Hemorroides

El tejido hemorroidal se encuentra situado alrededor del canal anal, y es un componente fisiológico de la anatomía humana. Se trata de un engrosamiento de la submucosa del canal anal que contiene una combinación de vasos venosos y arteriales, musculatura lisa y tejido de sostén que actúa a modo de almohadilla y que contribuye a un cierre más efectivo del ano.

Con el tiempo estos tejidos pierde su estructura, se agrandan y vuelven flácidos, de manera que pueden sangrar o prolapsar (protruir) a través del ano. Cuando esto ocurre, podemos decir que tenemos hemorroides. Las hemorroides es sin duda la patología anal más frecuente y se estima que más del 50 % de la población presenta en algún momento de su vida algún síntoma hemorroidal.

¿Cómo puedo saber si tengo hemorroides?

El síntoma más frecuente y con el que primero suelen manifestarse es la rectorragia o sangrado anal, aunque también pueden producir prolapso (protrusión a través del ano), picor y episodios de inflamación con mayor o menor dolor y palpación de bultos anales. Sin embargo, dado que otras enfermedades pueden dar la misma o parecida sintomatología, es obligado confirmar la sospecha de padecer hemorroides consultando a un especialista.

En todos los casos debe llevarse a cabo una correcta inspección y exploración anorrectal para confirmar la existencia de las hemorroides y descartar otras patologías que podrían ir asociadas, así como excluir otras causas de sangrado o dolor anal, en especial la posibilidad de presentar tumores rectales o enfermedades inflamatorias.

Si tengo hemorroides, ¿tengo que operarme?

La visita al especialista sirve en primer lugar para confirmar el diagnóstico, pero así mismo también para valorar el grado de las hemorroides. No existe un tratamiento único para todas las hemorroides ni todos los pacientes con hemorroides deben ser operados. Dependiendo de la severidad de la clínica y del grado de las hemorroides existen diferentes opciones terapéuticas, todas ellas con buenos resultados si están bien indicadas.

Tratamiento no quirúrgico

En primer lugar y de obligado empleo como tratamiento asociado a todo tipo de hemorroides independientemente de la terapia utilizada, debe instaurarse un tratamiento dietético consistente en ingerir una cantidad mínima de fibra y abundantes líquidos. El tratamiento tópico con las diversas cremas y pomadas existentes en el mercado sirve para disminuir las molestias reduciendo el edema y la inflamación pero no curan y, en ningún caso deben aplicarse de forma habitual ya que su uso continuado puede provocar dermatitis anal y atrofia cutánea. Para las hemorroides de menor grado (I y II) existen una serie de métodos no quirúrgicos (inyección de sustancias esclerosantes o ligadura con bandas elásticas) que, realizados en diversas sesiones, consiguen con escasas molestias la resolución de las hemorroides.

Tratamiento quirúrgico

En aquellos casos de hemorroides grado III y IV, más sintomáticas, es cuando se indicará tratamiento quirúrgico.

¿Existe más de una opción quirúrgica?

La cirugía de las hemorroides, y en general toda la cirugía anal, soporta el tópico injusto de un postoperatorio intensamente doloroso que hoy en día no se ajusta a la realidad. Si bien es cierto que, dada la rica inervación de esta zona, cualquier proceso inflamatorio a dicho nivel, sea quirúrgico o no, conlleva a unas molestias que en otras zonas serían menores. En los últimos años debido a los progresos en las técnicas quirúrgicas y métodos utilizados y la disponibilidad de mejores analgésicos y medicación antiinflamatoria hacen que el postoperatorio haya cambiado drásticamente . En cuanto a la técnica quirúrgica en sí, a la cirugía convencional con tijera o bisturí eléctrico se le han añadido recientemente el uso de otras fuentes de energía como los ultrasonidos (bisturí harmonico) o la mucosectomía con grapadora mecánica (PPH o Procedimiento de Longo). El láser quirúrgico no ha demostrado que suponga menor dolor en el postoperatorio ni acortar el tiempo de cicatrización de las heridas. En cualquier caso, en nuestro equipo ofrecemos un tratamiento individualizado para cada paciente que se inicia desde el primer contacto con el mismo, al realizar un completo estudio y valoración de las necesidades y diferentes opciones terapéuticas de las que se pueden beneficiar, estando en disposición de ofrecer todo el abanico de tratamientos, para conseguir el tratamiento y resultados ideales para cada paciente.