Salud sexual y reproductiva

Salud sexual y reproductiva

A pesar de que el adolescente casi ha alcanzado la madurez física en esta época de la vida, aún no tiene suficiente madurez psicosocial, por ello sigue necesitando límites y una guía por parte de los padres en este tema, que es algo nuevo para él.

Por tal razón es necesario el abordaje de salud integral a los jóvenes. La consulta es una oportunidad para un consejo adaptado a los pacientes, es decir, hablar con ellos de los cambios por los que atravesará su cuerpo, la aparición de una orientación sexual y la iniciación de la actividad sexual, de las posibles ITS, cómo se transmiten según la práctica sexual y cómo se previenen; para que puedan ser capaces de disfrutar de su sexualidad en el momento y de la forma oportunas.

El embarazo en la adolescencia se ha convertido en un problema de salud pública con una tendencia a aumentar. La implicación de los padres en la salud sexual de sus hijos y en su educación afectivo-sexual es imprescindible para evitar comportamientos de riesgo.

El embarazo no es el único riesgo de la sexualidad, existen muchas enfermedades de transmisión sexual, algunas de ellas graves, de las que los adolescentes no tienen suficiente información.

Hay que hablarles, observarles y vivir con ellos, siguiendo de cerca sus emociones. Dialogar y escuchar, en sexualidad y en todos los aspectos de la adolescencia son dos de los aspectos más fundamentales para conseguir que sea sana, emotiva y feliz.

Una buena salud sexual se refiere a la posibilidad de tener una vida sexual segura y satisfactoria, además de poder conocer y utilizar métodos anticonceptivos seguros y la protección necesaria para evitar adquirir enfermedades de transmisión sexual.

Prevención de las enfermedades de transmisión sexual

Las enfermedades de transmisión sexual, son un grave problema de salud pública por su incidencia y prevalencia mundial y por las repercusiones que tiene sobre la salud, sobre todo en las poblaciones más desfavorecidas y vulnerables: adolescentes, niños y niñas, mujeres y en especial en los países más pobres.

Con este nombre se agrupan más de 30 enfermedades diferentes, que solo tienen en común la transmisión durante las relaciones sexuales orales, genitales o anales

La infecciones de transmisión sexual más frecuentes son: sífilis, gonorrea, clamydiasis y tricomoniasis (actualmente, curables con tratamientos antibióticos) y hepatitis B, virus del herpes simple (VHS), VIH y virus del papiloma humano (HPV), ante las que solo disponemos por el momento de tratamientos sintomáticos que atenúan, demoran y modifican los síntomas o la enfermedad.

La prevención es la herramienta fundamental para evitar la propagación y el diagnóstico y tratamiento precoces y así para evitar o mitigar complicaciones y secuelas.

La educación sexual, es la herramienta fundamental de prevención, ya que al proporcionar a los jóvenes conocimientos y valores para poder vivir su sexualidad plena y sin riesgos para la salud.

Las ITS se propagan de manera creciente, porque muchas de ellas cursan de manera asintomática o con leves malestares en el aérea genital que puede desaparecer incluso sin tratamiento, aunque la infección permanece de manera latente.

Las estrategias de prevención recomendadas incluyen, además de evitar las conductas sexuales de alto riesgo, incorporar prácticas sexuales protegidas o practicar sexo seguro (relaciones sexuales sin penetración, utilización del preservativo).

El preservativo masculino o femenino protege adecuadamente la zona genital de exposición a cualquier agente infeccioso, sea virus, bacteria o protozoo. Es importante tener en cuenta que se encuentran fuera de protección las áreas no cubiertas, vulva, región perianal, pubis, en las que el contagio se da por rozamiento de áreas no protegidas, como es el caso de herpes vulvar, condilomas genitales, moluscum contagiosos, sarna o pediculosis pubis, estas enfermedades, en cualquier caso, son fácilmente diagnosticables por su sintomatología y son visibles para el propio sujeto que las padece.

Prevención del embarazo en las adolescentes

El embarazo en la adolescencia se ha convertido en un problema de salud pública con una tendencia a aumentar.

El embarazo es uno de los riesgos de practicar sexo no seguro y es más probable que se acompañe de complicaciones cuando ocurre en adolescentes, ya que desde el punto de vista físico la joven no ha culminado su proceso de desarrollo, lo que le puede llevar a competir con el feto por los nutrientes.

La mejor forma de prevenir los embarazos en adolescentes es evitando la actividad sexual precoz. Cuando ésta ya se haya iniciado, debe optarse por el uso adecuado de los métodos anticonceptivos.

No existe el anticonceptivo ideal que puedan utilizar todas las personas. Según las peculiaridades físicas, de salud, la frecuencia de relaciones coitales, etc. habrá que elegir el anticonceptivo más adecuado, por lo que es recomendable hacerlo siempre con la orientación del médico.

Atención de la adolescente embarazada

Las adolescentes embarazadas deben recibir apoyo y cuidados por parte de sus familias durante y después del embarazo. Deben cuidarse su alimentación y el control médico de su embarazo para prevenir la aparición de complicaciones, especialmente el parto prematuro y bajo peso del recién nacido al nacer. Igualmente deben recibir apoyo, orientación y asistencia médica durante la lactancia.

Estas jóvenes deben ser orientadas en materia de salud sexual y planificación familiar para que puedan contar con herramientas que les ayuden a prevenir nuevos embarazos. También es necesario orientarlas y apoyarlas para que puedan alcanzar medios de subsistencia que les ayuden a hacerle frente a su nueva situación.

Orientación sexual

Durante la adolescencia es posible que los hijos no quieran compartir sus inquietudes sexuales con la familia. Mantener una mentalidad abierta hará que el adolescente confíe y comunique sus dudas y preocupaciones a sus padres cuándo lo necesite. Aunque se debe respetar su intimidad, esto no significa "hacer oídos sordos", deben saber que se están enfrentando a muchas decisiones nuevas y que los padres siguen siendo una figura esencial para ellos.

Algunos padres pueden encontrarse con que al llegar a la adolescencia tu hijo muestre una orientación sexual hacia su mismo sexo. Esta situación es muy difícil tanto para los hijos como para los padres.

Este es un tema que hay que conversar con los jóvenes, evaluar cuáles son sus creencias y cómo se sienten con su orientación sexual, en ocasiones los jóvenes no se sienten cómodos o listos para asumir una orientación hacia su mismo sexo por lo que postergan este hecho hasta llegar a la edad adulta.

Puede ser necesario buscar ayuda profesional para manejar esta situación y aprender a crearle un entorno seguro. Es importante no crear etiquetas y tampoco obligarlo a tener una orientación que no es la suya. Hay que respetar esta situación e incluso el momento y la forma en que tu hijo desea comunicarla a los demás.



Bibliografía

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  • www.familiaysalud.esEste enlace se abrirá en una ventana nueva. AEPAP

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