La resistencia al dolor se puede entrenar

La resistencia al dolor se puede entrenar

7 de junio de 2018
Hospital Quirónsalud Tenerife
Unidad del Dolor

Los humanos tenemos entre 20.000 y 25.000 genes donde se almacena la información que determina el funcionamiento de las células del organismo y, por lo tanto, las características físicas que nos hacen únicos e irrepetibles. Como no puede ser de otra manera, esta diferenciación genética también afecta a la resistencia que cada persona tiene al dolor; pero no es lo único. Los factores sociales, psicológicos y afectivos influyen en la misma medida y, por lo tanto, deben ser tenidos en cuenta en su tratamiento.

Así lo explica el jefe de la Unidad del Dolor de Quirónsalud Tenerife, el doctor Javier Santos, quien, junto al director médico del mismo hospital, el doctor Néstor Rocío, y el presidente de la Sociedad Canaria del Dolor, el doctor Francisco Robaina, inauguran mañana las jornadas anuales de la citada sociedad científica. Encuentro que reúne en Tenerife hasta el sábado a especialistas en el tratamiento del dolor de todas las islas con el objetivo de intercambiar experiencias y profundizar en las últimas novedades en el abordaje y tratamiento de esta patología.

El doctor Santos explica que hay diferencias genéticas que hacen que las personas tengan diferentes umbrales a la percepción del dolor; de hecho, añade, se ha podido comprobar científicamente que hay ratones modificados genéticamente que son insensibles al dolor. Sin embargo, el "poder mental", condicionado a su vez por factores psicosociales, también ha de ser tenido en cuenta, sobre todo en el abordaje del dolor crónico.

Asimismo, señala que resulta crucial que los expertos hayan aceptado la importancia de los componentes psicoafectivos, emocionales y ambientales tanto en los desencadenantes del dolor, como en su tratamiento, y que éste debe enfrentarse desde una perspectiva multidimensional y multidisciplinar. "Por todo ello, a parte de la genética, debemos tener en cuenta otros aspectos como la cultura, la educación, la religión, el estrés, etc.", subraya el especialista en Anestesiología, para luego indicar que debido a esta condición "hasta ciertos límites" podemos entrenar nuestra resistencia al dolor.

Controlar el dolor crónico

El especialista señala que el tratamiento del dolor ha influido de forma decisiva en el desarrollo general de la medicina. "Es uno de los mayores logros a la hora de prologar nuestra vida con calidad. Es la base de la anestesia y del posterior desarrollo de cirugías y procedimientos médicos que, sin el control del dolor, no se podrían realizar", subraya el doctor Santos.

Distingue entre dolor agudo y dolor crónico. Sobre el primero, asegura que siempre va a existir y que es importante que así sea, pues es un mecanismo de defensa del organismo que nos pone en situación de alerta ante una amenaza. Sin embargo, sobre el dolor crónico asegura que "cada vez estamos más cerca de controlarlo, gracias a los nuevos fármacos, las nuevas tecnologías y los nuevos conocimientos que tenemos los especialistas sobre sus mecanismos de producción y a que hemos logrado que sea entendido como una enfermedad y no como un síntoma".

El especialista explica que el dolor crónico es el que más se aborda en este tipo de áreas asistenciales. "Sobre todo tratamos el dolor que tiene más de seis meses de evolución y que, por lo tanto, ha perdido su misión de aviso y/o alarma y empieza a afectar la esfera emocional del paciente", señala el doctor Santos, para luego apuntar que los dolores más prevalentes es el de espalda, lumbar y cervical.

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