Algunas personas no consiguen adaptar su ritmo de sueño o sus necesidades, y no pueden dormir en las horas en que les sería posible hacerlo. Esto puede ser debido a horarios irregulares de trabajo, como por ejemplo los turnos de trabajo rotatorios, o a malos hábitos. Pero también puede ser debido a una alteración del reloj biológico interno, el llamado síndrome de retraso de fase, muy frecuente en adultos jóvenes. Algunas quejas de insomnio o somnolencia diurna excesiva son en realidad debidas a estas causas, que tienen un tratamiento específico.