deshidratadadeshidratada

Pues bien, las frutas deshidratadas, cada vez están más de moda, son frutas a las que se le han sometido a un proceso de secado para eliminar su contenido en agua. Es una técnica que se utilizaba antiguamente para evitar que la fruta se estropease y así poder obtener fruta durante todo el año. Además, se consigue alargar la vida útil del alimento, ya que es más difícil el crecimiento de determinados microorganismos.

Deshidratar la fruta en casa es fácil, solamente tenemos que encender el horno, cortar la fruta en láminas finas y hornearlas. De esta forma, nos garantizamos que el alimento que vamos a consumir sea solo fruta y no se le ha añadido ningún ingrediente más, a diferencia de lo que puede pasar en la fruta deshidratada comercial, como por ejemplo el uso de potenciadores del sabor. Por eso, siempre recomiendo que se lean bien las etiquetas de estos alimentos y la lista de ingredientes.

El contenido en nutrientes es similar al de la fruta fresca, pero al extraer el agua están más concentrados todos los nutrientes como el azúcar, vitaminas, minerales. Los únicos nutrientes que se pierden son las vitaminas hidrosolubles.

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Comparando el mismo peso de una fruta fresca y una fruta deshidratada, en la deshidratada el contenido en nutrientes se habrá multiplicado a consecuencia también de la eliminación de agua y esa concentración de nutrientes.

Otro aspecto que también se modifica, aunque no desde el punto de vista nutritivo, son las propiedades organolépticas. Se producen cambios de color por las reacciones de pardeamiento (fruta "más tostada"), en el sabor por la concentración de azúcar y nutrientes, y, también en la textura.

En cuanto al valor energético de ambas frutas es el mismo, pero es cierto que normalmente se corre el riesgo de consumir más cantidad del producto deshidratado y, por lo tanto, más calorías de las necesarias. Por ejemplo, "una ración de fruta desecada (25 gramos), equivale a 100 gramos de fruta fresca, por lo que consumir 100 gramos de fruta deshidratada equivaldría a comer unas 4 manzanas frescas y, por consiguiente, consumir unas 150 kcal extra".

En resumen, los dos tipos de fruta pueden ser saludables siempre que los consumamos de una forma adecuada. Por ejemplo, las frutas deshidratadas podrían ser una excelente opción para personas deportistas, ya que tienen un alto contenido energético. Pero, por el contrario, en el caso de los diabéticos, no sería aconsejable su consumo por el riesgo de consumir más azúcar del necesario, pero, en caso de consumirlas lo ideal es tomarlas acompañadas de un alimento proteico y grasa, ya que de esta forma la digestión es más lenta y su vaciado en el estómago también.

Lo que sí hay que tener en cuenta que las frutas deshidratadas no sustituyen a las raciones de fruta fresca que deben consumirse a diario.