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A los efectos de acceso a la historia clínica del menor, declaro y certifico que, en la actualidad, ostento la patria potestad sobre el/la menor, comprometiéndome, en caso de que por cualquier eventualidad pierda la patria potestad o tutela sobre el/la menor, a comunicarlo con carácter inmediato al Hospital.

Debes aceptar las condiciones

Entre el 1% y el 3% de la población padece o ha padecido epilepsia

dr ruizImagen en alta resolución. Este enlace se abrirá mediante lightbox, puede haber un cambio de contextodr ruizConsiderada como enfermedad sagrada, castigo divino o posesión demoniaca en la antigüedad, gracias al avance científico de los últimos dos siglos se ha conseguido conocer más sobre el origen cerebral de la epilepsia. Con todo, se sigue estigmatizando a aquellas personas que la padecen, de modo que se hace necesaria la divulgación social del conocimiento de esta patología.


El doctor Diego Ruiz, jefe del servicio de neurología de Hospital Quirón Palmaplanas, comenta que esta enfermedad se define como esa condición cerebral que predispone a sufrir crisis epilépticas, así como sus consecuencias neurobiológicas, cognitivas, sociales y psicológicas. "Estas últimas", puntualiza, "se atenuarían con la concienciación social".


Ser epiléptico condiciona a una vida 'especial', marcada por algunas restricciones y con un cierto grado de discriminación, objetivado en diferentes estudios científicos, y mucho más evidente cuanto más temprano sea el inicio, así como cuanto más grave sea la la enfermedad.


En palabras este neurólogo, "esta vida especial es fruto de la lógica sobreprotección de los padres y familiares, la falta de predicción de las crisis, la necesaria y reglada toma de tratamiento médico, la limitación al conducir, beber alcohol y trasnochar, entre otros factores". Esto hace que más del 50% de los adolescentes epilépticos mantenga en secreto su enfermedad. Ya de adultos, condicionados por la propia epilepsia y su estigma social, acceden a puestos de trabajo por debajo de su potencial, se les incapacita para acceder a determinadas profesiones, sufren mayor desempleo y tienen menos probabilidad de conseguir vivir en pareja. "Al menos," destaca Ruiz, "no se les prohíbe ya la entrada en recintos públicos como restaurantes y teatros, como ocurría en Estado Unidos hasta 1970".


Divulgación médica


Para mejorar las vidas de los pacientes que sufren epilepsia, se hace fundamental la divulgación médica de conceptos básicos que debería conocer la población general. Aproximadamente entre el 1% y el 3% de la población la ha padecido o padece, existiendo dos picos de edad: la infancia y la senectud.


Una crisis epiléptica es la manifestación de una serie de síntomas y signos neurológicos como consecuencia de la actividad cerebral eléctrica anormal, excesiva y sincrónica. Los síntomas dependen del área cerebral implicada, así como de su extensión. Afortunadamente, no todas las crisis hacen perder la consciencia y convulsionar, siendo esta la situación más alarmante y paradigmática de la enfermedad. Los síntomas pueden ser motores, sensitivos, visuales, autonómicos, psíquicos,... Tan diversos como variadas son las funciones cerebrales.


Diversidad de causas


Las causas son muy diversas, siendo fundamentalmente genéticas, estructurales, metabólicas o tóxicas. El pronóstico es generalmente bueno, consiguiéndose el control en el 70% de los casos.


Los pacientes deben evitar factores desencadenantes como la ingesta de alcohol, cafeína y drogas, dormir poco, así como olvidar la toma de medicación. Existe una gran variedad de fármacos antiepilépticos, más de 20. Se ha evolucionado de modo notable en su desarrollo, disminuyendo tanto sus efectos secundarios como sus interacciones.


Existe también una alternativa quirúrgica, que se reserva para aquellos pacientes que no responden adecuadamente a los fármacos y cuya epilepsia es secundaria a una lesión estructural concreta. Tan solo el 2-5 % de los pacientes epilépticos serían susceptibles de cirugía. Existen también técnicas paliativas más agresivas, reservadas a muy pocos casos.


Por último, el doctor Ruiz explica que, en caso de presenciar una crisis epiléptica convulsiva, "se debe tumbar al paciente de lado en una superficie que no sea dura, así como desabrocharle la ropa si es ajustada, retirarle objetos que puedan dañarle como podrían ser sus propias gafas, no intentar introducir ningún objeto en su boca, no sujetarle, y tras la crisis, dejar que se vaya recuperando tranquilamente."