Es muy común escuchar frases como "una copa de vino al día es saludable", "el consumo moderado de alcohol tiene efectos beneficiosos para la salud", "un chupito después de comer es digestivo", "la cerveza previene el cáncer", etc., etc. Son algunos de los mantras más repetidos en todo tipo de conversaciones: familiares, laborales... Sin embargo, como asegura Elena de la Fuente, nutricionista del Hospital Quirónsalud San José, "todos aquellos mensajes que relacionan el consumo de alcohol con la prevención de enfermedades cardiovasculares y otros beneficios sobre la salud hay que tomárselos con mucha prudencia".

Y ello porque, subraya la especialista, se sostienen sobre estudios aislados, observacionales, que miden los beneficios de unos compuestos específicos pero que no tienen en cuenta otras variables como el estilo de vida, el tipo de dieta, la actividad física, el estrés... "Además, no entran a valorar la relación riesgo/beneficio que supone el consumo de alcohol. El vino, la cerveza y las demás bebidas alcohólicas en su conjunto no son saludables; por lo tanto no es sensato aconsejar su ingesta, aunque sea moderada y responsable. No hay ninguna cantidad recomendable de alcohol; desde el punto de vista médico no está justificado beberlo", abunda De la Fuente, que pertenece al Servicio de Endocrinología y Nutrición que dirige el doctor Esteban Jódar.

Elena de la Fuente @PATRICIA KNABEElena de la Fuente @PATRICIA KNABE

Riesgo de enfermedades

Los estudios científicos confirman que el consumo de alcohol, aunque sea reducido, aumenta el riesgo de algunas enfermedades y ciertos tipos de cáncer (colorectal, mama, faringe, laringe, esófago, boca e hígado). En este sentido, en el año 2012 la OMS publicó un documento en el que apuntaba que el alcohol es perjudicial para el sistema cardiovascular. La Comisión Europea, por su parte, advierte de que la ingesta moderada de alcohol aumenta a largo plazo el riesgo de sufrir cardiopatías. El British Medical Journal, en una revisión de la literatura científica, evaluó 56 estudios epidemiológicos para afirmar que el alcohol incrementa el peligro de experimentar eventos coronarios en todos los consumidores e, incluso, en los que lo hacen en menor medida. Además de producir miles de muertes en el mundo, está probado que su bajo consumo no genera beneficios netos en la mortalidad si se compara con la abstinencia o su ingesta ocasional.

"Por lo tanto, ante tantas evidencias, podemos asegurar que no existe un consumo seguro de alcohol y de ahí que la recomendación de la moderación sea una indicación negligente", manifiesta Elena de la Fuente, quien añade que "al final somos los consumidores los responsables de nuestras decisiones en lo que respecta al consumo de alimentos y bebidas; por eso es importante que la información que recibamos sea lo más veraz posible para que, de esta manera, podamos elegir consciente y libremente, sabiendo los beneficios y/o perjuicios de comer o beber determinados productos".

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