Quirónsalud

Saltar al contenido

Blog de la Dra. Sonia García Vizuete, Jefa de Servicio de Medicina del Aparato Digestivo del Hospital Quirónsalud Sur

  • Pólipos de colon. Qué son y cómo diagnosticarlos

    Un pólipo en el colon es una pequeña acumulación de células que se forman en la mucosa que recubre el colon por su interior.

    La mayoría de los pólipos en el colon son inofensivos. Pero en algunos casos, ciertos pólipos pueden degenerar e iniciar una trasformación que acabe provocando un cáncer de colon.

    pólipopólipo

    Todas las personas pueden tener pólipos en el colon, Sin embargo, algunas personas tienen más riesgo de sufrirlos.

    Estás condiciones de riesgo pueden ser personales (del propio paciente) o familiares (por antecedentes).

    Las más importantes son:

    • Enfermedades inflamatorias crónicas del colon como la colitis ulcerosa o la enfermedad de Crohn del colon.
    • Antecedentes familiares de cancer de colon sobre todo si el familiar tuvo cancer antes de los 60 años .
    • Personas portadoras de mutaciones conocidas por sus antecedentes familiares: hay diversos genes asociados al riesgo de pólipos y cáncer, pero los más conocidos son el gen PAF, MYH, sindrome de LynchNiños o jóvenes con un Síndrome de Peutz-Jeghers o poliposis Juvenil
    • Personas con sospecha de trastornos genéticos ligados al cáncer de colon Deben sospecharse en personas que tengan tres o mas familiares afectados de cáncer de colon, cáncer de endometrio (utero), cáncer de, intestino delgado, de ureter o de riñón

    Además, las personas obesas, fumadoras o con dieta pobre en fibra podrían tener más riesgo de sufrir pólipos o cáncer de colon aunque esta relación aun no está del todo demostrada.

    Los pólipos en el colon no suelen causar síntomas. Por ello se recomienda que todas las personas a partir de 50 años sean incluidas en programas de cribado poblacional.

    El test más cómodo y exento de riesgos para ello es el test de sangre oculta en heces. En esta prueba se analiza una muestra de materia fecal en busca de cantidades microscópicas de sangre.

    Es un test sencillo, barato y muy fiable, de modo que si el resultado es negativo, podemos estar casi seguros de que no habrá ninguna lesión importante. En caso de ser positivo, deberá realizarse una colonoscopia, que en muchos casos encuentra otras cosas como hemorroides o lesiones vasculares, pero es necesario hacerla para descartar pólipos.

    En aquellas personas con las condiciones de riesgo que hemos mencionado, será recomendable iniciar la prevención antes, dependiendo del caso.

    En aquellas personas con antecedentes familiares de pólipos o cáncer de colon deberá iniciarse el cribado a los 40 años o antes, y sería recomendable la realización de inicio de colonoscopia por su mayor fiabilidad.

    La colonoscopia, aunque se trate de un procedimiento más invasivo, es segura, eficaz y permite además del diagnóstico, el tratamiento de la mayoría de los pólipos en el mismo momento.

    No requiere generalmente ingreso hospitalario y en la mayoría de los centros se realiza bajo sedación, por lo que no resulta dolorosa.

    Deberá acudir a su médico de digestivo si tiene cualquiera de las características de mayor riesgo o, por supuesto, si expulsa sangre con las heces, si tiene cambios en la forma de evacuar, si tiene dolor abdominal o si ha recibido un resultado positivo de un test de sangre oculta en las heces.

  • El cascanueces: más que Tchaikovsky

    Algunas veces, la anatomía humana nos juega malas pasadas, es decir, sin existir ninguna patología externa, la propia disposición de los órganos dentro del cuerpo es causa de enfermedad.

    En este caso, vamos a comentar el sindrome del Cascanueces, Sindrome de Wilkie o pinza aorto mesentérica.

    No son exactamente lo mismo, ya que cada uno de ellos hace énfasis en una de los problemas que produce la última.

    La arteria mesentérica superior es la responsable del riego de buena parte de los órganos abdominales y del intestino. Es una arteria de gran calibre que, a su vez, nace de la gran arteria central del cuerpo humano, la arteria aorta.

    arteria mesentéricaarteria mesentérica

    Cuando nace de la aorta, la arteria mesentérica superior, sale formando un ángulo de unos 35 grados, y entre medias hay una almohadilla de grasa visceral. En ese triángulo, pasan la vena renal y el duodeno.

    En algunas personas ese ángulo es mucho más estrecho, de forma que esas "tuberías" que pasan a través de ese triángulo tienen mucho menos espacio, lo que produce problemas.

    Cuando lo que queda oprimido es la vena renal izquierda, se produce el llamado síndrome del cascanueces.

    En este síndrome, la vena no puede llevar correctamente la sangre hasta la vena cava y se producen dilataciones venosas parecidas a las varices. El síntoma por el que suelen ir al médico los pacientes es por la aparición de sangre en la orina, sobre todo tras el ejercicio físico, pero también la congestión pelvica o la presencia de varices en los ovarios.

    Otras veces, los pacientes tienen problemas para vaciar el estómago porque el duodeno está comprimido. El duodeno es la primera parte del intestino delgado, y es el lugar por el que tiene que salir del estómago toda la comida una vez digerida. A este problema le llamamos Sindrome de Wilkie y normalmente los pacientes se quejan de dolor tras la comida y digestiones pesadas. Algunos pueden tener vómitos y llegar a cuadros de desnutrición.

    El diagnostico de estos problemas se hace mediante una sospecha clínica por los síntomas del paciente y se confirma mediante un TAC abdominal con contraste.

    El tratamiento del sindrome de Wilkie es tratar de ganar peso para que la almohadilla de grasa visceral aumente el ángulo que forman las dos arterias y el duodeno deje de estar comprimido.

    El problema es que conseguir eso a veces es difícil, ya que se trata de personas constitucionalmente delgadas, que, además se llenan pronto al comer, vomitan con facilidad y no pueden comer mucha cantidad.

    En casos muy extremos puede ser necesaria una derivación quirúrgica que resulta más eficaz y sencilla en el sindrome del cascanueces (donde la afectación es sobre todo venosa).


  • De las cosas de comer….(primera parte)

    Una pregunta muy recurrente en la consulta de digestivo cuando al paciente le diagnosticas algún problema es "y, con esta enfermedad ¿qué puedo comer?". En realidad, hay bastante poca evidencia científica con la que poder dar una respuesta más o menos sólida a esa pregunta.

    Lo que los pacientes suelen esperar son las recomendaciones clásicas de "alimentos agresivos" o con teóricos efectos. Algunos ejemplos son que el café es malo para la gastritis, el plátano o el arroz estriñen, la lechuga provoca gases, o que el yogourt con bifidus o el zumo de naranja ayuda para ir al WC.

    En la mayoría de las enfermedades digestivas, la alimentación tiene poco o nada que ver en la evolución de la enfermedad del paciente. Otra cosa es decirle al paciente que tenga un poco de sentido común y que no se coma una fabada en medio de una gastroenteritis o que pueda tomar 10 cafés si tiene reflujo.

    Enfermedades digestivasEnfermedades digestivas

    Vamos a poner algunos ejemplos de enfermedades digestivas en las que la dieta (y qué dieta) tiene o no un papel importante en la mejoría del paciente

    Reflujo gastroesofágico

    Clásicamente, a los pacientes con reflujo se les desaconseja beber bebidas ácidas, alcohol, café o chocolate en exceso, comidas picantes, ricas en grasas o en proteínas.

    Esas recomendaciones se basaban en supuestos efectos de esos alimentos o bien directamente sobre el esófago (eran "irritantes") o bien porque hacían que el estómago se vaciara más despacio o subiera más ácido hacia el esófago.

    Pues bien, no hay estudios científicos que respalden esas recomendaciones.

    Sin embargo, si que hay evidencia en que ciertas "maneras" de comer pueden favorecer que el paciente mejore: una dieta con pocas calorías, la dieta mediterránea y evitar las cenas tardías. También hay recomendaciones para que el paciente excluya de su alimentación aquellos alimentos que observe que lessientan mal. Es decir, es más importante incidir en los cambios del estilo de vida, la pérdida de peso, no fumar etc que en los alimentos en particular

    Gastritis o úlcera gástrica o duodenal

    Por los mismos motivos que en el reflujo, este es otro problema en el que se recomendaban cosas como tomar leche o no tomar café o chocolate y comer ligero.

    De nuevo en este caso, la única evidencia científica en este caso es que el paciente no debe tomar fármacos antiinflamatorios u otros fármacos que tengan el mismo efecto lesivo sobre la pared gástrica.

    La persona deberá hacer una vida normal y evitar aquellos alimentos que a cada uno le sienten mal

    Diarrea aguda

    Cuando una persona tiene una diarrea aguda generalmente se le recomendaba una dieta liquida y después una dieta astringente y con pocos lácteos.

    La información científica en este caso es más contradictoria. Está claro que mientras la persona esté perdiendo mucha agua por la diarrea, lo más importante es reponer en el cuerpo esos líquidos que se están perdiendo. Para ello es necesario beber mucha agua y otros líquidos que contengan los minerales que se están perdiendo, por ejemplo, caldo o bebidas isotónicas. Sin embargo, el papel de la dieta "astringente" (arroz, patata hervida, no tomar verduras o frutas) no está demasiado claro, y hay estudios que no demuestran ventaja en hacer esa dieta frente a otra más normalizada. De hecho, en diarreas prolongadas, el empeño en mantener una dieta tan restrictiva conduce a la pérdida de peso y, en algunos casos, a desnutrición (por ejemplo, en ancianos)

    Es este caso, lo más recomendable es tomar muchos líquidos y hacer caso al sentido común, evitando aquellos alimentos que son normalmente algo más difíciles de digerir como los guisos especiados, las legumbres o los alimentos grasos, e ir iniciando la ingesta según la tolerancia de cada persona

    En la próxima entrada comentaremos otras enfermedades digestivas con recomendaciones dietéticas obsoletas y erróneas como la enfermedad diverticular y por último, aquellas en las que la alimentación si juega un papel fundamental en su curación o mejoría.


    The role of diet in the development and management of gastroesophageal reflux disease: why we feel the burn doi: 10.21037/jtd.2019.06.42Este enlace se abrirá en una ventana nueva

    https://www.saludigestivo.es/enfermedades-digestivas-y-sintomas/enfermedad-reflujo-gastroesofagico-esofago-barrett/#recomendacionesEste enlace se abrirá en una ventana nueva

    https://www.saludigestivo.es/enfermedades-digestivas-y-sintomas/ulcera-peptica/#tratamientoEste enlace se abrirá en una ventana nueva

    Diet in the Treatment of Diarrhea: From Tradition to Evidence

    https://doi.org/10.1086/422328Este enlace se abrirá en una ventana nueva

  • Intolerancia a la lactosa

    Aproximadamente una tercera parte de los españoles son intolerantes a la lactosa, es decir no pueden digerir el azúcar (lactosa) que contiene la leche.

    Esta es la intolerancia alimentaria más frecuente y, en realidad, deberíamos llamarla malabsorción de lactosa o déficit de lactasa. Le llamamos intolerancia porque, aunque no suele causar grandes problemas, los síntomas que produce pueden ser molestos (la lactosa se "tolera" mal).

    Alergia a la lactosaAlergia a la lactosa

    El origen del problema es la escasez de una proteína (la lactasa) que es la encargada de hacer que la lactosa se "rompa" es dos unidades más pequeñas que nuestro intestino pueda asimilar, ya que, en su forma natural es una molécula demasiado grande para que nuestro cuerpo pueda absorberla, de modo que necesitamos convertirla en algo más sencillo y manejable por nuestro intestino.

    La causa última del problema es que la lactosa que no puede ser fragmentada y absorbida en el intestino delgado, se desplaza hasta el colon, donde las bacterias de la flora intestinal se dan un festín de azúcar, produciendo mucha fermetación, lo que provoca los síntomas de intolerancia a la lactosa.

    Todos los mamíferos tienen lactasa cuando son lactantes, pero es una capacidad que se pierde al dejar de mamar. En el ser humano, resulta ventajoso poder seguir tomando leche al ser adulto, y por eso desarrollamos la capacidad de mantener la ingesta al convertirnos en ganaderos hace unos 10000 años.

    A medida que los niños reemplazan la leche por otros alimentos, su producción de lactasa disminuye, pero suele mantenerse lo suficientemente alta para que la cantidad de productos lácteos presentes en una dieta típica de adultos no provoque ningún problema.

    Esta habilidad no está presente en todas las personas por igual. Casi todas las personas de raza negra, asiáticos o nativos americanos son intolerantes en mayor o menor medida. Sin embargo, en países del norte de Europa la proporción es inversa, y hasta el 90% de las personas no tienen ningún problema.

    En la intolerancia a la lactosa primaria, la producción de lactasa disminuye drásticamente, lo que hace que los productos lácteos resulten difíciles de digerir en la edad adulta.

    Aunque no es frecuente, también se puede tener intolerancia a la lactosa desde el nacimiento, o se puede perder transitoriamente (para luego recuperar la función normal) tras una gastroenteritis, enfermedades inflamatorias del intestino, cirugía u otros.

    Los signos y síntomas de la intolerancia a la lactosa suelen comenzar entre 30 minutos y 2 horas después de comer o beber alimentos que contienen lactosa. Los pacientes suelen quejarse de diarrea, gases, hinchazón y a veces naúseas y vómitos. El paciente casi siempre lo relaciona con la ingesta de productos lácteos y, sobre todo, no aparecen si el paciente no ha tomado lactosa.

    Es importante destacar que la intolerancia a la lactosa es un problema leve, que nunca tiene consecuencias graves para la salud, aunque sus manifestaciones puedan ser muy molestas. Tampoco se debe confundir con la "intolerancia" a las proteínas de la leche, que en realidad es una alergia a otra parte de la leche, en este caso, las proteínas. Este problema es excepcional en adultos y sobre todo aparece en niños.

    El diagnóstico de intolerancia a la lactosa se hace en principio con la historia clínica y después, se confirma con un sencillo test de hidrógeno espirado.

    Las personas intolerantes a la lactosa deben evitar tomarla, aunque tampoco es peligroso si la toman, solamente molesto. No hay ningún problema en tomar fármacos que contengan lactosa, ya que esa cantidad es indetectable por nuestro intestino, y completamente irrelevante a efectos prácticos. Tampoco hay problema con alimentos con "trazas" de leche, que sí serían un problema para los alérgicos a la proteína de la leche.

    Existe una lactasa sintética para ayudar a digerir la lactosa y tener menos síntomas cuando es inevitable tomarla, pero la medida más eficaz es disminuir o suprimir los productos lácteos, mejor con la asesoría de un nutricionista u otro profesional preparado para evitar carencias. La lactosa presente en los fármacos es irrelevante debido a su pequeña cantidad y no es necesario evitarla.

    La leche y otros lácteos sin lactosa es una buena alternativa, pero solo es útil y necesaria, para las personas que no pueden digerir la lactosa, y no ofrece ninguna ventaja a los demás, ya que ni es mejor ni es más digestiva para el resto de las personas.

    Para saber más

    https://www.saludigestivo.es/enfermedades-digestivas-y-sintomas/intolerancia-la-lactosa/Este enlace se abrirá en una ventana nueva


  • Disfagia

    Doctor, me cuesta tragar…

    Llamamos disfagia a las dificultades que algunas personas tienen para tragar. Puede ser algo leve y sutil, como una cierta dificultad para pasar los alimentos, o algo muy serio, que impida la correcta nutrición del paciente, que provoque atragantamientos importantes que obliguen a "desatascar" el esófago o, incluso, que los alimentos vayan a la vía respiratoria provocando neumonías.

    DisfagiaDisfagia

    Fundamentalmente hay dos tipos de disfagia:

    La disfagia motora, que es aquella provocada por alteraciones en los movimientos necesarios para poder pasar los alimentos desde la boca hasta el esófago. En este caso, a menudo la causa no es una enfermedad de la faringe o el esófago propiamente, sino que el problema es más general, y la dificultad para tragar un síntoma más (aunque a veces puede ser el único).

    La sufren, por ejemplo, los pacientes con Parkinson, demencia, Miastenia gravis, ELA (esclerosis lateral amiotrófica), ICTUS u otros.

    En estos pacientes, la dificultad para tragar es poco "lógica" ya que aparece más con los alimentos líquidos o la saliva que con los alimentos secos y sólidos. Además, puede aparecer y desaparecer, lo que resulta un poco desconcertante y dificulta el diagnóstico.

    Estos pacientes suelen quejarse de que, al tragar, tienen tos, se les va "para el otro lado" o también sufren aspiraciones de contenido alimentario a las vías respiratorias.

    Esta forma de disfagia suele ser progresiva y asociada a la evolución de la enfermedad que la causa. Al principio puede manejarse con espesantes y gelificantes de los líquidos, pero, a menudo, termina siendo necesario el uso de soportes artificiales para conseguir el mantenimiento de la nutrición correcta y evitar la aspiración a los bronquios.

    La otra forma de disfagia es la disfagia mecánica. En este caso el mecanismo es más sencillo, ya que suele deberse a que en algún tramo del trayecto faringo-esofágico hay un problema obstructivo. Es decir, algo ocupa lugar en el camino que deberían seguir los alimentos y por eso les cuesta pasar.

    En este caso, la dificultad para tragar es más lógica, aparece con alimentos que son naturalmente algo más difíciles de tragar para cualquiera, como la carne seca, los alimentos que tienden a hacerse una bola (arroz, pan), los comprimidos de gran tamaño o los alimentos algo gomosos como el pulpo.

    Todo aquello que crezca en el camino de los alimentos, causará disfagia en mayor o menor medida: un tumor, una cicatriz en forma de anillo por el reflujo, un musculo que no se relaja correctamente, un divertículo. Dependiendo de donde se sitúe esta obstrucción (más alta o más baja) la persona contará dificultades al paso en la garganta, regurgitación de los alimentos que no pueden pasar, dolor en el pecho, atascos continuados (usando una bella palabra castellana que me enseñó un paciente, se "añusgan" al tragar).

    En este caso, la dieta deberá ser liquida o blanda y muy húmeda para facilitar el paso de los alimentos. El tratamiento será, en cualquier caso, el del problema que causa la estrechez en el camino.

    Existen formas mixtas, en las que hay alteraciones motoras y mecánicas, como en el reflujo gastroesofágico que cursa con esofagitis eosinofílica, en la que los pacientes tienen un esófago rígido y poco móvil, pero también anillos que dificultan el paso. Otro ejemplo sería la acalasia, donde hay un esófago con problemas motores y un músculo que no se relaja e impide el paso de los alimentos.

    Cuando alguien sufre dificultades objetivas para el paso de los alimentos, debe consultar con un médico, especialmente si se atraganta continuamente, si ha tenido que ir alguna vez a urgencias porque se ha "añusgado" o si ha tenido problemas respiratorios por esta causa.

    Serán los médicos de digestivo y, a menudo, otorrinolaringólogos y neurólogos, quienes en la mayor parte de los casos averigüen la causa del problema y traten de solucionarlo.

    Para saber más:

    https://www.saludigestivo.es/mes-saludigestivo/mes-disfagia/Este enlace se abrirá en una ventana nueva

25 resultados
Buscador de De tripas corazón
Sobre este blog

Este Blog nace como un canal de divulgación sanitaria sobre nutrición y enfermedades digestivas, con una dimensión clínica pero también social, ofreciendo información veraz y aclarando falsos mitos, contribuyendo en definitiva a una adecuada educación para la salud, tan necesaria en nuestro tiempo.

Nube de etiquetas

La finalidad de este blog es proporcionar información de salud que, en ningún caso sustituye la consulta con su médico. Este blog está sujeto a moderación, de manera que se excluyen de él los comentarios ofensivos, publicitarios, o que no se consideren oportunos en relación con el tema que trata cada uno de los artículos.

Quirónsalud no se hace responsable de los contenidos, opiniones e imágenes que aparezcan en los "blogs". En cualquier caso, si Quirónsalud es informado de que existe cualquier contenido inapropiado o ilícito, procederá a su eliminación de forma inmediata.

Los textos, artículos y contenidos de este BLOG están sujetos y protegidos por derechos de propiedad intelectual e industrial, disponiendo Quirónsalud de los permisos necesarios para la utilización de las imágenes, fotografías, textos, diseños, animaciones y demás contenido o elementos del blog. El acceso y utilización de este Blog no confiere al Visitante ningún tipo de licencia o derecho de uso o explotación alguno, por lo que el uso, reproducción, distribución, comunicación pública, transformación o cualquier otra actividad similar o análoga, queda totalmente prohibida salvo que medie expresa autorización por escrito de Quirónsalud.

Quirónsalud se reserva la facultad de retirar o suspender temporal o definitivamente, en cualquier momento y sin necesidad de aviso previo, el acceso al Blog y/o a los contenidos del mismo a aquellos Visitantes, internautas o usuarios de internet que incumplan lo establecido en el presente Aviso, todo ello sin perjuicio del ejercicio de las acciones contra los mismos que procedan conforme a la Ley y al Derecho.