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Blog de la Dra. Fernández Letamendi. Geriatría. Hospital Quirónsalud Zaragoza

  • Prevención del suicidio en personas mayores

    Esta semana pasada se ha presentado en Zaragoza la Estrategia de Prevención del suicidio en las personas mayores dentro del plan Estratégico de Prevención del Suicidio en Aragón.

    Desde la Unidad de Geriatría de Quirónsalud Zaragoza nos adherimos a ella, ya que nos parece una iniciativa muy oportuna, en la que han colaborado profesionales pertenecientes al Instituto de Investigaciones Sanitarias de Aragón, Servicio Aragonés de Salud, Instituto Aragonés de Servicios Sociales, Ayuntamiento de Zaragoza, Dirección general de Salud Pública, Sociedad Aragonesa de Geriatría y Gerontología y Cruz Roja.

    Vivimos en una sociedad edonista (que busca el placer), edadista (que discrimina por mayor edad) y competitiva, en la que el aparentar prima sobre el ser y en la que se estigmatizan los sentimientos negativos. Además la pandemia está haciendo aflorar otra pandemia oculta, la de la salud mental, que esta haciendo especial mella en los mayores. Estamos ante una nueva oportunidad para cambiar nuestra percepción de la enfermedad mental, para saber reconocerla y por tanto tratarla, para aprender a convivir con ella y asimilarla a cualquier otra enfermedad como la hipertensión o la diabetes.

    Queremos destacar de manera resumida unas pinceladas de las ideas mas importantes con las que creemos que debemos quedarnos de éste documento:

    ¿Sabías qué?
    Una de cada cinco mayores de 60 años de edad vive con alguna enfermedad de salud mental, y son el grupo de edad donde es más frecuente el suicidio. Muchas personas piensan que es normal sentirse triste o aislarse de los demás, pero no lo es, no debemos normalizarlo, porque tiene tratamiento. La demencia y la depresión son las enfermedades de salud mental más comunes en este grupo de edad, seguido por los trastornos de ansiedad y abuso de alcohol.

    ¿En qué circunstancias puede estar en riesgo la salud mental de una persona mayor?

    • Enfermedad crónica (de larga duración, especialmente si asocia dolor y/o discapacidad). Hospitalizaciones recurrentes o prolongadas. Dificultades para escuchar o ver
    • Depresión. Historia de intentos previos.
    • Abuso de alcohol.
    • Diagnóstico reciente de una enfermedad temida (cáncer, demencia, etc).
    • Cambios recientes o frecuentes de lugar habitual de residencia. Bajos ingresos. Aislamiento social.
    • Estar sufriendo abuso o maltrato (físico, psicológico, económico etc)
    • Duelo de menos de 1 año, viudedad o separación reciente.
    • Cuidar a una persona con dependencia.
    • Dificultad para adaptarse a la jubilación.

    Señales de alerta:

    • Cambios en su comportamiento: aislamiento social, abandonar actividades significativas, aumentar el consumo de alcohol o fármacos, impulsividad o imprudencia, irritabilidad, quejas persistentes de memoria, alteraciones de sueño, preocupaciones excesivas acerca de la enfermedad y la muerte, ansiedad de reciente inicio, rechazo a alimentarse, abandono del cuidado personal, buscar mecanismos para hacerse daño, hacer cartas de despedida, entregar elementos con valor sentimental a otros, poner sus asuntos en orden, hacer testamento o despedirse de personas significativas.
    • Discurso en el que verbalice que: se siente una carga para otros, no tiene razones para seguir viviendo, siente haber perdido la dignidad, se siente atrapado y sin esperanzas, quiere matarse.

    Yo, ¿Puedo ayudar en algo?

    SÍ SIEMPRE PODEMOS y debemos implicarnos: " El suicidio no es culpa de nadie y es responsabilidad de todos".

    ¿Cómo afronto esa conversarción?

    • Busca un momento adecuado, en privado y sin prisas, pero no esperes el momento perfecto. Puede ser necesaria más de una conversación. Por ejemplo invita a dar una vuelta o a tomar un café.
    • Manifiesta que quieres abordar un tema importante, desde el cariño o preocupación por el otro. "Me atrevo a hablarlo porque eres importante para mi y me preocupas".
    • Explica los motivos que te han llevado a conversar. "He estado viendo algunos cambios en tu forma de actuar que me inquietan" "me preocupa cómo te puedes estar sintiendo".
    • Haz preguntas abiertas, que no se acaben con un sí o un no, para favorecer la comunicación: "¿Cómo te has estado sintiendo?" "¿Qué es lo que te está haciendo sentir mal?" "¿Qué es lo más complicado para ti?".
    • Escucha con atención y respeto, sin juzgar.
    • Muestra que lo que te ha contado es legítimo y válido: "Es muy comprensible" "Debe ser muy duro para ti".
    • Repítele lo que entendiste, para asegurar que has comprendido bien la situación."Entonces entiendo que...".
    • Señala la necesidad de buscar ayuda competente. "Existen profesionales preparados para ayudar a enfrentar lo que te está sucediendo".
    • Una vez que una persona mayor ha pedido ayuda es importante seguir acompañándola. Si es necesario, alertar a otras personas cercanas que puedan colaborar en estas misma acciones. Ofrecer ayuda con las gestiones necesarias para ser atendido en su red de salud y ayuda en temas prácticos que puedan facilitar la vida cotidiana. Mantener contacto frecuente personal o telefónicamente.

    geriatriageriatria


    Consulta aquí la Guía

  • Recomendaciones para prevenir caídas en personas mayores (parte I)

    CaidasCaidasLas caídas son uno de los síndromes geriátricos que con mas frecuencia atendemos los geriatras, generan numerosas visitas a los servicios médicos de Atención primaria o de Urgencias hospitalarias, y son la causa principal de lesiones en las personas mayores, con más frecuencia mujeres. Este es el primero de los dos post, en los que abordaremos las consecuencias de las caídas para comprender su importancia en el paciente mayor y como podemos prevenirlas.

    A medida que se envejece, la probabilidad de caerse es mayor. El 30% de los mayores de 65 años y el 50% de los mayores de 80 años, se caen al menos una vez al año. Además, estos adultos de edad avanzada que sufren una caída, tienen dos o tres veces más probabilidades de caerse de nuevo en el plazo de un año. Las consecuencias de una lesión por caída accidental pueden reducir considerablemente la calidad de vida del anciano, y son una importante causa de morbilidad, discapacidad y mortalidad entre ellos.

    Por eso, el abordaje de las caídas es algo muy importante, y debemos consultar siempre que un anciano haya tenido una caída aunque no objetivemos consecuencias aparentes.

    Una fractura puede ser el comienzo de problemas mas serios, como el miedo a que se repita la caída (y eviten actividades tales como caminar, ir de compras o relacionarse), o incluso que obligue a una limitación en la movilidad temporal, que puede llevar asociadas consecuencias mas graves ( discapacidad, trastornos de la marcha, delirium, heridas por presión ó incluso que pueden incrementar el riesgo de mortalidad al año). Todo esto sin contar con el fuerte impacto emocional y económico a nivel familiar. Por lo tanto, se puede y se debe hacer un abordaje médico, realizado por un especialista en trastornos de la marcha y caídas, habitualmente un geriatra, que nos aconseje y ayude para minimizar el riesgo.

    Las caídas y sus repercusiones tienen varios componentes causales, como el grado de osteoporosis previo, la ausencia de adaptaciones del hogar, los patrones de movilidad, la polimedicación, los déficits visuales o auditivos, las caídas previas… Pero también puede estar favorecida por determinadas patologías (diabetes, depresión, problemas vasculares en las piernas, deterioro cognitivo, ictus, polineuropatías, parkinsonismo…..) o por determinados medicamentos.

    Tengámoslo por lo tanto muy claro: LAS CAÍDAS SON EVITABLES, SE PUEDEN PREVENIR.

    Lo primero que nos podemos preguntar, es cómo podemos saber si nuestros padres o personas mayores cercanas, están o no , dentro de este grupo de mayores con alto riesgo de caídas.

    Para ello os recomendamos este sencillo test con 6 preguntas

    • ¿Se ha caído alguna vez en el último año?
    • ¿Toma más de cuatro medicamentos al día?
    • ¿Está diagnosticado de infarto cerebral o de enfermedad de Parkinson?
    • ¿Tiene problemas con el equilibrio?
    • ¿Deja de andar cuando habla?
    • ¿Es incapaz de levantarse de una silla cuya altura está a nivel de las rodillas sin utilizar los brazos?

    Si tres o más de las respuestas son positivas, existe un riesgo relativamente alto de caídas, por lo que se recomienda acudir a una consulta de Geriatría o de su medico de Atención Primaria para valorar este riesgo y las medidas de intervención a realizar en cada paciente concreto. Estas medidas pueden ser preventivas, o a nivel de valoración de patología, ayudas técnicas si se precisan o medicación.

    El segundo punto importante que conviene conocer es qué hacer y cómo comportarnos si nos caemos. Esto es de aplicación para cualquier persona a cualquier edad, pero más en mayores. Conviene que tengamos este tema hablado e incluso ensayado con ellos, para que cuando pase no les pille tan desprevenidos.

    Qué hacer si sufre una caída

    • Si se cae, manténgase lo más calmado posible.
    • Respire profundamente varias veces para tratar de relajarse. Permanezca quieto en el suelo, o donde cayó , unos momentos para reponerse de la sorpresa e impacto de haberse caído.
    • Analice entonces si tiene dolor importante en algún sitio, especialmente brazos o piernas, antes de levantarse. Levantarse demasiado rápido o de manera equivocada puede empeorar una lesión. Si tiene dolor agudo es preferible que pida ayuda y permanezca en el suelo.
    • Si no tiene un dolor importante, y piensa que puede levantarse con seguridad sin ayuda, voltéese hacia un lado. Descanse nuevamente mientras su cuerpo y la presión arterial se ajustan. Después colóquese en posición " a cuatro patas" y trasládese gateando hacia una silla fuerte y estable.
    • Coloque las manos en el asiento de la silla y deslice un pie hacia delante de manera que quede plano en el suelo. Mantenga la otra pierna doblada de manera que la rodilla esté en el suelo. Desde esta posición arrodillada (en genuflexión) , levántese lentamente y gire su cuerpo para sentarse en la silla. Manténgase sentado hasta que este completamente recuperado, no tenga ningún mareo y crea que puede incorporarse con garantías. Si no es así es preferible pedir ayuda y permanecer sentado.
    • Llevar consigo de manera constante un teléfono móvil o inhalámbrico o un dispositivo de teleasistencia, podría hacer más fácil llamar a alguien si necesita ayuda. Es muy importante insistirles en ello, especialmente en los ancianos que viven solos.

    En un segundo post hablaremos sobre consejos específicos para prevenir caídas en mayores.
    Recordar que seguimos atendiéndo de manera presencial o telemática en la consulta de la Unidad de Geriatría Quirónsalud de Zaragoza.

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Sobre este blog

En el blog de la Dra. Fernández Letamendi, queremos acercar el mundo de la Geriatría a nuestros mayores y sus familiares, presentando una especialidad que, hasta no hace mucho tiempo, era desconocida para la mayoría de la población y que cada vez esta tomando más protagonismo, debido al envejecimiento progresivo y a la mayor esperanza de vida de la población.

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