La ergometría o prueba de esfuerzo es una de las pruebas más ampliamente utilizadas en cardiología. Se emplea para el estudio de síntomas comunes como el dolor o molestias en el pecho o la sensación de falta de aire.

Consiste en hacer andar al paciente en una cinta móvil. De manera progresiva (habitualmente cada 3 minutos) se incrementan la velocidad y la pendiente de la cinta. Se colocan en el pecho los cables del electrocardiograma y se mide la tensión arterial varias veces durante la prueba.

Al final de la prueba, que se interrumpe al alcanzar una frecuencia cardiaca determinada o en caso de cansancio o aparición de síntomas importantes durante el esfuerzo, el cardiólogo presente obtiene una amplia información sobre el comportamiento del corazón con el esfuerzo. Verá si se altera el electrocardiograma, si sube excesivamente la tensión, además de valorar la capacidad de ejercicio y forma física del paciente. Eso permitirá hacer un diagnóstico preciso, guiar el tratamiento o decidir si el paciente necesita otras pruebas como el cateterismo cardiaco.

Para los pacientes de mayor edad o con ciertas limitaciones para andar existen protocolos más suaves (con menor velocidad y pendiente de la cinta) que facilitan concluir la prueba.