Ya sea para encontrar fracturas en los huesos, para detectar casos de artritis o para analizar la estructura dental, la radiografía nos ayuda a diferenciar entre los tejidos blandos y la materia densa. Entender el procedimiento y prepararnos nos ayudará a que todo sea más fácil y a estar más relajados durante la prueba. ¿Qué hay que tener en cuenta?

  1. Hable con el médico antes de la prueba. Es vital que le comente si se está en periodo de lactancia o embarazada. El cuerpo se expone a pequeñas cantidades de radiación que pueden resultar peligrosas para un feto en desarrollo.
  2. Pregunte si ha de acudir en ayuno. Solo es necesario para ciertas placas del tracto digestivo. El ayuno requiere que no se ingieran alimentos sólidos ni líquidos durante un periodo de entre 8 y 12 horas antes del examen. Si ha de tomar algún medicamento, puede acompañarlo de un pequeño trago de agua.
  3. Lleve ropa cómoda, y evite las joyas y objetos de metal. Es muy probable que se tenga que quitar la ropa antes del examen. En ese caso, le facilitaremos una bata que utilizará durante el examen.
  4. Llegue con tiempo a la cita y no olvide la tarjeta del seguro y la información que le haya dado el médico. Piense que puede tocarle rellenar formularios adicionales o prepararse antes de la prueba.
  5. Vaya al baño antes de empezar. No se podrá mover ni abandonar la sala de exámenes una vez que el procedimiento haya empezado.
  6. Tenga en cuenta que le podrán pedir que aguante la respiración o determinadas posiciones. Contener la respiración ayuda a que el corazón y los pulmones se vean con más claridad en la radiografía. Además, dependiendo de la zona por radiografiar, el técnico utilizará bolsas de arena o cojines para ayudarle a mantener una posición determinada.

Una vez realizada la prueba, si recibe los resultados antes de visitar al médico, no saque sus propias conclusiones. Espere a la visita con el especialista y evite buscar diagnósticos o conclusiones por internet.