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Blog de la Dra. Fernández Letamendi. Geriatría. Hospital Quirónsalud Zaragoza

  • Trastornos del sueño en el adulto mayor

    Los trastornos del sueño son un motivo de consulta muy frecuente en Geriatría. Se ha estimado que, entre los mayores de 65 años, aproximadamente el 50% padecen algún trastorno del sueño; de ellos, la dificultad para iniciar y mantener el sueño y la somnolencia diurna son los más frecuentes.

    El manejo correcto de los trastornos del sueño en el anciano, requiere una evaluación especializada por un Geriatra. Debemos tener en cuenta las posibles causas, el estado general (con frecuencia son pacientes con comorbilidad y pluripatología), la polimedicación y los cambios farmacocinéticos y farmacodinámicos que acompañan a la edad ( que pueden favorecer las posibles interacciones y reacciones adversas a fármacos).

    Es muy importante diferenciar los distintos trastornos que engloba esta entidad, ya que no se enfocan ni se tratan de la misma manera. Además, tienden a cronificarse, lo que dificulta la respuesta a tratamiento. Por eso, si a pesar de la aplicación de medidas de higiene del sueño, éste trastorno dura más de 2 semanas, es muy importante consultar con un profesional.

    Las consecuencias de los trastornos del sueño van desde fatiga diurna, estado de ánimo bajo o irritabilidad, hasta un aumento importante del riesgo de caídas e, incluso, en algunos estudios, se ha relacionado con un aumento de mortalidad en el paciente. La relación con la depresión es particularmente clara y es posible que también con el deterioro cognitivo. Lo que está claro, es que genera una merma en la calidad de vida del que lo padece, en mayor o menor grado, dependiendo de su intensidad.

    CAUSAS MÁS FRECUENTES DE ALTERACIONES DEL SUEÑO en adultos de edad avanzada:

    • malos hábitos para dormir que conllevan una higiene del sueño inadecuada
    • dificultades en la adaptación a situaciones vitales perturbadoras (jubilación, viudedad, hospitalizaciones…)
    • presencia frecuente de patologías asociadas: insuficiencia cardiaca, EPOC (enfermedad pulmonar obstructiva crónica), síndrome de apnea obstructiva del sueño, síndrome de piernas inquietas, demencia, dolor, cáncer, depresión, diabetes, efecto de algunos medicamentos (incluidos los de naturopatía) o, incluso, automedicarse puede favorecer estas alteraciones


    MANEJO DE LOS TRASTORNOS DEL SUEÑO: se basará, en la mayoría de los casos, en medidas de higiene del sueño, combinado o no, con tratamiento farmacológico, que siempre debe seguirse bajo supervisión médica.

    1. FÁRMACOS: se individualizará el tratamiento en cada paciente, tras realizar una exhaustiva historia clínica. Puede ser eficaz, y de hecho suele serlo, pero existen limitaciones que hay que valorar y consensuar siempre con el paciente y sus familiares atendiendo al riesgo/beneficio.
    2. MEDIDAS DE HIGIENE DEL SUEÑO: las más recomendables son:
      • Limitar la ingesta de líquidos por la tarde. Evitar las bebidas que contienen cafeína o teína después del mediodía. Evitar también el alcohol y el tabaco desde varias horas antes de dormir.
      • Horario fijo para acostarse y levantarse (incluidos fines de semana y vacaciones).
      • Evite realizar en la cama determinadas actividades (ver la televisión, escuchar la radio, comer, hablar por teléfono..).
      • Permanezca en la cama el tiempo suficiente.
      • Evite la siesta o que ésta sea inferior a 30’.
      • Se recomienda pasear durante al menos una hora al día, con luz solar y siempre al menos tres horas antes de ir a dormir.
      • Mantener condiciones ambientales adecuadas para dormir (temperatura, ventilación, ruidos, luz..).
      • Practicar ejercicios de respiración lenta y relajada antes de acostarse, puede contribuir a que duerma mejor.
      • Evitar acostarse con hambre, pero tampoco realizar cenas abundantes.
      • Evite utilizar el ordenador en las dos horas previas al sueño nocturno.
      • Si no consigue dormir en un tiempo prudencial (unos 30’), levántese, haga alguna actividad relajante (leer, tomar un vaso de leche..) y vuelva a la cama cuando empiece a notar sueño.
  • Cuidado del sueño en la tercera edad

    Los trastornos del sueño son un motivo de consulta muy frecuente en Geriatría. Se ha estimado que, entre los mayores de 65 años, aproximadamente el 50% padecen algún trastorno del sueño; de ellos, la dificultad para iniciar y mantener el sueño y la somnolencia diurna son los más frecuentes.

    El manejo correcto de los trastornos del sueño en el anciano, requiere una evaluación especializada por un Geriatra. Debemos tener en cuenta las posibles causas, el estado general, las enfermedades que se padezcan, la polimedicación y los cambios farmacocinéticos y farmacodinámicos que acompañan a la edad. Si a pesar de la aplicación de medidas de higiene del sueño, éste trastorno dura más de 2 semanas, es muy importante consultar con un profesional porque el tratamiento deberá ser individualizado y la respuesta será más complicada cuanto más se cronifique.

    Las consecuencias de los trastornos del sueño van desde fatiga diurna, estado de ánimo bajo o irritabilidad, hasta un aumento importante del riesgo de caídas , incluso, en algunos estudios, se ha relacionado con un aumento de mortalidad en el paciente. La relación con la depresión es particularmente clara y es posible que también con el deterioro cognitivo. Lo que está claro, es que genera una merma en la calidad de vida del que lo padece.


    MEDIDAS DE HIGIENE DEL SUEÑO:

    • Limitar la ingesta de líquidos por la tarde. Evitar las bebidas que contienen cafeína o teína después del mediodía. Evitar también el alcohol y el tabaco desde varias horas antes de dormir.
    • Intentar marcar un horario fijo para acostarse y levantarse (incluidos fines de semana y vacaciones).
    • Permanezca en la cama el tiempo suficiente y evite el uso de pantallas previo a acostarse y del ordenador por lo menos 2 horas antes.
    • Evite la siesta, o que ésta sea inferior a 30 minutos.
    • Se recomienda pasear durante al menos una hora al día, con luz solar y siempre limitar ejercicio o actividad aeróbica al menos tres horas antes de ir a dormir.
    • Mantener condiciones ambientales adecuadas en la habitación (temperatura, ventilación, ruidos, luz..).
    • Practicar ejercicios de respiración lenta y relajada, antes de acostarse, pueden contribuir a que duerma mejor.
    • Evitar acostarse con hambre, pero tampoco realizar cenas abundantes. Lo ideal sería comer unas 2 horas antes de acostarse.
    • Si no consigue dormir en un tiempo prudencial (unos 30 minutos), levántese, haga alguna actividad relajante (por ejemplo, leer) y vuelva a la cama cuando empiece a notar sueño.
  • Síndrome de sobrecarga del cuidador del paciente con demencia

    imagen postimagen postEl síndrome de sobrecarga del cuidador, o "del cuidador quemado", como también se le conoce, es un estado de agotamiento físico, emocional y mental que padecen las personas responsables de cuidar a un ser querido a largo plazo, y se detecta con muchísima frecuencia en las consultas de Geriatría cuando se valora a pacientes con deterioro cognitivo (demencia).

    En la mayoría de los casos, el rol de cuidador recae en un familiar, muchas veces el cónyuge o hijos. A la sobrecarga física y continua de cuidar a un paciente que, cada vez, va a necesitar más supervisión y, que progresivamente, se va a ir haciendo mas dependiente, se une una mezcla de sentimientos (enfado, frustración, negación, tristeza, ansiedad…..) y un duelo ambivalente (la persona esta físicamente, pero ya no es ella psíquicamente) que es el cóctel perfecto para padecerlo.

    Este síndrome representa un riesgo potencial para la salud del cuidador, que puede desembocar en un cuadro ansioso depresivo severo, y afectar a la atención que éste proporciona a su ser querido. Conocer la enfermedad y sus manifestaciones, contar con ayuda, romper el aislamiento y trabajar el autocuidado (conversar con amigos y familiares, alimentación saludable, ejercicio y técnicas de relajación....) nos ayudará a evitarlo. Por ello es muy importante detectarlo precozmente. Un Geriatra será el especialista que podrá ayudarte, no solo aconsejándote sobre como relacionarte con tu familiar con demencia, si no detectando sí, como cuidador principal, padeces este síndrome.

    ¿Cuando podemos sospecharlo?

    En muchas ocasiones se nos refiere por parte del cuidador que lo que primero que aparece es la sensación de sentirse sobrepasado, de no llegar a hacer todo lo que tienen que hacer. A este sentimiento se pueden asociar:

    • Sensación de estar cansado todo el día, con sentimiento de soledad, de vacío…
    • Trastornos del sueño
    • Irritabilidad: "se salta" por todo, especialmente en temas relacionados con el cuidado, se enfada y se pierde con mucha facilidad la paciencia con el/la paciente….
    • Nivel de estrés y ansiedad elevados
    • Se aísla de actividades de relación con otros, se abandonan aficciones, se muestra desinterés por nuevas experiencias, tienen sensación de que han perdido el autocontrol de los sucesos y elecciones vitales (uno de los predictores mas fuertes de depresión posterior).
    • Aparecen síntomas físicos que no se justifican por patologías, o empeoran los síntomas de enfermedades previas, especialmente en relación con cefaleas, dolores musculoesqueléticos o síntomas gastrointestinales.
    • Sentimiento de abandono o percibir que otros familiares se desentienden de la situación y de las necesidades de cuidado de la persona enferma.
    • Sentimientos de culpa por creer que no están atendiendo suficientemente bien a su ser querido, especialmente si la situación obliga a un ingreso en un centro residencial.

    Si aparecen uno o varios de los síntomas referidos, lo recomendable es acudir a un especialista para ser valorad@ y poder poner las medidas para minimizarlo y tratarlo a tiempo.

  • Los pacientes mayores con demencia y el confinamiento: el antes y el después

    El confinamiento ha supuesto, en miles de hogares de pacientes con demencia, una dificultad añadida a su día a día muy importante. Es importante visibilizar esta situación, ya que ocasiona una disrupción, per sé, muy importante en las dinámicas familiares, que en éste contexto, puede llegar a hacerse muy complicada.

    En los pacientes con demencia, los cambio en sus rutinas diarias, como dejar de salir a dar un paseo, hacer la compra, ser visitados por sus seres queridos o cambiar sus ritmo sueño-vigilia, puede repercutir muy negativamente en otros muchos factores. Entre las alteraciones que con más frecuencia aparecen encontramos:

    1. Dificultades en la orientación en el domicilio.
    2. Problemas con la toma correcta de medicación: si se levantan más tarde, los horarios de toma de medicación se modifican y las tomas no siguen el horario recomendado.
    3. Falta de higiene: como no van a salir, no la asocian a otra actividad y no la integran como algo necesario, se resisten a ella… o pueden aparecer apraxias como lavarse con agua pero no con jabón, o no recordar como aclararse, por ejemplo...
    4. Aumento de ansiedad, irritabilidad o pensamientos rumiativos. Pueden tener asociadas alteraciones en el sueño o, incluso, episodios de desorientación o agitación durante la noche.
    5. Cambios en el apetito con hiporexia o hiperfagia.
    6. Puede iniciarse o empeorar cuadros alucinatorios, con delirios de perjuicio, de ruina, robo o delirios celotípicos . En estos contextos, pueden pensar que sus familiares no los quieren, y por eso los han visitado menos, y mostrarles rechazo ante la visita.

    Como ya recomendamos en anteriores entradas de nuestro blog (" Recomendaciones para adultos mayores durante el confinamiento"), reorientar las rutinas y adaptarlas, pero respetando los ritmos circadianos, es fundamental para mantener un "orden" en nuestras vidas y no favorecer la descompensación de patologías crónicas. Lamentablemente la demencia es una enfermedad crónica degenerativa, sin cura, pero, en la medida que sea posible, intentaremos ralentizar la evolución de la misma.

    ¿Que podemos hacer si hemos notado este empeoramiento en nuestros mayores con demencia?


    1. Ahora que la situación entraña un riesgo más asumible, es bueno potenciar los paseos, tomando las medidas de protección adecuadas. Hay que tener en cuenta, que es posible que los encontremos mas débiles y "torpes" al caminar, simplemente por la inmovilidad vivida. No obstante vigilaremos que esta dificultad al caminar sea homogénea y no sea sólo de un lado del cuerpo, ya que, si es así, se debería consultar con el especialista.
    2. Es importante realizar ejercicios de estimulación cognitiva y reminiscencia, como por ejemplo: realizar con ellos un menú semanal, leer las noticias principales de la prensa, recordar con ellos a través de fotos los nombres de los familiares mas cercanos, o dejarles notas tipo "post-it" para marcar detalles o cosas importantes, que ayuden en el recuerdo.
    3. Recomendamos actividades que les ayuden a expresar sentimientos vividos en esta fase (como puede ser que hablen de ello o lo escriban). Es importante ofrecer conversación que resuelva sus dudas e inquietudes, de manera sencilla, tranquila y adaptada, para intentar disminuir la ansiedad asociada a esta situación. También es recomendable, si no podemos visitarlos, realizar video-llamadas.
    4. Debemos intentar crear un ambiente tranquilo donde residan, no tener la televisión o radio muy alta, procurando no abusar de usar la TV como "medio de entretenimiento".
    5. Cuando se enfrenten a nosotros, la tendencia natural es a gritar mas fuerte que ellos o utilizar la fuerza. Nunca es lo recomendable, ya que conseguimos el efecto contrario, con conductas de rechazo posteriores hacia esa rutina (acostar, duchar, salir a la calle…). Debemos utilizar un tono de voz suave, pero firme. La experiencia nos dice, que intentar reconducir la conversación hacia otro tema, no forzar la situación y cambiar a otra actividad/conversación mas relajante, puede ser de gran ayuda.
    6. Es crucial vigilar y tener en cuenta la sobrecarga del cuidador principal, especialmente en el caso de que sea el cónyuge, que también será mayor. Además, con el confinamiento, en muchas ocasiones, se ha tenido que prescindir temporalmente de cuidadores habituales o de atención en centros de día especializados , que antes proporcionaban un respiro.

    Si a pesar de estas medidas, tenemos dudas sobre el manejo y recomendaciones, el paciente no mejora, o si aparecen alucinaciones, cuadros de heteroagresividad, mayor apatía (falta de ganas de hacer cosas) o tristeza, es conveniente contactar cuanto antes con el especialista, para que podamos valorar al paciente y determinar si esta alteración está englobada dentro de la evolución esperable de la enfermedad o puede haber alguna causa concomitante y reversible que se pueda tratar.

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Sobre este blog

En el blog de la Dra. Fernández Letamendi, queremos acercar el mundo de la Geriatría a nuestros mayores y sus familiares, presentando una especialidad que, hasta no hace mucho tiempo, era desconocida para la mayoría de la población y que cada vez esta tomando más protagonismo, debido al envejecimiento progresivo y a la mayor esperanza de vida de la población.

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