Son alteraciones episódicas del comportamiento que sobreviven mientras el paciente duerme. Las más frecuentes son las pesadillas, los terrores nocturnos, la enuresis, el sonambulismo, los somniloquios y el bruxismo. Aunque son más frecuentes en los niños y suelen desaparecer en la adolescencia, pueden ocurrir a cualquier edad y son de naturaleza desconocida. En algunos casos es importante diferenciar estos trastornos de lo que podrían ser crisis epilépticas nocturnas.