La fresa silvestre europea (Fragaria vesca) se consume desde época prehistórica y tenemos referencia de ella en escritos de Plinio, Ovidio y Virgilio. Sus propiedades medicinales se empezaron a utilizar en el siglo XIII, y se dice que fué Raimond Llull el primero en recomendar las fresas para el tratamiento de gran número de afecciones y especialmente para combatir la anemia de las jóvenes y devolver la juventud a las mujeres maduras

Las fresas cultivadas se obtuvieron a partir de cuatro especies: la fresa silvestre que es nativa de las montañas de América y las Antillas. La fresa escarlata o fresa de Virginia es nativa del este de América del Norte y se introdujo en Europa durante el siglo XVII. La fresa de playa o fresa de Chile procede de las regiones montañosas del hemisferio occidental. La última especie se parece a la fresa silvestre, común en Europa central, dio origen por hibridación a las variedades europeas de frutos más gruesos llamados fresones.

Cuenta la leyenda que Venus lloró copiosas lágrimas por la muerte de Adonis, que llegadas a la tierra se transformaron en pequeños corazones rojos: las perfumadas fresas.

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Las fresas con tan solo 43 kcal/100 grs, antioxidantes, vitamina C, A, acido fólico flavonoides y manganeso, son un alimento muy saludable del que podemos disfrutar para tener una vida más sana.

Las fresas contienen antocianina, que les da el color rojo caracteristico y es un potente antioxidante. Poseen también propiedades antiinflamatorias por lo que se puede utilizar en enfermedades como la osteoartritis.

La combinación de agentes antioxidantes y antiinflamatorios que se encuentran en las fresas son también conocidos en la lucha contra la aparición de muchos tipos de cáncer. Gracias a la vitamina C, el ácido fólico y los flavonoides como la quercetina y el kaempferol, las fresas son una defensa contra las células potencialmente cancerosas.

Una taza de fresas contiene el 136% de la dosis diaria recomendada de vitamina C, un antioxidante eficaz que puede ayudarnos a rebajar nuestra presión arterial, garantizar un sistema inmunológico saludable y evitar el desarrollo de enfermedades oculares relacionadas con la edad, como las cataratas y la degeneración macular.

El manganeso, un nutriente esencial que actúa como un poderoso agente antioxidante y anti-inflamatorio. Al aumentar los niveles de superóxido dismutasa (SOD), la enzima responsable de la protección de las mitocondrías que se exponen al oxígeno, el manganeso no sólo ayuda a combatir la batalla contra los radicales libres y el estrés oxidativo, sino que también reduce la inflamación celular, otra de las numerosas causas de las enfermedades cardiovasculares. También ayuda en el desarrollo de los huesos y en el mantenimiento de una estructura ósea adecuada. El potasio, la vitamina K y el magnesio en las fresas son también importantes para la salud ósea.

También es recomendable durante la menopausia ya que la vitamina C ayuda a reducir los sofocos y otros síntomas de la menopausia.

La fibra dietética de las fresas ayuda a mantener una digestión normal. También disminuye la presión arterial y nos ayuda a comer mejor.