TDAH en niños y adolescentes: Identificando los signos clave de falta de atención, hiperactividad e impulsividad
El inicio del Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) en la infancia se manifiesta a través de sintomatología que varía según el subtipo, destacando aspectos vinculados a la falta de atención, la hiperactividad o la impulsividad. La Unidad de TDAH del Servicio de Psiquiatría, Psicología y Medicina Psicosomática del Hospital Universitari Dexeus nos detalla los síntomas observados en niños y adolescentes, que abarcan:
Falta de Atención:
- Dificultad de concentración en tareas específicas, como deberes o estudio, especialmente cuando carecen de motivación.
- Problemas para dirigir y mantener la atención.
- Dificultad para completar tareas hasta el final.
- Ritmo lento de trabajo.
- Incumplimiento de entregas de trabajos o deberes.
- Sensación de estar ensimismado o distraído.
Esta sintomatología está asociada a problemas de aprendizaje en lectoescritura y matemáticas, con un procesamiento más lento. Estos individuos suelen experimentar desafíos académicos, olvidar tareas y enfrentarse a problemas de memoria y distracción.
Hiperactividad:
- Movimiento constante excesivo.
- Dificultad para permanecer quietos o sentados.
- Inquietud constante de piernas y manos.
- Habla excesiva con dificultades para respetar el turno de palabra.
En la adolescencia, la hiperactividad puede reducirse, pero persiste una constante expresión motora. Estos individuos prefieren actividades activas y deportes, luchando por mantener la quietud en entornos como el escolar.
Impulsividad:
- Dificultad para controlar acciones y pensamientos, interrumpiendo en conversaciones o tomando objetos sin pedirlos.
- Problemas para autorregularse emocionalmente, con baja tolerancia a la frustración y aburrimiento.
- Resistencia a la negativa y dificultad para esperar.
- Problemas para planificar y gestionar el tiempo.
La impulsividad puede afectar la interacción social y la autoestima, llevando a conductas disruptivas o de riesgo en la adolescencia. Emocionalmente, pueden experimentar inestabilidad y fluctuaciones marcadas, lo que puede dar lugar a problemas de conducta o al Trastorno Negativista Desafiante.