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A los efectos de acceso a la historia clínica del menor, declaro y certifico que, en la actualidad, ostento la patria potestad sobre el/la menor, comprometiéndome, en caso de que por cualquier eventualidad pierda la patria potestad o tutela sobre el/la menor, a comunicarlo con carácter inmediato al Hospital.

Debes aceptar las condiciones

Vicenta Giménez, psicóloga del Hospital de Día Quirónsalud Donostia: “El perfil del comprador compulsivo responde al de una mujer de entre 30 y 40 años, que se inició en las compras compulsivas en su adolescencia”

“La compra compulsiva está en aumento al vivir en una sociedad consumista y con bajo nivel de gestión de la frustración. Las compras online, aumentan considerablemente este problema, ya que no es necesario salir a la calle para comprar”, asegura Vicenta Giménez, psicóloga del Hospital de Día Quirónsalud Donostia.

"La compra compulsiva es un deseo irrefrenable de adquirir nuevos objetos que no se necesitan, en un intento de calmar un nerviosismo, insatisfacción, tristeza, ansiedad o vacío interno. Es como un intento de comprar felicidad que llene los vacíos internos con objetos externos, que a través de la publicidad y la sociedad consumista dan la imagen de colmarles de bienestar, felicidad y éxito", explica Vicenta Giménez, psicóloga del Hospital de Día Quirónsalud Donostia.

En palabras de esta especialista, "no se trata de concedernos un capricho o un regalo, sino de la satisfacción de comprar, gastar, sentirse poderosos, con la fantasía de poder tomar decisiones. En ocasiones se compran objetos superfluos que no se necesitan, independientemente del valor económico, gastando lo que no se tiene y generando deudas impagables, entrando en el bucle del sentimiento de culpabilidad ante estas compras desmedidas y deudas, prometiéndose que no lo volverá a hacer, pero irremediablemente, ante el malestar emocional que le ocasiona, paradójicamente, vuelve a comprar para sentirse mejor, calmar la angustia y así sucesivamente...entrando en una conducta adictiva, obsesiva y compulsiva, de la que no puede salir por sí misma".

"Vivimos en una sociedad consumista y en ocasiones queremos ir a la última moda o adquirir la última tecnología, sólo por el placer de poseerlo, sin valorar su real necesidad. La publicidad nos ofrece la imagen de felicidad a través de la adquisición de objetos externos y la felicidad sólo puede venir desde dentro de cada uno de nosotros, nunca desde el exterior", asegura Vicenta Giménez quien añade, "hay una tendencia a minimizar el hecho de comprar casi a diario, de no poder regresar a casa sin una compra nueva... y qué decir de las compras online, que nos dan la oportunidad de comprar desde el anonimato del sofá de casa o en cualquier lugar, en el momento, en automático, sin tener el espacio de reflexión y valoración de si realmente lo necesitamos".

"El trastorno de la compra compulsiva está en aumento al vivir en una sociedad consumista y con bajo nivel de frustración, con dificultad para aceptar que no podemos tenerlo todo. Las compras online, aumentan considerablemente este problema, ya que no es necesario salir a la calle para comprar, se puede hacer en cualquier momento y en cualquier lugar", afirma la psicóloga del Hospital de Día Quirónsalud Donostia.

Pagar en efectivo e ir acompañados

"El perfil del comprador compulsivo suele ser el de una mujer de entre 30 y 40 años, que se inició en las compras compulsivas en su adolescencia. No hay diferencia entre clase social, ya que no se trata de comprar objetos caros, sino cualquier objeto, quedando enmascarado entre las jóvenes de clase social media y alta, ya que no tienen que dar explicaciones sobre sus gastos", subraya Vicenta Giménez. "Las compras no tienen porque ser para uno mismo, siendo habitual en muchas mujeres realizar la compra para los demás, como por ejemplo para los hijos, la pareja, la familia, etc. Los hombres suelen comprar tecnología o herramientas para casa, pero es menos frecuente. De hecho, de cada 10 compradores compulsivos, 8 son mujeres", aclara.

"La Navidad es un periodo en el que se vende la imagen de felicidad y la publicidad contribuye notablemente a ello, ofreciendo una imagen de una falsa felicidad. Lo primero que se ha de tener en cuenta es valorar cuántos regalos se han de comprar, a cuántas personas y cuál es el presupuesto del que se dispone, llevando a cabo una simple división: tanto puedo gastar, entre tantos regalos, ¿de cuánto dispongo para cada regalo?", aconseja la psicóloga.

"Otras recomendaciones serían no utilizar la tarjeta de crédito y manejar el dinero en efectivo, de ese modo, al poder verlo y entregarlo, se es más consciente del gasto y evitar los centros comerciales durante los días de mayor afluencia o ir de compras acompañados, para que puedan echarles una mano ante el impulso de comprar", concluye Vicenta Giménez.