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Blog de la Dra. Fernández Letamendi. Geriatría. Hospital Quirónsalud Zaragoza

  • La importancia del ejercicio en las personas mayores

    La inmovilidad está asociada con un alto riesgo de complicaciones asociadas a la sarcopenia (pérdida de masa muscular), y se ve incrementada en los pacientes que tienen comorbilidades previas. Es uno de los principales condicionantes de fragilidad, que es la disminución de reserva que tenemos para que nuestro organismo afronte un estrés orgánico en un determinado momento, y que puede condicionar la aparición de dependencia física de otra persona.

    Existe una alta evidencia científica de los beneficios que el ejercicio físico nos puede aportar a cualquier edad, pero sobretodo cuando nos hacemos mayores.

    Podemos establecer así, un decálogo de la importancia del ejercicio en las personas mayores:

    1. Ayuda a controlar las enfermedades cardiovasculares en general (hipertensión, problemas vasculares cerebrales, dislipemias, insuficiencia venosa en extremidades inferiores..).
    2. Ayuda a retrasar la resistencia a la insulina asociada con el envejecimiento, por lo que la incidencia de obesidad, diabetes tipo II y síndrome metabólico, se reducen.
    3. Reduce la pérdida mineral ósea, al potenciar la actividad hormonal osteoblástica y el proceso de remodelación ósea, y potencia la musculatura, por lo que también hay menos incidencia de fracturas, incluida la de cadera, en pacientes que hacen ejercicio de manera habitual.
    4. Se reduce el riego de caídas, ya que mejora la atrofia muscular, el equilibrio, la coordinación y la elasticidad.
    5. Reduce el dolor musculoesquelético asociado a la artrosis o artritis.
    6. Refuerza el sistema inmune del mayor.
    7. Mejora la sexualidad.
    8. Ayuda a mejorar y conservar la función cognitiva.
    9. Disminuye la prevalencia de depresión, ansiedad y otras enfermedades mentales, mejorando su autoestima y autonomía. Además, favorece las relaciones sociales.
    10. En pacientes con cáncer se ha demostrado, dentro de un programa manejado en equipos interdisciplinares, mejor pronóstico, menor mortalidad, y mejora en la calidad de vida con mejor control de síntomas, entre ellos el dolor.

    Para poder hacer el ejercicio más adecuado siempre hay que realizar una Valoración Geriátrica Integral previa, ya que este ejercicio debe estar adaptado e individualizado en cada paciente. Si no lo hacemos así, corremos el riesgo de sufrir descompensaciones, especialmente en los pacientes que ya tienen patologías previas (EPOC; insuficiencia cardiaca...). Lo ideal es hacer esta valoración en un equipo de geriatría en el que, tras la valoración e informe del especialista, se valorará si también es necesaria la colaboración de fisioterapeutas, terapeutas ocupacionales y nutricionistas.

  • Síndrome del ocaso. Convivir con pacientes con demencia

    Un motivo de consulta muy frecuente en Geriatría son los síntomas conductuales del deterioro cognitivo (demencia). Entre ellos está el denominado "síndrome del ocaso", que comprende un conjunto de síntomas o comportamientos que aparecen al atardecer, conforme se acerca la noche y que pueden incluir dificultad para conciliar el sueño, ansiedad, agitación, alucinaciones, pasear sin parar ("vagabundeo"), rumiaciones de pensamiento y desorientación. Desconocemos la causa de este síndrome, pero aparece con más frecuencia conforme la enfermedad va avanzando.


    Factores favorecedores del síndrome del ocaso

    • Invertir el ritmo circadiano dejándolos dormir durante más horas de la cuenta por el día.
    • Cambios en rutinas habituales.
    • Poca iluminación en el domicilio, porque puede favorecer las alucinaciones visuales.
    • Perder la paciencia con el paciente, fruto del estrés, y agotamiento por sobrecarga del cuidador.

    Consejos que pueden ayudar a manejarlo

    • Programe actividades tales como citas médicas, viajes y baños por la mañana, o por las horas tempranas de la tarde cuando la persona con demencia esté más alerta.
    • Fomentar unas rutinas regulares: misma hora de despertar, comer y acostar.
    • Cuando sea posible, pasar tiempo fuera de casa a la luz del sol.
    • Intentar identificar y anotar posibles circunstancias desencadenantes y otras estabilizadoras (música que les guste, ver fotos, etc.).
    • Hacer las cenas más ligeras para favorecer la digestión.
    • Mantenga la casa bien iluminada cuando oscurezca para ayudar a reducir la confusión (es frecuente que tengan déficits visuales y eso favorezca las alucinaciones).
    • Conseguir regular el sueño del paciente. Es fundamental, ya que interfiere muy seriamente también en el descanso del cuidador y se establece un bucle en el que es difícil salir sin ayuda profesional.

    En qué te puede ayudar el geriatra

    Realizará una valoración geriátrica integral en la que se analizarán posibles factores "ocultos" que puedan estar interfiriendo en estos trastornos. Te enseñará cómo reconducir al paciente en esas circunstancias y ajustará la medicación, si es preciso, para minimizar esos síntomas.

  • Signos de alarma en el estreñimiento del mayor

    Como hemos comentado en post anteriores el estreñimiento es una patología de elevada prevalencia en la población, especialmente en mayores, y por lo tanto uno de los motivos mas frecuentes de consulta para los Geriatras. Pero ¿cuáles son los síntomas de alarma que nos deben hacer consultar de manera mas preferente/urgente con nuestro médico?


    1. Cuando el estreñimiento está asociado a lo que los médicos conocemos como síndrome constitucional, que consiste en disminución del apetito con pérdida de peso no voluntaria (no nos hemos puesto a régimen o a hacer más ejercicio...).

    2. Aparición reciente de estreñimiento con cambios en el calibre de las heces o que asocien cambios en el ritmo deposicional (se alterne diarrea con estreñimiento).

    3. Presencia de sangre o moco con las heces, o al limpiarnos después de evacuar de manera repetida.

    4. Asocia anemia en analítica rutinaria, o realizada por otros motivos.

    5. Síntomas obstructivos: se asocia a la ausencia de posibilidad de defecación y/o evacuación de gases, síntomas como náuseas, vómitos o dolor abdominal intenso. En este caso la valoración debe hacerse urgente, por lo que la recomendación es acudir al servicio de urgencias hospitalarias.

    6. Dificultades para poder evacuar las heces por problemas rectales (por prolapso rectal, hemorroides, rectocele, estenosis rectal y/o palpación de masa rectal)

    7. Asociado a aumento brusco del perímetro abdominal, o se palpan masas en abdomen.

    Siempre que tengamos asociados estos síntomas de alarma deberemos contactar a la mayor brevedad posible con nuestro médico de referencia, para que pueda hacerse una valoración mas exhaustiva que permita descartar patología subyacente, y en muchos casos será necesaria la realización de una colonoscopia, después de analizar la situación global del paciente.

    En caso de que se trate de un estreñimiento funcional, se analizarán los posibles factores implicados, la toma de medicación que pueda estar favoreciéndolo y se implementarán las medidas terapéuticas oportunas, tanto higiénico-dietéticas como farmacológicas.

  • ¿Qué vacunas se recomiendan si tengo más de 65 años?

    Pensamos que las vacunas solo tienen que ponérselas los niños, pero conforme envejecemos también lo hacen nuestro sistema inmune y a esto se le denomina inmunosenescencia. Es importante que cuidemos este aspecto, ya que las vacunas nos ayudan a estar mas protegidos para que, aunque nuestro sistema inmune no tenga la misma capacidad de defensa, esta pueda ser suficiente ante determinadas infecciones porque contamos con esta inmunidad " de reserva".

    ¿Qué vacunas se recomiendan en mayores?:

    • Vacuna gripe: una dosis anual dentro de la campaña de vacunación. Se recomienda a partir de los 60 años, especialmente en los grupos de riesgo: pacientes con enfermedad crónica metabólica (Diabetes, obesidad, insuficiencia renal crónica…), enfermedad cardiovascular o respiratoria crónica, institucionalizados, pero también en los cuidadores y convivientes de estos pacientes.
    • Vacuna neumococo: se recomienda actualmente una dosis única de la nueva vacuna conjugada VNC20, que no necesitaría más dosis de recuerdo, frente a las pautas de vacunación previa con VNC13 y/o VNP23. Dependerá principalmente de la disponibilidad de esta vacuna, que de momento es escasa, por lo que en algunas CCAA todavía tienen protocolizada una pauta de VNC15+VNP23. En el caso de haber recibido alguna de estas pautas previas hay que consultar con su medico si precisa recuerdo o no y con que pauta.
    • Vacuna dTPa : Difteria, tétanos, tosferina. Según la cohorte a la que pertenezca el/la paciente (año de nacimiento, si hizo servicio militar o no, país de procedencia…) se estima una primovacunación o no, y en dependencia de ello la necesidad de pauta vacunal completa o recuerdo. En la mayoría de los mayores de 65 años se recomendará una dosis de recuerdo salvo excepciones.
    • Vacuna SarsCov2: pauta completa de vacunación ( 2 dosis en la mayoría de vacunas) y al menos una dosis de recuerdo, o pauta de 3 dosis si no ha recibido pauta completa previa. Se hace recomendable la dosis de recuerdo en caso de inmunodepresión, institucionalización...
    • Vacuna VHZ (Varicela Zoster): se recomienda en determinados grupos de riesgo, a partir de los 18 años, especialmente en los inmunocomprometidos. No obstante la recomendación del Ministerio de Sanidad a partir de los 65 años, es comenzar desde el 2022 cada año a vacunar las cohortes de edad empezando por la de 80 años en descenso según la disponibilidad de vacunas.
    • Vacunas contra hepatitis A y B, vacunas contra Haemophilus influenzae tipo B y vacunas contra el meningococo se individualizara la recomendación en estas cohortes de edades, especialmente por contacto y/o inmunodepresión.

    Los procesos infecciosos de los que nos protegen las vacunas son peor tolerados a mayor edad y tienen mas riesgo de complicaciones graves que pueden poner nuestra vida en riesgo. Es muy importante tener actualizado el calendario vacunal y preguntar siempre a nuestro medico para individualizar todas estas recomendaciones generales y las dosis que precisamos en cada momento.


  • Ya llega el calor

    post geriatriapost geriatriaCada año es más frecuente que en verano vivamos temperaturas más extremas, por ello recordamos la importancia de prevenir el "golpe de calor", ya que es más difícil de detectar en las personas mayores. El centro de termorregulación se altera con el envejecimiento, lo que produce menor sensación de calor, menor percepción de sed y disminuye por lo tanto esa "necesidad de protegernos" de las temperaturas excesivas.

    Las personas mayores de 65 años, en especial si padecen problemas cognitivos, sobrepeso, enfermedades crónicas, dependencia física que dificulte el cambio de vestimenta y la adaptación al entorno, o toman fármacos que lo favorezcan, tienen más riesgo de presentar deshidratación secundaria al calor. Si percibimos síntomas de la hipertermia como dolor de cabeza, ausencia de sudoración ante las altas temperaturas, sensación de boca seca y pastosa, mareo, presencia de escalofríos o piel seca y enrojecida debemos hidratarnos inmediatamente por vía oral y protegernos del sol pasando a un ambiente a la sombra y con menor temperatura.

    Si los síntomas que presentamos son temperatura alta tras exposición solar o ambiente muy caluroso, náuseas y vómitos que hacen no viable la hidratación oral, calambres musculares en brazos, piernas o vientre o desorientación, cuadros confusionales e incluso convulsiones o bajada del nivel de conciencia, debemos siempre acudir a Urgencias o pedir asistencia médica domiciliaria para el traslado al Hospital, ya que puede tratarse de un cuadro grave que comprometa la vida.

    Recomendaciones desde la Unidad de Geriatría Quirónsalud Zaragoza:

    • Insistir en un buen aporte de líquidos aunque no se tenga la sensación de sed (evitando el consumo de bebidas alcohólicas): agua, infusiones, zumos de frutas… En los mayores con disfagia (dificultad para tragar), potenciar la hidratación con agua gelificada o utilizando espesantes. Lo ideal es tomar agua, pero si la rechazan por el espesante, podemos probar con otras bebidas que sepamos que les gustan y espesarlas (zumos, refrescos, batidos de sabores..). Otra manera de hidratar, si nos cuesta, sobretodo en pacientes con deterioro cognitivo, son los helados tipo "polo".
    • Realizar comidas ligeras y bajas en sal.
    • Evitar la exposición al sol cuando las temperaturas son elevadas, sobre todo en las horas de mayor intensidad (12-16 horas) y con una humedad relativa alta. Usar sombrilla y gorro en la playa o zonas de exposición solar. Es recomendable, que fuera de este horario, tomen el sol, al menos 20’, sin protección en cara, brazos y escote para favorecer el metabolismo de la vitamina D. Fuera de ese tiempo, si la exposición va a ser mayor, sí que es recomendable usar cremas de fotoprotección alta.
    • No realizar ejercicio ni deportes que aumenten el esfuerzo y la sudoración en momentos de calor.
    • Mantener la casa fresca y ventilada.
    • No permanecer en vehículos estacionados o cerrados.
    • Evitar llevar ropa ajustada y elegir tejidos ligeros, como el algodón y de colores claros. Estar muy vigilantes ante los mayores con problemas de movilidad o deterioro cognitivo, de tal manera que adaptemos su vestimenta a lo que necesiten en cada momento. También es importante no dejarlos expuestos al sol de manera continuada en caso de que no puedan moverse por ellos solos (silla ruedas) y es recomendable, además, el uso de sombreros, gorras y gafas de sol.
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Sobre este blog

En el blog de la Dra. Fernández Letamendi, queremos acercar el mundo de la Geriatría a nuestros mayores y sus familiares, presentando una especialidad que, hasta no hace mucho tiempo, era desconocida para la mayoría de la población y que cada vez esta tomando más protagonismo, debido al envejecimiento progresivo y a la mayor esperanza de vida de la población.

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