Quirónsalud practica un cierre de ductus por vía percutánea, una intervención pionera en la sanidad privada aragonesa

Quirónsalud practica un cierre de ductus por vía percutánea, una intervención pionera en la sanidad privada aragonesa

19 de junio de 2018
Hospital Quirónsalud Zaragoza

El doctor Juan Sánchez Rubio Lezcano, especialista en hemodinámica y jefe del servicio de cardiología del Hospital Quirónsalud Zaragoza, junto a la doctora Marta López Ramón, integrante de su equipo y especialista en cardiopatías congénitas, ha practicado, por primera vez en un centro hospitalario privado en Aragón, una intervención percutánea de cierre de ductus arterioso permeable. Esta patología afecta a 1 de cada 2000 recién nacidos vivos a término, lo que representa entre el 5 y el 10% de todas las cardiopatías congénitas.

El ductus arterioso es un conducto que comunica la arteria aorta con la arteria pulmonar durante la vida fetal. Su función consiste en desviar la sangre que viene del ventrículo derecho por la arteria pulmonar hacia la aorta, ya que los pulmones todavía no están en funcionamiento.

Normalmente, explica el doctor Juan Sánchez-Rubio, "este conducto se cierra por sí solo en los primeros días de vida, sin embargo, a veces, el mecanismo de cierre espontáneo falla y el ductus queda abierto, constituyéndose así esta patología llamada ductus arterioso persistente o permeable".

Una vez que el niño nace los pulmones comienzan a funcionar y la presión de la arteria pulmonar disminuye progresivamente. Si el ductus permanece abierto, la sangre pasa desde la aorta hacia la arteria pulmonar lo que provoca que los pulmones se sobrecarguen de sangre (hiperflujo pulmonar). "Si el ductus es pequeño puede ser asintomático y no necesita tratamiento, pero si es grande puede producir problemas como infecciones respiratorias, insuficiencia cardiaca e hipertensión pulmonar por lo que está indicado su cierre", añade Sánchez-Rubio.

La intervención

La intervención de cierre percutáneo del DAP (Ductus Arterioso Permeable) se lleva a cabo por medio de un cateterismo cardiaco y se realiza puncionando la arteria y la vena femorales mediante guías y catéteres para llegar al ductus. Entonces se coloca un dispositivo metálico de cierre para ocluirlo.

Este procedimiento reduce notablemente el riesgo de complicaciones en el paciente, ofrece un postoperatorio muy rápido ya que, a las 24 horas, el paciente puede ser dado de alta sin necesidad de tomar ninguna medicación y reincorporarse a su vida habitual en los siguientes días.

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