Quirónsalud
Blog de Isabel Campos, nutricionista del Centro Médico Quirónsalud Toledo
Los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA) son de las enfermedades mentales con más prevalencia de mortalidad.
Su diagnóstico precoz es realmente importante para la recuperación. Cuanto más tiempo persisten las conductas erráticas del TCA, mayor es la probabilidad de que la enfermedad se cronifique y más complejo se vuelve el tratamiento.
Por eso, hoy hablamos de cuándo sospechar en casa o dar la voz de alarma de que se puede estar teniendo un problema con la alimentación.
En Quirónsalud Toledo disponemos de un circuito ambulatorio de intervención de TCA, donde trabajamos desde la recuperación de diferentes tipos de trastorno alimentario, con apoyo tanto de la consulta de Nutrición, como de Psicología, Endocrinología y Psiquiatría.
Cada vez más padres acuden a consulta de nutrición para valorar qué cambios de hábitos pueden ir realizando en casa para mejorar la alimentación, no solo de ellos, sino de toda la familia.
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En este pequeño artículo vamos a tratar qué tres cambios alimentarios podemos empezar a ir adaptando en casa e ir inculcando a los niños.
Paciencia, constancia y respeto por sus gustos y aversiones es la clave. Si cambiar hábitos en adultos lleva tiempo, en los niños, incluso un poco más.
Hace unos meses que la operación bikini comenzó y se nota en el aumento de consultas de nutrición para hacer dieta muy estricta o cambiar hábitos de forma drástica. Imagen en alta resolución. Este enlace se abrirá mediante lightbox, puede haber un cambio de contexto
Esto trae unas consecuencias a corto plazo y la pérdida de peso rápida, pero que difiere mucho de ser saludable. La pérdida que producen las dietas donde restringimos alimentos y cantidades, por lo general, es de masa muscular y eso nos dice a los nutricionistas que está pronosticado al fracaso y al efecto rebote.
Ya no solo eso. Existe cierto comportamiento común en los ciclos de dietas, que yo llamo las fases emocionales y físicas de las dietas estrictas.
Acción: Me peso a diario para controlarme y mantengo lo que hago o incluso empiezo a concederme pequeños premios.
Pensamiento: "Si veo que pierdo peso rápido, me motivo".
Acción: Restrinjo más para perder más rápido.
Pensamiento: "Cada vez pierdo menos, tengo que ser más estricto".
Acción: Salto de hacer o no la dieta en función de mi estado anímico.
Pensamiento: "Menudo bajón, no me apetece hacer dieta".
Acción: Como algo que me he prohibido pero que me gusta mucho, lo que me incita a comer más y sin control.
Pensamiento: "Hacía tiempo que no comía roscón ¡Que rico está! ¡Quiero más!".
Acción: Me culpo por comer y me vuelvo a restringir.
Pensamiento: "Uy, no debí comer roscón, ahora habré engordado".
Acción: Dejo la dieta.
Pensamiento: "A la porra la dieta, ya no tengo fuerza de voluntad".
La alimentación saludable va mucho más allá de seguir al pie de la letra las ultimas modas nutricionales o hacer dieta para estar sanos. Comer bien y saludable es muy complejo, pues estamos hablando de una conducta humana. Imagen en alta resolución. Este enlace se abrirá mediante lightbox, puede haber un cambio de contexto
Necesitamos identificar y entender cómo todo aquello que nos rodea, nos afecta en nuestro comportamiento con la comida. Además, nuestras emociones, creencias y pensamientos no se despegan de nosotros cuando hacemos la compra, cocinamos y comemos. Siendo incluso responsables del qué, cuánto y cómo comemos.
La cultura de la dieta aviva muchos estigmas sociales sobre la gordofobia a la vez que idealiza la delgadez y demoniza el hambre, tanto el físico como el emocional, incitando a tener conductas alimentarias dañinas que predisponen y precipitan trastornos de la conducta alimentaria. El hambre y la alimentación emocional son reales y necesarios para tener una alimentación saludable. La psicoutrición se centra en gestionar esas conductas y creencias alimentarias para no acabar, por ejemplo, cayendo en atracones y picoteos impulsivos, restricciones, ayunos o el excesivo ejercicio para compensar.
En consulta de nutrición podemos ayudar a identificar, entender y reconducir la conducta alimentaria de las personas, de una forma flexible para que, con el tiempo, de forma intuitiva mejoren su alimentación, sin perder el punto de vista de la alimentación saludable y el cuidado.
Quizás no sepas aún de qué se trata la alimentación intuitiva y la alimentación emocional. Es posible que el concepto de comer de forma intuitiva te genere escepticismo, o que no creas que el comer emocional puede ser también saludable. No te preocupes, son conceptos algo revolucionarios y novedosos para muchos.
Estos enfoques sostienen que la salud no es solo física, sino que también comprende lo emocional y lo social. El rechazo a la mentalidad de dieta, el permiso incondicional para conseguir hacer las paces con la comida, atender y honrar los diferentes tipos de hambre y saciedad, disfrutar de la comida e identificación de los pensamientos intrusivos de la cultura dieta ("Food Police"), son parte de los principios que persigue este nuevo enfoque.
También tenemos presente que se pueden gestionar las emociones de forma saludable, ya sea con o sin comida, siempre y cuando esta gestión sea consciente, flexible y no genere malestar emocional, respetando y cuidando el cuerpo, desde el cariño y la compasión, a través de un cambio de hábitos de vida saludables, independientemente de la talla y forma, para tratar de encontrar, recuperar o ganar un equilibrio en la salud física y mental.
¿Te apetece aprender más sobre cómo llevar una alimentación intuitiva, flexible, cordial y saludable?
¿Se puede mantener una cifra de peso concreto? ¿Existe el peso ideal en el que mantenerse? Imagen en alta resolución. Este enlace se abrirá mediante lightbox, puede haber un cambio de contexto
Me temo que el peso ideal saludable no existe. Solo nosotros mismos podemos saber cuál es ese "peso" relacionado con un estado de salud, porque será fruto de un estado de bienestar físico, mental y social e independientemente de la cifra y forma corporal en la que se traduzca éste.
Por eso, hoy traigo algunos indicadores en los que nos podemos fijar para saber que tenemos salud y unos hábitos de vida saludables:
La relación entre estos indicadores y la cifra de peso es individual.
Una persona, en diferentes momentos de su vida, aumentará o bajará de peso y cambiará su cuerpo de manera natural según mantiene o modifica sus hábitos de vida, y otros factores relacionados con la genética, el funcionamiento hormonal, psicológicos y ambientales (ambiente de comidas externos y relaciones sociales, trabajo, familia, ejercicio, tipo de ejercicio, frecuencia, etc.).
Puede no gustarnos nuestro peso actual e imagen, o puede que nos encante vernos de una manera determinada, pero si por empeñarnos en querer tener un peso y un cuerpo X, perdemos calidad de vida y salud (física, mental, emocional y social), ese peso también deja de ser saludable.
Hay varios estudios que han demostrado que el peso corporal se mantiene en un rango estable, conocido como "Set Point", a pesar de la ingesta y el gasto de energía del día. Imagina un corcho flotando en un vaso de agua, donde el corcho es el peso. El corcho, se mantiene estable, pero si hacemos una presión para tratar de bajarlo, como cuando restringimos haciendo dietas muy estrictas, al dejar de hacer presión, el corcho sube rápidamente. Imagen en alta resolución. Este enlace se abrirá mediante lightbox, puede haber un cambio de contexto
Esto nos ayuda a entender lo que se ha demostrado en los estudios, que el cuerpo es más eficiente protegiendo contra la pérdida de peso durante la restricción de alimentos en comparación con las condiciones de aumento de peso con sobrealimentación, lo que sugiere un papel adaptativo de protección durante los períodos de baja ingesta de alimentos (fenotipo ahorrador).
Para ganar salud, hay que trabajar hábitos saludables de vida y la aceptación corporal en cualquier forma corporal.
Te enseñamos a cuidarte por dentro. Consejos sobre cómo mejorar tu alimentación y ganar en calidad de vida.
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