Piel y tabaco

Las enfermedades dermatológicas relacionadas con el tabaco son muy frecuentes y son debidas a varios factores.
Entre otras produce:

  • Retraso en la cicatrización de heridas, mayor riesgo de infecciones y una menor supervivencia en los colgajos quirúrgicos. Es particularmente importante en pacientes con cirugía plástica. En comparación con no fumadores, los fumadores tienen mayor incidencia de cicatrizaciones alteradas tras cirugía facial y mayor porcentaje de complicaciones tras cirugía de mama. Para reducir el riesgo de complicaciones cutáneas postquirúrgicas, se recomienda dejar de fumar al menos entre 1 y 3 semanas previas a la intervención y mantenerse sin fumar entre 1 y 5 semanas tras la misma.
  • Se relaciona de forma directa con la aparición de arrugas cutáneas. Los efectos nocivos del tabaco sobre la piel se potencian por la acción del sol, que tiene efecto aditivo sobre la aparición de arrugas. Estas arrugas se presentan desde los 35 años y en relación directamente proporcional con el consumo de cigarrillos.
  • Pigmentación amarilla de dedos y uñas.
  • Pustulosis palmoplantar. Se postula que podría ser una enfermedad autoinmune inducida por el tabaco.
  • La psoriasis es más frecuente en personas fumadoras, que consumen alcohol y son obesas. Además el tabaco condiciona peor respuesta al tratamiento.
  • La alopecia es más frecuente en fumadores.