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Los recién nacidos menores de tres meses, los más afectados por los cólicos

colicos_bebe_bizkaiaImagen en alta resolución. Este enlace se abrirá mediante lightbox, puede haber un cambio de contextocolicos_bebe_bizkaiaLos cólicos del lactante suelen ser uno de los episodios más estresantes para la familia y el bebé durante las primeras semanas de vida del recién nacido. Muchos padres acuden a la consulta del pediatra desesperados porque su hijo empieza a llorar desconsoladamente y no hay forma de calmarlo. La definición más extendida es que "son episodios de llanto intenso y vigoroso al menos tres horas al día, tres días a la semana durante tres semanas en un bebé sano y bien alimentado", explica la doctora Inés Hernández Salvador, pediatra de Hospital Quirón Bizkaia. Generalmente, como explican desde el servicio de pediatría y neonatología, suelen ser más propios de los primogénitos y más frecuentes en hijos de fumadores.


Los cólicos suelen afectar a recién nacidos de entre tres y cuatro meses y, normalmente, la máxima incidencia es a las seis semanas de vida. La mejoría "es lenta, pero el proceso va remitiendo poco a poco y acaba desapareciendo por sí solo", señala la especialista. "Dolor abdominal, flexión continua de las piernas o irritabilidad del niño sano" son algunos de los signos que los caracterizan. Sin embargo, "no hay por qué preocuparse ya que los cólicos no interfieren en el normal crecimiento y desarrollo del bebé", puntualiza la doctora Hernández Salvador.


El diagnóstico del cólico se basa en la descripción que dan los padres del llanto de su recién nacido, acompañado de de un examen físico junto con chequeos médicos cuidadosos para descartar otra posible causa del llanto. Como indica la pediatra, las causas de la existencia de estos cólicos es desconocida. Si bien es cierto que "se ha asociado con la sobrealimentación de los bebés, la hipoalimentación, el entorno familiar estresante, la retención de heces y gases y la inmadurez del tracto gastrointestinal, pero ninguna es concluyente".


En la actualidad, no existe ningún tratamiento con efectividad, pero es importante que los padres estén tranquilos y lo transmitan al recién nacido. Cuando inicie el llanto, "es aconsejable cogerle suavemente en brazos, con movimientos rítmicos y en determinadas circunstancias salir a la calle y darle un paseo en su cochecito", recomienda la pediatra de Quirón Bizkaia.


Si el bebé recibe lactancia materna es fundamental que la madre mantenga una dieta equilibrada, procurando evitar alimentos potencialmente alérgicos y flatulentos. En caso de lactancia artificial, "es importante preparar el biberón con las cantidades y proporciones correctas, usar tetinas adecuadas y ofrecer tomas frecuentes para evitar la ansiedad del niño al succionar", aconseja la especialista. También es importante "evitar ambientes potencialmente irritantes para el niño, como lugares con presencia de humo de tabaco, escasa ventilación o ruidos excesivos", apunta la doctora Inés Hernández Salvador.