Quirónsalud
Blog de la Unidad de la Mujer del Hospital Quirónsalud Zaragoza
Artículo de la Dra. Laura Cotaina, médico especialista en Ginecología y Obstetricia del Hospital Quirónsalud Zaragoza (Fuente: protocolos SEGO/SEC. Anticoncepción de urgencia. 2013)
La Anticoncepción de Urgencia (AU) es la utilización de un fármaco o dispositivo para prevenir un embarazo después de una relación sexual coital desprotegida o en la que se haya producido un potencial fallo del método anticonceptivo. Es una segunda oportunidad para evitar un embarazo no deseado, pero que no debe ser considerada, en ningún caso, un método anticonceptivo de uso habitual.
INDICACIONES
MÉTODOS UTILIZADOS
1. Levonogestrel (LNG)
2. Acetato de Ulipristal (AUP)
3. DIU de Cobre
ASPECTOS LEGALES
En el caso de un menor de 13 años que ha mantenido relaciones sexuales, debemos poner los hechos en conocimiento de las autoridades, pues por debajo de esa edad, penalmente el consentimiento del menor para mantener relaciones sexuales no es válido, y por tanto, podríamos estar ante un delito de agresión o abusos sexuales.
En las adolescentes entre 14 y 16 años el profesional tendrá que hacer una valoración del grado de madurez. La capacidad de comprensión de la información, ofrecida esta en términos asequibles y comprensibles, sería el único requisito exigido para otorgar plena eficacia al consentimiento del menor, que será el único que decida no solo el tratamiento, sino también a quien se le facilita la información relativa a su tratamiento, debiéndose respetar al máximo su derecho a la confidencialidad de su historia clínica. La mayoría de edad médica se considera por encima de los 16 años.
LIBRE DISPENSACIÓN
Desde el 28 de Septiembre de 2009, en España, la AU con LNG es de libre dispensación en las farmacias.
Artículo de la Dra. Pilar Tajada, médico especialista en Ginecología y Obstetricia del Hospital Quirónsalud Zaragoza
El virus del papiloma humano (VPH) es un virus de ácido desoxirribonucleico que pertenece a la familia Papoviridae. Se caracteriza por su pequeño tamaño y ausencia de envoltura en su estructura.
Se considera la infección de transmisión sexual más frecuente, ya que hasta el 80% de las personas han estado en contacto con este virus alguna vez en su vida, y más del 50% de los hombres y mujeres sexualmente activas estarán infectados en algún momento.
Su importancia radica en que la infección persistente por el virus del papiloma humano (VPH) es el agente causal de la práctica totalidad de neoplasias de cérvix y de sus lesiones precursoras, pudiendo detectarse hasta en el 99,7 % de los casos de cáncer cervical.
El VPH no solo se relaciona con el cáncer cervical, sino también con el de vulva, el anal, el oral, y el de pene, y también es responsable de lesiones benignas conocidas como condilomas.
Epidemiología
El cáncer de cuello uterino (CCU) es el cuarto cáncer en frecuencia en la mujer a nivel mundial, y un 83% de los casos se dan en países en vías de desarrollo.
En España la incidencia del cáncer de cérvix se halla en el segmento bajo europeo, con una tasa ajustada a la población mundial del 7.8 (por 100.000 mujeres / año), en España mueren al año 848 mujeres por cáncer de cérvix.
Aunque la infección persistente por VPH es una condición necesaria para el desarrollo de lesiones precursoras y cáncer cervical, no es una causa suficiente.
Existen una serie de factores de riesgo asociados a la infección por VPH que favorecen el desarrollo de la enfermedad:
También se han identificado algunos factores protectores:
Tipos de VPH
Los Condilomas se caracterizan por ser lesiones verrugosas, pediculadas con una superficie dentada en forma de cresta y se localizan en las zonas más traumatizadas durante el coito: vulva, labios, zona perianal y con frecuencia también afectan a vagina, uretra y cérvix. Pueden persistir, resolverse espontáneamente o progresar; está muy en relación con la respuesta inmunológica. El uso de preservativos previene en un alto porcentaje el contagio, pero no en su totalidad.
Historia Natural:
Durante los primeros años de vida sexual existe una elevada incidencia de infección y aclaramiento viral. Más del 90% de las infecciones en este grupo de mujeres son transitorias e irrelevantes desde el punto de vista oncogénico, gracias a la inmunidad natural.
Aunque los anticuerpos pueden ser útiles en la prevención de la infección primaria, son insuficientes para evitar reinfecciones, es decir no confieren inmunidad a largo plazo.
Las mujeres mayores de 30 años presentan una menor prevalencia de infección VPH, pero con un mayor porcentaje de persistencia, lo que conlleva mayor riesgo e incidencia de lesiones precursores a partir de esta edad.
La lenta progresión y transformación de estas lesiones precursoras hasta el desarrollo del cáncer permite establecer un protocolo diagnóstico y tratamiento efectivo.
Asimismo, el reconocimiento de una causa infecciosa necesaria permite la prevención primaria de dicha neoplasia mediante la vacuna frente al VPH.
Prevención Primaria
La vacunación sistemática frente al VPH se considera actualmente la intervención más eficaz y segura para el control de la infección y la prevención de la carga de enfermedad asociada al VPH.
Su uso está ampliamente respaldado por las Sociedades Científicas Españolas y está incluido en el programa de vacunación de Salud Pública en todas las Comunidades Autónomas, para todas las niñas de edad entre 12 y 14 años.
Existen actualmente tres tipos de vacunas comercializadas en España. Todas ellas se fabrican a partir de partículas de L1 Virales, lo que confiere una respuesta inmune muy superior a la esperada por la inmunidad natural.
Posología:
La vacuna tetravalente (Gardasil) y la vacuna 9-valente (Gardasil 9) se administran típicamente en tres dosis: al tiempo cero y a los dos y seis meses de seguimiento.
La vacuna bivalente (Cervarix) se administra típicamente en tres dosis al tiempo cero y a los uno y seis meses de seguimiento
La Sociedad Americana del Cáncer recomienda:
Prevención Secundaria: Cribado Cáncer Cérvix
El objetivo del cribado es detectar mujeres con infecciones por el VPH, lesiones precancerosas y estadios tempranos de la enfermedad, ya que la detección temprana de las mismas y el tratamiento podría reducir la incidencia y mortalidad por cáncer de cérvix.
No hay ninguna prueba con sensibilidad del 100%, por lo que siempre existe un riesgo residual de cáncer tras una ronda de cribado o cáncer de intervalo (falsos negativos o neoplasias de progresión rápida)
Tipos de Cribado:
En España, la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO), recomienda, salvo excepciones:
En pacientes inmunodeprimidas:
Artículo de la Dra. Laura Rodríguez, médico especialista en Ginecología y Obstetricia del Hospital Quirónsalud Zaragoza
Existen algunas infecciones que cuando afectan a la madre durante el embarazo pueden ser peligrosas para el feto. Es recomendable que utilices algunas medidas para evitar los mecanismos posibles de contagio.
1. CONSEJOS PARA TOXOPLASMOSIS (en gestantes con serología negativa)
Habitualmente en el primer trimestre de embarazo, con una analítica de sangre, se determinará si has estado en contacto con este parásito. En caso de que nunca hayas estado expuesta, deberás extremar las medidas para evitar el contagio durante la gestación.
2. CONSEJOS PARA CITOMEGALOVIRUS
El CMV es un virus que se transmite por contacto próximo a través de saliva, orina, secreciones vaginales, por vía transplacentaria y también por la leche materna. Para evitar este tipo de infección:
3. CONSEJOS PARA LISTERIA
La listerioris es una enfermedad causada por una bacteria que puede desarrollarse en algunos alimentos. Las temperaturas más bajas enlentecen su crecimiento, pero la congelación no la destruye. Para prevenirla, es importante mantener medidas básicas de higiene al manipular alimentos en casa y evitar el consumo de alimentos como:
4. RECOMENDACIONES GENERALES PARA EVITAR LA CONTAMINACIÓN DE ALIMENTOS POR BACTERIAS PATÓGENAS
Artículo de la Dra. Marta Lamarca, médico especialista en Ginecología y Obstetricia del Hospital Quirónsalud Zaragoza
Los miomas uterinos son las tumoraciones benignas que más frecuentemente nos vamos a encontrar en el aparato reproductor femenino. Se trata de unas estructuras procedentes del propio tejido muscular del útero que se aglomera, adquiriendo una forma generalmente redondeada. La frecuencia de aparición de los miomas es del 12-25% en pacientes en edad fértil, pero su prevalencia real seguramente sea superior porque en muchos casos no producen ningún síntoma y pasan desapercibidos. Se ha descrito la presencia de miomas en hasta el 80% de los úteros analizados que se han extirpado por otras causas.
Su crecimiento depende fundamentalmente de la acción de las hormonas femeninas sobre ellos, de manera que a lo largo de la etapa comprendida entre la primera menstruación (menarquia) y la última (menopausia) es cuando van a aparecer y van a tener potencial para aumentar en tamaño y número. De esta manera, la aparición de los miomas se produce en la edad reproductiva de la mujer, y su tamaño puede verse incrementado por diversos estímulos hormonales, como por ejemplo el propio ciclo menstrual natural de la mujer, el embarazo... etc. En la menopausia y después del parto, con el descenso de los niveles hormonales, generalmente los miomas disminuyen de tamaño, llegando incluso a desaparecer en algunos casos. También es excepcional su aparición antes de la primera menstruación.
Existen una serie de factores que se asocian con mayor riesgo de tener miomas, como son la etnia, el inicio precoz de la menstruación, el número de hijos… etc.
Podemos encontrarnos miomas únicos o múltiples y gran variabilidad en su tamaño y localización. En función de su localización dentro del útero podemos definir, a grandes rasgos, tres tipos de miomas:
La mayor parte de los miomas no van a producir ningún síntoma. La aparición de los síntomas se relaciona más con la localización del mioma que con su tamaño o número. Hay dos grandes grupos de síntomas asociados a los miomas:
Para realizar el diagnóstico puede ser suficiente el realizar una correcta exploración ginecológica palpando el útero, y una ecografía que se realiza en la consulta de ginecología vía transvaginal preferentemente, y/o vía abdominal en caso de úteros muy voluminosos. Habitualmente no es necesario realizar otro tipo de pruebas como serían la resonancia magnética o la TAC, que se reservan para casos de dudas en el diagnóstico o para observar mejor la localización y el tamaño de los miomas cuando son de gran tamaño.
Como se ha dicho previamente, la mayor parte de los miomas no producen síntomas y, por lo tanto, no precisan de ningún tratamiento. En estos casos se recomienda realizar revisiones periódicas con exploración ginecológica y ecografía para ir valorando el ritmo de crecimiento de los miomas conocidos y detectar nuevos miomas en caso de que apareciesen.
En el caso de que los miomas produzcan sangrados menstruales abundantes, existen tratamientos farmacológicos orientados a disminuir la cantidad del sangrado como los AINEs, los antifibrinolíticos y los anticonceptivos hormonales tanto orales, como el DIU con levonorgestrel o el implante subcutáneo. Existen también algunos fármacos que incluso pueden llegar a disminuir su volumen y que se utilizan sobre todo cuando se piensa en una futura cirugía.
El tratamiento quirúrgico se reserva para miomas cuyos síntomas no se controlan adecuadamente con el tratamiento médico, o que tienen un importante volumen con síntomas compresivos. Este tratamiento puede consistir en extirpar exclusivamente el mioma (miomectomía) o extirpar el útero (histerectomía) en caso de que no se desee tener hijos o que la extirpación del mioma sea técnicamente muy compleja.
Otros tratamientos que se pueden utilizar son la embolización de las arterias uterinas (obstrucción de los vasos que aportan sangre al útero) y la ablación de los miomas con ultrasonidos, pero solo en casos seleccionados dada la escasa disponibilidad de las técnicas y la todavía escasa evidencia disponible acerca de los resultados.
En resumen, el hallazgo de un mioma en la consulta ginecológica es algo muy frecuente, habitualmente en mujeres que no presentan ningún síntoma y que simplemente con las revisiones periódicas pueden realizar un adecuado seguimiento. En caso de presentar síntomas, que son causa de consulta en gran número de casos, el tratamiento más adecuado para el mioma va a depender de la intensidad de los mismos y del número y localización de los miomas.
Artículo de la Dra. Laura Baquedano, médico especialista en Ginecología y Obstetricia del Hospital Quirónsalud Zaragoza
La osteoporosis es una enfermedad sistémica del esqueleto que se caracteriza por una baja masa ósea acompañada de un deterioro en la arquitectura del hueso, dando lugar a un aumento de la fragilidad ósea. Su prevalencia es mayor en mujeres, sobre todo tras la menopausia, debido al cese brusco de los estrógenos.
La osteoporosis es un problema de salud pública y tiene mayor incidencia en las mujeres posmenopáusicas. En todo el mundo, alrededor de 200 millones de personas padecen osteoporosis y se estima que cada año se producen en consecuencia 1.6 millones de fracturas de cadera, 1.7 millones de fracturas de antebrazo y 1.4 millones de fracturas vertebrales. La OMS estima que el 40% de las mujeres mayores de 50 años puede sufrir una fractura en su vida:
Es importante conocer la cronología de la pérdida de masa ósea; una vez alcanzado el pico de masa ósea en torno al inicio de la edad adulta, se produce una lenta pérdida de masa ósea, en meseta, hasta llegar al momento de la menopausia; en ese momento, coincidiendo con el descenso brusco de los niveles de estrógenos, se produce una pérdida ósea acelerada.
El diagnóstico de osteoporosis se basa en la detección de los factores de riesgo mediante la historia clínica médica y la medición de la densidad de masa ósea mediante densitometría ósea de columna lumbar y cadera. Entre los primeros destacan: edad avanzada, tabaco, delgadez (IMC<19), antecedentes familiares de fracturas, menopausia precoz, dieta pobre en calcio y vit D y toma de algunos tratamientos como corticoides o fármacos utilizados para el cáncer de mama. Haber tenido una fractura previa por osteoporosis también indica que los huesos son más frágiles y susceptibles a sufrir nuevas fracturas.
La prevención en la pérdida de masa ósea en fundamental: los hábitos de vida saludable, determinados por la alimentación, ejercicio regular y la ausencia de tóxicos sobre todo tabaco, y un consumo moderado de alcohol, juegan un papel importante para evitar la osteoporosis y en la menopausia adquieren especial importancia., En general, se recomienda tomar 1.200 mg de calcio elemental diario total (de la dieta y suplemento si es necesario), y 800 unidades internacionales de vitamina D. Las principales fuentes dietéticas de calcio incluyen la leche y otros productos lácteos, como queso, yogurt, verduras verdes, como la col rizada y el brócoli, las sardinillas en aceite y la quinoa La vitamina D se absorbe en la piel gracias a la luz solar, pero dado el ritmo de vida de la población en activo pasando gran parte del día en los interiores y la utilización de cremas de alta protección solar, no es infrecuente encontrar niveles por debajo de lo normal siendo necesaria su suplementación.
Cuando las medidas higiénico-dietéticas no son suficientes, es necesario instaurar un tratamiento farmacológico. Las personas con mayor riesgo de fractura son las que tienen más probabilidades de beneficiarse de ello. Se recomienda seguir una terapia con medicamentos en aquellas mujeres posmenopáusicas con antecedentes de fractura vertebral o de cadera por fragilidad o que tengan osteoporosis diagnosticada en la medición de la densitometría. Además, se recomienda tratamiento farmacológico para las personas con osteopenia (paso previo a la osteoporosis) y que tengan además otros factores de riesgo asociados de fractura.
Las caídas aumentan significativamente el riesgo de fracturas por osteoporosis en adultos mayores. La adopción de medidas para prevenir las caídas puede reducir el riesgo de fracturas. Dichas medidas pueden incluir evitar alfombras, caminar con escasa luz o sobre superficies húmedas.
Existen múltiples alternativas para mejorar la densidad mineral ósea y la microarquitectura del hueso evitando así la aparición de fracturas. Se indicará terapia hormonal cuando la paciente tenga además síntomas de menopausia como sofocos, sudores nocturnos.. Hay otros fármacos que van dirigidos exclusivamente a mejorar el tejido óseo y pueden administrarse fundamentalmente vía oral o subcutánea con diferentes posologías. El profesional sanitario, atendiendo a las preferencias de la paciente, decidirá cuál es la alternativa más segura y eficaz en cada caso de necesitarla, según el tipo de osteoporosis y la historia personal de cada paciente.
Un blog del servicio de ginecología de Quirónsalud Zaragoza en el que se abordan las patologías más habituales de las diferentes etapas de la vida de una mujer.
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