El PET es una técnica de imagen muy acreditada en el estudio de la extensión del cáncer. Permite detectar un tumor en sus fases iniciales y demostrar con precisión qué órganos están afectados, de forma que representa un complemento imprescindible antes de proceder a la extirpación quirúrgica de un tumor. Los resultados del PET facilitan así un mejor enfoque del tratamiento y aumenta las posibilidades de curación.

La doctora Aurora Crespo, responsable de la Unidad de Medicina Nuclear de la plataforma de oncología en el Hospital Quironsalud Torrevieja, colaboradora en la cátedra de oncología multidisciplinar de la UCAM, ha presentado su tesis en la que analiza los genes que más contribuyen a la captación de FDG/PET en pacientes con tumores metastásicos. Las conclusiones del estudio revelan que la técnica PET con glucosa ayuda a predecir el comportamiento de un tumor ante un tratamiento quimioterápico. Para ello se han usado microarrays de expresión génica (MAGE) combinados con la imagen PET.

Esta tesis tiene su base en el consumo preferente de glucosa de las células cancerígenas y cómo un radiofármaco basado en la glucosa se concentraría específicamente en los tumores malignos. "Cuando un cáncer progresa, -continúa la doctora- puede generar tumores secundarios o "metástasis". Para realizar este proceso, la célula tumoral necesita más energía que la célula normal, esa energía la obtiene fundamentalmente a través del metabolismo de la glucosa (glicólisis). En general la célula tumoral utiliza más glucosa que a la célula normal porque necesita más energía para cumplir con su objetivo. La aportación más novedosa del trabajo ha consistido en diseñar una firma genómica identificando los genes responsables del incremento del consumo de glucosa por la metástasis, permitiendo profundizar en el estudio y la comprensión de las vías metabólicas más relevantes partícipes de la captación de glucosa.


"Los tumores activos retienen el radiofármaco denominado FDG, una glucosa marcada radiactivamente, lo que permite distinguirse en la imagen PET del resto de tejidos sanos. Si en los primero días de dar un tratamiento se apaga esa señal significa que el tratamiento está afectando al tumor y va a acabar por destruirlo", explica la doctora. De esta forma si el tratamiento no es eficaz se puede interrumpir para evitar su toxicidad y buscar otro más efectivo.

Los resultados del estudio de la doctora Crespo han demostrado que la glucosa (FDG) realmente marca la actividad biológica, metabólica y proliferativa del cáncer. Por este motivo la prueba de PET puede dar información valiosa para determinar si un cáncer va a responder a un tratamiento. En el caso que la quimioterapia sea eficaz va a ser posible visualizar una disminución de la captación de FDG en el PET y así predecir si un tumor va a responder al tratamiento a los pocos días de haber dado las primeras dosis del tratamiento.

La respuesta precoz permite predecir el resultado, y a las pocas semanas de dar un tratamiento ver si el tumor es sensible al fármaco que se ha utilizado. Teniendo en cuenta que actualmente se conoce si hay respuesta al tratamiento a los dos o tres meses después de haber comenzado la quimioterapia, estos resultados se consideran esperanzadores.

La importancia del PET en los tratamientos oncológicos

Varios estudios han demostrado el gran impacto clínico de la técnica PET en oncología, una herramienta fundamental en el diagnóstico del cáncer, ya que identifica dónde se ubica y cómo de extendido está el cáncer. En pacientes con cáncer colo-rectal, neoplasia pulmonar, melanoma maligno y linfoma, esta técnica puede cambiar la estrategia terapéutica a seguir hasta en un 40% de los casos. Así, esta técnica metabólica ayuda a seleccionar el tratamiento óptimo en cada caso, reduciendo el número de procedimientos diagnósticos agresivos y evitando cirugías innecesarias.


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