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Blog del Dr. J. L. Carrasco, Dir. Científico Unidad de Personalidad y Comportamiento de Ruber Juan Bravo

El acoso escolar, una ‘marca’ que puede llegar a durar toda la vida

Ni es una broma, ni una irrealidad intangible. Los insultos, las humillaciones, la intimidación, las amenazas, la persecución, las miradas intimidatorias, las agresiones físicas, constantes y reiteradas en el tiempo persisten día a día en los centros escolares españoles. El acoso escolar es un tipo de violencia entre iguales que hace años se instaló en nuestras aulas y guarda muchas similitudes con otro tipo de violencia: la doméstica. Esta última forma de maltrato está atenazando a las mujeres y, por extensión a sus hijos, y también se sufre en silencio, mina la salud emocional hasta el punto de causar trastornos de salud mental y ‘puede marcar para toda la vida’.

Es cierto que, hasta ahora, este tipo de violencia entre menores no ha traspasado ‘ciertas fronteras’ como ha sucedido con la violencia sexista. Hablamos de asesinato, pero este límite sólo lo establecen los agresores y la sociedad no puede permitirse el lujo de que se nos escape de las manos esta posible situación porque un día cualquiera un agresor pierda un poco más el control.

Acoso EscolarAcoso Escolar

El ‘suicidio’ como forma de escape en los maltratados

Desafortunadamente, la desprotección de los menores acosados, junto con la impunidad en la que se mueven los agresores, así como la falta de freno a tiempo y la carencia de abordaje psicológico de las víctimas forman parte directa de la consecuencia fatal que muchos de las víctimas han llevado a la práctica: el suicidio.

Y no sólo. Buena parte de los que lo padecen (nueve de cada diez alumnos) acaba sufriendo secuelas psicológicas o desarrolla durante la juventud, incluso en la edad adulta, distintos tipos de trastornos mentales tal y como hemos podido comprobar los especialistas en atención psiquiátrica de adolescentes y jóvenes. De hecho, sabemos ya que esta forma de violencia aparece con una alta prevalencia detrás de trastornos como la depresión, el trastorno bipolar, los de la personalidad o los de la conducta alimentaria. Y este conocimiento nos ha impulsado a llevar a cabo un programa específico para el estudio y orientación del acoso escolar.

Sabemos que en los últimos años parece que la sociedad está haciendo un esfuerzo por plantarle cara a este grave problema, pero lo cierto es que las medidas adoptadas siguen siendo insuficientes, máxime si valoramos las cifras del número de víctimas (uno de cada diez alumnos) y, peor aún, es que detrás de estas estadísticas aún permanecen los casos que no salen a la luz. Porque pasan meses y meses, años, hasta que las víctimas ponen en alto su sufrimiento.

Por si fuera poco, hablar de acoso escolar no es sólo hacer referencia a la violencia dentro de las aulas o en el patio del colegio o a la salida del ‘cole’. Los acosadores se apoyan desde hace tiempo en las redes sociales y en el móvil para extender ‘su territorio de humillación y maltrato hacia otros’, lo que conlleva que el acoso ‘persiga’ a las víctimas hasta su propia casa, en su misma habitación. En definitiva: allí donde vaya. Prueba de ello, son los datos del último estudio Estudio sobre ciberbullying según los afectados, elaborado por la fundación ANAR (Ayuda a Niños y Adolescentes en Riesgo) y la fundación Mutua Madrileña a partir de la base de datos de los teléfonos de ayuda a niños y adolescentes y a los adultos y la familia de ANAR que ha atendido 60.408 llamadas relacionadas con acoso escolar, de entre los que se han seguido 1.363 casos de bullying.

Desde este espacio en la red, quiero dar pautas que ayuden al entorno de las víctimas a identificar los ‘signos’ del acoso escolar con el objetivo de poder intervenir de forma precoz. Es importante consultar con un especialista aunque el menor asegure que está bien.

-Absentismo leve o grave.

-Descenso del rendimiento escolar.

-Problemas de concentración.

-Apatía y cansancio

-Sentimientos de culpa.

-Síntomas depresivos o de ansiedad: irritabilidad, insomnio, pesadillas, falta de apetito, problemas gastrointestinales, ahogos, mareos, dolor de cabeza, inquietud, nerviosismo, pesimismo, etc.

-Agresividad, problemas de autocontrol.

-Conductas de huida y evitación

-Miedo y síntomas de pánico.

-Ideas autolíticas.

-Negación de los hechos.

-Respuestas emocionales extremas, como por ejemplo llanto incontrolado.

Las ‘señales’ que pueden ayudar al entorno social a establecer si es posible una situación de violencia según el perfil del acosador:

-Frecuente agresividad verbal y/o física.

-Utiliza los insultos con frecuencia.

-Suele realizar acoso psicológico.

-Antecedentes de altercados y agresividad

-Conductas violentas

-Gestos violentos y discriminatorios.

-Impulsividad.

-Acoso psicológico.

-Se establecen como líderes de grupo.

-Pueden tener antecedentes familiares de violencia doméstica.

-Falta de autoestima.

-Fracaso escolar.

-Sentimientos de envidia y de inferioridad.

-Necesidad de notoriedad.

Los expertos insistimos en la ‘hipervigilancia’ de los hijos para evitar que tanto uno de ellos sea víctima como acosador. Pedir ayuda y orientación especializada desde el primer momento en que se sospeche la existencia de este tipo de situaciones. En la Unidad de Personalidad y Comportamiento (Orientación familiar y prevención)Este enlace se abrirá en una ventana nueva hemos desarrollado una Escuela de padres que puede ser de gran ayuda a las familias que estén pasando por este trance.

Buscador de La máscara de la alegría
Sobre este blog

Bienvenidos, este nuevo espacio en la red nace con el objetivo de extender los "lazos" entre padres e hijos, aumentar el conocimiento sobre la posible existencia de trastornos de comportamiento y personalidad, y aportar la mayor información necesaria que contribuya a preservar la salud mental de nuestros adolescentes y jóvenes.

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