínas de estrato córneo entre los que destaca la filagrina, unido a una alteración inmunológica asociada que causa inflamación de la piel. Aunque las lesiones en algunas ocasiones pueden ser difíciles de diferenciar entre dermatitis atópica y sudamina, el origen y la fisiopatología son totalmente diferentes.
Las elevadas temperaturas y aumento de humedad hacen que las glándulas ecrinas aumenten su función y, por tanto, el riesgo de obstrucción y sudamina, pero otras circunstancias que pueden aumentar el riesgo de sudamina son: climas tropicales, exposición ultravioleta, ciertos medicamentos, fiebre, exceso de ropa, ropa oclusiva sin fibras naturales, vendajes, apósitos, etc.
Para prevenir su aparición es importante evitar el uso de ropas sintéticas y promover, sobre todo en niños, las fibras naturales como el algodón o lino que favorecen la transpiración. También es clave eludir abrigar a los niños en exceso, sobre todo a los bebés por estar más predispuestos a estos cuadros. El uso diario de fotoprotección para evitar el daño por la radiación UV en los bebés también representa un papel protector.
En cuanto a su tratamiento, lo mejor es evitar las causas desencadenantes, como la fiebre, mediante el uso de antipiréticos y realizar una correcta hidratación de la piel afectada usando lociones fluidas ricas en sustancias calmantes antipruriginosas y antiinflamatorias como el mentol o la calamina. En casos de miliaria profunda o rubra puede ser necesario el uso de corticoides tópicos y de forma sintomática antihistamínicos sistémicos, si cursa con mucho picor. Si existe sobreinfección secundaria en ocasiones puede ser necesario el uso de antibióticos tópicos.
Debido al picor que pueden presentar y a que la radiación UV supone un factor desencadenante y de agravamiento del cuadro es importante tomar medidas especiales de hidratación y fotoprotección. En ocasiones, en casos superficiales se ha descrito mejoría y desaparición del cuadro simplemente mediante el uso de una hidratación adecuada.
Dra. Marina Rodríguez Martín
En el uso de productos para aumentar el tamaño y grosor de pestañas y cejas es recomendable una valoración dermatológica, dado que hay que tener en cuenta diferentes factores:
Es importante consultar desde el inicio de pérdida del pelo de cejas, dado que si instauramos tratamiento, el problema no avanzará e incluso se puede recuperar parte de lo perdido. La alopecia reata es un tipo de alopecia autoinmune, en el que las propias defensas atacan al folículo piloso. Es muy llamativa pero reversible con el tratamiento correcto. Por último, a veces, la pérdida de pelo en estas zonas se asocia con enfermedades sistémicas, como el hipotiroidismo o, en casos excepcionales, con algunos tumores. Es por todo ello, que se debe consultar siempre con un especialista. Tras un correcto diagnóstico existen múltiples tratamientos posibles, desde formulaciones magistrales hasta tratamientos orales, según la necesidad y el tipo de alopecia o patología.
Dra. Nayra Merino
Las manchas faciales son uno de los principales motivos de consulta en Dermatología.
Lo primero que hay que tener en cuenta es que toda mancha en la piel precisa la valoración especializada de un dermatólogo, pues este especialista es el que tienela formación suficiente para diferenciar si se trata de una mancha importante, como es el caso del léntigo maligno (melanoma), o si se trata de una mancha banal, ya que el tratamiento en ambos casos es muy diferente.
Para valorarlas, su dermatólogo podrá utilizar distintos instrumentos como, por ejemplo, la lupa de aumento, el dermatoscopio con luz polarizada, la lámpara de Wood...
Las manchas banales o estéticas faciales también pueden ser de diferentes tipos, a saber, léntigos simples, queratosis seborreicas, melasma, etc., siendo las opciones de tratamiento muy variadas:
Dra. Nayra Merino
Uno de los cuidados más importantes del hombre a partir de la pubertad es el afeitado. Independientemente de la ilusión inicial, el afeitado supone para muchos una obligación penosa que representa rasurar aproximadamente los 250 cm de la piel de la barba. Dado que la barba crece 2 mm diarios hace que el afeitado sea, en la mayoría de los casos, una necesidad diaria. En definitiva, supone una lesión diaria y repetida de la piel que aconseja el empleo de una serie de preparados. Esta agresión mecánica provoca que las células de la capa exterior de la piel (estrato córneo) sean eliminadas por la fuerza antes de que puedan descamarse espontánea y fisiológicamente.
El proceso de rascado con la hoja de afeitar también produce pequeños rasguños, por consiguiente, los preparados para el afeitado son la respuesta lógica al principal problema cosmético del hombre.
Los productos que se utilizan para el afeitado se dividen:
A) Preparados para antes del afeitado
El componente más importante en el afeitado (tanto manual como eléctrico) es la preparación de la piel y de la barba. Cuanto más tratada esté la barba antes de ser atacada por la cuchilla, más fácil será que la hoja se deslice.
En el afeitado húmedo, el objetivo es reblandecer y humedecer la barba, de modo que los pelos ofrezcan la menor resistencia posible a la hoja, para evitar traumatismo en la piel.
Estos productos contienen jabones, detergentes sintéticos y lubricantes. El reblandecimiento de la barba se consigue por la absorción del agua, de la que el tallo del pelo es capaz de absorber hasta el 30% de su peso. Cuando se consigue una buena hidratación del pelo disminuye la fuerza necesaria para cortarlo hasta un 65%. Como la absorción de agua por el pelo es más acentuada cuando aumenta la temperatura, se recomienda lavarse con agua caliente y jabón antes de aplicarse la crema de afeitar o afeitarse después de la ducha.
En el caso del afeitado eléctrico es necesario utilizar lociones previas que lleven alcohol y lípidos (grasas), para minimizar el riesgo de irritación. También se pueden emplear emulsiones acuosas que permiten, por una parte, ablandar el pelo al aumentar su contenido en agua y por otra, favorecer el deslizamiento del cabezal de la máquina sobre la piel.
B) Productos para el afeitado
Hay una gama muy amplia que se divide en jabón de afeitar, barras, espumas, geles y cremas no espumantes sin brocha.
Los jabones que se utilizan para la barba son distintos a los del lavado del cuerpo. Son más grasos y se caracterizan por una espuma más absorbente, son más duraderos y no se secan.
Las cremas de jabón del afeitado sin brocha están especialmente adaptadas a la piel seca y sensible ya que proporcionan una mejor acción lubricante que las espumas. Son dispersiones de jabones alcalinos en glicerina y agua, con un pH próximo a 10.
Las barras de jabón son también jabones alcalinos, pero con menos proporción de glicerina y agua.
Las cremas de jabón de afeitado con brocha son emulsiones muy jabonosas compuestas por un 40-50% de ácidos grasos
Las modernas espumas de afeitado se componen de sustancias poco agresivas, suavizan la piel y facilitan el deslizamiento de la cuchilla. También pueden incorporar sustancias antisépticas como el triclosan, que protegen de posibles sobreinfecciones en zonas microtraumatizadas, y sustancias reparadoras y humectantes como la glicerina y la alantoina.
En la actualidad las espumas y las cremas, por su comodidad e inocuidad, son las más empleadas.
C) Productos para después del afeitado
Para después del afeitado, tanto húmedo como seco, suelen utilizarse cosméticos que además de intentar contrarrestar el efecto agresivo sobre la piel, buscan producir una sensación agradable, ya sean por su acción hidratante como por su fragancia. Actualmente se pueden distinguir dos tipos de lociones postafeitado:
Los tónicos hidroalcohólicos perfumados: actúan como refrescantes y suavizantes. Los utilizan más las personas con piel seborreica y su contenido en alcohol actúa como antiséptico.
Los bálsamos: son emulsiones de aceite en agua con mayor poder reparador sobre aquellas pieles que quedan especialmente alteradas tras el afeitado. Estos productos son más complejos y llevan moléculas hidratantes de fosfolípidos, ceramidas vegetales, sustancias similares al factor natural de hidratación de la piel y, además, sustancias antiinflamatorias como el bisabolol. Muchos de ellos intentan una acción antienvejecimiento con la introducción en la formulación de vitamina E y filtros solares a bajas concentraciones.
En conclusión, podemos decir que el uso de todos estos preparados del afeitado, no solo mejoramos la calidad de la piel, sino también evitamos problemas relacionados con la barba, como las infecciones bacterianas, las foliculitis simples y las eczematosas de la barba.
Dr. Antonio Bello
La piel es el mayor órgano del cuerpo humano y nos conecta con el exterior al tiempo que nos protege de él. Está permanentemente expuesto a las inclemencias del frío, el sol, los traumatismos, sin embargo, muchas veces olvidamos esta especial vulnerabilidad y la descuidamos. Con este blog, el equipo de Dermatología del Grupo Hospitalario Quirónsalud en Tenerife quiere ofrecerte sus consejos para cuidar adecuadamente la piel sana, pero también para tratar y prevenir aquellas enfermedades más frecuentes. Desde aquí trataremos de dar respuesta a todas tus dudas.
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