La Enfermedad de Parkinson es un proceso neurodegenerativo que afecta a 20 nuevos individuos al año por cada 100.000 habitantes. Es una enfermedad muy frecuente sobre todo a edades más avanzadas, puesto que la prevalencia aumenta con la edad siendo del 1% en mayores de 60 años.
Los signos cardinales de esta dolencia son la bradicinesia, rigidez y temblor de reposo inicialmente unilateral, es decir, lentitud y dificultad para el movimiento, con asimetría en su presentación. Ello conlleva una severa limitación de los movimientos con repercusión en la calidad de vida y de manera indirecta implica una reducción de la esperanza de vida.

El origen de esta enfermedad es la degeneración de una estructura cerebral llamada Sustancia Nigra que produce un neurotransmisor, Dopamina y que se encuentra íntimamente relacionado con otros núcleos cerebrales denominados ganglios de la base y que todos juntos se encargan de coordinar y armonizar el movimiento de las extremidades cuya orden es enviada por el cerebro y procesada por estas estructuras.

Tratamiento
El tratamiento de esta enfermedad es complejo, pero se basa en la administración de L-Dopa, precursor de la Dopamina, o Agonistas Dopaminérgicos que actuando en los mismos receptores cerebrales provocan un efecto similar al del neurotransmisor que falta.

La mejoría de la sintomatología normalmente es espectacular tras su introducción, sin embargo, el avance de la enfermedad es inexorable y las altas dosis de medicación necesarias acaban provocando la inevitable aparición de efectos adversos como las distonías o discinesias, movimientos muy invalidantes y fuera del control del individuo.

También aparecen los fenómenos "off" que son episodios de pérdida de eficacia y ausencia de respuesta a la medicación, diaria y cada vez más frecuente. Ello conlleva situaciones de bloqueo e imposibilidad para iniciar el movimiento y aunque existen fármacos para solventar este fenómeno (Apomorfina, etc.), la frecuencia creciente de su necesidad y su pérdida de eficacia hacen de la Cirugía la alternativa más atractiva.

El tratamiento quirúrgico más efectivo hoy día es la estimulación cerebral profunda y consiste en la introducción de unos electrodos en uno de los núcleos relacionados con el movimiento, regulado por la sustancia nigra y el córtex cerebral y cuya actividad se encuentra fuera de control, se trata del denominado núcleo subtalámico y cuya estimulación eléctrica permite resolver en gran medida esos efectos adversos a que hacíamos referencia, es decir, podemos reducir la medicación antiparinsoniana, disminuyendo las discinesias, y reducir los fenómenos de "off", volviendo el individuo a poseer autonomía y control en sus movimientos.