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Blog de la Dra. Irene Rubio Bollinger. Experta en Sueño. Hospital Quirónsalud Sur

  • TRABAJO A TURNOS Y SUEÑO…. ¿Cómo compaginarlo?

    ¿Qué podemos hacer para tener una buena salud si nuestras horas de trabajo están desalineadas con nuestros parámetros biológicos y el sueño?

    Muchas veces notamos cansancio, fatiga o sueño cuando nuestro horario de sueño se desajusta un poco, pero qué pasa cuando una persona tiene que estar de manera continua o de manera regular despierta durante la noche y debe entonces dormir de día.

    Qué podemos hacer para mantenernos sanos, aunque estemos forzando el organismo en el sentido contrario a lo saludable.

    Trabajo a turnos y sueñoTrabajo a turnos y sueño

    En muchas personas que realizan trabajos con turnos nocturnos nos encontramos con un verdadero trastorno del sueño que cuando se instaura es difícil de manejar.

    Hay muchas profesiones que exigen a los trabajadores estar despiertos por la noche como son las guardias medicas o de personal auxiliar en hospitales, en fábricas, vigilantes nocturnos…

    Este trastorno afecta a personas que mantienen horarios fijos nocturnos de trabajo como a aquellos que hacen turnos rotatorios alternando días, tardes y noches en diferentes formatos.

    Los problemas que presentan estos trabajadores suelen ser dificultad para quedarse dormidos cuando van a dormir, mantener el sueño nocturno estable o incluso despertar temprano, aunque hayan dormido poco. Y esto es debido a que estos trabajadores tienen alterado su ciclo sueño-vigilia, su ritmo circadiano.

    Las personas que no hacen turnos suelen despertarse por la mañana cuando el sol comienza a salir y todo esto está alineado con su reloj interno. Pero en los trabajadores a turnos las horas de sueño y de trabajo están completamente desalineadas con su reloj interno, de tal forma que los turnos provocan que estemos yendo en contra de nuestro reloj interno y de las condiciones de luz y oscuridad externos que nos ayudan a regular este ciclo.

    El problema de ir en contra es que podemos desarrollar problemas de salud que afectan a muchos sistemas de nuestro organismo pudiendo provocarnos problemas cardiovasculares, diabetes… e incluso accidentes laborales o de conducción al estar más cansados y menos concentrados por un sueño poco reparador.

    Los trabajadores a turnos suelen comer de manera menos saludable en las noches que trabajan e incluso en las horas que después están despiertos por el da. Suelen ingerir alimentos más calóricos cuestión que puede provocar aumento de peso.

    ¿Qué podemos hacer para mejorar nuestra salud si tenemos que hacer turnos de noche?

    • Intenta no exponerte a la luz solar al salir del trabajo por la mañana, usa gafas de sol mientras vas a casa y oscurece la habitación al máximo si al llegar a casa vas a dormir.
    • Cuando llegues a casa intenta dormir unas 7h seguidas para que el sueño sea reparador y de calidad. Fragmentarlo a lo largo del día no es lo más indicado.
    • Si hacemos turnos rotatorios lo mejor es que sean turnos de 2 días máximo las noches ya que así a nuestro reloj interno le costara menos cambiar el chip para cada cambio.
    • Cuando estes despierto procura comer a las mismas horas y realizar ejercicio diario.
    • No consumir demasiada cafeína durante el turno de noche o que no sea hacia el final de la misma
    • No tomar alcohol ya que es un gran disruptor del sueño.
    • Mantener el peso corporal adecuado evitando el sobrepeso y evitar comidas y bebidas calóricas.

    Consultar en una unidad de sueño si encuentra muchas dificultades para tener un buen descanso.

  • Tengo diabetes tipo 2… ¿influye esto en mi descanso?

    Hay una variedad de razones por las que personas diagnosticadas de diabetes tipo 2 pueden tener problemas para dormir. La diabetes tipo 2 suele darse en adultos mayores y vamos a describir algunas de las posibles causas de un mal descanso en estos pacientes.

    Los pacientes con diabetes pueden tener niveles de azúcar en sangre demasiado altos o bajos incluso con cambios bruscos y que pueden producir diferentes síntomas derivados de esto que pueden dificultar quedarse o permanecer dormido. Niveles altos pueden causar ganas de orinar con frecuencia por la noche teniendo que levantarse constantemente de la cama. En cambio, un bajo nivel de azúcar puede producir mareos o sudoración que es lo que llamamos hipoglucemia nocturna.

    Sueño y diabetesSueño y diabetes

    Cuando dormimos poco se elevan los niveles de cortisol, que es contrario a la insulina, y aumentan también otras sustancias en sangre que aumentan la resistencia a la acción de la insulina, como la proteína C reactiva y la interleucina 6.

    De hecho, durante las fases profundas de sueño se producen en nuestro organismo cambios metabólicos y hormonales para restablecer el equilibrio corporal. Durante el sueño hay una menor utilización de glucosa por el cerebro con menor actividad y menor secreción de corticoides que contribuye a la autorregulacion corporal de niveles de insulina.

    Las personas con diabetes pueden desarrollar también apnea del sueño con paradas respiratorias durante varios segundos que hacen que la saturación de oxigeno en sangre disminuya y provoque constantes alertamientos nocturnos o fragmentación del sueño produciendo un sueño muy irregular y cansancio y sueño diurno. Suele ser debido al sobrepeso que pueden presentar estos pacientes. La propia apnea influirá en el daño de células pancreáticas responsables de la secreción de insulina, por lo que se convierte en un círculo vicioso la relación entre apnea y diabetes.

    Los pacientes que desarrollan como complicación de su diabetes una neuropatía periférica, es decir, un daño de los nervios en piernas, pueden mostrar síntomas como ardores o quemazón nocturna en los pies. Este daño nervioso incluso puede conducir a un síndrome de piernas inquietas de tal forma que esta sensación interna de desazón provocara un impulso incontrolable para moverlas y alertamientos constantes y dificultad para mantenerse dormido.

    Por lo tanto, es recomendable tener un enfoque saludable del estilo de vida haciendo ejercicio de manera regular y evitar el sobrepeso y la obesidad. Al mismo tiempo prestar atención a una buena higiene del sueño durmiendo un número de horas suficiente y mantener un horario regular todos los días de la semana.

    Al mismo tiempo en estos pacientes es importante controlar los niveles de glucemia antes de ir a dormir para evitar bajadas durante la noche.


  • Un buen descanso es la base para una piel sana y luminosa

    La relación entre el sueño y una piel saludable es un hecho. Los científicos han observado como un buen descanso permite que tengamos una piel saludable, bien hidratada y luminosa.

    Durante el día nuestra piel está expuesta a un montón de irritantes como contaminación, bacterias, sol, frio, calor… Por eso la noche y el descanso se convierte en el momento en el cual la piel tiene el tiempo y los componentes necesarios para una reparación adecuada. Durante la noche muchas células de las capas profundas de la piel se regeneran y sustituirán a otras superficiales que ya están deterioradas o dañadas.

    El sueño permite que el organismo descanse y se recupere, en realidad permite que las células dañadas se reparen. En parte, el mecanismo subyacente es el siguiente: durante el sueño el aporte sanguíneo a la piel aumenta esto permite que la piel reciba más oxígeno y nutrientes.

    Piel luminosaPiel luminosa

    Este aporte de oxigeno permite limpiar la piel de toxinas. En realidad, el sueño permite regenerar y reparar múltiples tejidos. Este aumento de flujo sanguíneo que llega a la piel también regula la producción de grasa en la piel. De hecho, un mal descanso se ha visto que aumenta la probabilidad de tener acné. Por otro lado, también podría darse contrariamente una falta de producción de grasa resultando en una piel seca y apagada.

    Además, el dormir adecuadamente reduce el estrés. Sabemos que el estrés produce un aumento de problemas cutáneos como el acné, inflamación y sobre todo un envejecimiento prematuro de la piel.

    Por otro lado, la falta de descanso produce ojeras dándonos un aspecto de cansados y afeando nuestra expresión facial. Esto se debe a que la falta de descanso produce una dilatación de los vasos de los parpados superior e inferior produciendo una coloración oscura de estas zonas.

    Si no descansamos bien la producción de colágeno para mantener una piel hidratada y brillante disminuye. De hecho, a medida que envejecemos la producción de colágeno disminuye y es lo que hace que aparezcan arrugas de expresión alrededor de los ojos y en el rostro. Por ello un buen descanso permitirá un aumento de producción de colágeno evitando una aparición de arrugas de manera prematura. Cuando dormimos poco aumenta la hormona cortisol o del estrés que también incide en la disminución de producción de colágeno.

    Como sabemos una falta de sueño también afecta a nuestra producción hormonal. La falta de sueño afecta a la producción de progesterona de tal manera que una disminución de la misma provoca una sequedad e irritación de la piel. La hormona del crecimiento que se segrega por las noches ayuda a estimular el crecimiento y reparación de las células cutáneas. Es la melatonina la que también ayuda a mantener una piel sana.

    Por lo tanto, una buena higiene del sueño con un tiempo y calidad adecuados de sueño nos permitirán mantener una piel sana por mas tiempo.

  • Qué relación existe entre epilepsia y sueño

    Hay personas diagnosticadas de epilepsia para las cuales una falta de descanso puede ser la causa que desencadene una crisis epiléptica. Hay algunos tipos de epilepsia que sólo ocurren durante el sueño. En otros, los casos de epilepsia y las crisis se producen justo cuando la persona está despertándose o en las primeras horas después del despertar.

    Epilepsia y sueñoEpilepsia y sueño

    Además, las personas con epilepsia pueden tener un patrón de sueño irregular ya que pueden sufrir de episodios nocturnos que alteran el sueño y, en otros, casos pueden tener crisis durante el día que acaban afectando al descanso de la noche; incluso, los efectos de tener alguna crisis epiléptica diurna pueden afectar al sueño posterior durante varios días.

    Asimismo, los fármacos antiepilépticos pueden producir efectos colaterales y pueden afectar al sueño dependiendo de la persona y las dosis. Algunos de estos fármacos provocan sedación y cansancio diurno. Otros pueden provocar insomnio y alteración del patrón de sueño. Aun así, hay otros que ayudan a mejorar la calidad del sueño aumentando la duración del mismo.

    Los pacientes que tienen crisis durante el sueño suelen tener lo que llamamos epilepsia del lóbulo frontal y suelen ocurrir durante el sueño NREM pero también pueden ocurrir en alguna ocasión estando despiertos. Este tipo de epilepsia suele mostrar episodios consecutivos y cortos durante la noche y que se repiten a intervalos. Pueden consistir en movimientos de piernas, posturas tónicas de algún brazo, giro de la cabeza, gritos o incluso episodios de deambulación. Suelen repetirse de la misma manera a lo largo de la noche; es decir suelen ser estereotipados.

    Es importante en las unidades de sueño distinguir estos episodios debidos a una epilepsia subyacente de las parasomnias como el sonambulismo, terrores nocturnos o despertares confusionales ya que pueden parecerse mucho desde el punto de vista clínico. A veces no es infrecuente encontrar en un mismo paciente ambos fenómenos. Para ello es importante historiar bien al paciente y realizar una video polisomnografía para poder ver en video los episodios y su correlación con el registro electroencefalográfico.

    Otros pacientes con epilepsia pueden tener además otros problemas asociados al sueño como por ejemplo apneas. E igualmente estos pacientes con apneas al producir éstas una disrupción del sueño, pueden provocar la aparición de más crisis epilépticas.

    Acudir a una unidad de sueño en estos casos permitirá realizar un diagnostico preciso y tratar adecuadamente al paciente.

  • Necesito dormir muchas horas incluso durante el día… ¿qué es la hipersomnia?

    La hipersomnia está caracterizada por una excesiva sensación de sueño a lo largo del día de manera crónica, de tal manera que estos pacientes emplean muchas horas del día en dormir. Esto genera obviamente en estos pacientes un gran malestar y un problema de cara a cumplir con horarios determinados de trabajo u otros condicionantes sociales.

    Detrás de este síntoma podemos tener enfermedades diversas, incluyendo bastantes de origen neurológico, causas psiquiátricas, la toma de sustancias

    Distinguir las causas será una de las tareas del especialista en sueño cuando acude un paciente con este síntoma a la consulta.

    HipersomnolenciaHipersomnolencia

    Al margen de la hipersomnia de origen central conocida como Narcolepsia (excesiva somnolencia diurna junto con episodios de cataplejía) o el Síndrome de Kleine-Levin (hipersomnia episódica recurrente junto con síntomas neuropsiquiátricos), tenemos otras muchas causas de este síntoma y que muchas veces son las más frecuentes y que debemos tener en cuenta también para diagnosticar correctamente a un paciente con hipersomnia.

    Es frecuente en enfermedades neurológicas como la enfermedad de Parkinson, después de un trauma craneoencefálico, en la distrofia miotónica (enfermedad muscular genética), síndrome de apneas durante el sueño, síndrome de piernas inquietas con movimientos periódicos nocturnos.

    También en tumores del sistema nervioso, ictus, inflamación e infecciones del sistema nervioso central.

    Enfermedades como el hipotiroidismo y algunas enfermedades hepáticas.

    Encontramos síntomas de somnolencia excesiva en personas con abuso de ciertas sustancias como drogas o alcohol y también con algunos medicamentos.

    Frecuentemente asociado a alteraciones del ánimo; sobre todo se produce con frecuencia en la depresión mayor.

    A veces es difícil llegar a establecer una causa clara de este síntoma y en estos casos hablamos de hipersomnia idiopática o lo que sería una hipersomnia en la que no damos con la causa, pero que igualmente causa graves problemas en el día a día de la persona.

    Para intentar aclarar el origen de una hipersomnia contamos en las unidades de sueño con pruebas que ayudan a saber su causa: obviamente una historia clínica detallada del paciente nos hará pensar en una dirección y así podremos realizar pruebas complementarias como polisomnografías nocturnas, actigrafías semanales, análisis de marcadores biológicos, estudios genéticos, etc. para completar el estudio.

    Algo muy importante en estos casos y que debemos tener siempre en cuenta es que debemos establecer primero si esa somnolencia excesiva diurna no está producida por unas horas insuficientes de sueño nocturno; ya que no es infrecuente que se trate algunas veces de casos donde lo que vemos es que hay una privación crónica de sueño nocturno voluntaria por diversas causas y de lo cual el paciente no es consciente. En estos casos podemos ver que la persona esta durmiendo por la noche menos horas de las recomendadas para su edad y condición; esta privación crónica suele estar mantenida a lo largo de muchos meses; pero vemos que si se le deja dormir más tiempo sin alarmas y condicionantes sociales el paciente alarga su sueño nocturno y que este aumento de tiempo para dormir disminuye sus síntomas de somnolencia.

    Por lo tanto, la hipersomnolencia es un síntoma común referido por pacientes y que puede tener causas diversas que debemos conocer.

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