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Blog de la Unidad de la Mujer del Hospital Quirónsalud Zaragoza

  • Primera cita ginecológica. ¿Cuándo es el momento y qué esperar de esta consulta?

    Artículo de la Dra.Lourdes Gabasa, médico especialista en Ginecología y Obstetricia de Quirónsalud Zaragoza

    ¿Cuándo tengo que acudir al ginecólogo por primera vez? Es una pregunta muy común entre las adolescentes y sus familias, y lo cierto es que no existe una edad concreta a la que deba realizarse la primera revisión, aunque hay algunos aspectos a tener en cuenta. Entre ellos, hay que diferenciar si es una revisión ginecológica asintomática, como puede ser la llegada de la primera menstruación o el comienzo de las relaciones sexuales, o cuando existe una patología ginecológica como tal.

    En este sentido, hay que señalar que no es necesario ir a la consulta únicamente cuando se sufra una enfermedad. Sino que esta primera visita puede tener como objetivo prevenir alteraciones ginecológicas, confirmar que el aparato genital es normal y asesorar respecto a métodos anticonceptivos cuando se demanden. Asimismo, en edades tempranas, puede ser un buen momento para resolver dudas y abordar los cambios que experimenta el cuerpo durante la pubertad, ya que es en esta etapa de la vida cuando se desarrollan por completo todos los órganos corporales. Igualmente, es una oportunidad para conocer y adquirir correctos hábitos de salud. Un especialista sabrá aconsejar acerca de las inquietudes y preocupaciones de la paciente.


    ¿Cómo es la primera revisión ginecológica?

    Este primer encuentro, por tanto, tiene como finalidad conocer a la paciente, a quien se le realizará una exploración a fin de valorar, por ejemplo, el tamaño del útero y los ovarios, y constatar si existe algún tipo de anomalía. La exploración ginecológica es uno de los principales motivos por los que la adolescente puede experimentar nervios o cierto temor de cara a la consulta, pero cabe destacar que, más allá de una leve sensación de incomodidad, las técnicas empleadas no provocan dolor.

    Primeramente, el doctor recabará datos sobre posibles antecedentes familiares, así como algunos datos médicos (edad de la menarquia o primera regla, cantidad de sangrado menstrual, dolor con la regla o frecuencia de las relaciones sexuales, entre otras informaciones).

    Si ya se han iniciado las relaciones sexuales, se procederá a explorar la vagina y realizar un tacto vaginal para valorar la normalidad del útero y los ovarios. En estos casos, explicar cada acción o enseñar los instrumentos de los que se servirá el especialista hará que la paciente pueda familiarizarse con el proceso. Si por el contrario no se han tenido relaciones sexuales, se lleva a cabo una auscultación que consistirá en la valoración de las mamas y la vulva.


    Qué exploraciones complementarias pueden realizarse

    Como pruebas adicionales, si se considera oportuno, podrá realizarse una ecografía ginecológica o un cultivo de flujo vaginal. La primera ofrece más información sobre los genitales internos que el tacto vaginal y en ocasiones lo sustituye en las pacientes más jóvenes. El cultivo suele realizarse cuando el motivo de la consulta tiene que ver con la sospecha de una infección vulvo-vaginal. Las citologías, también conocidas como test de Papanicolau, se realizan generalmente a partir de los 25 años, conforme al protocolo específico.


    Primeras menstruaciones

    En muchas ocasiones, no obstante, esta primera visita suele estar marcada por alteraciones en las primeras menstruaciones. En este sentido, y según la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia, se debe acudir a consulta cuando las reglas sean prolongadas (más de ocho días de duración), demasiado intensas (más de seis compresas empapadas por día) o muy seguidas en el mes. También cuando la adolescente presenta síntomas de astenia o cansancio.


    Finalmente, es importante destacar que un clima de confianza aliviará los posibles temores previos ante esta primera visita al ginecólogo, quien podrá determinar la frecuencia de futuras citas, así como prescribir las recomendaciones oportunas.

  • ¿Puede ser la endometriosis una causa de infertilidad?

    La endometriosis es una enfermedad frecuente en pacientes en edad fértil, su pico de incidencia se sitúa entre los 25 y los 35 años. Consiste en la presencia inapropiada de tejido endometrial fuera del útero, asentándose fundamentalmente en los ovarios, las trompas de Falopio y el tejido que recubre la pelvis. En cada ciclo menstrual se engrosa, se descompone y sangra. Entre sus síntomas, destaca el dolor intenso durante la menstruación, la infertilidad relacionada o el dolor pélvico crónico.

    En algunos casos, este trastorno puede estar relacionado con la esterilidad. En este sentido, la doctora Isabel Giménez, ginecóloga de la Unidad de Reproducción Asistida de Quironsalud Zaragoza, apunta que "entre la población infértil o en pacientes sometidas a laparoscopia por dolor pélvico afecta al 50% de las mujeres. De hecho, entre un 30% y un 50% de quienes sufren endometriosis tienen problemas de fertilidad".

    "Esto -continúa la especialista- se debe principalmente a que empeora la calidad ovocitaria y de los embriones, además de provocar un alto potencial de estrés oxidativo. Si se produce en las trompas, puede desencadenar problemas en la fecundación natural y, si se encuentra presente en el útero, es posible que ocasione dificultades en la implantación embrionaria. Asimismo, acarrea una disminución de la reserva ovárica, especialmente en pacientes que se han tenido que someter a una cirugía para reducir sus signos".

    Por su parte, el doctor Néstor Herráiz, ginecólogo coordinador de la Unidad de Endometriosis de Quirónsalud Zaragoza señala que "si se observan síntomas, con realizar una exploración en una consulta especializada y una posterior ecografía endovaginal, puede ser suficiente para su diagnóstico. A su vez, existen otras pruebas de imagen como la resonancia de pelvis, que ayudan a precisar su extensión". "Es importante -añade-, acudir al médico ante los signos referidos y no retrasar el tratamiento para no influir en la progresión de la enfermedad y en su relación con la maternidad".

    Relación de la endometriosis y la infertilidad

    Las posibilidades de embarazo en una mujer que sufra este trastorno van a estar definidas por su edad y por el grado de afectación. Así pues, cuanto más joven sea la paciente y menos grado de desarrollo tenga la patología, mayores posibilidades tendrá de conseguir la gestación, ya sea de forma espontánea o mediante una técnica reproductiva.

    La doctora Isabel Giménez explica que "hay que diferenciar las terapias de reproducción asistida dependiendo de cada caso". "Por ejemplo -puntualiza-, si se trata de una paciente sin deseo genésico (enfermedad ginecológica causada por la presencia de tejido endometrial extrauterino) diagnosticada de endometriosis, le recomendaría hacer una preservación de la fertilidad cuanto antes para tener más opciones de un embarazo futuro. Por otro lado, en una mujer con deseo genésico, de una edad inferior a 35 años, afectación leve y ningún otro factor de esterilidad asociado, plantearía de inicio una inseminación artificial. En cambio, para una persona con deseo genésico, mayor de 35 años, con una afectación leve o moderada y que tenga una reserva ovárica comprometida, propondría una fecundación in vitro. Finalmente, si una mujer mayor de 35 años sufre una endometriosis profunda, carece de acceso a ovarios para realizar una punción folicular y tiene una reserva baja, pensaría como opción una donación de ovocitos".

    Cómo abordar la enfermedad

    Los tratamientos se centran en los síntomas y la evolución de la patología. Existen terapias farmacológicas hormonales e inmunomoduladoras para el dolor y, por otro lado, quirúrgicas, destinadas a mejorar la fertilidad o en casos de un desarrollo más profundo. "Es crucial un enfoque multidisciplinar desde un punto de vista tanto físico como psicológico", indica el doctor Herráiz. En Quirónsalud cuentan con una Unidad de Endometriosis en la que trabajan especialistas de diversas áreas (ginecólogos, radiólogos, medicina interna, cirugía general, urología, psicología y clínica del dolor). "Creamos un circuito personalizado para cada paciente en función de sus necesidades: una terapia médica, una técnica quirúrgica compleja o un tratamiento de preservación de fertilidad. Ese es el mayor valor que aportamos en el centro, además de una tecnología innovadora como, por ejemplo, variantes de resonancia, la ecografía tridimensional de alta resolución o todo tipo de terapias endoscópicas.

    La cirugía tiene un importante papel en relación con la esterilidad y con el dolor y distorsión anatómica en una endometriosis profunda. Para Néstor Herráiz, es preciso "intentar recurrir a los menores episodios quirúrgicos y de la forma más completa, dado el riesgo y el beneficio en cada caso. En los últimos años, han cobrado especial importancia las terapias de resolución de la inflamación, en forma de suplementación antioxidante, antiinflamatoria, dietaria y basadas en la evidencia científica. Igualmente, la atención psicológica en la afección del dolor y en el impacto en la fertilidad es esencial".

    Para conocer más información sobre la salud de la mujer, consulta las conversaciones en profundidad con especialistas de Quirónsalud Zaragoza dentro del proyecto ‘Entre Nosotras’, una iniciativa de la Unidad de la Mujer del centro hospitalario en la que se abordan de forma cercana y en confianza los aspectos más desconocidos de la endometriosis, la fertilidad, el cáncer de mama y ovario, la menopausia, el puerperio, el suelo pélvico y la maternidad y la alimentación saludable.

  • Maternidad más allá de los 40: reproducción asistida y preservación de óvulos

    Artículo del doctor Antonio Urries, director de la Unidad de Reproducción Asistida de Quirónsalud Zaragoza

    La edad de la mujer es uno de los principales factores que pueden generar problemas de fertilidad, así como algunas enfermedades como la endometriosis y la obesidad. En la actualidad, la edad para ser madre se ha incrementado paulatinamente, por lo quemás mujeres experimentan la maternidad más allá de los 40 años. Esto se debe al cambio que se ha producido en la sociedad en las últimas décadas, el ritmo de vida acelerado y la situación personal y laboral de la población en edad fértil, entre otras cuestiones.

    Por estos motivos, cada vez se utilizan más técnicas de reproducción asistida para lograr un embarazo. Es un hecho que a mayor edad, la probabilidad de quedarse embarazada disminuye. Si con 20 años se tiene 1 de 4 posibilidades de concebir un bebé durante un ciclo menstrual y con 35 años las probabilidades son de 1 contra 8, a partir de los 40, estas son de 1 contra 12. Por ello, el cambio social que ha generado este retraso en la maternidad -la media de edad a la que actualmente se desea el embarazo es ya de más de 35 años-, repercute en la fertilidad.

    Cuándo debemos acudir al especialista

    Frente a cualquier sospecha o tras un periodo de tiempo superior a seis meses intentando la gestación de forma natural, se recomienda realizar un estudio de fertilidad que permita aplicar en cada caso la terapia más adecuada. Esta prueba es sencilla e igual para cualquier edad. Incluye una ecografía diagnóstica y analíticas generales que nos permiten conocer, principalmente, la reserva ovárica de la paciente y detectar cualquier alteración hormonal.

    Con esta información, se determina si se aconseja seguir intentándolo de forma natural o recurrir a la técnica de reproducción asistida más adecuada. En Quirónsalud Zaragoza priorizamos el estudio de fertilidad para obtener el mejor diagnóstico posible y, a partir de ahí, poder orientar a la paciente sobre cuál es el mejor procedimiento, en su caso, para ayudar a conseguir ese embarazo de la forma más rápida y eficaz posible.

    El mayor riesgo de ser madre más allá de los 40 años viene de la mano de la calidad de los óvulos que se generan. Además, a esa edad, aumenta el riesgo de abortos en el primer trimestre y de alteraciones genéticas en los óvulos. Por este motivo, llegado el momento, y en base al estudio previo realizado, puede ser que se recomiende utilizar óvulos de donante. Sin embargo, tanto utilizando los de la propia mujer, si tiene una reserva ovárica adecuada, como con los de una donante, si se precisaran, no debería haber ningún problema adicional en el embarazo en mujeres de entre 40 y 50 años.

    Tecnología puntera y de última generación

    En el centro hospitalario contamos con la tecnología más innovadora para aplicar las diferentes técnicas de reproducción asistida existentes en la actualidad. Actualmente, se llevan a cabo nuevos procedimientos de análisis que incluyen inteligencia artificial, lo que facilita obtener una valoración más ajustada de la probabilidad de éxito de cada método y ayuda a la toma de decisiones. Sobre todo, para elegir el embrión que puede tener una mayor probabilidad de generar un embarazo.

    En este aspecto, para realizar estos procesos, Quirónsalud Zaragoza dispone de tecnología de última generación como incubadores ultra especializados con cámaras de grabación continua y sistemas de análisis morfocinético con interpretación de imágenes e inteligencia artificial. Asimismo, cuenta con un equipo de embriología altamente especializado.

    Cómo retrasar la maternidad

    Lo ideal sería no retrasar la maternidad pero, si por diversos motivos se tiene claro que se va a posponer a edades avanzadas, recomendamos realizar una preservación de óvulos. Es una técnica sencilla y rápida, y se aconseja llevarla a cabo lo antes posible, preferentemente, antes de los 35 años, edad a la que se considera que los óvulos siguen manteniendo un potencial reproductivo adecuado. Es una buena opción, aunque no es una garantía de embarazo, pero sí que les dará una oportunidad en el futuro, evitando tener que recurrir a donación de óvulos.

    Desde la Unidad de Reproducción Asistida consideramos fundamental informar de los problemas que genera el retraso en la maternidad, con el fin de que las pacientes puedan planificarlo, teniendo en cuenta su situación personal y sus deseos. Por ello, si con 30 años se considera que no se va a ser madre antes de los 40, recomendamos realizar una preservación de óvulos lo antes posible.

    Para conocer más información sobre las opciones que la reproducción asistida ofrece, puedes consultar esta conversación en profundidad que la doctora Jéssica Marqués, especialista en reproducción asistida de Quirónsalud Zaragoza, protagoniza dentro del proyecto ‘Entre Nosotras’: Entre Nosotras: ‘Planificar la maternidad’Este enlace se abrirá en una ventana nueva

  • La terapia con láser mejora la vida de las mujeres que sufren atrofia vaginal

    La doctora María Lapresta, ginecóloga de la Unidad de la Mujer de Quirónsalud Zaragoza, explica en qué consiste esta técnica de última generación para hacer frente a este problema causado por la pérdida de estrógenos tras la menopausia o después de un tratamiento oncológico o quirúrgico.

    La atrofia vaginal es una de las consecuencias del síndrome genitourinario de la menopausia, afección que sufre entre el 50 y 70% de las mujeres postmenopáusicas y que puede conllevar asimismo falta de lubricación, dolor en las relaciones relaciones sexuales, infecciones de orina y molestias en la micción. El láser vaginal es una técnica que se aplica para solucionar este trastorno ligado a la pérdida gradual de estrógenos y que puede mermar la calidad de vida de las pacientes. Por este motivo, la doctora María Lapresta, ginecóloga de la Unidad de la Mujer de Quirónsalud Zaragoza, explica en qué consiste este tratamiento.

    "Los cambios producidos por la disminución de estrógenos en la menopausia -señala la especialista- provocan alteraciones anatómicas y funcionales en la vagina y en la vulva, por lo que es frecuente que aparezca sequedad, irritación, ardor y molestias durante las relaciones sexuales. Pero además, hay un porcentaje cada vez mayor de pacientes en las que se produce como consecuencia de tratamientos oncológicos o quirúrgicos. Algunas mujeres reciben quimioterapia y hormonoterapia, lo que provoca menopausia y conlleva en numerosas ocasiones atrofia vulvovaginal".

    El centro hospitalario realiza la técnica de láser vaginal, una solución innovadora y eficaz para reducir estos síntomas y mejorar considerablemente la vida de quienes los sufren. "En Quirónsalud utilizamos un ser ginecológico fraccionado de CO2 de última generación que nos permite tratar no solo la atrofia vaginal, sino diversas patologías de la vulva y del suelo pélvico y realizar pequeñas intervenciones quirúrgicas". "Por estos motivos -continúa-, también se recomienda en el tratamiento del síndrome de hiperlaxitud (relajación vaginal) y en mujeres con incontinencia de orina leve o moderada, así como para abordar patologías degenerativas como el liquen vulvar escleroatrófico. También es posible utilizarlo en modo quirúrgico para realizar cirugía ginecológica íntima o reconstructiva y eliminar tumores en el área genital", aclara la doctora.

    Cómo se realiza la terapia

    Para Lapresta, es fundamental llevar a cabo una primera valoración por parte del especialista, con el objetivo de realizar una historia clínica y una exploración ginecológica que permita definir los pasos a seguir: "En función de esta evaluación, una o dos semanas antes del procedimiento, se administra a la paciente tratamientos locales para preparar los tejidos. En Quirónsalud Zaragoza contamos con una consulta específica de Menopausia y ginecología regenerativa que permite ofrecer a cada persona, de forma individualizada, las soluciones que mejor se adaptan a sus necesidades, incluyendo tratamientos orales, tópicos y, por supuesto, terapia con láser. En este sentido, trabajamos en constante colaboración con otros especialistas (médicos rehabilitadores, fisioterapeutas especializados en suelo pélvico, nutricionistas y cirujanos plásticos), lo que nos permite un abordaje integral en cada situación".

    A través de esta tecnología, la energía láser depositada a lo largo de la pared vaginal calienta el tejido sin dañarlo. Este efecto térmico controlado estimula la vascularización de la mucosa vaginal y la síntesis de nuevas fibras de colágeno, lo que permite mejorar la elasticidad del canal vaginal, así como restaurar la mucosa al inducir la remodelación tisular.

    Esta técnica consiste en aplicar, en el interior de la vagina, micro-pulsos de láser. "Normalmente, en la mayoría de casos, realizamos tres sesiones, una cada seis semanas. Previamente, aplicamos un gel anestésico en la vagina y la vulva para que sea prácticamente indoloro, aunque en ocasiones, es posible notar un leve escozor durante los dos o tres días siguientes. Finalizado el procedimiento, la paciente se puede incorporar a su rutina diaria, ya que es un tratamiento que se tolera bien y no requiere ingreso hospitalario", señala la experta.

    "Por último -concluye la doctora-, no hay que olvidar que para mantener una adecuada salud vaginal es importante llevar hábitos de vida saludables. Tener una higiene adecuada, seguir una alimentación correcta, evitar el tabaco y el alcohol y practicar ejercicio físico son rutinas fundamentales en nuestro día a día. Igualmente, la actividad sexual regular también ayuda a prevenir la atrofia vaginal".

  • Cómo preparar la musculatura del suelo pélvico para correr una maratón

    Por Inés Bitrián, fisioterapeuta de la Unidad de la Mujer de Quirónsalud Zaragoza

    El suelo pélvico es un conjunto de músculos y ligamentos que se encuentran en la base de la pelvis. Su principal función es la de sostener órganos como la vejiga, el útero y el recto. Asimismo, preserva la continencia urinaria y fecal y la función sexual. Por este motivo, si está debilitado, puede provocar pérdidas de orina, prolapsos, incontinencia fecal o de gases, dificultad a la hora de tener relaciones sexuales e incluso dolor lumbar.

    En la vida diaria, este tipo de patologías pueden afectar tanto física como psicológicamente a la mujer. Por ello, es importante ponerse en manos de un profesional lo antes posible para evitar agravar estas patologías.

    Consejos para fortalecer tu musculatura

    El running puede dañar el suelo pélvico, ya que se trata de un deporte de impacto. Es decir, al apoyar el pie, en la fase de aterrizaje, generamos una presión que nos es devuelta y absorbida en su mayor parte por las articulaciones -en especial las rodillas-, esta sube hasta el tronco, afectando también al suelo pélvico. De tal forma que la musculatura de esta zona es la encargada de amortiguar la tensión producida en cada pisada.

    Por estas razones, antes de una carrera, es clave prepararse con anterioridad con el objetivo de reducir el impacto que esta prueba de alta intensidad pueda tener en el suelo pélvico. En este sentido, previamente, se recomienda realizar una serie de ejercicios, llamados Kegel, que activan la musculatura de forma directa y ayudan a mantener su función de sostén. También el método pilates y la gimnasia abdominal hipopresiva mejoran, de manera indirecta, la fuerza de esta zona. Asimismo, es fundamental realizar correctamente los descansos entre entrenamientos para evitar fatigar los músculos.

    No obstante, en una maratón hay factores externos que juegan en contra de nuestro suelo pélvico como la distancia, la dureza de la superficie que pisamos y la estabilidad del terreno. Estos elementos no se pueden modificar y no dependen de nosotras. Sin embargo, sí que se pueden corregir otros aspectos:

    • Aumentar la cadencia de nuestra zancada. De este modo, disminuimos la longitud de nuestro paso y, por lo tanto, el impacto será menor.
    • Evitar caer sobre el talón. Se recomiendacaer con la parte media del pie, ya que, si lo hacemos sobre el talón, aumenta la presión contra el suelo pélvico y las articulaciones.
    • Usar unas zapatillas con una buena amortiguación y controlar la vida útil de estas. Hay que tener en cuenta que, generalmente, las suelas de tus deportivas no están diseñadas para soportar más de 800 – 1.000 km.
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Sobre este blog

Un blog del servicio de ginecología de Quirónsalud Zaragoza en el que se abordan las patologías más habituales de las diferentes etapas de la vida de una mujer.

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