Quirónsalud
Blog de cardiología de Hospital Quirónsalud Barcelona
*Artículo del Dr. Ignasi Duran, cardiólogo del Hospital Quirónsalud Barcelona.
Aquellos pacientes que por recomendación de su médico o por iniciativa propia deciden comprar un aparato para controlar la presión arterial en casa han de tener en cuenta una serie de medidas para asegurarse de que los valores determinados sean fiables.
Aunque son medidas que ya se conocen desde hace años, en las guías de práctica clínica para el diagnóstico y el manejo de la hipertensión arterial publicadas recientemente por la Sociedad Europea de Cardiología, se hace énfasis en su importancia.
Se ha de tener en cuenta que unos valores falsos demasiado elevados condicionarán un aumento innecesario de la dosis de los fármacos o a la introducción de uno nuevo mientras que unos valores demasiado bajos pueden hacer bajar la dosis.
Por lo tanto, hemos de saber que, al mirar cómo tenemos la presión arterial en casa conviene:
Por último, recordar que el control de la presión arterial en casa es una medida adicional para mejorar el tratamiento de su enfermedad pero que en ningún caso ha de ser un motivo de angustia ni una obsesión. Siempre es importante que, antes de comprar un dispositivo, valore con su médico las ventajas y los inconvenientes del mismo.
*Artículo escrito por la Dra. Pilar Tornos, jefa del Servicio de Cardiología.
Uno de los avances más espectaculares de la medicina actual lo ha conseguido la Oncología. La investigación de las últimas décadas está propiciando que el pronóstico de muchos de los pacientes haya cambiado de manera sustancial. Estos resultados obedecen por una parte a la detección de cáncer en estadios poco evolucionados, gracias a las técnicas y políticas de detección precoz y por otra a la utilización de tratamientos quimioterápicos e inmunoterápicos nuevos y cada vez más eficaces y orientados al tratamiento individual de cada caso. Como resultado de todo ello la población de pacientes que sobreviven durante muchos años al cáncer está creciendo de forma espectacular.
¿De qué manera estos cambios influyen en la Cardiología?
En primer lugar es bien conocido que algunos tratamientos quimioterápicos pueden afectar a la función del corazón. Por este motivo es necesario que los pacientes que los reciben sean seguidos cuidadosamente por cardiólogos que vigilen la posible aparición de este efecto indeseable con precocidad. Por otra parte muchos tratamientos oncológicos nuevos pueden interactuar con tratamientos previos de los pacientes, como el tratamiento anticoagulante, o pueden dar lugar a efectos nocivos como espasmo coronario o aparición de arritmias. En segundo lugar la mejoría en el pronóstico de muchos casos de cáncer hacen que al prolongarse la supervivencia los pacientes puedan desarrollar enfermedades cardiológicas como infartos u otras enfermedades cardiacas. Y también ocurre que pacientes portadores de cardiopatías puedan desarrollar un cáncer. Estas enfermedades cardiológicas obligan a tratamientos médicos, quirúrgicos o intervencionistas complejos. La aplicación de estas terapias en pacientes con cáncer y sometidos a tratamientos oncológicos plantea en muchos casos problemas serios que solo se pueden resolver con una colaboración muy estrecha entre cardiólogos y oncólogos.
Por estas razones las sociedades científicas de Cardiología y Oncología promueven la creación de Unidades de Cardio-Oncología con la finalidad de que los pacientes reciban los tratamientos más adecuados.
Los principales objetivos de estas Unidades serían:
En el Hospital Quirónsalud Barcelona estamos trabajando en el programa de Cardio-Oncología. El requisito fundamental es contar con cardiólogos expertos y motivados por las enfermedades oncológicas y con una estrecha colaboración con los oncólogos. El objetivo es que el resultado final de esta colaboración sea que los pacientes reciban la mejor asistencia.
*Artículo escrito por el Dr. Josep Massó, cardiólogo del Hospital Quirónsalud Barcelona.
Las enfermedades cardiovasculares (ECV) son una de las primeras causas de muerte a nivel mundial. En Europa son responsables de más de 4 millones de muertes cada año. Por ello, es de máxima prioridad llevar a cabo actividades preventivas para combatir estas enfermedades. Existen unos factores que desempeñan un papel importante en las probabilidades de que una persona padezca de una enfermedad del corazón. Se los denomina «factores de riesgo cardiovascular». Cuantos más factores de riesgo tenga una persona, mayores serán sus probabilidades de padecer una enfermedad del corazón. Algunos factores de riesgo pueden cambiarse, tratarse o modificarse y otros no. Pero el control del mayor número posible de factores de riesgo, mediante cambios en el estilo de vida y/o medicamentos, puede reducir el riesgo cardiovascular.
Los principales factores de riesgo los podemos enumerar en la siguiente tabla:
Factores de riesgo causales (mayores independientes)
Factores de riesgo predisponentes
Tiene especial importancia como causantes de las ECV los niveles elevados de colesterol LDL.
Para poder entender el papel de las distintas fracciones del colesterol circulante, debemos dar unas breves explicaciones sobre estas.
¿Siempre hemos oído hablar del buen colesterol (HDL) y el mal colesterol (LDL), pero como es que se catalogan así?
Debemos recordar que como grasa que es, el colesterol no se solubiliza y requiere de la unión a unos complejos para poder ser transportados por el torrente sanguíneo. Estos complejos llamados apoproteínas se unen al colesterol, conformando las lipoproteínas y así poder conducirse por la sangre. No obstante, no todas las apoproteínas son iguales y dependiendo de la apoproteína que se una al colesterol se conformará el HDL, el LDL…
El HDL (buen colesterol) se une a unas apoproteínas que lo conducirán hacia primordialmente hígado y no tiene actividad directa sobre el vaso sanguíneo.
El LDL, ("colesterol malo") es el único que tiene la capacidad de sufrir unas reacciones químicas que le permiten penetrar dentro de la estructura arterial (endotelio) y con ello iniciar unos cambios (en realidad agresiones) dentro del vaso (no en el torrente sanguíneo), que si bien por un lado condicionaran una respuesta de defensa (llegada de monocitos), a la vez van a suponer una desestructuración interna, generando fundamentalmente un magma lipídico (fenómeno de aterosclerosis) que irá afectando internamente al vaso, limitando su luz, y que si aplicamos un ejemplo, sería como un efecto de dentro afuera que podría recordar un volcán. El problema clínico sobreviene de forma abrupta en el momento que se produce la ruptura de la capa que separa el magma lipídico del torrente sanguíneo. Esta afectación de la capa del vaso es interpretada por las plaquetas como algo que reparar y la unión de plaquetas condiciona un trombo que, caso de ocluir la luz del vaso, provoca una alteración aguda que puede abocar al infarto agudo de miocardio. Expresado de una forma entendible el paciente vive con aterosclerosis, pero muere de trombosis.
¿Como combatir estas situaciones?
Desde distintos ámbitos. Por un lado, luchar contra los demás factores de riesgo cardiovascular que también tienen su papel en la afectación del vaso arterial. Así mismo llevar una dieta equilibrada, practicar ejercicio físico y sobre todo hacer un buen uso de la medicación a nuestro alcance.
Hablo de medicación, no de productos supuestamente eficaces, pero que deben venderse como complejos vitamínicos o alimentarios, sin poder utilizar jamás la palabra fármaco, y por tanto deben pagarse en su totalidad, y no están dentro del petitorio del Sistema Nacional de Salud beneficiándose del copago. Todo aquello que se promocione como eficaz y totalmente exento de efectos adversos, no se puede jamás definir como fármaco y por descontado como curativo.
No debemos pensar sólo en la reducción del colesterol sino también, y muy importante, es en el efecto de las distintas terapias en la reducción de eventos cardiovasculares, y esto, sólo ha sido demostrado con algunos fármacos y primordialmente con las estatinas.
Las estatinas tienen un mecanismo de acción muy bien definido y estudiado, reduciendo el LDL colesterol en sangre, además de otros efectos en relación con su actividad antiinflamatoria y antioxidante que se producen a nivel del vaso arterial afectado.
Las estatinas son fármaco de primera línea en la prevención secundaria de pacientes que ya están diagnosticados de cardiopatía isquémica (en todas sus formas), reduciendo la incidencia de infarto de miocardio, mortalidad cardiovascular, reducción de ictus, reducción de revascularización coronaria. Así mismo existen diversos estudios que abogan por su beneficio también en prevención primaria.
Son así mismo eficaces en poblaciones de edad superior a los 75 años.
Como fármacos que son, tienen efectos adversos y es labor del médico hallar la estatina idónea para cada paciente, pues si bien pertenecen a una misma familia de fármacos, difieren en su absorción, biodisponibilidad, excreción… y ello redundará en la presencia o no de efectos secundarios.
Como efectos adversos, debemos señalar que el más frecuente es el dolor muscular, si bien la tasa de afectación seria, la rabdomilosis se da en 1 a 3 casos/100000 pacientes tratados cada año. La afectación hepática es también poco frecuente, pudiendo hallar incrementos discretos de transaminasas en el 0,5-2% de los pacientes tratados.
Por otro lado, no existen evidencias claras tanto en el beneficio como en el deterioro de la función renal, cáncer, demencia, tromboembolismo ni fibrilación auricular.
Por tanto, no debe quedar ninguna duda en el tratamiento de la patología cardiovascular mediante estatinas para conseguir no sólo un descenso de los niveles de Colesterol LDL, sino además para la obtención de un impacto muy favorable en la reducción de nuevos eventos cardiovasculares.
* Artículo del Dr. Josep Guindo Soldevila, cardiólogo del Hospital Quirónsalud Barcelona
No cabe ninguna duda que la grave situación causada por la pandemia del COVID-19 y las extraordinarias medidas recientemente implantadas para tratar de frenar la expansión del virus, nos está sometiendo a un marcado aumento del estrés y que ello puede causar notables cambios en nuestro sistema cardiovascular.
A modo general hay que decir que, ante cualquier situación de estrés, el cuerpo humano responde con una activación del sistema nervioso simpático y el aumento de la concentración sanguínea de una serie de hormonas como la adrenalina o el cortisol. Como consecuencia de ello se producen una serie de cambios generales en todo nuestro organismo. A nivel cardiovascular las alteraciones más notables a corto plazo son el aumento de la frecuencia cardiaca y el aumento de la presión arterial, lo cual condiciona un aumento del trabajo cardíaco. A más largo plazo el estrés puede ocasionar cambios metabólicos como es el aumento de colesterol o azúcar de la sangre.
Un hecho importante a tener en cuenta es que existen dos tipos de estrés claramente diferenciados y con implicaciones clínicas muy distintas. En primer está el llamado estrés positivo (eustrés), que es aquel causado por situaciones favorables. La persona está bajo presión, pero interpreta que los efectos de la situación pueden ser beneficiosos y los puede controlar. Por el contrario, el estrés negativo (distrés) es el que se presenta en situaciones en la que nos sentimos amenazados y ante situaciones que se escapan de nuestro control. Es obvio que la severidad de las alteraciones cardiovasculares causadas por un tipo u otro de estrés son muy distintas.
El momento actual con la pandemia del coronavirus es un claro ejemplo de distrés o estrés negativo, y bastante similar al que han causado otros desastres naturales (como por ejemplo los terremotos) o las guerras. Por estudios realizados en alguna de esas situaciones, como los terremotos de San Francisco o al inicio de la Guerra del Golfo, sabemos que en los primeros días se observó un significativo aumento de la incidencia de infartos de miocardio y otros problemas cardiovasculares.
Por todo ello, en el momento actual es muy importante seguir una serie de recomendaciones para mitigar los efectos del distrés sobre nuestro organismo y prevenir posibles complicaciones cardiovasculares.
En primer lugar, lo que debemos hacer es seguir estrictamente las recomendaciones publicadas por el grupo de expertos, en la confianza de que con ello estaremos más seguros y conseguiremos frenar y acortar la crisis. Aunque no cabe duda de que estamos en una situación grave, debemos tener presente que podemos mantenernos aislados y fácilmente protegidos ante el contagio.
En segundo lugar, debemos intentar manejar el estrés y saber relativizar la situación que estamos viviendo. Debemos ser plenamente conscientes que España cuenta con uno de los mejores sistemas de salud pública y privada del mundo, incluso superior a la de otros países más ricos que el nuestro. Prueba de ello es que España es uno de los países con mayor esperanza de vida del planeta.
Por último, desde el punto de vista puramente cardiológico, debemos tomar una serie de medidas para el mejor control de los factores de riesgo cardiovascular, entre las que destacan las siguientes:
* Artículo de la Dra. Pilar Tornos, jefa del servicio de Cardiología del Hospital Quirónsalud Barcelona
Un motivo de consulta habitual al cardiólogo es el cansancio. Normalmente cuando un paciente nos dice que se cansa elaboramos una historia clínica cuidadosa, hacemos un reconocimiento físico, un ECG y un ecocardiograma, con la finalidad de descartar que una enfermedad cardiológica sea la responsable del problema del paciente. Cuando todo lo anterior es normal debemos pensar en otras causas que pueden ser responsables de cansancio, entre ellas lo que conocemos como el síndrome de las apneas obstructivas del sueño.
En este síndrome la respiración durante el sueño se hace muy superficial y puede llegar a interrumpirse periódicamente, a causa de una obstrucción transitoria de las vías respiratorias. La respiración se reanuda con un fuerte ronquido. Las personas con apnea del sueño suelen roncar mucho y tener sobresaltos durante la noche, aunque obviamente no todas las personas que roncan tienen apneas. Durante la obstrucción de la vía aérea la concentración de oxígeno en sangre disminuye notablemente hasta que el centro respiratorio emite una alarma y el paciente bruscamente ronca o resopla. Naturalmente esto afecta en mucho la calidad del sueño y el resultado es que los pacientes descansan muy mal aunque suelen no ser conscientes de haberse despertado durante la noche. Como consecuencia durante el día están cansados y tienden a quedarse dormidos con facilidad. Presentan también en algunos casos irritabilidad, pérdida de memoria y dolor de cabeza por las mañanas.
Las personas que tienen más riesgo de tener apneas son sobretodo varones con sobrepeso . A veces hay personas delgadas que también pueden padecerlas en relación a amígdalas o úvulas hipertróficas que pueden llegar a obstruir la vía respiratoria.
El diagnóstico se basa en el interrogatorio, tanto del propio paciente como de un familiar que pondrá de relieve el cansancio, la tendencia a la somnolencia durante el día, los ronquidos importantes y los sobresaltos muchas veces en relación a apneas importantes. La exploración física mostrará la obesidad muchas veces marcada en la zona del cuello y otras veces hipertrofia amigdalar o de otras zonas del velo del paladar o úvula.
Para confirmar el diagnóstico se procede a practicar una polisomnografia. Esta técnica se realiza durante una noche en el que se registra la actividad cerebral, los flujos respiratorios y los niveles de oxígeno mientras el paciente duerme. Puede hacerse en el Hospital o en el domicilio del paciente. Los registros confirmaran la presencia o no de apneas y la duración de las mismas.
El tratamiento en los casos leves consiste en recomendar una pérdida de peso que puede resolver el problema. En casos en los que la causa es un problema anatómico como hiperplasia amigdalar, de la úvula o del velo posterior del paladar la cirugía es una buena solución. En la mayoría de casos con obstrucción importante de causa no anatómica el tratamiento de elección es el aportar presión positiva de aire durante la noche mediante una mascarilla (CPAP). Esta técnica consigue mantener una oxigenación estable durante la noche y los pacientes suelen reportar rápidamente una mejoría muy importante de sus síntomas.
Los cardiólogos estamos muy sensibilizados con este problema porque las apneas nocturnas no solo producen cansancio y ronquidos. Se han relacionado con accidentes de coche debido a la somnolencia diurna y con hipertensión arterial, arritmias, empeoramiento de la clínica de la angina de pecho e ictus en relación a la poca oxigenación nocturna. Por todo ello es importante que si alguien no duerme bien, se queda dormido con facilidad durante el día, ronca mucho y tiene apneas acuda al médico. Una buena historia clínica y una polisomnografia serán suficientes para establecer el diagnóstico y orientar el tratamiento que es eficaz en la inmensa mayoría de casos.
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