El ronquido

El ronquido es un sonido rudo y fuerte que se produce cuando se produce una obstrucción parcial de la respiración mientras se duerme. La zona habitual en la que se produce la obstrucción es la parte posterior de la boca y nariz, y en realidad el ronquido puede ser bucal y/o nasal. En esta zona confluyen la parte posterior de la lengua, el paladar blando y la úvula y la faringe. Todas son estructuras blandas, que cuando se obstruyen parcialmente, se produce una vibración del paladar blando y la úvula, generándose el ruido típico del ronquido.

El ronquido es muy frecuente. En general es más frecuente en varones que en mujeres, y la frecuencia varía con la edad. Afecta al 10-12% de los niños, y en adultos por ejemplo al 40% de los varones entre 30 y 40 años, pero puede llegar al 55% entre los 50 y los 60 años.

El ronquido puede tener carácter hereditario: hay familias más roncadoras.

Es más frecuente en personas que tienen una o varias de las siguientes características:

  • Bajo tono muscular en los músculos de la garganta o de la lengua: que puede ser favorecido por el consumo de alcohol o determinados medicamentos, y se incrementa en determinados momentos del sueño (fases de sueño profundo).
  • Excesivo desarrollo de los tejidos de la garganta: amígdalas y adenoides (vegetaciones) grandes; sobrepeso y obesidad con acúmulos de grasa en el cuello.
  • Excesiva longitud del paladar blando y de la úvula: que reducen el espacio entre la parte de la faringe que comunica la nariz y la boca.
  • Obstrucción de las cavidades nasales: obliga a hacer un esfuerzo "excesivo" para la respiración por la nariz. Esto crea una presión negativa (vacío) en la faringe que favorece su cierre.
  • Cuello corto.

A la hora de valorar el ronquido, se ha de tener en cuenta si este es esporádico (por ejemplo, solo si se bebe alcohol o se tiene un catarro nasal) o habitual y si se presenta solo en alguna postura (habitualmente boca arriba lo que se denomina decúbito supino) o aparece en cualquier postura.

El ronquido puede presentarse aislado o asociado a otras situaciones: la más frecuente es la apnea del sueñoEste enlace se abrirá en una ventana nueva.

Cuando se presenta aislado lo llamamos ronquido simple. El ronquido simple no implica ningún riesgo para el que lo padece.



El ronquido es más frecuente en personas con bajo tono muscular en los músculos de la garganta o de la lengua: que puede ser favorecido por el consumo de alcohol o determinados medicamentos, y se incrementa en la fase de sueño profundo.



Su importancia radica en que puede limitar el descanso de las personas que conviven de alguna forma con el roncador, y a esto se le suele denominar ronquido social.

El primer paso ante un roncador está en descartar que se asocie a una apnea del sueñoEste enlace se abrirá en una ventana nueva, para lo cual puede bastar la entrevista del médico con el roncador y su pareja, que puede aportar detalles importantes (Cómo se sospecha que se sufre apneaEste enlace se abrirá en una ventana nueva). Pero con frecuencia obligará a hacer una prueba de sueñoEste enlace se abrirá en una ventana nueva.

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Una vez clasificado como "ronquido simple, si puede calificarse de ronquido social, existen una serie de medidas generales que ayudan a reducirlo:

  • Evitar la vida sedentaria y hacer ejercicio físico.
  • Perder peso, si existe sobrepeso.
  • Evitar las bebidas alcohólicas desde media tarde.
  • Hacer cenas ligeras e idealmente 2 horas antes del inicio del sueño.
  • Evitar el uso de tranquilizantes y antihistamínicos por las noches.
  • Dormir preferentemente de costado mejor que boca arriba.
  • Favorecer la respiración nasal.
  • Evitar el tabaco. El tabaquismo es una causa favorecedora del ronquido, porque produce congestión de la faringe y la nariz.
  • Elevar el cabecero de la cama.

Como se ha comentado, con mucha frecuencia hay un problema anatómico que puede tener una solución diferente. Se recomienda consultar al otorrinolaringólogo y al cirujano maxilofacial.

Unas férulas orales llamadas dispositivos de avance mandibular (se conocen genéricamente por su acrónimo DAM) han demostrado su utilidad. Permiten adelantar la posición de la mandíbula, la lengua y el paladar blando para mantener abiertas las vías respiratorias.