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Blog de cardiología de Hospital Quirónsalud Barcelona

  • La telemedicina en Cardiología

    * Artículo del Dr. Diego Goldwasser, cardiólogo del Hospital Quirónsalud Barcelona.


    En los últimos años, el avance tecnológico, así como el avance constante en las telecomunicaciones, han permitido asistir en procedimientos complejos con una precisión asombrosa en tiempo real con las ventajas de contar con un especialista calificado a pesar de estar a kilómetros de distancia.


    La cardiología es una especialidad clínica que se basa en el contacto con el paciente, la recolección de datos mediante la entrevista médica, el examen físico, son los pilares de las especialidades clínicas.


    No obstante, una vez concluida la primera visita con las valoraciones correspondientes realizadas, existen casos en que la consulta puede continuar mediante medios no presenciales.


    Esto es especialmente útil en los casos en que el paciente debe trasladarse grandes distancias para acudir a la visita, o bien cuando la situación clínica del paciente no permite realizar traslados frecuentes.


    Más aún, en este último año en que hemos estado todos bajo una situación de pandemia, donde la movilidad ha estado reducida pero el resto de las patologías no han desaparecido.


    En la actualidad contamos con las siguientes herramientas para realizar una consulta a distancia:


    Los medios electrónicos o la vía telefónica/videollamada:


    - Para comentar resultados de pruebas solicitadas, valorar respuesta a tratamiento indicado, aclarar dudas, etc.


    Los dispositivos de uso ambulatorio


    - Los tensiómetros de uso doméstico, para un control de la tensión arterial.

    - Los dispositivos de registro electrocardiográfico ya sean relojes inteligentes o dispositivos específicos para dicho fin, para el estudio y/o seguimiento de alteraciones en el ritmo cardiaco.

    - Los dispositivos de medición de saturación de oxígeno en sangre.


    Muchos de estos dispositivos hasta hace muy poco tiempo eran de uso exclusivamente médico. El avance tecnológico, sumado al mayo compromiso de la población con el cuidado de su salud, los han masificado.


    Otro tema, aunque relacionado, con los dispositivos implantados, como son los marcapasos, desfibriladores o el holter implantable subcutáneo. Los cuales en la actualidad cuenta con la posibilidad de enviar información remotamente al médico especialista.


    A modo de resumen, considero que en nuestro medio existen muchos casos en donde la visita no presencial es posible, útil y en muchos casos necesaria, aunque muchas veces se pierde el examen físico, y las pruebas complementarias que se realizan en el mismo momento de la consulta que requieren que la visita sea presencial.


    Siempre debemos tener presente que nada puede reemplazar por completo el contacto directo médico-paciente teniendo en cuenta esta premisa creo que nos encontramos ante una forma de atención medica que tiene mucho camino por delante.

  • La leche de vaca y el corazón


    *Artículo de Catalina Garcia, enfermera coordinadora de la Unidad de Insuficiencia Cardíaca.


    La leche de vaca y sus derivados han estado muy presentes en nuestra dieta diaria a lo largo de nuestra historia. Sin embargo, en los últimos años, este hecho tan familiar para todos se ha visto cuestionado en cuanto a los beneficios reales que tiene este alimento en nuestra salud.


    En Estados Unidos recomiendan 3 raciones (237ml) de leche o derivados (quesos, yogures, mantequilla) al día desde los 9 años alegando la importancia de este alimento en el aporte de calcio diario necesario en nuestra dieta y en la reducción del riesgo de fracturas óseas. Sin embargo, hoy, el beneficio en la salud de este alimento no ha sido demostrado y han surgido estudios sobre el riesgo de posibles efectos adversos por su elevado consumo.


    The New England Journal of Medicine, publicó en 2020 ‘Milk and Health’, una revisión de varios estudios relacionados con este alimento y varios prevalentes problemas de salud, para intentar proyectar algo de luz sobre los beneficios o riesgos que puede provocar el consumo de la leche y derivados que nos acompañan día a día.


    Pero ¿cómo afecta el consumo de este producto a nuestra salud cardiovascular según este estudio?


    En la hipertensión arterial no existe evidencia que relacione directamente el alto o bajo consumo de leche y derivados (normales o desnatados) con una mejora de la tensión. Sin embargo, en las personas que siguen una dieta reducida en sal y en grasas saturadas y ricas en vegetales y frutas (dieta recomendada a pacientes con patologías cardiacas), sí que se observa una disminución de la tensión, pero no se puede atribuir exclusivamente al consumo de leche desnatada (con menos cantidad de grasas saturadas).


    De igual forma ocurre con el aumento de lípidos o colesterol relacionado con el consumo de la leche, la relación no está demostrada. A pesar de este hecho, el consumo de leche y derivados desnatados serán los recomendados, ya que las grasas lácteas contienen mayor porcentaje de grasas saturadas, que pueden incrementar el colesterol LDL (el considerado ‘malo’). Sin embargo, a pesar de que el colesterol LDL es un factor de riesgo para la enfermedad coronaria, no existe una asociación clara entre el consumo de leche o derivados, ya sean enteros o desnatados, y el aumento de la incidencia de la enfermedad coronaria o la mortalidad por dicha causa.


    De los estudios se concluye que aunque la leche tiene su importancia en el momento del crecimiento durante la infancia o en la dieta de sociedades con menor calidad nutricional (normalmente países en vías de desarrollo), no se ha demostrado que un consumo diario de 3 raciones tenga ningún beneficio sobre la salud en la persona adulta, y sí se ha comprobado que un alto consumo de leche y derivados, enteros o desnatados, puede estar relacionado con algunos tipos de cáncer o, paradójicamente, con el incremento del riesgo de fracturas óseas. Por lo tanto, la recomendación del consumo de 3 raciones de leche no se justifica en las sociedades más desarrolladas, el consumo de estos alimentos dependerá de la calidad de la dieta de cada persona, ya que los nutrientes que se encuentran en los lácteos de vaca que más perjudica su carencia (calcio y vitamina D) pueden encontrarse en otros alimentos (brócoli, frutos secos, tofu, kale) o en suplementos vitamínicos, aunque no se recomienda que se consuman más de 2 raciones al día.

  • La colchicina reduce el riesgo de muerte y complicaciones graves de la Covid-19

    * Artículo del Dr. Josep Guindo Soldevila. Servicio de Cardiología del Hospital Quironsalud Barcelona.


    La colchicina es un fármaco que fue descubierto por el médico austríaco Anton von Störck y que es empleado desde el siglo XVIII en el tratamiento de la crisis de gota. Su mecanismo de acción es múltiple y muy complejo, aunque fundamentalmente posee efectos antiinflamatorios y antifibróticos. En 1987, diversos doctores y yo, fuimos los primeros en describir el beneficio de la colchicina en la pericarditis (inflamación de la membrana que envuelve el corazón) (1,2).


    Los investigadores del Instituto del Corazón de Montreal (MHI - Montreal Heart Institute) acaban de anunciar los resultados del estudio COLCORONA (Colchicine Coronavirus SARS-CoV2 Trial) (3), en el que se demuestra el beneficio de este fármaco para el tratamiento de la COVID-19. Los resultados pueden ser de trascendental importancia en la lucha contra la pandemia. Según la información publicada por el MHI, el empleo precoz de colchicina reduce las hospitalizaciones en un 25%, la necesidad de ventilación mecánica (intubación y respiración artificial) en un 50% y el riesgo de muerte en un 44%.


    La colchicina se utilizó por vía oral a dosis bajas: un comprimido de 0,5 mg cada 12 horas los primeros 3 días, seguido de 0,5 mg al día durante los siguientes 27 días, hasta completar un mes de tratamiento. Los criterios para iniciar el tratamiento (criterios de inclusión) fueron: pacientes de >40 años que presentaban además algún factor de alto riesgo: >70 años, obesidad (IMC>30 kg/m2), hipertensión arterial mal controlada (presión sistólica > 150 mmHg), antecedentes de enfermedad respiratoria (asma o bronquitis crónica), enfermedad cardiaca (insuficiencia cardiaca o enfermedad coronaria), fiebre alta (> 38,4ºC), disnea o alteraciones en la analítica de sangre. Importante destacar que el tratamiento se realizó de forma ambulatoria (sin ingreso hospitalario), debía iniciarse muy precozmente, dentro de las primeras 24 horas de establecer el diagnóstico de CIVID-19 mediante el test PCR naso-faríngeo, y mantenerse durante un total de 30 días. Los pacientes muy inestables que requerían ingreso hospitalario inmediato no entraron en el estudio. Igualmente se excluyeron pacientes con enfermedad hepática (cirrosis) o renal muy avanzadas, cáncer en tratamiento quimioterápico, enfermedades neuromusculares o enfermedad inflamatoria intestinal y mujeres embarazadas.


    Para concluir hay que destacar la trascendental importancia de este estudio por varios motivos. En primer lugar, la colchicina es un fármaco de muy bajo coste que puede fácilmente ofrecerse a cualquier paciente en cualquier país del mundo. En segundo lugar, es un medicamento con muy pocas contraindicaciones y bien tolerado a dosis bajas (los efectos secundarios más comunes son dispepsia y diarrea, poco frecuentes cuando se usa a las dosis eficaces para la COVID-19). Por último, lo más importante: su extraordinaria eficacia, no conseguida previamente con ningún otro tratamiento oral probado hasta la fecha.


    Colchicina (0’5 mg/12h los primeros 3 días, seguido de 0’5mg/24 horas hasta 1 mes), iniciada dentro de las primeras 24 horas de establecido el diagnóstico de COVID-19 consigue:

    • Reducción de la mortalidad del 44%
    • Reducción de necesidad de ventilación mecánica del 50%.
    • Reducción de necesidad de hospitalización del 25%.

    Sobra decir que las implicaciones sanitarias y socioeconómicas de este estudio en la lucha contra la pandemia de COVID-19 son absolutamente extraordinarias.

  • Nuevas modalidades de monitorización electrocardiográfica

    * Artículo del Dr. Victor Bazan, Unidad de Arritmias Hospital Quirón Barcelona


    En pacientes que sufren repetidos episodios de pérdida de conocimiento (síncope), mareos o palpitaciones es imprescindible disponer de un registro del ritmo cardíaco o electrocardiograma (ECG) realizado justo en el momento del episodio, con el objetivo de descartar arritmias cardíacas importantes. La solución al problema (marcapasos o desfibriladores, fármacos, ablación con catéter, …) depende precisamente del tipo de alteración del ritmo cardíaco que se registre durante el episodio. Los avances tecnológicos experimentados en las últimas dos décadas a raíz de la aparición y desarrollo de dispositivos móviles inteligentes y de la tecnología Bluetooth han revolucionado el mundo de la monitorización a distancia del ritmo cardíaco. Hasta hace relativamente pocos años sólo disponíamos del registro Holter de 24 horas (H24), con máximo la posibilidad de extender el período de monitorización de 24 a 48 horas, 7 días e incluso varias semanas. A pesar de aumentar el tiempo de monitorización, el rendimiento del registro Holter es desalentadoramente baja.


    En la actualidad disponemos de nuevos dispositivos de monitorización ECG que aprovechan la tecnología para permitirnos una monitorización más autónoma por parte del paciente (monitores ECG portátiles). En la Unidad de Arritmias de nuestro centro disponemos a este efecto del dispositivo KARDIA™, de gran fiabilidad para la detección de bradi y taquiarritmias (arritmias lenta y rápidas, respectivamente).


    Los monitores ECG portátiles proporcionan registros de ritmo cardíaco activados por el propio paciente y de hasta 30 segundos de duración. El dispositivo KARDIA™ ha recibido la certificación oficial como dispositivo de uso médico para monitorización del ritmo cardíaco y se utiliza de forma habitual en la práctica clínica por parte de personal médico especializado, fundamentalmente cardiólogos. Este dispositivo funciona a través de un volcado del registro ECG activado por el paciente a través de una aplicación instalada en el teléfono móvil inteligente del propio paciente. Este registro de ritmo cardíaco se puede revisar y reenviar de forma sencilla (por ejemplo, a través de email) para su revisión por parte del cardiólogo de referencia. Estos dispositivos son eficaces para la confirmación de arritmias rápidas y lentas (taquicardias y bradicardias), sobre las que podemos dirigir la terapia específica adecuada a cada caso.


    En el momento de presentar un episodio de palpitaciones u otra sintomatología, el paciente registra un ECG del episodio y lo envía por correo electrónico. Los médicos de la Unidad de Arritmias de nuestro centro se encargan de interpretar el registro y de emitir un informe con los hallazgos al paciente y a su cardiólogo de referencia. En función del tipo de arritmia detectada, y siempre en concordancia con la opinión del cardiólogo de referencia del paciente, se establece el tratamiento más adecuado a cada caso.


    ECG24NECG24N

    Ejemplo de arritmia cardíaca (TPSV) detectada por el dispositivo de monitorización ECG ambulatoria.

  • Dieta y enfermedad cardiovascular: dudas y certezas

    *Artículo de la Dra. Pilar Tornos, Jefa del Servicio de Cardiología del Hospital Quirónsalud Barcelona


    La influencia de la dieta en la incidencia de enfermedad cardiovascular y en la mortalidad derivada de la misma es algo bien conocido. Desde hace años las Sociedades Científicas han alertado sobre los efectos nocivos de la obesidad, del exceso de colesterol y de determinados malos hábitos alimentarios. Se conoce bien, y así lo recomiendan las Guías de Prevención de Enfermedad Cardiovascular Europeas y Americanas, el papel que distintos nutrientes juegan en la prevención de la enfermedad arteriosclerótica.


    Está claro el papel protector de frutas y verduras, llegando incluso a recomendarse como habito saludable la ingesta de 3 a 5 raciones diarias en la dieta. La ingesta de grasas saturadas, y sobre todo las llamadas transaturadas presentes en los alimentos precocinados deberían substituirse por grasas poliinsaturadas, como las omega tres y fitoesteroles, presentes en plantas y pescados y debería utilizarse el aceite de oliva antes que cualquier otro tipo de grasa para cocinar o condimentar. Los frutos secos también tienen un efecto protector, aunque debe vigilarse su elevado contenido calórico. La inclusión de pescado en la dieta, al menos una vez por semana se asoció también a reducción del riesgo cardiovascular. Las bebidas azucaradas y los azucares en general deberían limitarse.


    Todo ello configura la llamada dieta mediterránea, que como es conocido se basa en una alimentación rica en frutas y verduras, legumbres, frutos secos, pescado, fibra, aceite de oliva y reducción de las carnes rojas. Está bien demostrado que la adopción y mantenimiento de una dieta de estas características, ajustando la ingesta calórica al peso ideal, disminuye un 10% la incidencia de cardiopatía y su mortalidad derivada. Una recomendación básica es la necesidad de controlar el peso, considerándose un peso saludable el que se sitúa en un índice de masa corporal entre 20 y 25 Kg /m2.


    Existen dudas sobre el efecto protector de la adición de vitaminas. Aunque se ha hablado del posible beneficio de la vitamina A, E y D no se ha demostrado que el tomar suplementos vitamínicos tenga un beneficio adicional sobre una dieta mediterránea bien llevada a cabo.


    Recientemente existe una tendencia creciente en la población a cambiar los hábitos omnívoros tradicionales, apostando por dietas vegetarianas o veganas. En muchas ocasiones estos cambios de hábitos obedecen a motivaciones ecológicas, aspectos éticos concernientes al trato animal, a la utilización de estimulantes del crecimiento y antibióticos en la alimentación animal y al miedo a posibles alergias o intolerancia a la lactosa derivadas de la ingesta de productos lácteos. También se esgrime en su defensa posibles efectos beneficiosos sobre la salud. ¿Qué sabemos actualmente sobre el papel que estas dietas juegan en la salud cardiovascular?


    La dieta vegetariana rechaza el consumo de carne, pero en muchos casos acepta el consumo de otros productos de origen animal como pescado, huevos y productos lácteos. Parece bien demostrado que la dieta vegetariana bien aplicada, controlando los posibles efectos nocivos como en algunos casos déficits de Fe o vitamínicos, es muy eficaz en la reducción de peso y mantenimiento de un peso corporal estable, mejora el perfil lipídico, disminuye la hipertensión arterial y por tanto tendría globalmente un efecto beneficioso sobre la salud cardiovascular.


    Existen en la literatura médica numerosos trabajos que abordan el tema de la dieta vegetariana y los factores de riesgo cardiovascular, en general con resultados positivos, aunque las conclusiones firmes son difíciles de obtener dada la variedad de dietas vegetarianas existentes. Algún estudio reciente ha comparado la dieta mediterránea hipocalórica con la dieta vegetariana y no se han observado diferencias significativas en la protección del riesgo.


    La dieta vegana, caracterizada por la abstención absoluta de productos de origen animal ( carne, lácteos, miel, pescado o huevos ) está ganando popularidad en los últimos años. Las personas que siguen este tipo de dieta, al igual que los vegetarianos, suelen ser delgadas y tienen niveles de presión arterial y colesterol más bajos lo que podría suponer un efecto cardioprotector. Es conocido sin embargo el riesgo de carencias vitamínicas en este tipo de dieta, especialmente de vitamina B12. Esta debe ser siempre suplementada dado que su carencia se asocia a un riesgo vascular elevado.


    Un estudio reciente en pacientes con enfermedad coronaria comparo la evolución en pacientes a quienes se recomendó una dieta vegana con los que seguían una dieta mediterránea: los cambios sobre la presión arterial, el peso corporal o los niveles de lípidos fueron similares. Lo que si se observó entre los tratados con dieta vegana fue una disminución de la proteína C reactiva de alta sensibilidad que es un marcador de inflamación, lo cual podría suponer una disminución de riesgo cardiovascular.


    A la luz de los conocimientos y evidencias actuales lo que parece claro es la necesidad de mantener un peso controlado y seguir una dieta cardioprotectora. Posiblemente una dieta mediterránea hipocalórica con consumo elevado de frutas, verduras, legumbres, frutos secos, aceite de oliva y con poca ingesta de carne roja ( de hecho dieta muy similar a la vegetariana con pescado, lácteos o huevos) sea la que se ha demostrado más cardioprotectora. Dietas más estrictas pueden ser perfectamente saludables si son bien controladas pero hasta el momento no han demostrado ser superiores en protección cardiovascular a la dieta mediterránea habitual.

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