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Blog del Dr. Daniel Martín Fernández-Mayoralas. Neurología. Complejo Hospitalario Ruber Juan Bravo y Hospital Universitario Quirónsalud Madrid

  • El trastorno de atención (TDA, "sin la H de hiperactividad")

    El trastorno de déficit de atención/hiperactividad (TDAH) es la alteración del neurodesarrollo más frecuente en la población infantil. El TDAH es un trastorno muy heterogéneo desde el punto de vista clínico. El diagnóstico debe basarse en la presencia de los criterios clínicos, que reconoce tres presentaciones: combinada, con síntomas que engloban los tres grupos de síntomas típicos: el déficit de atención, la hiperactividad y la impulsividad, el de predominio hiperactivo-impulsivo, que reconoce solo los dos últimos síntomas y el subtipo inatento (TDA, "sin la H de hiperactividad"), que puede cursar sin síntomas de hiperactividad y de impulsividad, cumpliendo tan solo criterios de falta de atención.

    Es evidente que muchas personas con importantes problemas para concentrarse NO son hiperactivas. Hasta hace poco tiempo el diagnóstico ni siquiera se planteaba en aquellos niños que no eran hiperactivos o problemáticos y en consecuencia, muchos sujetos con TDA, especialmente las niñas, no eran diagnosticados.

    Mientras que los niños con TDAH pueden llegar a padecer una inquietud "frenética", un porcentaje significativo de los niños con TDA son exactamente lo contrario: lentos y tranquilos. Además con mayor frecuencia se trata de niñas. Mientras que muchos niños con TDAH manifiestan problemas sociales debido a su impulsividad (zancadillas, coger las cosas sin permiso, etcétera), algunas niñas con TDA tienden a tener problemas sociales debido a su falta de iniciativa, pasividad o timidez y tienen una elevada predisposición a la ansiedad, por eso muchas veces no son estudiadas hasta la época adolescente, puesto que no manifiestan problemas de conducta especialmente preocupantes.

    Muchos padres comentan del niño o de la niña, que:

    ‘Parece como si estuviera en las nubes o en la parra’, se pierde en sus pensamientos (ensimismamiento)’.

    ‘Sueña despierto(a), está "empanado" (a).

    ‘Poco activo(a), lento(a)’ en la ejecución de tareas. "No le cunde" el estudio y el trabajo que efectúa.

    Tempo Cognitivo lentoTempo Cognitivo lento

    Por lo tanto, los pacientes que sufran estos síntomas deben ser evaluados por un neuropediatra para comprobar que no existe un problema físico (hipotiroidismo, anemia, epilepsia con ausencias, etcétera) o un TDA que, con frecuencia, pasa desapercibido y puede tener consecuencias negativas (por ejemplo, sobre la autoestima del paciente) si le produce una repercusión en los diferentes ámbitos de la vida.

  • La lectura y sus beneficios sobre el neurodesarrollo

    La lectura es un acto cognitivo complejo. La escritura representa el habla, esto es, unidades fonológicas, proporcionando un medio para grabar palabras y proporcionar un mensaje al lector. Para leer, el individuo debe controlar con precisión la atención visual, transformar los símbolos en representaciones fonológicas, extraer el significado de las palabras, actualizar las representaciones mentales del texto, inhibir las asociaciones sin importancia y hacer inferencias apropiadas.

    La lectura y sus beneficios sobre el neurodesarrolloLa lectura y sus beneficios sobre el neurodesarrollo

    La lectura no es un aprendizaje adquirido de forma automática. Al contrario que el lenguaje, la lectura requiere la adaptación de varios circuitos cerebrales mediante una instrucción adecuada para que se desarrolle adecuadamente. El aprendizaje de la lectura no solo depende de la escuela, sino que tiene una estrecha relación con la genética, el contexto familiar y social, de hecho, la mayoría de las lenguas del mundo carecen de forma escrita. En los hogares, el uso obsesivo y abusivo de medios audiovisuales, evita que el niño pase tiempo suficiente dedicado a la lectura y el juego libre, tan relevantes para un correcto neurodesarrollo. Además, en las zonas con menor nivel socioeconómico, el consumo de pantallas e internet es aún mayor y la práctica de la lectura se realiza en menor medida, cuando cada vez es más evidente que el hábito lector ayuda a mitigar los efectos de la pobreza.

    La práctica de la lectura contribuye a un mejor desarrollo de diversas áreas cognitivas del cerebro, proporcionando un mejor vocabulario y una más extensa gramática y una mayor variedad de temas en las conversaciones. Por ello y otros factores, leer podría contribuir al adecuado desarrollo de las emociones (evitando hasta cierto punto los trastornos interiorizantes, como la depresión o la ansiedad) y además estimula el juego y la imaginación.

    Respecto a la imaginación, durante el proceso lector, se combina la actividad técnica de decodificar y comprender las palabras escritas, con la imaginativa. La imaginación parte de la comprensión del lector, que da vida a los signos escritos al conectar, trasportándose emocionalmente a la historia de un personaje donde se describen miradas, gestos, voces, tactos, etcétera, enriqueciendo así el conocimiento acerca de sí mismo y de los demás, sintiendo reacciones impregnadas de historia colectiva, individual, o irreal (como imaginarse viviendo en un tomate gigante).

    A grandes rasgos, desde el punto de vista neuro-anatómico, son muchas las estructuras del sistema nervioso involucradas en la lectura. Éstas funcionan de forma plástica y articulada: la corteza occipital izquierda, donde convergen las aferencias visuales de ambos hemisferios cerebrales, es la encargada del procesamiento visual. La información resultante se proyectaría a la encrucijada témporo-parieto-occipital izquierda, que participa en la integración de la información visual-verbal, con especial implicación del giro angular ipsilateral en la decodificación del lenguaje escrito ("centro de las imágenes visuales de las palabras"). El giro angular, o área 39 de Brodmann, se encuentra en la región antero-lateral del lóbulo parietal, cerca del borde superior del lóbulo temporal e inmediatamente posterior a la circunvolución supramarginal.

    Su importancia radica en transferir información visual al área de Wernicke, ubicada en la corteza temporal posterior, con el fin de dar significado a las palabras percibidas visualmente (acceso a la semántica). Es decir, leer e interpretar lo escrito. También participa en otros procesos relacionados con el lenguaje, el procesamiento numérico y la cognición espacial, la recuperación de la memoria, la atención y la teoría de la mente. La lesión de esta parte del cerebro puede producir síntomas del síndrome de Gerstmann: agnosia de los dedos (no saber que dedo es el pulgar o el índice, por ejemplo), alexia (incapacidad para leer), acalculia (incapacidad para usar operaciones aritméticas), agrafia (incapacidad para copiar) y confusión de izquierda a derecha.

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    El giro supramarginal es un área de asociación situada en el lóbulo parietal inferior, justo por encima de la cisura de Silvio y en estrecha vinculación con el giro angular y el área de Wernicke. Una de las funciones más conocidas del giro supramarginal es la de permitir, junto al giro angular, la lectoescritura. Para poder leer y escribir necesitamos ser capaces de realizar la integración de material visual y sonoro de tal manera que podamos asociar fonemas y grafemas, es decir los sonidos y las letras que los representan. Son ambos giros, el angular y el supramarginal, los que también permiten asociar representación visual y significado. El giro supramarginal, además, es un área de percepción y sobre todo, de reconocimiento, de estímulos táctiles y debido a sus conexiones con la corteza prefrontal dorsolateral es muy relevante para la actualización de la memoria de trabajo. Stephen K. Bailey et al descubrieron que la mayoría de las redes en estado de reposo contribuyen a la red de lectura, siendo muy importantes la atención y la función ejecutiva.

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    Desde la corteza temporal posterior la información se emite al área de Broca a través del fascículo arqueado. El área de Broca está ubicada en la corteza frontal inferior izquierda, y es la responsable de la programación motora del habla.

    La memoria procedimental, un complejo aprendizaje sustentado en complejos circuitos en paralelo, es esencial en el aprendizaje de la lectura, afectando fundamentalmente a su automatización, y se ubica en los ganglios basales del cerebro, especialmente en el núcleo caudado y el putamen. Está bien establecido, en el mundo desarrollado, que los niños con lectura pobre tienen problemas emocionales y un riesgo importante de ansiedad y en menor grado, de depresión o distimia. Un estudio de mostró mejoría de ésta cuando se utilizaba una intervención que abarcaba las dificultades lectoras y las interiorizantes. A título personal, como refiere mi amigo el Doctor Ezpeleta: leer es uno de los placeres de la vida. Nos atreveríamos a decir que la lectura sosegada baja la tensión arterial, la frecuencia cardiaca y el cortisol plasmático, y por ende, disminuye la ansiedad.Aquellos niños a quienes sus padres les leen en voz alta de forma regular (por ejemplo, compartiendo tiempo de lectura en voz alta por las noches antes de dormir) aprenden a leer antes que sus coetáneos, mejoran su rendimiento en matemáticas, alcanzan una mayor riqueza de vocabulario y obtienen mejor éxito académico. Además, esta actividad compartida favorece el vínculo afectivo entre padres e hijos. Numerosas actividades realizadas en edad temprana, como juegos de palabras, lectura en voz alta o la posesión de libros infantiles, ayudan a la adquisición de un correcto aprendizaje de la lectura. En una sociedad en la que la tecnología adquiere un papel tan importante, utilizándose desde edades cada vez más precoces, ofrecer la alternativa de la lectura en voz alta será otra herramienta que ayude a la infancia a mejorar su rendimiento escolar, además de a crear un ambiente propicio para la expresión de las emociones.

    La literatura científica demuestra que la participación en programas de promoción de la lectura (aconsejando su práctica y aportando libros infantiles) mejora el hábito lector en la infancia. Sustenta que el consejo de la lectura en voz alta desde el nacimiento impartido desde atención primaria ayuda a mejorar el desarrollo emocional. Defiende que ofrece beneficios a las interacciones entre padres e hijos y que las intervenciones que aumentan el tiempo que los padres pasan con sus hijos leyendo consiguen de éstos mejores logros académicos. Por ejemplo, el estudio con análisis multivariante de Garach-Gómez y colaboradores, que trató de evaluar el resultado de una intervención mediante un programa de promoción de la lectura, en una zona de exclusión social, desde las consultas de atención primaria, proporcionando libros a las familias e incluyendo éstos en sus preferencias de juego, encontró un mejor posicionamiento de la lectura con respecto a otras alternativas de ocio en los niños del grupo del programa con respecto al control (18,8% de posicionamiento en último lugar vs. 33,9%; p = 0,003). Sin duda, un reto muy difícil que tenemos que ir mejorando en años venideros.


  • El impacto del TDAH sobre la lectura (III parte)

    Con la colaboración de Alberto J. Sánchez-Carmona, Jacobo Albert y Sara López-Martín (Neuromottiva. Centro de neuropsicología y psicología especializado en niños y adolescentes)Este enlace se abrirá en una ventana nueva.

    Impacto del TDAH sobre la comprensión lectora

    El aprendizaje de la lectura es un proceso por el que se lo­gra ganar destreza acerca de la manifestación escrita del discurso oral, liberando recursos que pasarían a quedar disponibles para acceder a un determinado significado. Por tanto, resulta fundamental entender de qué manera la presencia del TDAH puede afectar de forma específica a esta última etapa de la lectura.

    El impacto del TDAH sobre la lecturaEl impacto del TDAH sobre la lectura

    Los resultados de Miller y colaboradores (2013) son especialmente interesantes. Observaron que a la hora de volver a contar lo descrito en un texto, los niños con TDAH mostraron dificultades no solo en el procesamiento léxico, sino también en la recodificación de la información central del texto (esto es, en el establecimiento de relaciones entre la idea principal y resto de ideas, tanto a nivel de cantidad como de proximidad). Estos autores sugieren que estas dificultades en la comprensión se originarían porque los niños con TDAH necesitan dedicar gran parte de sus recursos para mantener la atención en lugar de utilizarlos en las múltiples tareas necesarias para com­prender adecuadamente un texto (p. e., en la decodifica­ción de las palabras, la activación de su significado, el mantenimiento de los fragmentos previamente leídos o la anticipación de la finalidad del texto). Esta interpretación apunta de manera inequívoca a la implicación de la me­moria que, de hecho, se mostró como el único predictor cognitivo del nivel de comprensión en esta investigación. A resaltar por sus implicaciones aplicadas, estos autores no encontraron problemas cuando solicitaron a los niños con TDAH responder preguntas cerradas sobre el texto. Por tanto, la evidencia sugiere que la comprensión lectora estaría comprometida en el TDAH y que las dificultades emergen de manera más clara cuando los niños con TDAH tienen que dar respuestas abiertas a preguntas del texto y cuando se les presentan textos que requieren una alta participación de procesos cognitivos entre los que destaca la memoria.

    Además, otros estudios apuntan a que el nivel de decodificación lectora juega un importante rol mediador entre los síntomas de TDAH y la comprensión lectora. Por otro lado, Plourde y colaboradores (2018) mostraron también que la velocidad de denominación de colores medió de forma específica la relación entre los síntomas TDAH y la comprensión lectora.

    Recomendaciones prácticas y direcciones futuras

    Los resultados de los estudios aquí revisados pueden tener importantes implicaciones tanto para la investigación como para la práctica clínica. La presencia de niveles elevados de falta de atención en etapas tempranas (educación infantil y primeros cursos de Primaria) debe considerarse tanto por docentes como por clínicos como una importante señal de alarma de la posible aparición de dificultades lectoras. Por ello, es importante supervisar en niños con TDAH o con un alto riesgo de desarrollar este trastorno si se produce una adecuada adquisición y consolidación de los principales precursores de la lectura. Entre estos precursores destacan la conciencia y la memoria fonológica, el acceso al léxico (velocidad de denominación), la amplitud de vocabulario y el conocimiento de las letras. Un bajo nivel en uno o varios de ellos junto con la presencia de sintomatología de TDAH (especialmente, de falta de atención) aumenta el riesgo de dificultades posteriores en el aprendizaje de la lectura.

    Una vez que la lectura ha iniciado su consolidación conviene monitorizar cómo los niños con TDAH utilizan la vía directa de lectura, ya que los síntomas de este trastorno parecen impactar especialmente en la habilidad para identificar globalmente las palabras. Asimismo, la evidencia actualmente existente resalta la importancia de que los niños con TDAH automaticen lo antes posibles los mecanismos básicos de decodificación lectora y usen la ruta directa de manera dominante con el fin de poder dedicar más recursos cognitivos al procesamiento semántico. En otras palabras, las dificultades en la comprensión lectora en niños con TDAH parecen relacionarse principalmente con un bajo nivel de automatización de los mecanismos básicos de la lectura que originan finalmente una lectura imprecisa y/o lenta. En el contexto escolar, puede resultar especialmente beneficioso realizar adaptaciones metodológicas en el proceso de evaluación en niños con TDAH que valoren los conocimientos y la comprensión de textos mediante preguntas cerradas, ya que uno de sus puntos débiles sería la identificación de las ideas centrales de los escritos. Por otro lado, podría resultar beneficioso estimular el desarrollo de la memoria de trabajo verbal para mejorar la comprensión lectora y resumir en ideas principales cada párrafo de un texto, así como mejorar las habilidades para identificar y relacionar ideas de un texto con el fin de lograr una comprensión más profunda y, por tanto, un aprendizaje más sólido y duradero.

    Se debe señalar que un amplio número de estudios han examinado la influencia del TDAH sobre la lectura en inglés. Por ello, las conclusiones derivadas de estas investigaciones deben confirmarse en idiomas con un alto nivel de transparencia como el castellano, ya que podrían encontrarse modulaciones parcialmente distintas de los síntomas sobre las distintas rutas o vías de la lectura y sobre sus precursores. Por último, la investigación realizada hasta el momento ha examinado casi exclusivamente la influencia de los síntomas de TDAH sobre la lectura. Parece imprescindible examinar la relación entre el trastorno y las dificultades lectoras utilizando medidas típicas de otros niveles de análisis entre las que destacan las neurobiológicas y las neuropsicológicas. En este sentido, no cabe duda de la fuerte implicación del funcionamiento atencional, de la memoria de trabajo y de otras funciones ejecutivas en todas las actividades académicas, incluyendo la lectura.

  • El impacto del TDAH sobre la lectura (II parte)

    Con la colaboración de Alberto J. Sánchez-Carmona, Jacobo Albert y Sara López-Martín (Neuromottiva. Centro de neuropsicología y psicología especializado en niños y adolescentes)Este enlace se abrirá en una ventana nueva.

    Impacto del TDAH sobre la adquisición de la lectura

    El impacto del TDAH sobre la lecturaEl impacto del TDAH sobre la lectura

    El aprendizaje de la lectura se apoya esencialmente en la madurez de una serie de destrezas o habilidades (denominadas precursores de la lectura). Entre ellos destaca el procesamiento fonológico que incluiría la capacidad para percibir, segmentar y manipular los sonidos del habla. Otro importante precursor que está además fuertemente relacionado con el conocimiento de las letras, cuyo dominio se asocia con la interiorización del principio alfabético (grafías representan fonemas). Además, resulta crítico el nivel de desarrollo del vocabulario oral de los/as aprendices, ya que facilita la equiparación del resultado de su lectura con la huella fonológica disponible. Finalmente, los estudios resaltan la velocidad de procesamiento, medida típicamente en términos de velocidad de denominación (p.e., de colores, objetos o números), como otro de los principales precursores de la lectura.

    Distintos estudios han pretendido dilucidar si la influencia de los síntomas de falta de atención sobre la adquisición de la lectura es directa o, por el contrario, a través de su impacto sobe los precursores de la lectura. En este contexto, destaca la investigación de Dally (2006) en la que, en primer lugar, se observaron efectos directos de la falta de atención sobre la lectura de palabras en primer curso, los cuales generaron un impacto negativo equiparable al originado cuando están afectados los principales precursores de la lectura. Además, el estudio encontró una notable influencia negativa de la falta de atención sobre el procesamiento fonológico, lo que terminaba impactando negativamente en la lectura de palabras. Investigaciones posteriores confirmaron la influencia directa de la falta de atención sobre la lectura de palabras cuando incluso se controlaban los efectos asociados con el nivel de desarrollo de los precursores de la lectura. Sin embargo, otros experimentos no encontraron tales efectos directos sugiriendo que la falta de atención perjudicaría la adquisición de la lectura únicamente de manera indirecta a través de su impacto negativo sobre el aprendizaje de destrezas como la conciencia fonológica o el vocabulario expresivo y receptivo. En concreto, los niños con un menor desarrollo atencional verían demorada la adquisición y consolidación de estos precursores, lo que a su vez dilataría el dominio de las destrezas de decodificación lectora. Entre otras, se ha subrayado que la falta de atención influiría de manera indirecta a la lectura a través de su impacto sobre uno de los precursores más relevantes: el conocimiento de las letras.

    Con todo, no cabe duda del importante papel que juega la falta de atención en la adquisición de la lectura. No obstante, continúa abierto el debate acerca de si su influencia es directa o indirecta. Es posible que los síntomas de falta de atención perjudiquen el desarrollo de la conciencia fonológica o del vocabulario y que esta interferencia sea la que termine impactando en la adquisición de las habilidades de lectura. Por otro lado, puede que algunas de las habilidades consideradas como precursoras de la lectura pudieran compartir factores neuropsicológicos y genéticos con el TDAH. De hecho, distintos trabajos apuntan a que el déficit en la velocidad de procesamiento sería característico de las personas con TDAH y dislexia, mientras que aquellas con TDAH y con dislexia mostrarían afectación en el control inhibitorio y en la conciencia fonológica, respectivamente.

    Impacto del TDAH sobre la decodificación lectora

    La consolidación de la lectura se fundamenta en el manejo eficiente de las reglas de conversión grafema-fonema. Conforme el lector hace uso repetido y consistente de estos procesos de decodificación fonológica, se asientan ciertas regularidades ante las que se expone con mayor frecuencia hasta que una palabra completa pasa a ser identificada de forma global. En este momento, se constituye una lectura fluida que libera recursos cognitivos que estarían disponibles para la comprensión.

    Ha podido observarse a este nivel de análisis que los niños con una mayor sintomatología TDAH muestran una menor velocidad de decodificación. Aunque puedan acreditarse mejoras en su desempeño a lo largo del tiempo, el progreso es más modesto para aquellos casos con una mayor sintomatología de TDAH. Existen también datos que apuntan a que, en los primeros cursos, los síntomas de falta de atención tienen un impacto directo sobre la lectura de palabras (vía directa de lectura), pero un impacto indirecto en la lectura de pseudopalabras (vía indirecta) a través de su influencia en la conciencia fonológica y en la velocidad de denominación. En concreto, puede que los niños con TDAH se expongan menos al lenguaje impreso que sus iguales, alterando así el desarrollo del reconocimiento de palabras. Entre los procesos cognitivos subyacentes a esta relación, se ha propuesto la implicación de la memoria de trabajo y el control inhibitorio. Estos procesos serían los responsables de controlar la interferencia ocasionada por palabras ortográficamente similares a la que está siendo leída, especialmente si esta es de baja frecuencia.

    Incluso cuando leemos correctamente palabras aisladas, una lectura madura implica que los procesos de decodificación se apliquen con la prosodia y el ritmo adecuados. De este modo, la interferencia que el TDAH pueda ocasionar sobre la fluidez lectora también cobra especial relevancia. Jacobson y colaboradores (2011) mostraron que los niños con TDAH, incluso siendo capaces de decodificar con precisión, continuaban teniendo una fluidez lectora ineficiente. Estos déficits en fluidez se asociarían a limitaciones en la velocidad de procesamiento, explicados por problemas subyacentes en diferentes aspectos del funcionamiento ejecutivo, tales como la selección de respuestas y la memoria de trabajo. En una investigación posterior este mismo grupo encontró en niños con TDAH una relación entre la fluidez lectora y la variabilidad de la velocidad de respuesta (medido a través del parámetro tau de la distribución exGaussian). De este modo, el enlentecimiento que los niños con TDAH muestran en las tareas de fluidez lectora podría vincularse con una tendencia a la distracción (cuantificada mediante el parámetro tau) que terminarían traduciéndose en una menor tasa de palabras leídas y/o en una menor precisión.

  • El impacto del TDAH sobre la lectura (I parte)

    El trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) es uno de los trastornos del neurodesarrollo más frecuentes en población infantil con una prevalencia mundial estimada del 5%. Presenta además una notable comorbilidad con otros trastornos entre los que destaca el trastorno específico del aprendizaje de la lectura (tradicionalmente denominado dislexia). Estudios longitudinales realizados con gemelos muestran la existencia de una relación bidireccional entre los síntomas de TDAH y la lectura con una etiología genética común en donde los síntomas de falta de atención serían los que se asociarían en mayor medida con las dificultades en la lectura. De hecho, los modelos que describen los procesos cognitivos implicados en la lectura señalan la falta de atención como uno de los principales factores que pueden retrasar o alterar el aprendizaje de la lectura por su influencia negativa en el aprendizaje básico de las asociaciones grafema-fonema, la formación de las representaciones ortográficas de las palabras o la comprensión lectora, entre otros. Además, la atención juega un papel relevante en la regulación de procesos cognitivos más generales que también están implicados en la lectura como la percepción y la memoria. Así, por ejemplo, la lectura requiere mantener la atención el tiempo suficiente como para acceder a la información contenida en el texto e inhibir las interferencias generadas por la información no relevante.

    El impacto del TDAH sobre la lectura (I)El impacto del TDAH sobre la lectura (I)

    Dada la estrecha interrelación ente la atención y la lectura resulta especialmente relevante conocer cuáles son las principales dificultades que muestran los niños (se emplea en este artículo el plural niños para referirse tanto a niños como a niñas) con TDAH en el aprendizaje de la lectura, ya que permitirá identificarlas de manera temprana y así poder incluirlas en los planes de intervención.

    TDAH y lectura: Modelos explicativos

    Distintos modelos han tratado de explicar la relación entre las dificultades lectoras y los síntomas de falta de atención. Las propuestas iniciales caracterizaron esta relación dentro de un esquema causal directo en el que uno de los dos trastornos ocasiona de manera secundaria los problemas asociados al segundo. No obstante, la evidencia disponible parece abogar por modelos explicativos más complejos y dinámicos en los que los problemas de lectura y la falta de atención serían recíprocamente causativos a lo largo del tiempo y a diferentes niveles. Utilizando estos últimos modelos distintos estudios atribuyen un mayor poder predictivo a las dificultades de atención sobre la lectura, aunque existen propuestas opuestas.

    La coexistencia de TDAH y dislexia ha generado un importante volumen de investigación, especialmente para esclarecer si el cuadro clínico resultante se explica mejor como la mera suma de los trastornos por separado o como un nuevo trastorno con un perfil neurocognitivo particular. Abordar esta interesante cuestión excede los objetivos de esta revisión, la cual se centra en conocer la influencia del TDAH en el aprendizaje de la lectura como antesala de posteriores dificultades lectoras, ya sean clínicas o subclínicas.

    Con la colaboración de Alberto J. Sánchez-Carmona, Jacobo Albert y Sara López-Martín (Neuromottiva. Centro de neuropsicología y psicología especializado en niños y adolescentes)Este enlace se abrirá en una ventana nueva.

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