La distancia de seguridad durante las mascletás evita la rotura del tímpano o los daños en el oído interno

La distancia de seguridad durante las mascletás evita la rotura del tímpano o los daños en el oído interno

18 de junio de 2015

pompomImagen en alta resolución. Este enlace se abrirá mediante lightbox, puede haber un cambio de contextopompom'Respetar la distancia de seguridad evita daños auditivos, como la rotura del tímpano, las lesiones osiculares y los daños en el oido interno'. Este es uno de los consejos del doctor Manuel Papí, especialista del servicio de otorrinolaringología de Hospital Quirón Torrevieja, para afrontar sin riesgos para la salud las Hogueras de San Juan. Gestos como mantener la boca semiabierta sin taparse los oídos y situarse en dirección contraria a la del viento nos salvan de problemas de audición a causa de las ondas expansivas que se producen durante los espectáculos pirotécnicos sonoros, como es el caso de las mascletàs.
El doctor Papí explica que las principales dolencias en estos casos afectan al oído medio (roturas timpánicas, luxaciones osiculares) y al oído interno. También advierte de que 'estas lesiones son especialmente peligrosas en niños pequeños y que en ocasiones resultan irreversibles'.
Durante un espectáculo pirotécnico sonoro la intensidad puede superar los 120 decibelios y si no se toman determinadas precauciones y se atienden las medidas de seguridad establecidas, como la de guardar una correcta distancia de seguridad, se originan problemas en la audición.
El especialista asegura que 'las lesiones otológicas producidas por el ruido conllevan como secuela común la pérdida de audición. En concreto, las lesiones que provoca una mascletà se generan por dos motivos: la onda expansiva del ruido o barotrauma, que daña fundamentalmente el oído medio (roturas timpánicas, luxaciones osiculares e, incluso, daños en el oído interno) y la intensidad del ruido, que lesiona el oído interno'.
'Las primeras manifestaciones' -abunda- 'pueden ser un dolor agudo, una sensación de taponamiento ótico, el sangrado, la disminución de audición y la aparición de ‘pitidos'. Posteriormente, estos síntomas pueden desaparecer, reducirse o permanecer constantes. Una vez establecido el daño definitivo, la sordera resultante es irreversible. Estas lesiones son especialmente alarmantes en el caso de los niños pequeños; por eso es necesario que la distancia de seguridad sea la correcta'.

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