La fiebre es un mecanismo de defensa del organismo.Generalmente el niño/-a la presenta como respuesta ante una infección, pero debemos de saber que se puede deber a otras causas.

  • Es una elevación de la temperatura a más de 38ºC en la axila. La causa más frecuente de fiebre en los niños/-as es una infección vírica leve. La fiebre es un síntoma poco peligroso en sí mismo y, en general, el hecho de que sea más o menos elevada no tiene relación alguna con la gravedad de la enfermedad que la ha producido.
  • En ocasiones, puede suceder que la causa de la fiebre no se sepa hasta pasadas 24-48h desde el
  • inicio de la misma. Debemos de tratar la causa una vez la conozcamos.
  • Bajar la fiebre no es fundamental, pero proporciona alivio al niño/-a. Por este motivo, no hay que tratar la fiebre de escasa cuantía (por debajo de 38ºC en axila/38,5ºC rectal) o que no afecte al bienestar general del niño/-a.

Consejos para tratar la fiebre:

  • Ante una medición de fiebre, se recomienda tomarla de nuevo para su comprobación.
  • Para su tratamiento se pueden utilizar los fármacos habituales, como paracetamol e ibuprofeno.
  • Utilice las dosis recomendadas por su pediatra, respetando los intervalos.
  • Mantenga un ambiente fresco en casa, sin corrientes de aire, y tenga al niño/-a con poca ropa o incluso desnudo. Hay que tener en cuenta que estas circunstancias que pueden elevar la temperatura.
  • No le fuerce a comer, pero asegúrese que toma líquidos con frecuencia.
  • También pueden ser de ayuda las "medidas físicas ":
      1. Baños de agua tibia: la temperatura adecuada debe ser como mucho 2 grados inferior a su temperatura corporal.
      2. Toallas o paños húmedos: Aplicarlos por todo el cuerpo.

EVITE…

  • Usar paños de alcohol, no paños fríos
  • Usar agua fría para las medidas físicas.
  • Abrigar al niño/-a de forma excesiva.
  • Cambios bruscos de temperatura, el descenso debe de ser gradual.

Deberá acudir a su pediatra o al servicio de Urgencias si su hijo/-a:

  • Es menor de tres meses.
  • La temperatura es superior a 39ºC.
  • Presenta vómitos repetidos o rechaza la ingesta de líquidos.
  • Presenta dolor de cabeza intenso.
  • Presenta manchas en la piel (de color rojo vino que no desaparecen al apretarlas).
  • Padece mal estado general o está decaído y adormilado, incluso cuando baja la fiebre.
  • Además, en los lactantes más pequeños se debe vigilar la irritabilidad y el quejido no consolables, la dificultad para ingerir y el esfuerzo respiratorio.

Para detectar rápidamente los síntomas, hay que observar al niño incluso durante la noche. Para ello es necesario tenerlo con poca ropa, con lo que además conseguimos que le baje la temperatura.

A pesar de que no presente signos de alarma, es conveniente un seguimiento de la fiebre por su pediatra habitual, que verificará la buena evolución del niño y que además puede detectar algún foco que inicialmente no se haya manifestado por la corta evolución de cuadro.