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Blog de los residentes de Psicología de la FJD

  • Si estoy triste, ¿tengo depresión?

    Comúnmente se piensa que estar triste implica tener depresión, pero la realidad es que son dos aspectos emocionales diferentes, en la medida en que, estar triste es una emoción adaptativa que todas las personas experimentan y estar deprimido es una enfermedad que solo algunas personas padecen.

    La tristeza es una de las emociones básicas que, junto con la ira, la alegría, el miedo, el asco y la sorpresa se van desarrollando a lo largo del crecimiento de los individuos, de forma que no nacemos con la capacidad para expresarla, pero este aprendizaje se produce muy tempranamente, entre los dos y los ocho primeros meses de vida ya están desarrolladas.

    2019 12 20 Si estoy triste, tengo depresión 2Imagen en alta resolución. Este enlace se abrirá mediante lightbox, puede haber un cambio de contexto2019 12 20 Si estoy triste, tengo depresión 2

    Las emociones tienen diferentes funciones, entre las que se encuentran:

    ·Función adaptativa: facilita el ajuste a nuevas condiciones del entorno.

    ·Función social: informa al otro sobre como estamos y permite a los demás anticipar nuestras conductas.

    ·Función motivacional: las emociones potencian y dirigen nuestras conductas.

    Debido a todo esto, la tristeza es adaptativa ya que permite que nos adaptemos a la situación que estamos viviendo, motiva y dirige nuestro comportamiento para realizar los cambios necesarios para encontrarnos mejor, además de informar a nuestro entorno sobre como nos sentimos y de esta manera facilita conductas de atención, acercamiento y cuidado por parte de los demás.

    Sin embargo, la depresión implica un estado emocional que es desadaptativo en la medida en la que no permite a la persona continuar con su rutina diaria y dirigirse a sus objetivos, bien por la intensidad de la tristeza y/o por la elevada frecuencia con la que aparece, pero además tienen que aparecer otros síntomas.

    De forma obligatoria para el diagnóstico de depresión la persona debe tener un estado de ánimo depresivo la mayor parte del día, casi cada día y/o manifestar disminución del interés en los eventos que habitualmente le gustaban, o un empobrecimiento en la capacidad para experimentar placer mientras las realiza, durante al menos dos semanas, junto con al menos cuatro síntomas entre los que están:

    ·Insomnio o necesidad excesiva de dormir.

    ·Conductas enlentecidas o por el contrario agitación, que sea observable por los demás.

    ·Fatiga, pérdida de energía.

    ·Sentimientos de inutilidad o de culpa, excesivos o inapropiados.

    ·Disminución de la capacidad para pensar o concentrarse, o indecisión.

    ·Pensamientos recurrentes de muerte o de suicidio.

    A pesar de que hay unos criterios comunes para identificar esta enfermedad, la realidad es que las personas que la padecen pueden experimentar síntomas y estados completamente diferentes unas a las otras, incluso una misma persona que tiene diferentes episodios depresivos a lo largo de su vida, la forma en que los viva pueden no tener mucho en común.

    2019 12 20 Si estoy triste, tengo depresión 1Imagen en alta resolución. Este enlace se abrirá mediante lightbox, puede haber un cambio de contexto2019 12 20 Si estoy triste, tengo depresión 1

    Por todo lo anterior, la depresión en una enfermedad mental que requiere un tratamiento especializado, sin embargo en la práctica clínica lo que nos encontramos es, que desde el inicio de ésta hasta que la persona llega a las consultas de Salud Mental ha pasado por muchos sitios y tomado decisiones, que en pocas ocasiones han mejorado la situación en la que se encuentra, como pueda ser, tomar un tratamiento farmacológico que le ha recomendado un familiar porque a él le vino bien, haber acudido a personas que nada tienen de especialistas en busca de una cura inmediata, o por el contrario sentirse tan avergonzados por percibir que están pasando por un momento vital difícil que no pueden superar ellos mismos, retrasando la petición de ayuda.

    Por el contrario, la tristeza no requiere de tratamiento, pero también encontramos gente que ante esta emoción demandan, o mucho más peligroso, comienzan un tratamiento por su cuenta ante el malestar que perciben, devolviéndose a sí mismos el mensaje de que no es válido lo que están sintiendo, impidiendo que otros puedan acompañar, consolar y contener la emoción, además de no poder generar cambios en el entorno que resultarían muy adaptativos y beneficiosos.

    Es importante tener en cuenta estas diferencias para poder identificar los casos en que es necesario pedir ayuda a profesionales, de los que son estados habituales en las personas, pero en ambos casos es necesario permitirse atender a la emoción, escucharla y compartir con su entorno cómo se encuentran.

    "Las personas auténticas viven como sienten"


    Adela Sánchez-Escribano

    Residente del Servicio de Psicología

    Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz

  • El cáncer de mama y las emociones

    El diagnóstico de un cáncer es un golpe tan importante que provoca cambios en todas las áreas de la vida, obligando a dejar el proyecto vital y a hacer cosas que no estaban planeadas, como ir a múltiples médicos, pruebas y tratamientos que colocan a la persona en una situación de incertidumbre, inseguridad y sensación de pérdida de control.

    2019 11 05 El cáncer de mama y las emociones 1Imagen en alta resolución. Este enlace se abrirá mediante lightbox, puede haber un cambio de contexto2019 11 05 El cáncer de mama y las emociones 1

    El cáncer de mama, además, tiene un impacto en la propia identidad, el autoconcepto y la autoestima, por los cambios que genera en la imagen corporal, afectando además al rol femenino, social, maternal, sexual que ocasiona diferentes emociones y puede generar alteraciones en las relaciones sociales.

    Todas las emociones que aparecen ante un diagnóstico de cáncer de mama se entienden como una reacción emocional adaptativa; es decir, una reacción normal ante una situación anormal. Estas emociones intensas ayudan a asimilar el diagnóstico, a afrontar la situación y a darnos cuenta de qué cosas necesitamos.

    De manera que las emociones son nuestras aliadas, ya que facilitan la toma conciencia de las necesidades, ayudan a movilizar energía para el afrontamiento y permiten comunicar a otros lo que necesitamos.

    ¿Qué es normal sentir?

    • Ante el diagnóstico: confusión, angustia, evitación y sorprendente calma, tristeza sensación de que no es real, enfado.
    • Ante el tratamiento: ansiedad, dudas, indecisión, preocupación, apatía relacionada con el estado físico.
    • Al finalizar el tratamiento: desánimo, ansiedad, enfado, inseguridad por haber estado yendo a tantas citas médicas y que ahora no me tengan tan controlada, sensación de bajón físico por haber estado todo el periodo anterior en el esfuerzo y en la lucha activa, sensación de que se está peor ahora que durante el proceso médico.

    Estas emociones son muy diferentes, pero entran todas dentro de lo normal, son esperables y lo habitual es que estén un periodo de tiempo y remitan después.

    2019 11 05 El cáncer de mama y las emociones 2Imagen en alta resolución. Este enlace se abrirá mediante lightbox, puede haber un cambio de contexto2019 11 05 El cáncer de mama y las emociones 2

    ¿Qué puede ayudar durante el proceso médico?:

    • Identificar mis emociones, darme permiso para sentirlas y tratar de entender qué me están trasmitiendo.
    • Darme permiso para comunicar mis emociones o pensamientos a quien yo elija y en el momento que yo elija.
    • Centrarme en el aquí y ahora, en la etapa en la que me encuentro y el objetivo inmediato.
    • Continuar con los proyectos vitales y actividades gratificantes en la medida que mi estado físico lo permita.
    • Participar de manera activa en el proceso médico, pedir el tipo de ayuda que necesito a mis familiares, pedir a mi especialista la información que me interesa, implicarme en la toma de decisiones…

    ¿Cuándo pedir valoración con un especialista en salud mental?

    • Cuando la intensidad, frecuencia y duración de los episodios emocionales son excesivos y no consigo aliviarlos; por ejemplo, si lloro y después me siento aliviada, es que me está viniendo bien llorar; pero si lloro durante horas, no consigo que se me pase y no me alivio, ahí estoy teniendo una dificultad en gestionarlo. O con el enfado, si estoy irritable, es normal, cada uno necesita su espacio y si me ayuda a reflexionar y luego retomar la relación con los demás, me está sirviendo; por el contrario, si esto me genera conflictos en mi entorno y cada vez estoy más asilada, puede que tenga una dificultad.
    • · Cuando observo que mis estrategias de afrontamiento son muy rígidas y me dificultan adaptarme a la situación. Por ejemplo no es lo mismo tener la información que necesito para tomar decisiones que buscar información para calmarme, pero no conseguirlo y entrar en la dinámica de leer y angustiarme más. O con la evitación, es normal todo el mundo evita, pero si se generaliza y dificulta la continuación de los tratamientos o comunicarme con mi entorno, pues ahí también hay dificultades.

    Crecimiento personal

    Algunas personas describen sentimientos de fortaleza y capacidad de afrontamiento activo, positivo y optimista. Sentimientos de los que no eran muy conscientes antes del diagnóstico porque no habían tenido oportunidad y se sorprenden de haber podido superar situaciones que no habrían imaginado. El proceso médico les ha permitido haber vivido momentos que ofrecen la oportunidad de enriquecerse y autodescubrirse.

    También muchas pacientes describen un cambio en las prioridades de la vida y en las relaciones interpersonales, por ejemplo menos dedicación por el trabajo, más disfrute situaciones cotidianas y aumento del autocuidado.

    Pero este crecimiento personal no es un objetivo al que haya que llegar, ni lo experimenta todo el mundo, a veces ocurre con distinta intensidad, en diferentes etapas del proceso.


    "No tengas miedo de tus miedos. No están ahí para asustar, están ahí para hacerte saber que algo vale la pena"

    C. JoyBell


    Adela Sánchez-Escribano

    Residente del Servicio de Psicología

    Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz

  • Alimentación consciente: ¿“engullir” o tomar las riendas?

    Quizás no nos resulte extraña la escena, a menudo en películas americanas, de comer helado (tamaño familiar) a altas horas de la noche, como mejor solución encontrada para combatir el malestar tras una ruptura sentimental.

    Sin ir tan lejos, pensemos en nuestra última celebración: fiestas navideñas, aquella cena de empresa o esa comida con los amigos. Vivimos en una sociedad en la que festejo y festín van de la mano, pareciendo que la calidad de estos se midiese por el número de kilocalorías ingeridas.

    2019 10 29 Alimentación consciente. "Engullir" o tomar las riendasImagen en alta resolución. Este enlace se abrirá mediante lightbox, puede haber un cambio de contexto2019 10 29 Alimentación consciente. "Engullir" o tomar las riendas

    Y en el día a día, cuando nuestra compañera televisión (o smartphone en su defecto) nos acompaña a la hora de comer, tan amena y entretenida que consigue casi "hacernos olvidar" qué y cuánto estamos comiendo.

    Pero… ¿es realmente el hambre el que nos reclama ese helado?, ¿son saludables estos excesos?, ¿somos conscientes de lo que comemos?

    El ritmo de vida frenético, las tecnologías, el estrés diario… pueden dificultarnos vivir el momento presente. A menudo pensamos en aquello que nos ha pasado, en lo que tenemos que hacer después o incluso en nuestras propias fantasías, pero pocas veces en cómo nos encontramos ahora, en lo que hacemos o en lo que estamos sintiendo. Esto se extiende a nuestros hábitos alimentarios: ya no sólo comemos para sobrevivir (hambre fisiológica), sino que existen otros motivos que nos llevan a ello. Abordamos a continuación algunos tipos de hambre y posibles alternativas más saludables para combatirla y evitar así comer en exceso:

    • Hambre emocional. Se trata de aquella relacionada con emociones o sentimientos que nos generan malestar (tristeza, angustia, estrés, frustración etc). El alimento funciona aquí como una "recompensa" que trata de paliar nuestro malestar, si bien es cierto que de forma muy temporal y, a menudo, con un desagradable sentimiento de culpa posterior.

    ¿Qué hacer? Tomar conciencia de nuestro estado interno, tratar de "escuchar" y "permitir" la emoción que estemos sintiendo y, si lo necesitamos, buscar otras alternativas para lidiar con dicho malestar. Actuar siempre en la línea del autocuidado. Podemos, por ejemplo, detenernos y realizar respiraciones conscientes o reservar algún instante en nuestro día a día para realizar aquello que nos reporte satisfacción, por pequeña que esta sea.

    • Hambre estimulada por estímulos externos. Comer motivados por aquello que percibimos a través de cualquiera de nuestros sentidos (por el aspecto apetitoso de un plato, su olor o incluso por su sonido).

    ¿Qué hacer? Es importante alimentar a nuestros sentidos. Esto lo podemos realizar por ejemplo elaborando platos apetecibles en los que se combinen distintos colores y texturas, deteniéndonos a percibir su olor o saboreando conscientemente cada bocado. Es interesante observar las reacciones que se suceden en nuestro cuerpo cuando actuamos de esta manera.

    • Hambre pos – restrictiva. Derivada de algunas dietas basadas en una importante restricción de alimentos. Es frecuente que suceda un efecto péndulo, es decir, pasar del extremo restrictivo al comer en exceso.

    ¿Qué hacer? Realizar una dieta sana y variada, dentro de la cual debemos buscar un equilibrio en lugar de realizar grandes restricciones. Comer de una manera consciente puede ayudarnos a disminuir la cantidad de ingesta, ajustándola a lo que realmente precisa nuestro cuerpo. Es recomendable también establecer unas rutinas alimentarias, de modo que no espaciemos en exceso las comidas, ya que esto propiciará una ingesta menos controlada. Dicho de forma más sencilla: si nuestro patrón de comidas es anárquico, poco predecible, nuestro organismo no sabrá cuándo será la próxima vez que lo alimentemos con lo cual, cuando sí encuentre comida, se asegurará de obtener las reservas suficientes por si posteriormente sucediese un ayuno (es una cuestión de supervivencia). Es por tanto aconsejable administrarle a nuestro cuerpo pequeñas dosis de "combustible" (como frutos secos o fruta) entre las tres comidas principales, sin necesidad de esperar al rugir del estómago (pues esto es señal de que nos encontramos ya en un estado de privación).

    Resumiendo, estas son algunas recomendaciones para favorecer la alimentación consciente:

    • Tomar conciencia de nuestras emociones o sensaciones, tratar de identificar qué tipo de hambre nos induce a comer y, si fuese el caso, escoger alternativas más adecuadas y saludables.
    • Escuchar a nuestro cuerpo para identificar correctamente las señales de hambre y saciedad. No es necesario terminar "empachado" sino que podemos finalizar cuando ya estemos saciados. Si sobra comida se podrá guardar y comer en otro momento.
    • Explorar la comida con todos nuestros sentidos.
    • Evitar distractores a la hora de la comida (televisión, teléfono…) y centrar plena atención al acto de comer (cómo nos sentimos y cómo nos sentamos en la silla).

    Realizar una dieta sana y equilibrada, así como llevar una vida activa (evitando el sedentarismo) y ordenada nos puede ayudar a sentirnos mejor.

    Para finalizar, es importante añadir que lo anteriormente expuesto son pautas generales y que, en caso de dificultades importantes, se debe consultar a un profesional para una atención individualizada, sea en el ámbito de la alimentación o en el de la salud mental.


    Inés Menéndez Cuiñas

    Residente del Servicio de Psicología Clínica

    Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz


    Referencia bibliográfica:

    Bays, J. (2013) Comer atentos. Guía para redescubrir una relación sana con los alimentos. Barcelona. Editorial Kairós

  • Por ser legales, ¿son las drogas menos perjudiciales?

    Actualmente, el abuso de sustancias constituye uno de los principales problemas de salud pública y un problema mundial de gran magnitud.

    Existen muchos tipos de drogas que pueden ser categorizadas de distintas formas y un tipo de clasificación sería ilegales vs legales, que incluiría:

    - Ilegales: Cannabis, estimulantes (cocaína, metanfetamina, anfetamina, metilfenidato...), alucinógenos (Lsd), fenciclidina, opiáceos, inhalantes, ketamina…

    - Legales: Benzodiacepinas y otros sedantes-hipnóticos, alcohol y tabaco.

    A nivel social parece que las drogas legales son menos dañinas, no solo porque están permitidas, sino también porque se asocian a momentos tanto de celebración como de malestar, permitiendo que su uso sea aceptado por los demás en múltiples entornos, lo que facilita el abuso y las consecuencias derivadas del mismo.

    Pero… ¿las drogas legales no son tan perjudiciales?

    2019 09 23 Por ser legales, son las drogas menos perjudiciales 1Imagen en alta resolución. Este enlace se abrirá mediante lightbox, puede haber un cambio de contexto2019 09 23 Por ser legales, son las drogas menos perjudiciales 1

    Benzodiacepinas y otros sedantes-hipnóticos

    Son un tratamiento farmacológico utilizado para el insomnio y la ansiedad, pero hay personas que las utilizan como forma recreativa. El consumo crónico de benzodiacepinas, como de sedantes-hipnóticos a dosis superiores a las terapéuticas produce dependencia física y síndrome de abstinencia que pueden ser graves y constituir una amenaza para la vida.

    Ø Consumo:

    - Efectos físicos: En intoxicaciones no demasiado intensas el sujeto experimenta sequedad de boca, apatía, disminución de tono muscular, incoordinación, afectación de conciencia en forma de obnubilación y somnolencia. Si el consumo progresa, los signos se hacen más intensos, pudiendo llegar al coma y a la depresión respiratoria.

    - Efectos psicológicos: En la intoxicación por benzodiacepinas suelen aparecer problemas de memoria, disminución de la capacidad de juicio, problemas en la coordinación y el habla entre otros síntomas cognitivos y motores.

    A nivel conductual puede asociarse con desinhibición conductual, que en algunas personas puede llegar a comportamiento hostil o agresivo; este efecto es quizás más frecuente cuando se ingieren mezcladas con el alcohol. La intoxicación con estos fármacos es similar a la intoxicación por alcohol y el efecto deseado es un estado de desinhibición, elevación del estado de ánimo, con reducción de la autocrítica, la ansiedad y la culpa. Pero el estado de ánimo puede pasar rápidamente de la euforia a disforia y los consumidores pueden mostrarse irritables, hipocondríacos, ansiosos y agitados.


    Ø Abstinencia:

    Los síntomas de la abstinencia incluyen intolerancia a la luz brillante y a ruidos fuertes, sudoración, nauseas, vómitos y disminución de apetito, contracturas musculares, temblores que puede derivar en convulsiones. Con relación a las consecuencias emocionales puede aparecer malestar afectivo, disforia y ansiedad. Puede llegar a alterarse gravemente el ciclo sueño-vigilia, generando insomnio y pesadillas, ya que una consecuencia que se encuentra tras el consumo excesivo de estos fármacos son los síntomas de rebote, que consiste en que los síntomas para los que se prescribió el fármaco, por ejemplo ansiedad o insomnio, se vuelven a presentar después de unos cuantos días o semanas tras suspender el consumo.

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    Alcohol

    Según la Organización Mundial de la Salud, "puede existir daño por la ingestión de alcohol si se consumen 20g de etanol diarios"; esta cantidad supone aproximadamente tres copas de vino diario. El consumo continuado, aunque sea de poca cantidad y que produzca problemas, puede ser considerado consumo de riesgo. El riesgo no está solo relacionado con una cantidad elevada de consumo, sino también con la forma en que se lleva a cabo, el consumo moderado y continuo, o el consumo excesivo puntual, son peligrosos tanto por el riesgo de desarrollo de alcoholismo como por las consecuencias de las intoxicaciones agudas que desembocan en coma etílico, actos violentos, accidentes con lesiones físicas y problemas en las relaciones interpersonales.

    Ø Consumo:

    - Con consumo moderado: los efectos son de sedación, lentitud de pensamiento, desinhibición, leve torpeza y dificultad en la pronunciación, euforia o irritabilidad leve que puede derivar en alteraciones de conducta con posibles episodios de agresividad, impulsividad y pérdida de control.

    - Con consumo elevado: Aparece obnubilación de conciencia con deterioro generalizado de todas las funciones cognitivas, como el juicio, la memoria y la atención. Importante dificultad para la marcha y el habla. Disforia y alteraciones de conducta, que se acompaña de importante hostilidad y agresividad.

    - Consumo muy elevado: Puede generar estupor con progresiva disminución de la respuesta a estímulos hasta su ausencia y coma. Riesgo elevado de broncoaspiración y compromiso respiratorio. Conflictos sociofamiliares, con dificultades laborales y legales.

    - Existe un trastorno inducido por el alcohol que se denomina Intoxicación patológica y es aquella que ocurre con pequeñas cantidades de alcohol que normalmente no producen síntoma alguno, pero que en individuos predispuestos ocasionan graves alteraciones de conducta y agresividad, acompañado en ocasiones de alucinaciones. Habitualmente finalizan con sueño espontáneo o inducido y se consideran una reacción negativa al alcohol.


    Ø Abstinencia:

    Tras el cese o reducción de la ingestión excesiva de alcohol puede aparecer, sudoración, elevación de la presión sanguínea, taquicardia, temblor de las manos, insomnio, ansiedad, náuseas o vómitos, alucinaciones transitorias visuales, táctiles o auditivas y agitación. Estos síntomas pueden derivar en convulsiones, alteración de la conciencia, dificultad para el mantenimiento de la atención, desorientación y puede justificar la hospitalización inmediata. La abstinencia al alcohol es una de las más graves de todas las drogas y puede derivar en la muerte.

    2019 09 23 Por ser legales, son las drogas menos perjudiciales 3Imagen en alta resolución. Este enlace se abrirá mediante lightbox, puede haber un cambio de contexto2019 09 23 Por ser legales, son las drogas menos perjudiciales 3

    Tabaco

    Cada vez está más clara la relación entre fumar y la aparición de enfermedades graves, lo que ha supuesto un aumento de las demandas en la comunidad sanitaria. Durante los últimos años la desaprobación social y las sanciones legales han favorecido la reducción del consumo de tabaco.

    Ø Consumo:

    El efecto del tabaco sobre la mortalidad por enfermedad crónica es muy grande:

    - Un fumador tiene diez veces más probabilidad de sufrir un cáncer de pulmón que un no fumador y en fumadores intensos (dos paquetes o más) es de 15 a 25 veces mayor.

    - El tabaco explica el 90 por ciento del desarrollo de bronquitis crónica y el enfisema.

    - Los fumadores tienen riesgo de morir por enfermedad coronaria de dos a cuatro veces más.

    - El hábito de fumar influye negativamente en la fertilidad, en las mujeres es comparable a tener diez años más con relación a la calidad de los óvulos; en los hombres provoca alteraciones en los niveles de hormonas que afectan a la calidad y cantidad del esperma.

    - Los niños de madres fumadoras pesan menos al nacer, aumenta el riesgo de parto de feto muerto y de muerte neonatal, seguramente por la absorción de plomo, cadmio y cianuro del humo.

    - Como síntomas inmediatos, aparecen tos matinal, deficiencia en la respiración, fatiga, producción de esputo, ronquera, aumento del pulso, manchas en la piel y los dientes, aumento en frecuencia, duración y gravedad de los resfriados.


    Ø Abstinencia:

    En ocasiones los fumadores consideran que el daño ya está causado y no tiene sentido dejar de fumar, pero en realidad no es así: dejar de fumar provoca beneficios inmediatos y a largo plazo. La expectativa de vida es más larga en pacientes que dejan el consumo después de un diagnóstico de enfermedad, que en los que continúan fumando. El riesgo de enfermedad cardíaca atribuible al tabaco en el primer año de abstinencia se reduce un 50 por ciento y al año siguiente llega al nivel de personas que no han fumado nunca.


    Los vicios vienen como pasajeros, nos vistan como huéspedes y se quedan como amos

    Confucio

    Adela Sánchez-Escribano

    Residente del Servicio de Psicología

    Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz

  • Efectos del estrés en nuestro rendimiento: ¿enemigo o aliado?

    El estrés es una respuesta de nuestro organismo que moviliza recursos fisiológicos y psicológicos con la finalidad de afrontar alguna demanda. Se podría afirmar que es una respuesta adaptativa, es decir, beneficiosa de cara a ponernos en marcha y ayudaros a funcionar en situaciones exigentes.

    Seguramente todos tenemos la idea de que el estrés es dañino, algo a evitar. Incluso ya hemos hablado en este mismo blog de los efectos perjudiciales que puede tener para nuestra salud. Entonces… ¿Por qué también decimos que es una respuesta adaptativa y beneficiosa?

    2019 09 09 Efectos del estrés en nuestro rendimiento, enemigo o aliado 1Imagen en alta resolución. Este enlace se abrirá mediante lightbox, puede haber un cambio de contexto2019 09 09 Efectos del estrés en nuestro rendimiento, enemigo o aliado 1

    Es el exceso de estrés lo que realmente resulta dañino. El sobrefuncionamiento al que se somete nuestro organismo cuando la respuesta de estrés esta crónicamente activada va a ser lo que provoque que nuestra salud se resienta. Y no sólo será nuestro estado físico y mental los que se vean afectados, ya que esto nos llevará a un descenso de nuestro rendimiento en nuestra actividad laboral, académica o deportiva. Por lo tanto, podemos ver que estrés, salud y rendimiento van de la mano.

    A lo largo de nuestro día a día podemos enfrentarnos a infinidad de situaciones potencialmente estresantes que nos vayan afectando según nuestra capacidad de afrontamiento y la actitud que adoptemos ante dichas situaciones. Pero no son sólo situaciones de "exceso" la que nos pueden generar estrés, también las situaciones de "privación" pueden ser estresantes, como por ejemplo un trabajo rutinario y sin alicientes, encontrase en el paro, sufrir una lesión que limite nuestra actividad normal.

    Debemos aprender a convivir con el estrés ya que es una respuesta humana totalmente normal y de la que podemos sacar provecho si sabemos escucharla y observar de qué nos está avisando. Por ejemplo, estar preocupado por un examen puede hacer que dediques más tiempo a su preparación y que saques una buena nota; estar más alerta cuando conduces bajo la lluvia puede hacer que moderes la velocidad y prestes más atención a la carretera evitando un posible accidente… Son situaciones en las que el estrés está cumpliendo su finalidad adaptativa y beneficiosa movilizando nuestros recursos.

    El hecho de que el estrés resulte en una respuesta perjudicial o adaptativa para nosotros depende de muchos factores, veamos algunos ejemplos:

    ·Nuestra personalidad (impacientes, competitivos, hostiles…)

    ·Habilidades de afrontamiento de las que disponemos

    ·Nuestras creencias y actitudes ante los problemas

    ·La valoración que hagamos de las situaciones cómo amenaza o cómo reto

    ·El apoyo social que percibimos de los otros

    ·Predisposición biológica

    La combinación de estos factores será la responsable de que sintamos un nivel de activación que influya en nuestro rendimiento y nuestro estado de salud físico y mental.

    2019 09 09 Efectos del estrés en nuestro rendimiento, enemigo o aliado 2Imagen en alta resolución. Este enlace se abrirá mediante lightbox, puede haber un cambio de contexto2019 09 09 Efectos del estrés en nuestro rendimiento, enemigo o aliado 2

    Una baja respuesta de estrés ante situaciones que nos demanden movilizar mayores recursos puede hacer que nuestro rendimiento sea inferior al esperado. Por ejemplo, si tengo una enfermedad diagnosticada, pero ésta no me preocupa, no me movilizaré de cara a llevar un tratamiento correcto. Si una oferta de trabajo no me "activa" para enviar mi currículum y acudir a una entrevista, perderé una oportunidad profesional valiosa…

    Una respuesta excesiva de estrés también perjudicará nuestra actividad cotidiana ya que nos generará angustia, tensión, dificultad en la toma de decisiones… y por tanto también nos impide un rendimiento normal y nos genera perdida de oportunidades.

    Es el nivel óptimo de activación o estrés el que nos dará la energía y capacidad de movilización necesaria para afrontar demandas con un adecuado rendimiento y sin comprometer nuestra salud.

    En esta línea la psicología puede ser una gran ayuda de cara a saber gestionar este nivel de estrés para que no se convierta en algo patológico. Entender y aceptar las emociones y las respuestas fisiológicas que estas provocan es una de las claves para perder el miedo a sentir estrés y ansiedad. El aprendizaje de habilidades de afrontamiento como pueden ser la relajación, la solución de problemas, comunicación asertiva, puede hacer que nos enfrentemos a las situaciones demandantes del día a día sintiéndonos más capaces y con más confianza en nuestros recursos.

    Dr. Francisco Javier Bonilla Rodríguez

    Residente del Servicio de Psicología

    Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz

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