Envejecimiento prematuro y tabaco: las arrugas del fumador

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El consumo de tabaco se relaciona de forma directa con la aparición de arrugas cutáneas y potencia la acción nociva del sol. Los radicales libres del tabaco reducen la capacidad antioxidante, disminuye la absorción de vitamina A, se alteran los niveles de colágeno y elastina, añadiendo más "años a la piel". Estas arrugas son más acuciadas en la cara por exposición directa del humo del tabaco y el sol. Además de la aparición de arrugas, a partir de los 35 años, y en relación directamente proporcional con el consumo de cigarrillos, aparece pigmentación amarilla de dedos y uñas, así como tinte amarillo-negruzco de los dientes.