Al contrario de lo que se puede pensar, en otoño e invierno, justo cuando hace más frío, es cuando nuestra piel más necesita que la cuidemos. La contaminación, los productos químicos, la alimentación y las bajas temperaturas hacen que el rostro pierda la luminosidad que necesita, y empiece a secarse y agrietarse con facilidad.

¿Qué se puede hacer par evitar estas situaciones? La prevención vuelve a ser a un elemento clave. Dedicar cada día unos minutos a cuidar la piel y mantenerla suave e hidratada nos ayudará a que no sufra excesivamente durante los meses de más frío del año.

El sol pica todo el año; no olvides utilizar protector solar.

El uso de este producto se asocia por error a las altas temperaturas, generalmente durante el verano, pero tenemos que utilizarlo los 365 días del año porque, aunque empecemos a llevar más ropa para protegernos del frío, los rayos solares siguen al acecho, especialmente de la cara. Una buena forma de utilizarlo durante el otoño es con cremas hidratantes o bases de maquillaje que tenga incorporado un factor de protección solar.

¡Protégete del viento!

Es normal que, con la bajada de las temperaturas y el aumento del viento, tu piel empiece a resecarse e incluso a agrietarse. Es importante no olvidarse de utilizar cremas hidratantes que nutran y regeneren la piel cada día. Además, hay que taparse con bufandas, ya que nos ayudarán a reducir el impacto del viento sobre la cara, la zona más perjudicada.

Cuide especialmente las manos y los labios.

Los labios son muy sensibles al cambio de temperatura y los fuertes vientos, lo que provoca que se resequen y agrieten con más facilidad que otras partes de la piel del cuerpo. No cuesta nada tener a mano un bálsamo a base de mantequilla de cacao, vitamina E o simplemente vaselina para aplicar cualquiera de estos productos las veces que sea necesario a lo largo del día. Con las manos pasa lo mismo, que casi siempre están expuestas. En este caso, las cremas a base de glicerina, aplicadas siempre que sea necesario para evitar que se resequen, son la solución ideal hasta que el frío nos obligue a optar por los guantes.