Quirónsalud
Blog de la Dra. Pilar Cots Marfil. Alergología. Complejo Hospitalario Ruber Juan Bravo
Una de las metas que solemos proponernos con gran entusiasmo al inicio de cada nuevo año es la realización de ejercicio físico (entre ellas apuntarnos a un gimnasio o entrar en la moda del running). Siempre es positivo plantearse realizar algún tipo de deporte ya que va a originar una mejora sustancial en nuestra salud, pero en personas que padecen asma puede originar dudas acerca de los efectos sobre dicha enfermedad.
El asma es una afectación a nivel pulmonar que se caracteriza por un estrechamiento de la vía aérea (principalmente de los bronquios) de forma transitoria y reversible. Esta alteración va a originar dificultad para el paso de aire con sensación de ahogo, opresión al respirar, accesos de tos seca y ruidos en el pecho (sibilantes).Una vez superado el episodio, el estrechamiento desaparece y el paciente vuelve a encontrarse bien. Cada uno de los episodios de estrechamiento bronquial se denomina crisis asmática.
Dentro de las principales causas de asma bronquial encontramos la alergia a los ácaros del polvo, los pólenes, los hongos y los epitelios de los animales. Cuando la persona padece algunas de estas alergias sus vías respiratorias se vuelven más sensibles frente a diversos estímulos, como por ejemplo el ejercicio físico.
El ejercicio físico constituye un aspecto esencial en la educación global infantil y una actividad saludable en el adulto. El padecer una enfermedad alérgica no debe representar una barrera para la práctica del deporte. Algunos atletas famosos y deportistas de élite sufren asma sin que esto les haya impedido practicar deporte de alta competición (p.e: Miguel Induráin, Gemma Mengual, Jordi Llopart). La actividad física es recomendable en personas con asma ya que va a producir una mejoría en la función cardiorespiratoria y pulmonar, no obstante, es importante llevar el control adecuado y seguir una serie de recomendaciones.
Recomendaciones generales:
Tratamiento con premedicación:
La medicación previa se administrará en el caso de que la persona no tolere el ejercicio físico de forma periódica y desencadene síntomas de asma. Dicho tratamiento se aplica unos 15-20 minutos antes del ejercicio y generalmente consiste en un inhalador tipo broncodilatador (betamimético o cromoglicato) pautado por el médico. Este tipo de tratamiento suele ser muy eficaz y permite la práctica de deporte de forma regular.
Durante el ejercicio el paciente debe conocer su situación clínica en cada momento. Nunca se debe llegar al ejercicio extenuante y éste debe interrumpirse con la aparición de los primeros síntomas asmáticos.
Tratamiento de rescate:
Es la medicación que la persona debe administrarse de forma precoz si durante la realización de cualquier actividad física nota síntomas de asma como fatiga, opresión o silbidos en el pecho y/o ataques de tos. En estos casos debe interrumpir el esfuerzo y tomar el tratamiento de rescate, generalmente un broncodilatador inhalado asociado o no a corticoides como antiinflamatorios de la vía aérea. Dicha medicación de rescate se puede repetir al cabo de 15 o 30 minutos si no ha mejorado de los síntomas y siempre debe llevarla consigo.
Actividades que producen más síntomas de asma:
Actividades que producen menos síntomas de asma:
Medicamentos permitidos y prohibidos en el asma y otras enfermedades alérgicas para deportistas de competición:
Dicho uso se encuentra legislado en: BOE núm. 84, Viernes 7-Abril-2000, Pág. 14411-14416.
En la actualidad los deportistas con asma pueden utilizar la medicación antiinflamatoria (corticoides) o broncodilatadora sin miedo al dopaje siempre y cuando se acredite y objetive su condición de asmático y se utilicen los medicamentos autorizados por las autoridades deportivas.
Todas las medidas comentadas resultan sencillas de aplicar en la práctica. Si tiene sospecha de padecer asma debe acudir a su médico para realizar un diagnóstico y tratamiento adecuado.
El deporte siempre debe ser una actividad recomendable y satisfactoria para la persona afectada de asma.
Las enfermedades alérgicas, como el asma bronquial, la rinoconjuntivitis alérgicas y la dermatitis atópica, han aumentado de forma importante durante los últimos años en los países industrializados. En el caso del asma se ha observado que es más frecuente en países ricos que en pobres y que predomina mucho más en las zonas urbanas con respecto a las zonas rurales. Entre los factores ambientales implicados estarían incluidos los relacionados con la exposición a nuevos alérgenos y contaminantes, tanto de interior (humo del tabaco) como de exterior (polución ambiental).
En España se calcula que mueren cada año unas 7.000 personas a causa de las enfermedades provocadas por la contaminación del aire. Además, el cambio climático, sumado a los efectos de la contaminación, está provocando un incremento alarmante de los casos de alergia respiratoria en nuestro país.
Así se ha descrito una relación directa entre la contaminación ambiental y el incremento de enfermedades alérgicas, especialmente respiratorias, con una mayor incidencia en la población que reside en áreas urbanas.
¿Cómo afecta la contaminación en el desarrollo de enfermedades alérgicas?
Las partículas eliminadas en la combustión de los motores diésel y por las calefacciones en las ciudades crean un ambiente hostil a las plantas que para defenderse producen proteínas de estrés que hacen más agresivos a los pólenes, ocasionado una mayor capacidad para producir alergia.
Además, los altos niveles de contaminación urbana impulsan el fenómeno de inversión térmica que impide a los pólenes abandonar la atmósfera sobre las ciudades y, así, aumentan el tiempo de su exposición sobre las zonas urbanas. Esto explicaría porque en las zonas rurales hay un menor número de alérgicos a pesar de que haya mayor cantidad de plantas que en las ciudades.
¿Cómo actúa el cambio climático en el incremento actual de las enfermedades alérgicas?
El aumento de la temperatura media global de la tierra de un grado en los últimos 100 años se debe al incremento de los gases con efecto invernadero, en concreto el CO2 procedente de la utilización de derivados del petróleo, y que no es absorbido adecuadamente por los árboles, debido a la deforestación de los bosques. Dicho ascenso de la temperatura ocasiona un adelanto en la floración y como consecuencia un incremento del periodo de exposición a los pólenes.
La disminución de las precipitaciones a su vez origina que especies más débiles de plantas desaparezcan en algunas zonas y estén siendo sustituidas por otras más resistentes y alergénicas. Dichas plantas producen pólenes más agresivos y que permanecen más tiempo en la atmósfera.
Así mismo, el aumento de CO2 tiene un efecto beneficioso sobre la cosecha de algunas plantas, como el olivo y los cereales, ya que actúa como fertilizante al estimular la fotosíntesis y aumentar la producción de polen.
¿Podemos conseguir parques y jardines hipoalergénicos?
Normalmente las recomendaciones para los pacientes se basan en cómo hacer frente a las alergias polínicas con medidas relativas a sus hábitos cotidianos: horas adecuadas para pasear, ventilación de la vivienda, mascarillas, etc. Sin embargo son más escasas las medidas dirigidas a conseguir parques y jardines hipoalergénicos.
Entre ellas podrían considerarse:
PUNTOS CLAVE:
Entre el 15-25% de la población presenta sensibilización al veneno de avispas o abejas (himenópteros), en el caso de los apicultores sube hasta el 36% al estar especialmente expuestos. Las reacciones graves (generalizadas) aparecen entre el 5-15% de la población. No se disponen de datos fiables sobre la mortalidad pero probablemente sea mayor de lo que se supone y algunos casos de muerte súbita sean debidos a esta alergia.
Las reacciones a las picaduras de estos insectos son tan antiguas como la vida misma. En la actualidad, sus reacciones alérgicas siguen siendo un serio problema médico.
Considero que es muy importante que sepáis como actuar antes, durante y después de una picadura de abeja o avispa. Para ello os responderé a vuestras dudas más frecuentes:
¿Es lo mismo una abeja que una avispa?
Aunque las dos pertenecen al mismo grupo de insectos (himenópteros), presentan diferencias importantes. Las avispas son omnívoras mientras que las abejas son vegetarianas y se alimentan del néctar y del polen de las flores. El aguijón de las avispas es liso por lo que una vez que han picado pueden extraerlo con facilidad y volver a picar varias veces; sin embargo el de las abejas es aserrado y eso hace que no lo puedan extraer del interior de la piel una vez clavado, por este motivo la abeja sólo puede picar una sola vez. Como las abejas se dedican a recolectar polen su cuerpo está recubierto de abundante pilosidad; el de las avispas es liso.
Si soy alérgico a las avispas, ¿lo soy también a las abejas?
Se puede ser alérgico a ambas, pero normalmente no. Las proteínas del veneno responsable de la alergia en ambas son diferentes. A veces ocurre una sensibilización cruzada al tener otras sustancias parecidas que pueden ocasionar alergia con menos frecuencia. En la práctica real esto es muy infrecuente.
Cuando me pica una avispa se me inflama mucho toda la zona, ¿Eso significa que tengo alergia?
Cuando sufrimos una picadura de abeja o avispa se produce una reacción local de inflamación en la zona de la picadura. Estas reacciones de enrojecimiento, hinchazón y dolor son normales. Pueden ser muy grandes, y extenderse varios centímetros alrededor de la picadura. A pesar de lo molestas y dolorosas que pueden ser, no son peligrosas para la vida.
¿Cuáles son los síntomas que tengo que notar para sospechar que estoy teniendo una reacción alérgica a una picadura?
Si aparecen reacciones en sitios diferentes al de la picadura, es decir reacciones sistémicas que afectan a diferentes partes del cuerpo. Por ejemplo: no es normal que nos pique una avispa en un pie y se nos hinchen los labios o los párpados, o que aparezcan ronchas (urticaria) o dificultad para respirar o ganas de vomitar con mareos...
Estas reacciones pueden ser extremadamente graves, e incluso mortales y suelen aparecer de forma inmediata a los pocos minutos de la picadura.
Las reacciones sistémicas más habituales son: urticaria (ronchas por el cuerpo), inflamación de ojos, boca o cualquier zona separada de la picadura, estornudos, picor y mucosidad nasal, lagrimeo y picor de ojos, tos, ahogo, silbidos en el pecho (asma), mareos y pérdida de conocimiento.
Cualquier persona que presente una reacción sistémica tras una picadura de abeja o avispa, debe acudir al especialista para realizar el estudio alergológico adecuado. Dicho estudio consiste en pruebas cutáneas (en la piel) y análisis de sangre. Con su resultado el alergólogo le confirmará si tiene o no una alergia a estos insectos y, lo más importante, le explicará el tratamiento más adecuado para su caso en particular.
Soy alérgico a las abejas ¿Qué debo hacer si me pica una? ¿Debería llevar algún tipo de tratamiento por si acaso?
Hay dos cosas importantes a tener en cuenta cuando nos pica una abeja y/o una avispa:
Si ya sabe que tiene alergia y sufre una picadura, debe acudir al Centro Médico más cercano lo antes posible para su valoración y control. Si durante el camino aparecen síntomas en la piel (inflamación, urticaria, ronchas) debe tomarse un antihistamínico tipo Polaramine. En el caso de que aparezcan síntomas de dificultad respiratoria debe aplicarse un broncodilatador inhalado tipo Salbutamol (Ventolín) para abrir las vías respiratorias.
Lo más importante de todo es vigilar si aparecen varios síntomas a la vez (ronchas con ahogo, mareo y vómitos, dificultad para tragar, etc) ya que indica que está haciendo una anafilaxia y el único tratamiento que le puede salvar la vida en ese caso es la adrenalina.
Existen adrenalinas autoinyectables (Altellus, JEXT) tanto en dosis de adulto como infantil. Vuestro alergólogo os pautará la más adecuada según edad y peso. Su manejo es muy sencillo.
¿Se puede curar esta alergia?
La respuesta es sí. A diferencia de otras causas de alergia, esta es de las que existe una alta posibilidad de curación gracias a las vacunas con extracto de veneno de estos insectos. Su eficacia está ampliamente demostrada. Su administración se realiza mediante inyecciones en el antebrazo una vez al mes durante unos 3 a 5 años. Con estas vacunas se consigue tolerancia frente al veneno del insecto, de manera que la persona con alergia reacciona igual que la persona que nunca ha padecido alergia. Hasta que se consigue este efecto, la persona alérgica debe continuar con las mismas precauciones.
El especialista de alergia es el que le comentará si en su caso está indicado o no vacunarse, durante cuánto tiempo y cuando se debe interrumpir.
El efecto terapéutico de la vacuna es duradero, de modo que a los 10 años del fin de la inmunoterapia, alrededor del 90% de los pacientes siguen estando protegidos.
¿Hay algo que pueda hacer para prevenir que me piquen?
Tanto las avispas como las abejas pican sólo como defensa, de ellas mismas o de sus nidos. La mayoría de las picaduras tienen lugar entre los meses de mayo y septiembre. Las recomendaciones generales más eficaces para prevenir las picaduras durante estos meses son:
Espero que esta información os sea de ayuda y que disfrutéis de un estupendo verano.
Ha llegado la primavera y la sucesión de pólenes con capacidad para dar alergia es muy importante. El primero en aparecer en estos meses en los que el buen tiempo nos acompaña es el polen de platanero.
El platanero o plátano de sombra pertenece a la familia de las platanáceas y aunque podría llevar a confusión no tiene nada que ver con los plataneros que dan esa fruta tan preciada en nuestro país, el plátano.
Este árbol también se llama plátano de paseo porque su sombra lo hace merecedor de ser uno de los árboles más plantados en las calles de nuestras ciudades. Su altura es importante, puede llegar hasta los 30 metros. El tronco es grueso y sus hojas son palmeadas. Las flores masculinas se agrupan y adoptan una forma esférica, ellas son las encargadas de la polinización y pueden llegar a producir hasta 13 millones de pólenes. La disposición del fruto en largos mechones de pelo facilita su dispersión por el viento.
Son por tanto árboles que tienen una gran capacidad de producción de polen liberándolo a la atmósfera y dispersándolo a varios kilómetros de distancia hasta depositarse en el suelo.
La floración se produce durante los meses de marzo, abril y parte de mayo, dependiendo de la región y de las condiciones climáticas. Generalmente no suele durar más de 20 días. Es por tanto una polinización corta pero muy intensa.
Los síntomas se agravan especialmente los días soleados y ventosos, por lo que los alérgicos deben tener especialmente cuidado y estar pendientes de los partes polínicos que van informando sobre los niveles en la atmósfera de estos alérgenos.
Las manifestaciones son muy variables, pudiendo producir síntomas muy localizados como picor de ojos o de nariz, hasta síntomas compatibles con cuadros de asma con dificultad para respirar.
El diagnóstico es fácil y rápido mediante las pruebas cutáneas de alergia. El tratamiento va a depender siempre de los síntomas que tenga la persona, pudiendo llegar a curarse dicha alergia mediante la aplicación de inmunoterapia específica frente al polen responsable.
Existe a disposición de la persona afectada varios medios cuya información ayuda bastante a conocer cómo va día a día la polinización de las plantas. Una forma es acceder a la página web: www.polenes.com y otra es mediante aplicaciones en el móvil diseñadas con tal fin (Alertapolen, Polencontrol).
Para acabar os dejo un enlace donde podéis recordar las medidas básicas de prevención para intentar disfrutar de la primavera en todo su esplendor: https://www.quironsalud.es/blogs/es/alergia-dia/consejos-importantes-alergicos-polen
Cada vez es más frecuente la gente que acude a la consulta para averiguar si tienen "alergia a la lactosa", ya que la leche no les sienta bien. La mayoría de las veces se trata de una alteración a nivel intestinal que produce una intolerancia a la lactosa, no una alergia. Diferenciarlas y diagnosticarlas no es complicado y puede mejorar mucho la calidad de vida de la persona afectada.
Con este artículo pretendo aclarar que intolerancia a la lactosa y alergia a la leche son dos cosas muy distintas.
La leche nos puede producir dos tipos diferentes de problemas a nivel de la salud y hay que saber diferenciarlos bien, ya que sus síntomas, consecuencias y tratamientos van a ser muy diferentes.
1. Alergia a la proteína de la leche:
Siempre que decimos que una persona es alérgica a la leche significa que existe una alteración de su sistema inmunológico, de manera que este reacciona de forma equivocada contra las proteínas que componen este alimento. Suele afectar sobre todo a niños muy pequeños y sus síntomas pueden ser muy variados, llegando a implicar a diferentes órganos y pudiendo producir reacciones muy graves que pueden conducir a la muerte por shock anafiláctico.
Los síntomas que podemos observar con mayor frecuencia son:
- Cutáneos: tipo ronchas (urticaria), granitos (rash), piel enrojecida (eritema) o incluso inflamada (edema).
- Digestivos: picor en lengua, paladar o garganta, diarrea, sangrado en las heces, dolor abdominal, reflujo e incluso rechazo de las tomas en los niños muy pequeños.
- Respiratorios: picor de nariz y ojos, estornudos, mucosidad, lagrimeo, dificultad respiratoria.
- Anafilaxia/Shock anafiláctico: síntomas generales graves que pueden llegar a desencadenar la muerte de la persona afectada.
El diagnóstico lo realiza el médico alergólogo mediante pruebas específicas en piel, sangre y en caso de ser necesario, la provocación oral. En ocasiones también puede ser necesaria la realización de endoscopia con biopsia a nivel digestivo.
En este tipo de reacción no va a influir la cantidad de proteína láctea ingerida, es decir, una mínima ingesta, aunque sea de trazas, ya puede desencadenar una reacción muy grave; de ahí la importancia de una dieta estricta exenta de cualquier tipo de producto lácteo. Actualmente la legislación obliga a que todos los productos que contengan en su composición proteína de leche lo lleven impreso con claridad dentro de los ingredientes.
El mejor tratamiento es la prevención, pero si por error se ingiere algún tipo de derivado lácteo, la persona siempre tiene que llevar consigo la medicación necesaria para tratar y revertir una reacción grave. Esta medicación es la adrenalina autoinyectable.
2. Intolerancia a la lactosa:
Esta enfermedad se origina por una alteración en la digestión del azúcar de la leche, la lactosa, a nivel intestinal. Existe una disminución de la enzima que tiene que digerir este azúcar y eso hace que la lactosa pase al resto del intestino produciendo una serie de síntomas muy característicos.
Los síntomas sólo se manifiestan a nivel digestivo y originan dolor abdominal, diarrea, defecación explosiva, nauseas, meteorismo, distensión abdominal (sensación de barriga muy hinchada y llena de aire). Nunca va a originar síntomas en otros órganos del cuerpo y nunca van a desencadenar una reacción grave como la anafilaxia, por lo que el riesgo de muerte con la ingesta de lácteos en los intolerantes a la lactosa es imposible.
Su diagnóstico se realiza mediante test específicos en sangre, estudio genético, biopsia intestinal o test de hidrógeno espirado.
Es más frecuente en adultos y afecta aproximadamente entre el 10-15% de la población. Cuando el origen es genético (poco frecuente) suele ser irreversible, pero lo más frecuente es que aparezca como consecuencia de una enfermedad (infecciones, celiaquía, colitis ulcerosa, etc) o de un fármaco (quimioterapia); en este último caso suele ser reversible y solucionarse al tratar la causa que la provocó.
El tratamiento consiste en suprimir la lactosa de la dieta. Pero a diferencia de los alérgicos a la leche, los intolerantes pueden consumir pequeñas cantidades de lactosa de forma habitual sin llegar a notar síntomas. Generalmente toleran sin problemas algunos derivados lácteos como yogures y quesos, porque al fermentar la leche, la lactosa suele transformarse en ácido láctico que no da problemas de intolerancia.
Actualmente existen numerosos productos lácteos sin lactosa en el mercado.
Estas personas no hace falta que lleven adrenalina, ya que la ingesta de lactosa por error no les va a desencadenar nunca una reacción grave, lo máximo que pueden notar es un cuadro digestivo con dolor abdominal y diarrea transitoria.
CONCLUSIÓN:
La alergia a la lactosa no existe. Existe la alergia a la proteína de la leche de vaca y la intolerancia a la lactosa (azúcar) de la leche.
Actualmente la alergia se ha convertido en una epidemia en los países desarrollados afectando a casi el 40% de la población. Todos solemos conocer a alguien que tiene alergia o somos nosotros mismos los que la padecemos. Al ser un problema crónico hace que nos acompañe durante el resto de nuestra vida y suele influir de forma frecuente en muchos aspectos del día a día. Por este motivo es muy importante que el paciente y los que lo rodean (padres, abuelos, maestros, compañeros, etc) puedan acceder a toda la información disponible, de forma clara y actualizada. Espero que todo lo que escriba en este blog os pueda ayudar a convivir mejor con la alergia. Estaré encantada de resolver todas vuestras dudas.
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