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Blog de la Dra. Fernández Letamendi. Geriatría. Hospital Quirónsalud Zaragoza

  • Mitos sobre la nutrición en personas mayores

    alimentacionalimentacionSabemos, por estudios, que la desnutrición es 3 veces más frecuente en personas mayores de 70 años que en los adultos de menor edad. Este riesgo, lógicamente, variará en función de los problemas de salud asociados o del ámbito de población que se analice (institucionalizada en centros residenciales, hospitalizada o que viva en la comunidad). Es un problema real, que cada vez va a ser mayor por el envejecimiento de la población. Hay varios factores asociados al envejecimiento (como los problemas de masticación, deglución, digestivos…) o más de orden psicosocial (dificultades para hacer la compra y cocinar, soledad, depresión…) que explican que, cerca del 35% de la población mayor que vive en casa, esté en riesgo nutricional y que un 7% esté ya desnutrido.

    La desnutrición se asocia a un mayor riesgo de mortalidad, mayores tasas de infección, aumento del número de caídas y fracturas, pérdida de masa muscular con mayor riesgo de deterioro funcional y dependencia, mala cicatrización de heridas o úlceras, estancias hospitalarias mas largas y agravamiento de las enfermedades agudas y/o crónicas subyacentes. Por lo tanto, supone un riesgo y un deterioro general de la calidad de vida y por eso es tan importante activar mecanismos para su prevención y detección precoz.

    Recomendaciones sobre dieta saludable para una persona mayor:

    • Será la que le aporte la energía necesaria para mantener su actividad diaria y un peso estable, es decir, la que mantiene un equilibrio entre la ingesta energética y el gasto calórico. ¿La dieta prototipo?: la "dieta mediterránea" (consumo de frutas, verduras, pescado, legumbres, frutos secos y aceite de oliva).
    • Pero en las personas mayores, además, tenemos que tener en cuenta que debe estar adaptada a las recomendaciones de los distintos especialistas si padecen patologías crónicas (como hipertensión, diabetes, o insuficiencia renal), si tienen dificultades para masticar o tragar o toman determinados fármacos.
    • Es fundamental mantener una buena salud bucodental.
    • Las personas mayores sanas pueden digerir la mayor parte de los alimentos, si bien presentan un enlentecimiento fisiológico de este proceso de digestión, y por ello se toleran peor las ingestas copiosas, los fritos, los asados, los guisos y las salsas.
    • Es aconsejable limitar las bebidas estimulantes, carbonatadas y alcohólicas (1 vasito pequeño de vino al día y siempre que no esté contraindicado), controlar la sal (por debajo de 6 g/día), las especias y los condimentos, moderar el consumo de azúcar y reducir el consumo de embutidos a un máximo de 1-2 días por semana.
    • Muchas veces nos preguntáis por la suplementación de preparados nutricionales que venden en farmacia "para fortalecer". Hay que tener en cuenta que se debe hacer un aporte de proteínas adecuado y no suplementarlas sin supervisión medica. Tomarlas en exceso puede ser peligroso, porque puede provocar una sobrecarga de la función renal y mayor riesgo de gota o de litiasis renales. Sin embargo, hay muchos problemas de salud asociados a la edad, que pueden conllevar una ingesta proteica menor de la recomendada. También existen determinadas enfermedades que "hiperconsumen" estas proteínas (como una fractura de cadera, procesos oncológicos…). Consulta siempre al geriatra si están indicados o no en tu caso y qué tipo.
    • En los pacientes polimedicados es muy importante la revisión periódica de los fármacos que tome, ya que muchos de ellos pueden influir u ocasionar alteraciones del gusto, del olfato o pérdida de apetito y hay que valorar su continuidad.
    • Por ultimo, recordar que en los mayores, el verdadero equilibrio dietético se alcanza cuando se combina la dieta saludable junto a ejercicio o actividad física regular, acorde siempre a las posibilidades de cada persona. Si es posible, se recomiendan paseos de 25-30 minutos, dos veces al día, a un ritmo de paseo cardiovascular (aquel en el que pueden caminar sin fatigarse , pero no podría ir hablando y caminando a la vez a ese ritmo porque tendrían que parar). En resumen, como decimos los Geriatras: "menos pastillas y más zapatillas".

    Otros mitos sobre la nutrición en el anciano que hay que desterrar:

    • "La perdida de apetito en los mayores es normal": FALSO. No es normal y debe considerarse un signo de alerta y , por ello, consultar siempre con nuestro médico de Atención Primaria o Geriatra. A menudo traduce una enfermedad orgánica o psicoafectiva y puede mejorar con el tratamiento, antes de que tenga mayores consecuencias.
    • "Los mayores con cardiopatías o problemas renales deben restringir el aporte de líquidos": FALSO. Sólo debe hacerse en situaciones de descompensación aguda y bajo indicaciones especificas médicas. En fase estable se debe consumir las cantidades recomendadas diariamente, ya que el riesgo de deshidratación aumenta en estos pacientes.
    • "Las personas mayores, cuando están encamadas no necesitan apenas comer": FALSO. Aún en reposo o encamado se produce un consumo basal de energía, que en presencia de enfermedades (infecciones, quemaduras, etc.) puede incluso aumentar.
    • "La desnutrición en mayores solo aparece en personas con ingresos menores": FALSO. Una dieta puede ser equilibrada en nutrientes, con un coste razonable. Sin embargo, sí que puede existir, relación entre un mayor consumo de alimentos precocinados, conservas, bollería industrial …etc y que no esté presente un cuidador que supervise la alimentación o ayude para realizar la compra ( y no tiene porqué estar relacionado con mayores ingresos, ese cuidador que supervise o ayude puede ser el familiar).
    • "Tiene anemia porque come poco": FALSO. Es una creencia errónea muy extendida. La anemia siempre tiene que ser un signo de alarma y debemos investigar su origen de manera adaptada a la situación del paciente.
    • "Da igual lo que coma que siempre voy estreñid@": FALSO. La dieta sí que influye, y mucho, en el ritmo deposicional, al igual que el consumo de líquidos y el ejercicio. Consulta con el geriatra que adaptaciones puedes hacer y que laxantes son necesarios en tu caso, nunca te automediques ni utilices productos de naturopatía sin consultar, puede ser peligroso.
  • Trastornos alimenticios en el adulto mayor

    A menudo, en nuestras consultas, los pacientes y/o sus familiares, demandan valoración por el Geriatra por quejas sobre apetito y alimentación en el mayor. Estas quejas pueden ir, desde hiporexia (disminución del apetito) o hiperfagia (aumento de ingestas desproporcionado), a alimentación "desequilibrada", muchas veces referida como "caprichosa", abusando de alimentos precocinados , conservas y dulces. En otras ocasiones, se nos refieren alteraciones más relacionadas con la conducta alimenticia, que pueden ir desde la anorexia y la bulimia nerviosa, a trastornos conductuales en el deterioro cognitivo, con rechazo al alimento ("lo escupe", "no abre la boca") con o sin heteroagresividad verbal o física.

    Todos estos trastornos pueden ir acompañados de aumento o disminución de peso, con o sin desnutrición (que en los ancianos, especialmente en los denominados frágiles y en los geriátricos, tiene una alta prevalencia no diagnosticada).

    Sabemos que las personas mayores, van perdiendo peso con la edad, aproximadamente un 1% cada año; pérdidas superiores a éstas, o mayores del 5% en el contexto de enfermedades crónicas, deben alertarnos y obligan a una supervisión y seguimiento en éstos pacientes.

    Hay que tener en cuenta que con la edad se producen cambios fisiológicos, psicológicos y socioeconómicos que favorecen la presencia de malnutrición y/o Trastorno de Conducta Alimentaria (TCA):

    • Factores fisiológicos: se pierde músculo esquelético (sarcopenia), aumenta la masa grasa con redistribución de ésta (se reduce la grasa subcutánea y de las extremidades, aumentando la depositada en el tronco), disminuye la masa ósea y el agua corporal total (que favorece la osteoporosis), se altera el centro de la sed (lo que induce una baja ingesta de agua y una menor apetencia por alimentos con elevado contenido hídrico), disminuye el gasto metabólico basal (que hace que las necesidades calóricas disminuyan) y existen cambios digestivos que favorecen la disminución de la absorción de nutrientes.
    • Factores psicológicos: los cambios fisiológicos del sistema nervioso central junto a los cambios en la condición social (estructura familiar, jubilación, etcétera) van a favorecer modificaciones del estado psicológico. Además, con la edad, a menudo, los hábitos alimenticios y de vida, cada vez pueden tornarse más rígidos, con resistencia a los cambios y a las adaptaciones a las nuevas necesidades.
    • Factores socioeconómicos: menor capacidad económica tras la jubilación, viudedad, aislamiento social o pérdida de capacidad para la autonomía en las actividades de la vida diaria (como cocinar, desplazarse o realizar la compra).

    Causas frecuentes de alteraciones en la alimentación de los pacientes mayores:

    • Alteraciones de los órganos de los sentidos (olfato, gusto, vista..)
    • Variaciones en la sensación de apetito y nivel de saciedad
    • Presencia de muguet (candidiasis orofaríngea)
    • Aversiones alimentarias o restricciones dietéticas, especialmente en pacientes institucionalizados.
    • Trastornos del ánimo o adaptativos
    • Enfermedades crónicas: alteraciones tiroideas, deterioro cognitivo, enfermedades cardiacas, digestivas, renales…
    • Alergias e intolerancias alimentarias
    • Medicación: por ejemplo diuréticos, digoxina, algunos antidepresivos, IACEs, memantina…
    • Inmovilidad
    • Disfagia: dificultades en la deglución.
    • Alteraciones digestivas (estreñimiento..) y trastornos de la masticación (especial atención merecen las desadaptaciones de las prótesis dentales y las enfermedades periodontales).

    Recomendaciones de tratamiento:

    • DIETA: dieta mediterránea equilibrada, que contenga una restricción calórica moderada, con un aporte aumentado de proteínas de alto valor biológico, vitamina D (con especial atención a los grupos de riesgo), calcio , grasas omega 3 y fibra prebiótica.
    • EJERCICIO FÍSICO: si el paciente puede realizarlo, recomendamos realizar 3-4 veces/ semana , ejercicio físico multicomponente que trabaje fuerza, potencia, cardiovascular, equilibrio, marcha y flexibilidad, que minimice la pérdida de masa muscular.
    • PRESCRIPCION MÉDICA: una vez valorado el paciente, ajustaremos el tratamiento médico y valoraremos si es conveniente o no la prescripción temporal de suplementos nutricionales (no son inocuos y, si se utilizan sin supervisión, pueden seguir favoreciendo la baja ingesta del paciente). Los fármacos utilizados exclusivamente como orexígenos están desaconsejados en las personas mayores, por sus múltiples efectos anticolinérgicos, que pueden favorecer entre otros: caídas, rigidez, pérdidas de memoria y de capacidad de atención.
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Sobre este blog

En el blog de la Dra. Fernández Letamendi, queremos acercar el mundo de la Geriatría a nuestros mayores y sus familiares, presentando una especialidad que, hasta no hace mucho tiempo, era desconocida para la mayoría de la población y que cada vez esta tomando más protagonismo, debido al envejecimiento progresivo y a la mayor esperanza de vida de la población.

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