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Blog de la Dra. Irene Rubio Bollinger. Experta en Sueño. Hospital Quirónsalud Sur

  • Sueño y dolor crónico. Su relación y consejos para afrontar este tándem

    Muchas personas con dolor crónico muestran alteraciones del sueño con mayor número de despertares nocturnos, menor sueño profundo y una sensación de mayor cansancio durante el día. Suelen tener un sueño menos reparador. Esto les causa una mayor sensación de fatiga, menor energía y un ánimo más depresivo empeorando a su vez la sensación de dolor durante el día.

    Durante el día suele ser más llevadero el dolor al estar con más distracciones de tal manera que se nota algo menos intenso o persistente. El problema viene cuando nos metemos en la cama para dormir, ahí la percepción del dolor aumenta y solemos tardar más en dormirnos, algo que suele incrementar la sensación de estrés y comienza un círculo vicioso.

    Insomnio y dolorInsomnio y dolor

    Entendiendo la relación del sueño con el dolor crónico

    Los estudios muestran que tanto el sueño como las vías nerviosas que captan nuestro dolor comparten esas vías y muchos tipos de neurotransmisores. Tanto la vitamina D como la dopamina desempeñan un papel común en el sueño y el dolor. Otro de los mecanismos implicados es que con la pérdida de sueño sabemos que se debilita nuestro sistema inmune y eso hace que nuestro cuerpo se vuelva más vulnerable a padecer enfermedades y a padecer dolor crónico.

    Hay otros factores sociodemográficos que influyen también en como afrontamos estas circunstancias y hace que sea variable la percepción de intensidad del dolor: las mujeres parece que son más sensibles que los hombres a la sensación dolorosa y con más problemas de insomnio añadidos y parece que la gente joven aguanta mejor el dolor que una persona mayor.

    La interpretación que hace nuestro cerebro del dolor depende de varios factores: nuestra salud general, nuestro estado de ánimo y la causa del dolor. Si el dolor aumenta por la noche puede ser más dificultoso dormir bien y a la larga se produce una privación crónica de sueño, añadiendo al dolor sensación diurna de fatiga, cansancio y somnolencia por el hecho de pasar malas noches.

    Los dolores pueden aumentar por la noche incluso por la propia posición del cuerpo en la cama si es dolor osteomuscular, a su vez el hecho de tener que cambiar de postura por la noche para evitar el dolor acaba provocando muchos despertares. Las personas migrañosas que se acuestan con dolor de cabeza podrán tener dificultades para conciliar el sueño e incluso es frecuente que el propio dolor les puede despertar durante la noche o provocar un sueño más superficial y poco reparador.

    Además se sabe que pacientes con dolor crónico pueden tener otras patologías del sueño superpuestas como apneas o síndrome de piernas inquietas, cuestiones que empeoran el cuadro. Incluso la medicación que puedan estar tomando para los dolores también puede interferir con el propio descanso.

    El sueño y el dolor tienen una relación bidireccional y recíproca. Se sabe que las personas con dolor crónico que consiguen dormir bien tienen al día siguiente menos dolores. La ciencia nos dice que dormir bien hará que el dolor sea más controlable. De la misma manera si aprendemos a manejar el dolor, conseguiremos dormir mejor.

    Por lo tanto, el dolor altera el sueño, pero los estudios muestran que es más intenso el impacto que produce un mal sueño en el desarrollo o aumento del dolor que en sentido contrario. Es decir, los insomnes o pacientes que duerman peor por múltiples otras circunstancias serán más propensos a desarrollar problemas de salud que tengan que ver con el dolor. Es decir, serán más sensibles a padecer de artritis, fibromialgia y migrañas. Si conseguimos un sueño de calidad estaremos evitando padecer enfermedades que implican dolor crónico.

    La conexión entre sueño, dolor y salud mental

    Una cuestión importante a añadir es que es frecuente que la sensación de dolor crónico cause ansiedad, estrés, e incluso depresión, de tal manera que debemos preguntar por estos síntomas añadidos ya que necesitarán de un tratamiento adicional.

    El dolor hace que muchas personas se encuentren fatigados durante el día y pueden estar menos propensos a hacer ejercicio o llevar una dieta saludable que a su vez sabemos que son importantes para tener un buen descanso.

    Las personas con dolor crónico pueden entrar en un círculo vicioso de dolor, insomnio, depresión o ansiedad.

    ¿Qué podemos hacer en estos casos desde las unidades de sueño?


    La terapia cognitivo conductual del insomnio y la terapia cognitivo conductual del dolor son intervenciones que pueden ayudar.

    Sabemos que la sensación de dolor y la capacidad de sobrellevarlos es variable de persona a persona, hay muchos factores psicológicos que influyen en ello.

    Ayuda mucho la respiración relajante y el mindfulness ayudan a manejar el dolor, ya que permiten bajar el nivel de estrés y evitan mantener el foco de manera constante sobre el dolor. Todos los consejos que siempre damos desde las unidades de sueño sobre higiene del sueño también ayudarán a mejorar tanto el sueño como el dolor.

  • Pesadillas: por qué se producen y cómo pueden tratarse

    Una pesadilla es un sueño perturbador asociado a sensaciones negativas, como ansiedad y angustia, que provocan alertamientos y despertares durante el sueño.

    Los científicos que han estudiado este fenómeno del sueño le han atribuido un origen prehistórico, en el sentido de que estos sueños desempeñan una especie de "entrenamiento" ligado a la supervivencia; de tal modo que ese enfrentamiento a cosas angustiosas o que originan miedo durante la noche nos permitan estar entrenados en caso de que se presentaran durante la vigilia. Cómo tratar las pesadillas nocturnasCómo tratar las pesadillas nocturnas

    Las pesadillas son comunes en los niños, pero pueden ocurrir a cualquier edad. Generalmente son episodios normales que no deben preocuparnos, pero a veces, si son frecuentes, de contenido muy perturbador o repetitivas, debemos indagar posibles factores que estén incidiendo en su aparición y persistencia. Es decir, si se convierte en un desorden del sueño en sí mismo, debemos actuar para evitar disfunción durante el día y evitar el miedo que pueda surgir ante el momento de irse a dormir. Pueden producir episodios que despiertan a la persona y pueden dificultarle volver a dormir de nuevo.

    La mayoría de las pesadillas suelen producirse durante la segunda parte de la noche, son episodios asociados al sueño REM. Son consideradas un tipo de Parasomnia.

    Son más frecuentes en personas con parientes próximos con el mismo problema o con otras alteraciones del sueño como sonambulismo (deambular en sueños) y somniloquia (hablar en sueños).

    ¿Por qué causan tan mala sensación? Son sueños de contenido perturbador, desagradable que se perciben como muy reales. Además, el contenido suele estar relacionado con cuestiones de supervivencia, miedos, desastres, muertes…

    Muchos de estos sueños nos despiertan, sentimos sensación de ansiedad, miedo, enfado, disgusto… y se acompañan incluso de palpitaciones y/o sudoración profusa.

    Se caracterizan porque al despertar recordamos el contenido y podemos incluso relatar el sueño con detalles.

    Lo consideramos, por tanto, un desorden o trastorno con afectación del sueño cuando su frecuencia es alta, produce sensaciones desagradables durante el día al recordarlas, miedo a ir a la cama a dormir, ansiedad anticipatoria de cara a tener más, se recuerdan con frecuencia esas pesadillas, provocan cansancio o sueño excesivo diurno, fatiga, falta de energía, problemas en el trabajo o de relación social, etc.

    No se conoce exactamente la causa, pero hay algunos factores que pueden desencadenarlas:

    -Estrés y ansiedad: el estrés del día a día o problemas en el trabajo / familiares, la muerte o enfermedad de un ser querido…

    -Trauma: son frecuentes después de sufrir un accidente o enfermedad grave, abusos sexuales o psicológicos e incluso en las personas que sufren de estrés postraumático.

    -La privación de sueño: cuando tenemos cambios frecuentes en los horarios de dormir, falta suficiente de descanso, insomnio, etc.

    -Patologías como las apneas del sueño, la narcolepsia, alcoholismo o de privación alcohólica.

    -Medicinas: los antidepresivos, antihipertensivos, betabloqueantes, los tratamientos para el Párkinson y algunos tratamientos para dejar de fumar pueden provocar su aparición.

    -Alcohol y otras drogas como el cannabis provocan también su aparición.

    -Los estados depresivos u otros trastornos mentales, enfermedades cardiovasculares o el cáncer.

    Para hacer un diagnóstico de este trastorno debemos reunir información en la Consulta del Sueño de los siguientes aspectos:

    -Un examen físico de la persona recogiendo datos médicos, de salud física y mental para detectar posibles causas que las estén generando.

    - Recoger información detallada de la descripción de los episodios tanto por parte del paciente como por parte de la persona que duerma en la misma habitación o pueda observar y dar detalles de algún otro trastorno del sueño acompañante como puedan ser las apneas, movimientos de las piernas, somniloquia, etc.

    -Polisomnografia nocturna: registro nocturno de la actividad del sujeto, sobre todo para aclarar si quizás las pesadillas están asociadas a algún otro trastorno que se pudiera estar pasando por alto.

    El tratamiento de las pesadillas se reserva para cuando producen una alteración importante del estado del paciente, afectan al día a día, si se detecta un rechazo a ir a dormir…

    Puede consistir en:

    -Si está relacionado con algún otro problema de salud trataríamos de resolver dicha causa.

    -Si hay detrás síntomas de ansiedad o estrés se recomienda un tratamiento con técnicas de relajación o tratamiento guiado con un psicólogo.

    - Terapia de ensayo imágenes: esta técnica es usada en los casos de estrés postraumático que proporciona un método que trata de variar los posibles finales de las pesadillas por otros de contenido menos intenso y menos angustiante. Esto se lleva a cabo durante el día para ir interiorizando un final que vamos grabando en nuestra memoria que logre que durante el sueño se reproduzca de manera distinta a la habitual. Esto permite que se produzcan con menos frecuencia.

    - Como medicación suele usarse el Prazosin, que permite disminuir la alteración vegetativa acompañante a las pesadillas por su efecto sobre el Sistema Nervioso Central.

    -Tratar de evitar pensar en ellas o intentar bloquear el pensamiento ha mostrado justo un efecto contrario: puede causar un aumento de esas pesadillas. Por lo cual se recomienda prestar atención y procurar el tratamiento más adecuado en cada caso.

    Con todas estas pautas se podrán tratar y mejorar la calidad del sueño.

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Sobre este blog

Blog acerca de buenos hábitos a la hora de ir a dormir, higiene del sueño, consejos para dormir mejor, tratamientos del insomnio y otras patologías relacionadas con el sueño.

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