Trombocitopenia materna

Se define como el descenso de la cifra de plaquetas en la madre gestante. Generalmente se trata de un cuadro leve secundario al propio embarazo que no tiene un aumento del riesgo para la madre ni el feto (denominado trombocitopenia gestacional).
En ocasiones existen caída de las plaquetas a cifras excesivamente bajas. Aunque algunas veces aparecen dentro del contexto de otros cuadros autoinmunes (lupus, síndrome antifosfolípido) o secundarios a una preeclampsia, en estos casos la causa más frecuente es la púrpura trombocitopénica idiopática (PTI), en la que la madre genera anticuerpos que destruyen sus propias plaquetas.

El principal problema en estos embarazos es que estos anticuerpos pueden pasar la placenta y generar una caída de las plaquetas del feto, con un aumento del riesgo de sangrado. En casos de caídas excesivas de plaquetas, la madre puede presentar sangrados espontáneos o con mínimos traumatismos.

Es importante la planificación de la gestación en estas pacientes, e intentar el embarazo cuando la actividad de la enfermedad sea baja y las cifras de plaquetas sean adecuadas con o sin tratamiento.

Durante la gestación, se someterá a la gestante a analíticas seriadas para determinar la cifra plaquetaria, y la necesidad de instaurar tratamiento (generalmente con corticoides o inmunoglobulinas) para elevar dicha cifra.

Aunque clásicamente existe un riesgo bajo de sangrado cerebral en casos de fetos con cifras de plaquetas bajas, actualmente no se aconseja una cesárea de forma sistemática en estas gestantes, salvo que la enfermedad esté muy mal controlada o no responda adecuadamente al tratamiento.

Trombofilias

Se denominan así a un grupo de enfermedades que favorecen la actividad de la coagulación y, por tanto, la formación de trombos. Las más importantes son el factor V de Leiden, la mutación de la protrombina (G20210), mutación de la homocisteína (MTHFR), déficit de proteína s, déficit de proteína c y deficiencia de antitrombina III. Son cuadros relativamente frecuentes en la población que a veces se asocian en determinadas pacientes, produciendo un aumento de la tasa de pérdida gestacional (abortos de repetición o muerte fetal intraútero), crecimiento intrauterino retardado (CIR), preeclampsia y trombosis materna.
Estas gestaciones se manejan con un seguimiento ecográfico más intensivo para detectar precozmente problemas de crecimiento fetal o de circulación sanguínea feto-placentaria (mediante estudio doppler). Se ha demostrado que el tratamiento con aspirina y/o heparina (según el riesgo de cada paciente) puede ayudar a reducir las complicaciones asociadas.

Síndrome Antifosfolípido

El síndrome antifosfolípido es una enfermedad autoinmune de identificación reciente que se presenta principalmente en la población joven femenina. En estas personas, las proteínas denominadas autoanticuerpos antifosfolípidos en la sangre pueden alterar el flujo sanguíneo lo que puede llevar a coágulos peligrosos en venas y arterias, así como abortos espontáneos y complicaciones fetales. Estos anticuerpos se desarrollan y atacan, por razones desconocidas los propios tejidos de la persona. Los individuos que padecen este trastorno pueden ser sanos en otros aspectos o sufrir además una enfermedad subyacente, generalmente lupus eritematoso sistémico, o LES. Cuando circulan, estos autoanticuerpos pueden alterar ciertos mecanismos de coagulación y provocar la formación de coágulos o trombosis (trombosis venosa o arterial). Las personas que padecen SAF también pueden tener una cantidad reducida de plaquetas y sufrir lesiones cutáneas, tales como decoloraciones violáceas moteadas (livedo reticularis) o ulceraciones.

Una vez diagnosticada la enfermedad, en la mayoría de los casos se puede prevenir la aparición de los síntomas o complicaciones mediante una terapia adecuada basada en aspirina y/o heparina según el riesgo de cada gestante. El tratamiento actual para la prevención de las manifestaciones obstétricas es bastante eficaz. Con el tiempo, la mayoría de las mujeres pueden tener bebés sanos. Estas gestaciones se manejan con un seguimiento ecográfico más intensivo para detectar precozmente problemas de crecimiento fetal o de circulación sanguínea feto-placentaria (mediante estudio doppler).

Tratamiento anticoagulante y gestación

En caso de que la gestante se encuentre con tratamiento antiagregante (aspirina) o anticoagulante (heparinas) durante su embarazo, se irá haciendo los controles pertinentes en la consulta:

  • Aspirina. La duración del tratamiento es variable según cuándo se concentre el mayor riesgo (depende del cuadro de base). Generalmente se retira a partir del tercer trimestre (32-35 semanas).
  • Heparina. El tratamiento se puede mantener hasta el momento del parto. En el caso de tratamiento con heparina a dosis profiláctica (que suele ser el habitual), la paciente no deberá haber administrado la dosis de heparina 12 horas previas a la anestesia locorregional para el parto (epidural).Sin embargo, esto no es motivo generalmente para indicar una cesárea ni para programar el parto vaginal.