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Blog de Reproducción Asistida del Grupo Quirónsalud

  • 30 años es mucho (y fin)

    Artículo del Dr. Antonio Urries, director de la Unidad de Reproducción Asistida

    No se si soléis relacionaros con responsables de comunicación en vuestro trabajo. Yo si y tiene lo suyo. Tengo en mi centro una estupenda Directora de Comunicación, Cristina Goicoechea, y buena amiga, que me persigue continuamente para que escriba artículos en este blog.

    Hasta allí todo bien (o no ¡-)). Pero el problema ha surgido cuando a raíz del último blog le gustó tanto que se empeñó en que escribiera otro similar, pero describiendo como ha cambiado el mundo de la Reproducción Asistida a lo largo de estos años.

    No es que me parezca complicado. Como decía en el anterior blog 30 años no es nada y los buenos recuerdos no se borran fácilmente, pero lo curioso fue comprobar como cada hito tecnológico que iba recordando llevaba vinculada directamente la imagen de un amigo/a, por lo que la revisión de la evolución de la reproducción asistida se estaba convirtiendo en un recuerdo de personas.

    A cualquiera que tenga actualmente más de 50 años y siga en este mundillo no le sonará extraño. Estamos hablando de una época en la que lo que hacíamos no se aprendía en los libros, sino que, como en otras épocas, nos lo transmitíamos de unos a otros con la alegría e inocencia de quien continuamente está descubriendo cosas nuevas. Aprendiendo de unos y enseñando a otros.

    ¡Como no voy a presumir de que el primer embrión me lo enseñara Anna Veiga! O de los ratos en que Gloria Calderón me explicaba el tema de su tesis doctoral sin que yo entendiera prácticamente nada. O de cómo dos becarías llamadas Montse Boada y Bego Aran me intentaban contar delante de un café la emoción de ver como un óvulo fecundado se transformaba pocos días después en una prueba de embarazo positiva y con que alegría marcaban en rojo la fecha en el calendario.

    Luego vinieron los primeros años de actividad profesional en mi Hospital. Solo. Con la fórmula 24/7/365 que muchos de vosotros conocéis. Pero con el consuelo de saber y tener el número de teléfono (fijo) de otra docena de colgados/as igual que tú.

    Recuerdo a Mark Grossmann enseñándome a "fabricar" micro pipetas de ICSI y Holding al principio de los 90 partiendo de un capilar, pasándonos toda una mañana para poder disponer de media docena de holding’s y un par de ICSI’s. ¡Como se rompían las puñeteras! Y justo al final, cuando ya sólo te faltaba afilar la punta.

    Recuerdo a Joan Sarquella haciendo una parada en Zaragoza en su camino hacia Pamplona para poder ver los vídeos (VHS) que habíamos grabado para intentar explicarnos porqué el puñetero óvulo no había fecundado tras una ICSI. Y como gritábamos insultando al espermatozoide al ver como una vez introducido iba saliéndose otra vez hasta el espacio perivitelino.

    Hasta las empresas farmacéuticas eran distintas. Érase una vez un biologo reconvertido en "viajante" , alter ego de Groucho Marx con una cartera que ponía "Serono", nuestro querido Julio Morales, que entraba en el laboratorio preguntando si notábamos diferencia en los embriones según se hubiesen utilizado hormonas urinarias o recombinantes en el estímulo. No le importaba tanto si utilizábamos su producto como que contribuyera al embarazo de esa pareja.

    ¿Y nuestras peleas con los urólogos/andrólogos cuando aseguraban que en el testículo no había espermatozoides capaces de fecundar un óvulo? Poco nos costó convencerles de lo contrario.

    Más tarde llegaron las técnicas de Diagnóstico Genético Preimplantacional. Y las llamadas de Carles Gimenez a las 12 de la noche para contarme cuantos embriones habíamos tenidos sanos. Ese era nuestro horario laboral.

    Y entre tanto congresos y más congresos, reuniones y más reuniones, con mis amigas de siempre Esther Fernández y Maria Bonada discutiendo sorprendidos como alguien podía decir que no pasaba nada por fumar en un laboratorio.

    En fin. Siempre de un lado para otro intentando aprender de los que más sabían y encantados de compartirlo con los que te preguntaban. No había competidores. Había compañeros.

    Luego han llegado otras técnicas y, lo que para mí es peor, otra forma de ver nuestro mundo. Pero que nos quiten lo "bailao"

    Sirvan estas líneas como homenaje a todos aquellos que estábamos cuando se creó nuestra Asociación para el Estudio de la Biología de la Reproducción (ASEBIR, 1993)

    Y dejo una idea. Me encantaría crear un grupo de embriólogos que, a título de consejo de "ancianos" (jejeje, perdonar los aludidos por la palabra) podamos seguir reuniéndonos para continuar aprendiendo (esa voluntad nunca nos ha faltado), pero, sobre todo, para recordar esos 30 años pasados que, sin ser nada, son mucho.

  • 30 años no es nada

    Artículo del Dr. Antonio Urries, director de la Unidad de Reproducción Asistida en Quirónsalud Zaragoza

    De cuando en cuando tus propias redes sociales te sorprenden con noticias que ni tu mismo esperabas. Incluso relacionadas con temas referentes a tu propia vida privada.

    Algo de esto me ocurrió hace unos días cuando LinkedIn me anunció muy ufano (a mí y a todos mis "linkeados") que era mi cumpleaños profesional. Y no es que llevara 5 años trabajando en Quirónsalud. Ni siquiera 10. Me anunciaba que llevaba ¡30 años! trabajando para la misma empresa.

    ¿30 años? ¿Con lo joven que soy? ¡Imposible!

    Aunque después de una breve reflexión llegué a la conclusión de que no sólo era posible, sino que, incluso, era cierto. Y lo que más me dolió fue pensar que, quizá, no era ya tan joven.

    Naturalmente empezaron a llegarme felicitaciones al efecto, algunas de ellas típicamente automáticas (es fácil presionar el botón de "Enhorabuena") y otras (las menos) con dedicatoria personalizada.

    Pero lo primero que me vino a la cabeza fue una reflexión ¿Cómo podía ser eso? ¿Cómo podía haber estado trabajando 30 años en el mismo sitio? Es norma conocida que para progresar profesionalmente es conveniente cambiar de empresa con cierta frecuencia. Creo que los americanos lo tienen calculado, cada dos años, y nunca superar los cinco años bajo el mismo paraguas.

    Pudiera parecer que el motivo fuera que no hubiera tenido oportunidades para dicho cambio. Pero no ha sido así. He tenido múltiples ocasiones para hacerlo, pero nunca he dado el paso. Para saber la razón realicé una pequeña reflexión recordando cada una de esas oportunidades que fueron apareciendo a lo largo de mi vida, y la conclusión fue que nunca, ninguna de esas oportunidades de cambio, superaba los retos que en esos momentos me ofrecía mi propia empresa. Y, desde luego, creo que después de treinta años, puedo estar satisfecho del desarrollo profesional que he alcanzado. Y lo que es mejor, sigo disfrutando de mi trabajo.

    Y aquí es donde puedo empezar con los agradecimientos. He estado trabajando para la misma empresa, Quirónsalud, pero, sobre todo, he tenido la suerte de trabajar con y para distintos profesionales (muchas veces amigos), que me han permitido crecer. Muchos de ellos han pasado, otros aún permanecen, pero de todos he aprendido y disfrutado. Gerentes, informáticos, comunicadores, enfermeros, administrativos, celadores, mantenimiento, limpieza... (por no quedarme sólo con mis compañeros embriólogos y médicos). Cada uno con su propia idiosincrasia han permitido y ayudado a que pudiera progresar profesionalmente sin ningún tipo de cortapisa.

    Sería ridículo pensar que no he tenido dificultades durante estos años. Claro que sí. Y algunas me han quitado seriamente el sueño. Pero siempre he tenido el apoyo de estos compañeros y, aunque pueda parecer sorprendente, incluso de los propios directivos de mi grupo hospitalario. Podría parecer peloteo, pero es tan cierto como los treinta años que llevo trabajando. No son unos santos, algunos incluso todo lo contrario, pero siempre he sentido su apoyo y decir otra cosa no sería justo.

    Y lo mejor de todo. Ahora puedo ver con perspectiva el camino recorrido desde que empezamos en el año 1990 en un pequeño laboratorio del Paseo Mariano Renovales de Zaragoza de la mano de "mi ginecólogo" (buen amigo ya jubilado) Julian Sánchez Rubio y nuestros poco más de veinte ciclos hasta los 1.000 ciclos que actualmente estamos realizando. El camino recorrido por un simple biólogo/rata de laboratorio que ha conseguido llegar a... estar orgulloso de donde ha llegado.

    Han cambiado las técnicas, la forma de trabajar y los retos que se van asumiendo día a día. Pero en contra de lo que dicen los americanos no puedo pensar en mejor proyección profesional y personal que la que he llevado durante estas tres décadas.

    Ello me lleva a la conclusión final de que no es tan importante cambiar el lugar donde trabajas si no tu propia voluntad de desarrollo y, eso sí, dar con el sitio y las personas que te permitan desarrollarlo. O sea, hace falta mucha suerte, pero parafraseando a Picasso "que la suerte te encuentre trabajando"

    Así que, señoras y señores, prometo que, dentro de otros treinta años, volveré a escribir otro post con el siguiente capítulo de esta historia. Ojalá la suerte/fuerza no me abandone.

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Sobre este blog

Actualmente se considera que una de cada cinco parejas en edad fértil va a tener dificultades para conseguir un embarazo. Las Técnicas de Reproducción Asistida dan solución a la mayor parte de estos problemas, pero también generan importantes debates éticos y sociales. En este blog vamos a intentar no sólo marcar las bases de las técnicas diagnósticas y terapéuticas de que disponemos actualmente sino también debatir acerca de los últimos avances que vayan apareciendo.

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