La inflamación y la rotura de los tendones del manguito rotador son la causa más frecuente de hombro doloroso, en especial a partir de pacientes de mediana edad.

"Por encima de los 60 años, un 15-20% de la población van a tener una rotura del tendón supraespinoso"


El manguito Rotador es un grupo formado por cuatro músculos que rodean la cabeza del húmero; estos son el Supraespinoso, Infraespinoso, Redondo Menor y Subescapular y asisten en la función de elevar el brazo y en las rotaciones.


Las lesiones del manguito rotador se producen fundamentalmente de dos formas, de forma traumática tras una caída o un esfuerzo, o bien, lo más habitual, con el paso de los años por deterioro progresivo. Especial atención hay que prestar a los pacientes mayores que sufren una luxación de hombro pues en más de la mitad de los casos se produce una avulsión o desgarro de los tendones que exigirá proceder a su reparación con mayor probabilidad.



En pacientes jóvenes, los problemas del manguito son más prevalentes en deportes de lanzamiento como el tenis, béisbol y algunas disciplinas del atletismo; igualmente pueden darse en deportes de levantamiento o derivado del entrenamiento con pesas y por descontado en caso de traumatismos de alta energía o tracción brusca. Las profesiones de esfuerzo, sobre todo en el sector servicios, desencadenan con más frecuencia problemas de manguito rotador de forma prematura.


Los síntomas del manguito rotador son muy característicos, suele ocasionar un dolor con la actividad irradiado a la cara lateral o anterior del hombro, y que despierta por la noche; en el caso de las roturas, se puede acompañar de crepitación y pérdida de fuerza.


Hay que distinguir entre la simple inflamación y la rotura del tendón. La inflamación, denominada Tendinopatía, generalmente se va a resolverse con tratamiento conservador, la rotura sin embargo no suele comportarse tan favorablemente; Respecto a las roturas, éstas pueden ser de espesor parcial o de espesor completo; estas últimas tienen más riesgo de progresión. Curiosamente el grado de dolor e incapacidad no está en relación directa con el tipo o tamaño de la lesión en todos los casos; así pues, podemos encontrarnos pacientes con roturas completas asintomáticos, y viceversa, pacientes con lesiones parciales con gran dolor y dificultad.


Una pregunta habitual es si la lesión va a prevalecer o tiene posibilidades de cicatrizar de forma espontánea. Lo cierto es que una vez se daña el tendón, este ya no cicatriza, aunque si podemos hacer mejorar los síntomas en muchos casos. La otra gran pregunta por parte de los más deportistas es si pueden empeorar el tamaño de la rotura. Lo cierto es que no hay una evidencia concreta al respecto, pero sí que se ha observado que más del 50% de los pacientes con roturas completas de manguito rotador, estas van a progresar en los siguientes dos años y también aumenta la probabilidad de acompañarse de dolor y limitación. Por tanto, parece prudente vigilar la progresión de estas lesiones e incluso tratarlas quirúrgicamente antes de que haya una mayor retracción que dificulte posteriormente su reparación.


El especialista es quien ha de determinar mediante el examen físico y las pruebas de imagen, en particular resonancia nuclear magnética (RNM) o Ecografía, el tipo y alcance de la lesión, así como descartar el daño de otras estructuras del hombro que pueden simular los mismos síntomas.


La base del tratamiento conservador incluye reposo activo, discontinuidad en los esfuerzos que originaron los síntomas y un programa de ejercicios de re-centralización de la cabeza humeral, enfocado en trabajar los músculos del manguito rotador y la escápula. Las infiltraciones pueden ser eficaces también en disminuir el nivel de dolor y mejorar la tolerancia al programa de ejercicios, pero no van a producir regeneración de la lesión.


"Si el manejo conservador no funciona el tratamiento quirúrgico es especialmente eficaz en esta patología"


Cada situación ha de analizarse de forma individual, pero se admite que ante una rotura de uno o más tendones del manguito por debajo de los 50-60 años hay indicación de reparación. Por encima de los 70 años el tratamiento quirúrgico está más discutido, pero se pueden obtener igualmente excelentes resultados, aunque en una ligera menor proporción. Un reciente estudio con 1600 pacientes que analizó el porcentaje de curación por grupos de edad en roturas de tamaño medio determinó que las probabilidades de éxito de la reparación eran del 95% en pacientes de 50 a 60 años, pero incluso en mayores de 80 años la tasa de curación era cercana al 65%; es decir, cuando el tratamiento conservador fracasa, la intervención en manos especializadas tiene una elevada tasa de curación.


El tipo de cirugía se puede hacer vía artroscópica, utilizando una cámara y pequeños accesos de menos de 1 cm denominados portales; se introducen anclajes reabsorbibles en hueso que llevan unos hilos que al pasarlos por el tejido devuelven el tendón a su posición original cubriendo la cabeza humeral. En ocasiones el tendón puede estar muy retraído y no es posible devolverlo a su huella; estas situaciones son especialmente delicadas y requieren de mayor experiencia y del uso de técnicas más complejas como las transposiciones o injertos, de ahí la importancia de no tratar las roturas demasiado tarde cuando ya se ha instaurado atrofia grasa a nivel del músculo.


Respecto a la rehabilitación postoperatoria por lo general se mantiene el brazo inmovilizado en cabestrillo, aproximadamente de 4 a 6 semanas. A partir de ese momento se va progresando en la movilidad y en la fuerza, alcanzando un nivel de actividad próximo a la normalidad entre los 4 y 6 meses en función del paciente.

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