Las células de un tumor crecen sin control y de una forma más rápida que las normales. Los fármacos quimioterápicos actúan sobre las células que crecen rápidamente. Las células sanguíneas, las del pelo, la piel y las del tubo digestivo, también crecen y se dividen rápidamente. Este tipo de células sanas también se ven afectadas y aparecen los efectos secundarios. La quimioterapia se debe distribuir y llegar a todo el organismo, ya que las células cancerosas desde el tumor, por la sangre o los vasos linfáticos, pueden extenderse a otras partes del cuerpo, lo que se conoce como metástasis.