Con motivo del Día Mundial Contra el Cáncer que se celebra este lunes 4 de febrero, los especialistas de los hospitales Quirónsalud Sagrado Corazón e Infanta Luisa de Sevilla quieren manifestar que el diagnóstico precoz y la mejora de los tratamientos --más eficaces y menos lesivos-- han hecho posible aumentar de forma notable la curabilidad del cáncer y la mejora de la supervivencia con calidad, en aquellos casos no curables.

Así lo ha asegurado Pedro Valero, oncólogo de los hospitales Quirónsalud Sagrado Corazón e Infanta Luisa, quien apunta que en los últimos años ha aumentado la incidencia de cáncer, sobre todo, de mama, pulmón, en el caso de la mujer; y colon, en ambos sexos. Según Valero, en parte, se debe al diagnóstico precoz y a que los hábitos de vida saludable se han extendido en la población desde hace pocos años, por lo que, a su juicio, todavía pesan malos hábitos de los que vemos ahora las consecuencias, como tabaco, vida sedentaria, sobrepeso, entre otros.

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No obstante, ha destacado la mejora en los diagnósticos y tratamientos, como es el caso del diagnóstico por imagen, donde la tecnología ha avanzado mucho, tanto los softwares, la ingeniería, los nuevos procesadores más rápidos o la calidad de la imagen, entre otros.

Con estas aportaciones, se diagnostica en fases más tempranas permitiendo tratamientos radicales incluso en enfermedad micrometastásica. "Cuando detectamos la existencia de una recaída por la subida de un marcador tumoral o a través de diagnóstico por imagen, podemos tratarla de forma local, ya sea con cirugía o radioterapia radical y curar al paciente o prolongar de forma significativa su vida con calidad. Esto ocurre en el cáncer de mama, pulmón, digestivo, próstata, entre otros", explica el especialista.

Asimismo, la caracterización molecular de los tumores permite la posibilidad de recibir terapias dirigidas, más eficaces que los tratamientos generalizados como la quimioterapia y con menos efectos secundarios. Además, muchas de ellas, son orales, como es el caso del 50% de los melanomas, con mutación de BRAF.

En carcinoma de mama, se distinguen ya cuatro tipos fundamentales, que orientan hacia tratamientos más eficaces y, en uno de ellos, como los que expresan HER-2, se han observado cambios muy significativos en los porcentajes de curaciones o de aumento de supervivencia en situación de metastásico.

En cuanto a la radioterapia, en la actualidad se ha conseguido, gracias al avance de la tecnología, realizar tratamientos imposibles hace 15 años. "La precisión con la que se trata el área diana hoy día es perfecta", asevera Pedro Valero, quien indica que los nuevos aceleradores llevan en su cabezal un foco de rayos X que permite seleccionar a través de un TAC de baja dosis la zona diana según la anatomía de cada órgano y en cada paciente. Así, permite que órganos vecinos reciban una mínima radiación, pudiendo aumentar la dosis hasta tasas de radicalidad y, por tanto, conseguir la curación en tumores localizados.

Por último, el oncólogo ha señalado la inmunoterapia como "uno de los grandes descubrimientos de la última década", ya que ha permitido conocer cuál es el mecanismo por el que los tumores convierten en "ciegas" a las células defensivas. "Actualmente, en nuestra práctica diaria empleamos tratamientos inmunoterápicos que revierten este mecanismo, permitiendo el reconocimiento de las células tumorales como nocivas e iniciando el proceso de destrucción", concluye.

La importancia de una atención humana para afrontar el cáncer

Por su parte, la doctora María Valero, del Servicio de Oncología de los hospitales Quirónsalud Sagrado Corazón e Infanta Luisa, apunta a la necesidad de afrontar el problema por parte de todos --paciente, familia, médicos y enfermeros--. La manera de afrontarlo va a depender de muchos factores como la gravedad real de la enfermedad, la necesidad o no de tratamientos largos, de la intensidad de los mismos y, sobre todo, de la madurez de todos los protagonistas.

"Es necesario emplear por parte de los médicos un tiempo suficientemente largo sobre todo en las primeras entrevistas para que se le pueda explicar bien la situación al paciente y para que entienda sus posibilidades de curación o supervivencia, así como los diferentes tratamientos", explica la oncóloga, al tiempo que añade que, "a lo largo de este tiempo, y sobre todo al principio, se puede necesitar ayuda de una persona especializada en psico-oncología que le facilite las herramientas al paciente y su entorno para tomar una actitud positiva".

En este punto, la doctora ha recordado el proyecto ‘Vida-on’, con el que se mejora la calidad de vida de pacientes a través del ejercicio físico. Y es que, bajo un convenio de colaboración entre el Servicio de Oncología de ambos centros --Grupo Oncológico Oncoavanze-- y la Universidad de Sevilla, se establece una atención integral al paciente durante y después de haber completado los tratamientos oncológicos.

En concreto, está orientado fundamentalmente para mujeres que hayan superado o estén en proceso de superación de un cáncer de mama, a través de actividades físico-deportivas, y en general, estableciendo hábitos de vida saludables que redunden en la recuperación de la salud integral.

Una alimentación saludable ayuda a prevenir y mitigar los efectos secundarios

En este sentido, la nutricionista Ainhoa Romero, miembro de la Unidad de Nutrición Oncológica de los hospitales Quirónsalud Sagrado Corazón e Infanta Luisa, ha afirmado que la alimentación es clave en un proceso oncológico, ya que la evidencia científica ha demostrado que ayuda a prevenir la desnutrición (responsable de una menor efectividad del tratamiento), mitigar los síntomas secundarios asociados al tratamiento, así como apunta que prevenir el sobrepeso, aumentar el consumo de fibra o disminuir el consumo de alcohol conlleva a una menor aparición de recidivas –recaída en la enfermedad--.

Por ello, es fundamental instaurar un protocolo de actuación en este tipo de pacientes. De esta forma, según explica la especialista, en el momento en el que el oncólogo le diagnostica el tumor, se le realiza un cribado nutricional que servirá para detectar de forma rápida y sencilla aquellos pacientes que están desnutridos o se encuentran en riesgo de desarrollar una desnutrición, con el objetivo de realizar una valoración nutricional más específica y establecer un plan terapéutico.

Así, se ajusta una dieta personalizada según sus necesidades nutricionales y efectos secundarios derivados del tratamiento, para alcanzar el estado nutricional más óptimo, y mejorar la respuesta a la terapia antineoplásica y la función inmunológica, minimizando el riesgo de complicaciones y desnutrición a causa del tumor.

La alimentación ayuda a mitigar síntomas tales como la pérdida de apetito, cansancio y falta de energía, náuseas y/o vómitos, diarrea, estreñimiento, úlceras en la boca, defensas bajas, boca seca, alteración del gusto o reflujo gastroesofágico, entre otros.

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