La figura del logopeda, en ocasiones, resulta imprescindible en el desallorro de los más pequeños. Por ello, guiados por el pediatra, los padres deben prestar atención al desarrollo lingüístico, comunicativo y social de cada niño para poder detectar posibles señales de alarma. Una vez detectadas, es primordial acudir a un logopeda ya que desde el nacimiento a los 6 años se concentra el periodo en el que existe mayor plasticidad cerebral.

Algunas señales que son importantes de detectar son:

- Ausencia de interés para comunicarse con su entorno en los primeros años de vida, sonrisa social, gestos, contacto ocular, balbuceo o falta de llanto.

- Uso de hábitos orales nocivos, como succión digital, succión del labio inferior, onicofagia, respiración oral… que pueden derivar en una malformación de las estructuras orofaciales.

- Deglución disfuncional o patrón deglutorio incorrecto.

- Alteraciones en la articulación de los sonidos del habla y errores de pronunciación persistentes.

- Problemas en la fluidez del habla o disfemia.

- Retraso en el lenguaje, con un desarrollo más lento de lo esperado.

- Trastorno Específico del Lenguaje (alteración en la comprensión y expresión del lenguaje).



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