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La neurorradiología intervencionista (NRI) es la radiología especializada en el sistema nervioso central y periférico, médula espinal, cabeza y cuello, mediante imágenes obtenidas mediante tomografía axial computarizada (TAC), resonancia magnética nuclear (RMN), radiografía y ecografía.


Dentro de la NRI destacan, por el grado de desarrollo alcanzado, las técnicas endovasculares, siendo ya ampliamente reconocido su papel en el diagnóstico y el tratamiento de la patología vascular del sistema nervioso central.


Ventajas de la neurorradiología intervencionista


La realización de las intervenciones vasculares se realizan de forma mínimamente invasiva, es decir, sin necesidad de cirugía abierta. Se introducen de pequeños tubos para acceder a los vasos del cuello, el cerebro y médula, con el objetivo de tratar lesiones en los mismos (aneurismas, fístulas, malformaciones, estenosis (estrecheces), obstrucciones...).


Además, al realizarse a través de pequeños accesos la recuperación es más rápida, y la estancia en el hospital menor.


Tratamientos de la neurorradiología intervencionista:


  • Aneurismas Cerebrales.
  • Hematoma Subdural Crónica.
  • Malformaciones Arterio-Venosas.
  • Estenosis Carotídea Ateromatosa.
  • Fracturas Vertebrales.



- Tratamiento endovascular de aneurismas cerebrales


¿Qué es un aneurisma cerebral?


Un aneurisma es una dilatación de la pared arterial debida a un defecto en la pared de la arteria. Cuando afecta a una arteria cerebral puede romperse causando una hemorragia cerebral, denominada hemorragia subaracnoidea, causando un ictus hemorrágico o la muerte; si no se rompe puede causar un déficit neurológico debido a su tamaño por crecimiento en el tiempo, o debido a la compresión de uno o varios nervios craneales; pudiendo también permanecer asintomático a lo largo de toda la vida del paciente.


Los aneurismas cerebrales afectan más a las mujeres , en una franja de edad comprendida entre los 35 y los 70 años. Los factores de riesgo vascular habituales se asocian al riesgo de ruptura aneurismática, destacando en particular el tabaquismo.


Síntomas rotura de aneurisma


Rotura de un aneurisma


Los síntomas de un aneurisma roto se presentan rápidamente, y suele describirse como el "peor dolor de cabeza" que puedas sentir.


Los síntomas frecuentes de la rotura de un aneurisma son:


  • Dolor de cabeza severo y repentino.
  • Náuseas y vómitos.
  • Rigidez en el cuello.
  • Visión borrosa o doble.
  • Sensibilidad a la luz.
  • Convulsiones.
  • Caída del párpado.
  • Problemas para caminar.
  • Pérdida de consciencia.
  • Confusión.
  • Mareos.


El carácter hereditario de estas lesiones se considera un factor de riesgo hemorrágico. Otros factores de riesgo también son: la edad, la presión arterial, el tabaco, las drogas y el consumo excesivo del alcohol.


Tratamiento de una rotura de aneurisma


Existen dos opciones frecuentes de tratamiento para la rotura de un aneurisma cerebral, la cirugía por craneotomía y la embolización vascular (más común).


¿En qué consiste el tratamiento endovascular ("embolización")?


La intervención es efectuada por neurointervencionistas expertos, bajo anestesia general, y en un equipo de rayos X de alta tecnología específico para este tipo de intervenciones, teniendo siempre en cuenta la salud del paciente.


El acceso al aneurisma se realiza a través de las arterias. Para ello se introduce un tubo fino y flexible de plástico (catéter) en la arteria femoral (situada en la ingle) y asciende por el interior de la arteria aorta hasta alcanzar las arterias del cuello que nos conducirán hasta las intracraneales. Si el acceso a través de la arteria femoral no fuese posible se utilizaría otra arteria en el brazo o en el cuello.


A través del primer catéter se introduce un tubo más fino y flexible (microcatéter) para alcanzar el interior del aneurisma que se va a tratar. A través del microcatéter se introducen espirales de platino (coils) que sucesivamente irán ocupando lugar dentro del aneurisma hasta obtener una oclusión del mismo que impida la entrada de sangre en su interior evitando una nueva ruptura del aneurisma. En algunos casos más complejos será necesario el uso de otros dispositivos como despliegue de mallas de remodelaje, inflado de balones o implantación de mallas permanentes (stents, dispositivos intravasculares).


TRATAMIENTO NEURORRADIOLOGÍA INTERVENCIONIASTA TORREVIEJA QUIRONSALUDTRATAMIENTO NEURORRADIOLOGÍA INTERVENCIONIASTA TORREVIEJA QUIRONSALUD


- Hematoma Subdural Crónico (HSDC): una patología cerebrovascular


Tratamiento endovascular mediante la embolización de la Arteria Meníngea Media


¿Por qué se produce un hematoma subdural?


Cuando sucede un traumatismo craneal (aunque sea menor) se desencadena un fenómeno inflamatorio que afecta sobretodo a la capa que limita internamente a una de las cubiertas meníngeas del cerebro: la duramadre. En esa inflamación destaca sobretodo la formación de nuevas membranas con la aparición de capilares muy frágiles que darán lugar a microhemorragias desencadenándose una cascada de acontecimientos inflamatorios que darán lugar a la hemorragia subdural y consecuentemente a mas inflamación y a más sangrado.


Síntomas del del Hematoma Subdural Crónico


En los pacientes de edad avanzada (frecuentemente anticoagulados y/o antiagregados) cuando no hay un déficit neurológico focal, la presencia de múltiples síntomas (déficit cognitivo, cefalea, comicialidad, inestabilidad de la marcha, disfunción del habla) presentes en esta patología se asocian a la edad y al envejecimiento cerebral, no tomando en muchos casos las medidas diagnósticas adecuadas.


Si hablamos de los síntomas generales del Hematoma Subdural Crónico dependerá del tamaño y donde presiona el cerebro, aunque algunos pacientes no presentan síntomas:


  • Confusión o coma.
  • Disminución de la memoria.
  • Dificultad para hablar o deglutir.
  • Dificultad para caminar.
  • Somnolencia.
  • Dolores de cabeza.
  • Convulsiones.
  • Debilidad o insensibilidad en brazos, piernas o rostro.

¿Cuál es el tratamiento del HSDC?


El tratamiento predominante ha sido la cirugía (trépano/craneotomía) que es mandatoria cuando existe un compromiso cerebral con repercusión clínica subsidiaria de tratamiento urgente.

El tratamiento médico conservador, reservado a pacientes con hematoma subdural crónico sin focalidad neurológica no ha obtenido los resultados deseados.


El tratamiento endovascular mediante la embolización de la arteria meníngea media se plantea como una alternativa terapéutica ya sea de primera intención o en asociación a la cirugía y al tratamiento médico, para aquellos pacientes que sufren un hematoma subdural crónico y en particular para aquellos con comorbilidad significativa y contraindicación para la cirugía.


¿En qué consiste el tratamiento endovascular ("embolización")?


El acceso a la vascularización del HSDC se realiza a través de las arterias que nutre a la duramadre (principalmente la arteria meníngea media). El proceso de embolización, es igual que en el caso del aneurisma. Con la diferencia de que através de las arterias del cuello ascenderemos hasta las arterias meníngeas y a través del microcatéter se inyectará un líquido embolizante con el objetivo de desvascularizar la región elegida de la duramadre. En ocasiones podría ser necesario asistir a ese tratamiento con otros dispositivos para asegurar la seguridad y la eficacia del tratamiento (principalmente espirales de platino - "coils"-).


- Tratamiento endovascular de malformaciones Arterio-Venosas (Mav)


- ¿Qué es una MAV?


Una MAV se caracteriza por un complejo de vasos anormales cuyo elemento central ("nido") esta formado por un grupo de arteriolas que son alimentadas por arterias circundantes estando directamente conectadas sobre venas dilatadas y tortuosa a través de las cuales desagua la MAV.


Las MAV son de carácter congénito y salvo entidades clínicas poco frecuentes no tienen carácter hereditario.


La manifestación más grave de una MAV es la hemorrágica. Otras manifestaciones clínicas de una MAV son entre otras: la epilepsia; el déficit neurológico provocado por el "robo" de sangre que realiza la MAV a territorios cerebrales de vecindad; y otros síntomas como la cefalea, o la alteración de la memoria y/o de la capacidad intelectual.


El tratamiento puede ser único o combinado, siendo tres los procedimientos posibles: embolización, cirugía y radiocirugía (una forma de radioterapia hiperselectiva sobre la lesión). De las tres modalidades de tratamiento la radiocirugía se utiliza excepcionalmente en pacientes que han presentado una hemorragia aguda, debido a que dicho tratamiento necesita de un tiempo medio de dos años para alcanzar la efectividad de la radiación. Además de estas tres modalidades de tratamiento en el caso de que la MAV no haya sangrado cabe una cuarta posibilidad terapéutica que es la abstención de tratamiento en función de las características de la MAV. Todo ello será evaluado y valorado por un equipo multidisciplinario de forma individualizada en cada paciente.


¿En qué consiste el tratamiento endovascular ("embolización")?


El acceso a la MAV se realiza a través de las arterias y en ocasiones y de forma simultánea a través de las venas. Para ello introduciremos un tubo fino y flexible de plástico (catéter) en la arteria femoral (situada en la ingle) y ascenderemos por el interior de la arteria aorta hasta alcanzar las arterias del cuello que nos conducirán hasta las arterias intracraneales. Si el acceso a través de la arteria femoral no fuese posible utilizaríamos otra arteria en el brazo o en el cuello. En caso de necesitar un acceso venoso lo haremos a través de la vena femoral (situada también en la ingle al lado de la arteria femoral) o a través de las venas del cuello (vena yugular), o excepcionalmente a través de las venas del brazo (vena basílica).


A través del primer catéter introduciremos un/os tubo/s más fino/s y flexible/s (microcatéter/es) para alcanzar las arterias y/o las venas que alimentan y/o desaguan la MAV que vamos a tratar. A través del microcatéter/es inyectaremos un líquido embolizante con el objetivo de "sellar" la MAV. En ocasiones podría ser necesario asistir a ese tratamiento con otros dispositivos para asegurar la seguridad y la eficacia del tratamiento (principalmente espirales de platino - "coils"-, catéteres-balón, y/o mallas intravasculares - "stents"-).


- Tratamiento endovascular de la estenosis carotídea ateromatosa


El ictus cerebral isquémico provoca un considerable impacto económico y social en nuestro medio, siendo la ateromatosis carotídea la principal responsable en el 20-25% de los casos suponiendo el subtipo de ictus con la tasa más elevada de recidivas.


En España, el ictus es la primera causa de mortalidad en mujeres y la segunda en varones, siendo la principal causa de discapacidad de ambos géneros. Se trata además de la segunda causa de demencia, por detrás de la Enfermedad de Alzheimer.


La revascularización carotídea, corrigiendo el estrechamiento (estenosis) que provoca la ateromatosis, es una práctica clínica establecida en la prevención primaria y secundaria del ictus que tiene su origen en dicha ateromatosis.


Las dos técnicas más habituales de tratamiento son la trombo-endarterectomía carotídea mediante exposición directa de la carótida a nivel del cuello, y la angioplastia y stent carotídeo, que se realiza por vía endovascular percutánea. Todo ello será evaluado y valorado por un equipo multidisciplinario de forma individualizada en cada paciente.


¿En qué consiste el tratamiento endovascular (angioplastia con stent)?


Para llevar a cabo el procedimiento introduciremos un tubo fino y flexible de plástico (catéter) en la arteria femoral (situada en la ingle) y ascenderemos por el interior de la arteria aorta hasta alcanzar la arteria carótida común a nivel del cuello y que da paso a la carótida interna que tiene la estenosis a nivel del cuello. Si el acceso a través de la arteria femoral no fuese posible utilizaríamos otra arteria en el brazo o excepcionalmente abordaríamos la arteria carótida común directamente en el cuello.

A través del primer catéter, una vez confirmada la estenosis arterial y el estado de la circulación intracerebral, en la mayor parte de los casos introduciremos con la ayuda de guías ("alambres") específicas para ello un sistema de protección cerebral que nos permita proteger el cerebro, durante la intervención, de posibles desprendimientos de fragmentos de la placa ateromatosa mientras trabajamos sobre ella.

Si es necesario dilataremos con un balón hinchable la estenosis (angioplastia) para facilitar el paso de la malla (stent) que vamos a desplegar con el objetivo de restablecer el calibre normal de la arteria al máximo posible y proporcionarle a la arteria un "andamiaje" estable en el tiempo. Para ello, si se estima necesario, una vez desplegado e implantado el stent realizaremos una nueva angioplastia para aposicionar adecuadamente el stent sobre la arteria. Posteriormente y si los controles radiológicos "in situ" son satisfactorios procederemos a la retirada del sistema de protección cerebral y tras realizar los controles radiográficos finales, de la arteria tratada y de la circulación intracerebral, daremos por finalizado el tratamiento.


- Tratamiento percutáneo de las fracturas vertebrales (vertebroplastia y cifoplastia)


Causas y consecuencias de una fractura vertebral


Sin obviar el resto de causas de fracturas vertebrales (accidentes, tumores malignos, algunos tumores benignos), la más frecuente es la relacionada a la debilidad de los huesos que produce la osteoporosis, destacando de entre todos los síntomas que aparecen el intenso dolor que generan; y destacando también de todas las consecuencias de esas fracturas la deformidad de la columna y el encorvamiento que se produce en muchas ocasiones.

Además, el intenso dolor que producen estas fracturas obliga a estos pacientes a guardar reposo y recurrir a analgésicos cada vez más potentes acarreando complicaciones unidas a los efectos secundarios a la toma de esos analgésicos, y al reposo prolongado que puede empeorar la osteoporosis aumentando el riesgo de trombosis venosas, de pérdida de masa muscular y de cuadros depresivos.


Tratamiento de las fracturas vertebrales


Si no hay deformidad grave de la columna o compromiso de la médula espinal que obligue a una cirugía abierta, dos son los tipos de tratamiento. El primero es el tratamiento conservador mediante reposo, analgésicos y corsé ortopédico. Y el segundo consistiría en la inyección de un cemento líquido en el interior del cuerpo vertebral cuando el cuadro doloroso sigue siendo intenso a pesar del tratamiento conservador. Está técnica se llama vertebroplastia.

La liberación térmica del cemento líquido inyectado hace que con esa liberación de calor se destruyan las terminaciones nerviosas en el interior del cuerpo vertebral reduciendo por ese mecanismo de acción y de forma significativa el dolor que presenta el paciente. Además, una vez que el cemento se endurece se genera una mayor estabilidad de la vértebra fracturada.


Cuando la inyección del cemento, si fuese necesario, se ayuda del "levantamiento" del cuerpo vertebral mediante dispositivos metálicos permanentes o balones no permanentes estaremos ante la segunda técnica de inyección de cemento llamada cifoplastia.


Como se realiza una vertebroplastia y una cifoplastia.


El procedimiento se realiza generalmente mediante anestesia local y frecuentemente bajo raquianestesia. Es muy poco habitual efectuar este tipo de procedimientos bajo anestesia general, que solo estaría justificada por circunstancias clínicas particulares del paciente que así lo aconsejaran.

En todo caso, los facultativos responsables de la intervención informaran previamente al paciente y a su familia de forma completa y precisa sobre los riesgos del procedimiento que nunca deberán ser superiores a los de la abstención de tratamiento.


Con el paciente situado boca abajo en la mesa de intervención y guiándose con equipos digitales de rayos X de alta precisión, se introducen las agujas en el cuerpo de la vértebra fracturada a través de las cuales inyectaremos el cemento líquido anteriormente citado. En caso de cifoplastia utilizaremos la misma técnica de abordaje para introducir los dispositivos necesarios antes de la inyección del cemento líquido.


Una vez que el cemento haya solidificado y fraguado retiraremos todo el material realizando un control radiológico final inmediato en la misma sala en la que hemos llevado a cabo el procedimiento.


Neurorradiología Intervencionista en Torrevieja Quirónsalud


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