El Dr. Gonzalo Samitier, cirujano ortopédico especialista en lesiones deportivas y Jefe del Servicio de Traumatología y Cirugía Ortopédica de Centro Médico Quirónsalud Aribau te explica todo lo que tienes que saber sobre las lesiones de cartílago en deportistas.


El cartílago articular es una capa de tejido conectivo especializado color blanco que recubre las articulaciones; entre sus funciones están las de amortiguar y distribuir presiones en las articulaciones protegiendo el hueso subyacente o hueso subcondral; el cartílago tiene muy poca capacidad de regeneración en parte por el escaso número de células que posee, denominadas condrocitos.


Las lesiones de cartílago están entre las más frecuentes del deportista y producen dolor y limitación sobre todo en situaciones de alta demanda y en articulaciones de carga como la rodilla, la cadera o el tobillo.


El diagnóstico definitivo de estas lesiones ha de hacerse mediante Resonancia Nuclear Magnética (RNM); aunque en ocasiones también puede sospecharse por la radiografía.



Hay muchas formas de referirse a una lesión de cartílago y todas tienen el mismo significado, así términos como el de condropatía, condromalacia, lesión condral y artrosis, hacen referencia a daño del cartílago en mayor o menor medida; condromalacia o condropatía se usan para referirnos a lesiones más banales o superficiales; hablamos de lesión condral para describir lesiones generalmente bien circunscritas, entre 1 y 3 cm, mientras que utilizamos el término artrosis, cuando vemos lesiones difusas y extensas.


El manejo terapéutico de las lesiones de cartílago va a depender de muchos factores; en general se acepta que, si es un hallazgo, y no produce síntomas, no debemos hacer nada; cuando la lesión es menor y poco sintomática podemos instaurar un tratamiento rehabilitador y aplicar infiltraciones; cuando el deportista sigue muy limitado a pesar del tratamiento conservador, entonces es cuando se abre un abanico de opciones quirúrgicas.


Existen múltiples alternativas, pero en líneas generales para defectos poco sintomáticos podemos realizar una estimulación de la médula ósea mediante micro-perforaciones en el hueso. En lesiones focales profundas de deportistas que quieran reincorporarse rápidamente tenemos la mosaicoplastia, que consiste en sacar un cilindro osteocondral de una localización sana de menor carga para cubrir una zona enferma de carga. Para defectos más extensos en pacientes jóvenes, la mayor evidencia de buenos resultados se ha visto con el uso de injerto de cartílago particulado del propio paciente, el cultivo de condrocitos autólogos y con el trasplante osteocondral de donante fresco. Estas opciones se han de discutir con el paciente en el momento de la consulta, pero en general como profesionales debemos buscar el realizar el menor número de cirugías, con la menor morbilidad asociada, y que nos dé el máximo beneficio para las necesidades del paciente.


Cuando el paciente es más mayor y el desgaste difuso por toda la rodilla la recomendación será de una prótesis; si el paciente tiene una edad intermedia entre 50-60 años y el desgaste es localizado en un compartimento, interno o externo y se acompaña de una desviación en varo o valgo de la rodilla, existe una alternativa, la denominada osteotomía; con la osteotomía se alinea la extremidad y se evita la sobrecarga en las zonas desgastadas retrasando o evitando la necesidad de una prótesis en casos seleccionados.


Una localización particularmente habitual es la condropatía de rótula. Esta es frecuente en deportistas que realizan continuos gestos tipo sentadilla y saltos, como puede ser jugadores de baloncesto, de voleibol, esquiadores, etc. El dolor es anterior se siente como por detrás de la rótula acentuándose con las bajadas y las escaleras. En pacientes no deportistas un tratamiento rehabilitador centrado en ganar musculatura del cuádriceps suele ser suficiente.